JUNIO
EL TRIUNFO DE LA LUZ
Fauna y flora recargan sus reservas y aprovechan la energía del
sol que marca los biorritmos de la naturaleza
Las flores ofrecen néctar a sus polinizadores, verdean las altas
cumbres, crecen las hierbas mágicas de San Juan y, en el
crepúsculo, hay más tiempo para cazar
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Un insistente trino, melódico, cargado de matices, con silencios y
‘crescendos’ se apodera de las riberas. Entre zarzales, sauces y
mimbreras, cantan los ruiseñores que volvieron de sus migraciones
en mayo y ocupan ya la mayoría de los ecosistemas riparios (ríos,
arroyos y humedales) de la provincia de Granada. El sonido compite
con el rasgueo áspero de los carriceros, el suave piar de pequeños
mosquiteros y el silbido de golondrinas y vencejos, que junto a
una legión de especies de fauna aprovechan que el sol gana la
batalla a la noche y que la luz se resiste a marcharse de campos y
bosques, de valles y montañas. Algunas especies en peligro de
extinción, como la escasísima garcilla cangrejera, junto con
avetorillos y martinetes, incrementan las poblaciones de los
espacios lagunares y las cabeceras de los pantanos que recuperan
la fauna que les dejó durante el invierno y ahora vuelven para
pasar el verano en territorios cálidos.
Junio es el mes del astro rey, en el que su presencia se
mantiene durante más tiempo cada día. Es cuando el alba se
adelanta y retrasa el crepúsculo, lo que influye de forma
considerable en los biorritmos de las especies animales y
vegetales, que aprovechan la energía lumínica para tomar
fuerzas, alimentarse, crecer y recargar sus reservas vitales. El
retraso en la puesta de sol supone para decenas de especies que se
consideran crepusculares, entre ellos la mayoría de los
micromamíferos como ratones de campo y topillos, un mayor tiempo
para alimentarse y por tanto, aportar comida a sus camadas que
nacieron hace semanas. Un incremento de actividad que es
aprovechado por sus depredadores, zorros, jinetas, garduñas y aves
rapaces, sobre todo las vespertinas y nocturnas, como búhos,
lechuzas y mochuelos. Ahora tienen más comida y tiempo para cazar,
porque ellos también han de llevar alimento a sus nidos y
madrigueras.
Más horas de sol supone mayor posibilidad de supervivencia y todos
saben aprovecharlas. Los insectos necesitan la energía para
completar su metamorfosis. Las mariposas diurnas, por ejemplo, se
ven influidas por la luz para salir de sus crisálidas, e incluso
necesitan de la energía solar para volar, y se les ve posadas
sobre rocas y plantas con sus alas desplegadas para recibir la
mayor intensidad posible de radiación. Al contrario le ocurre a
las libélulas, que necesitan descargar el exceso de energía solar
que reciben en las horas de mayor exposición a la luz, y se posan
en ramas altas con su abdomen vertical dirigido hacia el cielo y
las alas abiertas, en posición de obelisco para descargarse de
sol.
Las aves vuelan durante más tiempo, lo que para ellas significa
más posibilidades de alimentarse y, por tanto, de cuidar de sus
polluelos, nacidos en mayo, y también para los que ya están en
fase juvenil. Más tiempo de luz es más actividad y por tanto mejor
desarrollo y más comida para las aves insectívoras. En las
ciudades se ven grandes grupos de vencejos que vuelan hasta la
entrada de la noche para cazar miles y miles de pequeños insectos
que pueblan el aire de la gran urbe.
En las charcas y humedales hay más alimento, lo que hace que
la actividad sea frenética, y algunas especies como fochas,
polluelas y zampullines, cuidan a sus segundas camadas mientras
que los juveniles ya se valen por sí mismos. Un ecosistema en el
que el calor que el sol impulsa sobre las capas superficiales de
tierra, provoca la eclosión de los huevos de los galápagos
autóctonos, un reptil tardío en su nacimiento, ya que lagartijas,
lagartos y culebras, vinieron al mundo a mediados de la primavera.
Ahora nacen las cigüeñuelas, numerosas en los humedales del
suroeste y centro peninsular y aunque escasas en el sureste
comienzan a hacerse un hueco en los humedales mediterráneos. En
seis semanas se desarrollarán y alzarán el vuelo junto a sus
progenitores. Los anfibios: ranas, sapos, salamandras, gallipatos
y tritones, todos ellos insectívoros, hacen su agosto en las
tardes de junio rodeados de nubes de mosquitos con los que
alimentarse.
Fotoperiodos
La naturaleza se rige mediante fotoperiodos, ciclos que varían en
función de la cantidad e intensidad lumínica de cada día. En el
reino vegetal la luz es clave para el desarrollo de las especies.
Más luz significa mayor posibilidad de crecimiento, más tiempo
para la fotosíntesis y la generación de la clorofila que verdea
sus hojas, más posibilidad de germinación y, por tanto para lograr
crecer, y sobre todo que hay más insectos que ayuden a la
fecundación y a la reproducción de la especie, al trasladar a
otras plantas el polen que les ofrecen en el interior de sus
flores, que gracias a la luz del día se mantienen abiertas más
tiempo. Los prados de media montaña están tapizados por millones
de flores entre las que pululan miles de insectos, porque cada
flor es un festín de sabroso néctar.
La necesidad del sol para la mayoría de las especies de flora está
tan clara que la falta de luz, en el otoño, les obliga a entrar en
un periodo de letargo, de escasa actividad, que no recuperarán
hasta la llegada de la primavera y la vuelta de la energía solar.
En muchas especies de plantas la mayor presencia lumínica promueve
la floración, mientras que la falta de luz reduce la producción de
flores.
