PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
CASTILLO DE LANJARÓN, EL SECRETO DE LOS MORISCOS
Sus torres se levantan sobre un inaccesible picacho que domina los
caminos que desde la costa se adentran en la Alpujarra y las
cumbres de Sierra Nevada
En los tajos del castillo de Lanjarón viven plantas e insectos
únicos, especies que aprovechan las rocas de una atalaya que
guardó el alfanje de Aben Humeya
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
El viento del sur trae una brisa cálida con olor a marina y
plantas aromáticas. Llega hasta las piedras que aún resisten en
pie en la torre del homenaje del castillo de Lanjarón. Lo hace a
través de los valles y cauces de ríos y arroyos que bajan desde
las cumbres de Sierra Nevada y forman barrancos y vaguadas en las
que desde la prehistoria, el hombre trazó caminos para comunicar
el mar con la montaña, vías de transporte, avituallamiento y
acceso para los ejércitos, amigos y enemigos, senderos que desde
el delta del Guadalfeo ascendían entre sierras bajas para conectar
con el Valle de Lecrín, la Alpujarra y las cumbres de Sierra
Nevada, un eje que solo era posible contemplar desde las laderas
de Lanjarón y el picacho sobre el que en el siglo XIV se construyó
una pequeña fortaleza defensiva que respondía al intento de Yusuf
I y Mohamed V de fortificar algunos enclaves y cerrar los accesos
a puntos estratégicos como el Valle de Lecrín y Órgiva.. (...)
(...) ste enclave se convirtió tras la caída del Reino de Granada
en un refugio de moriscos que realizaban incursiones contra los
asentamientos cristianos en el Valle y en algunos puntos de la
Alpujarra, por lo que el propio Fernando el Católico dirigió en
1.500 las tropas que cruzaron las sierras para caer sobre el
picacho y desalojar a los insurrectos de una posición que
consideró clave para el control de toda la cara sur del macizo
nevadense. Más tarde, entre 1568 y 1570 fue un elemento básico en
el desenlace de la rebelión de los moriscos, de la guerra de las
Alpujarras, encabezada por dos musulmanes convertidos: Muhammad
ibn Umayya, llamado Hernando de Válor y Córdoba, y a
su muerte por Aben Aboo, que era Diego López de Mecina Bombarón.
La historia del castillo de Lanjarón es difusa. No era más que una
posición de vigilancia y defensa del paso hacia la Alpujarra desde
el sur, pero después de que Aben Humeya convirtiese la Taha de
Órgiva en su plaza fuerte, otorgó al picacho de Lanjarón una
importancia que no reconocen los historiadores pero sí las
leyendas que atribuyen a sus paredes el ‘honor’ de haber guardado
y protegido uno de los símbolos de la rebelión de los monfíes, la
espada del rey de las Alpujarras, el alfanje de Aben Humeya, que
permaneció oculto bajo las piedras del gran aljibe que ocupa los
sótanos de la fortaleza y del que aún quedan vestigios recuperados
tras las últimas restauraciones que se han realizado en este
enclave. Un ‘tesoro’ considerado como un secreto para los que tras
la derrota morisca fueron expulsados y viajaron al otro lado del
mar de Alborán.
El picacho se alza sobre materiales calizos entre los barrancos
del arroyo Salado al oeste y el río Lanjarón al este. Las torres
están construidas sobre la roca, con un estrecho pasillo que
accede desde la ladera en la que se sustenta la localidad de
Lanjarón. Desde el parque Salado, parte un camino ascendente que
culmina en la cara sur de la fortaleza, en unas escaleras que
suben a su torre, almenada por los cristianos y que ahora,
quinientos años después, puede recorrerse gracias a un sistema de
escaleras y plataformas metálicas ancladas en la roca y las
paredes recuperadas.
La vista se extiende hacia el sur hasta contemplar la gran
magnitud de la sierra de Lújar al sureste, las colinas y valles
hacia la cuenca del Guadalfeo al sur, y las tierras de las
montañas de la Almijara al oeste. Detrás, al norte, las laderas
ascienden hacia el cielo hasta llegar a las cumbres de Sierra
Nevada y a los pasos intermedios de los territorios alpujarreños.
Un paraje trascendental para la dispersión de especies de flora y
fauna que, en algunos casos, se han quedado en esta zona sin
posibilidad de colonizar espacios a mayor altitud, y otras que han
hecho de las laderas de Lanjarón y sus paredes rocosas verticales
sus territorios de referencia, como un pequeño coleóptero, un
escarabajo de color negro y rayas grises,
Alphasida escalerai,
que aunque es un endemismo del sureste ibérico, es en el picacho
del castillo donde puede verse con una cierta facilidad, como le
ocurre a un helecho que tiene la particularidad de que crece al
sol de las paredes de los tajos, en lugar de en los espacios
umbríos habituales en las especies de su género.
Entre los cortados vuelan los aviones roqueros, un ave similar a
las golondrinas y aviones comunes que solo habita territorios de
grandes tajos en los que se camufla gracias a sus tonalidades
ocres, como las rocas donde hace sus nidos. En el acceso al
castillo, junto a las paredes, crecen campanillas azules, la
clavellina de pastor, y en el verano es posible deleitarse con las
pequeñas flores de los
Sedum mucizonia, una planta
rupícola de tallos y hojas carnosas.
Son los tesoros naturales que albergan las rocas y piedras de una
fortaleza sobre la que aún se dice que guarda el alfanje de la
rebelión.
¿Dónde está?
Lanjarón: Situado sobre un gran picacho de difícil acceso, al
suroeste del casco urbano.
¿Cómo llegar?
Alpujarra: Desde la autovía de la Costa, la A-44, tomar la salida
164 hacia la Alpujarra. A solo siete kilómetros está Lanjarón. En
su circunvalación hay un desvío a la derecha que se dirige al
castillo. El desvío está en las coordenadas 36°54’58.94N-
3°29’9.9W
Visita: Puede aparcarse en la entrada del castillo y el acceso es
libre.
Orografía básica mediterránea
Desde las torres del castillo de Lanjarón se divisan los valles
que entre cerros y barrancos se dirigen hacia el mar. Es un punto
de referencia desde el que es posible contemplar los diferentes
pisos bioclimáticos mediterráneos, desde el termo, en la costa, al
meso, más interior, y tras las almenas, la sierra con sus pisos
climáticos de máxima altitud, todo el arco mediterráneo en un eje
entre el mar y la montaña
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Campanilla de roca
FLORA
Ailanthus altissima
Antirrhinum hispanicum
Aristolochia baetica
Asparagus album
Ballota hirsuta
Campanula
mollis (Campanilla de roca)
Celtis australis (Almez)
Cosentinia vellea (Doradilla
vellosa)
Dianthus broteri (Clavelina
de pastor)
Eruca vesicaria
Eucaliptus camaldulensis
(Eucalipto)
Lavandula multifida
Micromeria
graeca (Colicosa)
Olea europaea (Olivo)
Opuntia ficus carica (Chumbera)
Osyris alba (Retama loca)
Pallenis spinosa
Parietaria judaica
Plantago albicans
Punica granatum (Granado)
Prunus dulcis (Almendro)
Rhamnus alaternus (Aladierno)
Rubus ulmifolius (Zarzamora)
Salsola oppositifolia
Scolymus hispanicus
Sedum mucizonia
Sedum sediforme
Thapsia villosa
Umbilicus rupestris
Vitis vinifera
Withania frutescens
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