FOCAS
Y LEONES MARINOS
¿Quién es quién?
Una historia sobre focas, leones marinos y seres humanos
Por Carmen M. Arija (texto y fotos) / Directora y Docente de Sea
Wolves (www.seawolves.es)
Debido a mi trabajo en Sea Wolves suelo visitar muchos parques
zoológicos a lo largo del mundo y, en ellos, siempre asisto a las
demostraciones que se realizan con distintos tipos de animales:
aves rapaces, aves exóticas, cocodrilos, serpientes, orcas,
delfines, leones marinos, etc. Dichas demostraciones cuentan con
tres funciones primordiales además de entretener a los visitantes:
la primera es mostrar las capacidades físicas de cada uno, por
ejemplo la velocidad de los halcones o la increíble fuerza y
destreza de los delfines. La segunda consiste en sensibilizar al
público sobre los problemas de conservación no sólo de los
animales sino también de los ecosistemas en los que viven. La
tercera y última es la de educar: transmitir información de forma
sencilla y amena para que el público conozca los aspectos más
importantes sobre cada especie, su forma de vida y sus costumbres.
A pesar del grandísimo esfuerzo del departamento educativo de cada
parque así como de cuidadores y animales, hace años que siento que
este último objetivo suele fracasar estrepitosamente en algunos
casos.
El más llamativo es el de los leones marinos. Por costumbre, suelo
sentarme en las gradas un rato antes de la hora de comienzo del
espectáculo y observar a las personas que van ocupando las
diferentes posiciones. En su mayoría son familias con niños. Los
papás, emocionados, explican a sus peques que van a ver a las
“focas”, a pesar de los llamativos carteles distribuidos por toda
la instalación donde claramente dice “Leones marinos de
Patagonia”, “Otarios de la Patagonia”, “Leones marinos
californianos” u “Osos marinos” de la clase que sean. Pero lo que
más me entristece no es eso sino lo que sucede después de los 20 ó
30 minutos que suele durar la demostración y de las clarísimas
explicaciones sobre porqué esos animales son leones marinos y no
focas, porqué unos caminan a “cuatro patas” y otros se arrastran,
etc. Entre el revuelo de personas que abandonan la instalación
suele escucharse: “¿os han gustado las focas?”, “qué divertidas
las focas, ¿verdad?” o “¿quieres una foto con la foquita?”. Estas
frases suelen estar protagonizadas por adultos y siempre me hacen
sentir la misma sensación de estar rodeada por persona que tiene
los oídos cerrados, que sólo acuden a un parque zoológico a pasar
un buen rato y llevarse unas fotos bonitas. ¿Cómo podemos hacer
calar la importancia de la conservación de nuestra fauna y
ecosistemas en una sociedad con oídos cerrados?
Entonces aparece un rayo de esperanza. Un niño replica “no son
focas, papá, son leones marinos” y su padre responde “perdona,
hijo, el león marino”. Y es en ese momento cuando suelo ver con
absoluta claridad que no son los animales, ni los cuidadores, ni
aquella voz que explica tantas cosas por megafonía los que tienen
el poder de transmitir esos valores a quien no está interesado en
ellos. ¡Sois vosotros! Niños, chavales, jóvenes, personas de
cualquier edad con los oídos y la mente abierta, vosotros sois
quienes podéis y debéis mostrar a otros no sólo qué es una foca y
qué un león marino, sino también porqué su existencia es básica en
el frágil equilibrio de este mundo. Por eso, vamos a jugar juntos
a un particular “quién es quién”, de forma que todos podamos
sumarnos a esa voz que dice “no son focas, papá, son leones
marinos”.
Empezaremos diciendo que hoy vamos a hablar de pinnípedos: un
grupo de mamíferos que, aunque descansan y crían en tierra o sobre
el hielo, se alimentan y desplazan en el mar. La palabra pinnípedo
proviene del latín pinna (=aleta) y pedis (=pie) y hace referencia
a la transformación de los brazos y piernas de estos animales en
aletas que les permiten moverse con gran eficacia en el agua.
Existen tres tipos distintos de pinnípedos, que en Biología
llamamos familias: las focas, las morsas y los otáridos (leones y
osos marinos). Aunque todos ellos están emparentados, son
diferentes entre sí de la misma forma que un chimpancé está
emparentado con nosotros pero chimpancés y humanos no somos lo
mismo.
De los tres tipos o familias de pinnípedos, las morsas son las más
fáciles de identificar. Imagino que todos vosotros las
reconoceréis sin problemas, ¿verdad? No sólo es uno de los
pinnípedos de mayor tamaño, sino que posee unos colmillos que
pueden superar el metro de longitud y que la hacen inconfundible.
Como detalles, podéis fijaros en la grandísima cantidad de
vibrisas o bigotes que tienen en el hocico y en las variaciones
que sufre su coloración, de parda o anaranjada a blanquecina,
cuando se sumergen en aguas muy frías. Esto se debe a que el frío
reduce el riego sanguíneo de la piel, que a falta de sangre va
volviéndose más pálida.
Bien, todos reconocemos a las morsas, sin embargo,
¿tenemos
igual de clara la forma de identificar focas y leones marinos? Veremos
tres aspectos fundamentales en los que debemos fijarnos para
distinguirlos sin duda alguna: las orejas, las aletas anteriores y
la forma de moverse tanto en tierra como dentro del agua.
Comencemos retomando un nombre que he citado unas líneas más
arriba: otárido. Quizá lo hayáis escuchado alguna vez o quizá no,
pero es un término que hace referencia al grupo de pinnípedos
formado por leones y osos marinos. Significa “con orejas” ya que
tanto unos como otros poseen unas pequeñas orejitas o pabellones
auditivos externos. No penséis en unas orejas como las nuestras,
sino mucho más chiquititas y menos llamativas, pero perfectamente
visibles si los animales no se encuentran muy lejos. Las focas,
por el contrario, carecen completamente de orejas y, en su lugar,
simplemente presentan un agujerito, el orificio del oído.
Como las orejas pueden resultar difíciles de ver, especialmente
cuando los animales no están tan cerca, vayamos a algo mucho más
evidente: las aletas anteriores. En las focas son cortitas y están
provistas de fuertes garras, mientras que en los otáridos son muy
largas y no tienen uñas.
La tercera y última gran diferencia es la forma de moverse no sólo
en tierra sino también dentro del agua. Comencemos por la
locomoción en el exterior. Los otáridos son animales muy flexibles
y con una gran movilidad, mientras que las focas son más rígidas,
más gordas y mucho más “torpes” en tierra. Así, un león marino
puede levantar su cuerpo sobre sus cuatro extremidades y caminar,
mientras que una foca debe arrastrarse por el suelo mediante
movimientos ondulatorios, dando una especie de impulso con las
aletas anteriores, el pecho y la cabeza que se extiende a lo largo
del cuerpo.
En tierra, podremos ver un otárido tumbado, descansado,
pero jamás veremos a una foca a cuatro patas o sentada sobre su
trasero ya que son completamente incapaces de adoptar esa
posición.
En el agua también se mueven de forma diferente: los leones y osos
marinos utilizan sus grandísimas aletas anteriores para
impulsarse, moviéndolas de arriba abajo como si volaran a través
del agua. Las focas, por el contrario, se propulsan moviendo las
extremidades posteriores hacia los lados, al compás de la cadera,
mientras mantienen las anteriores pegaditas al cuerpo.
¿Lo tenemos todos claro?
Focas: animales gorditos, sin orejas, con grandes garras en
las aletas anteriores, que se arrastran por el suelo y nadan
impulsadas por el vaivén de la parte posterior de su cuerpo.
Leones y osos marinos: animales más estilizados, con
pequeñas orejitas a los lados de la cabeza y grandes aletas
anteriores, que caminan a cuatro patas y parecen volar como
pájaros en el interior del agua.
Propuesta y actividades Sea Wolves
Lugar: Local de Sea Wolves - C/Bronce, 28. Madrid
Metros: Arganzuela-Planetario (línea 6) y Legazpi (líneas 3 y 6)
Autobuses: 62, 148 y 156 (Paradas número 2905 y 2906, según
sentido)
Contacto: info.sea.wolves@gmail.com / carmen.arija@gmail.com
www.seawolves.es
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