Verdean las cumbres
La nieve ha iniciado su retirada de las altas cumbres, y su lugar
es ocupado por tapices de flora y la fauna asociada a ella. La
estrella de las nieves, una de las plantas endémicas y símbolo de
Sierra Nevada, comienza a cubrir los espacios aún húmedos por
efecto del deshielo. Ya se ven algunas especies muy escasas, como
la Androsace vitaliana subsp nevadensis, que crece en pedregales y
alimenta a la mariposa exclusiva de la sierra, Agriades
zullichi. En los pedregales aparecen las violetas de Sierra
Nevada, Viola crassiuscula. Entre lascas de pizarra, por encima de
2.500 metros, crece ya la famosa manzanilla real. La vida vuelve a
brotar, aún de forma tímida, en los territorios nevadenses. En las
zonas medias se desarrollan salvias, lavandas, tomillos y especies
aromáticas que mantendrán su floración durante gran parte del
verano. La profusión de brotes verdes y tallos tiernos en las
sierras ayuda al crecimiento de las crías de cabra montés, que
caminan junto a sus madres y algún que otro macho de grandes
cuernos por los territorios limítrofes entre la media y la alta
montaña.
Hierbas de San Juan
(Reportaje en
Waste)
Flores mágicas
En junio se acaba la primavera y empieza el verano, es el mes de
la magia que se hace patente la noche de San Juan. Es el momento
para el que hay que preparar las ‘enrramás’, ramos de flores
silvestres para colocarlos sobre las puertas y reafirmar el amor
mediante un beso bajo el adorno floral. Se recolectan al atardecer
del 22 de junio o el amanecer del día 23 para que surtan su efecto
esa misma noche. Se utilizan especies aromáticas, salvias,
lavandas, romeros, mejoranas, mastranzos y tomillos, pero
sobre todo, hipéricos, una especie de largo tallo coronado de un
ramillete de flores amarillas, a la que conocen como Hierba de San
Juan. Además, recolectan otras con denominaciones similares, la
hierba sanjuanera, a la que también llaman, cuaja leches, que
suele crecer en los mismos espacios donde se encuentran los
hipéricos, que pueden estar en zonas de media montaña junto a
puntos con agua o humedad, e incluso al borde de los caminos.
Las juncias del Corpus
En junio el olor de las juncias inunda las calles de pueblos y
ciudades al paso de la procesión del Corpus. Es el aroma de las
hierbas recolectadas en las orillas de los ríos y que son
esparcidas en la calzada. Son mentas como los mastranzos, hinojos
silvestres, tréboles, manzanillas y otras especies de ribera, a
las que se les suele añadir un poco de romero. Las calles de
ciudades como Toledo, Granada y Sevilla, recuperan cada año la
tradición de aromatizar con las plantas de temporada más humildes.
Garcilla cangrejera: Ardeola
ralloides, es otra especie en peligro de extinción
se hace presente en la Charca de Suárez, donde se mantendrá
durante unos meses.
Estrella de las Nieves. Ya no queda nieve en las
altas cumbres de Sierra Nevada, donde empienzan a crecer las
estrellas de las nieves y otras especies del piso
bioclimático de mayor altitud, el crioromediterráneo.
Decenas de
Plantago Nivalis tapizan los
prados...
La ‘enrramá’: Por San Juan es el momento de conseguir
los ramos de amor, las ‘enramás’, grupos de plantas
aromáticas para colocar en las puertas e interior de las
casas, y con los que frotarse en la noche de las hogueras.
En los
humedales, y junto a riberas del litoral
mediterráneo, dos especies de aves acuáticas consideradas
como limícolas, los andaríos, que comparten riberas con
ánades azulones y otras especies... y los
Charadrius
dubius, que incluso en solitario, buscan
invertebradods con lo que alimentarse
Cigüeñitas: Y han nacido las cigueñuelas ,
Himantopus
himantopus. que en cuatro semanas empiezan a
adquirir la imagen de sus progenitores, que les cuidarán
hasta que sean juvneniles y vuelen junto a ellos.
Juncias:
Es el momento de recolectar las juncias del Corpus, las
plantas aromáticas que esparcirán al paso de las procesiones
en muchas ciudades del sur.
En
las sierras, e incluso en el litoral, la cabra montés, Capra
pyrenaica busca alimento entre los árboles... Se
mueven en pequeños grupos, en los que solo hay hembras y
ejemplares muy jóvenes que han nacido este mismo año.
EN JUNIO EN LA NATURALEZA, PINCELADAS
Margaritas:
Los prados se llenan de miles de margaritas que
atraen a multitud de insectos.
Ajos silvestres: En las sierras las
florecillas del ajo silvestre forman pelotas situadas sobre
tallos de más de un metro de altura. Despiden olor a ajo.
Cuscutas: En la media montaña, una planta
parásita, la cuscuta, puede verse enredada sobre los arbustos
en los que vive.
Gorriones: Aunque se reproducen durante
toda la primavera y el verano, es en junio cuando se
encuentran más activos.
Amapolas: Los campos baldíos han cambiado el
amarillo de los jaramagos por el rojo de las amapolas.
EN JARDINES Y CULTIVOS
Brevas: A mediados de junio es el tiempo para
las brevas, el primer fruto de la higuera, que en septiembre
dará higos.
Girasoles: Los campos de girasoles pueblan
el paisaje de zonas llanas en gran parte del territorio del
centro de la península.
Chumberas: Lucen sus flores amarillas y rojas
que, en unas semanas, darán lugar a los chumbos.
Tomates: La mayor insolación favorece el
crecimiento de los tomates, por algo su nombre genérico es
‘Solanum’.
CAMBIO DE ESTACIÓN
Solsticio de verano: Cada año, entre el 21 y
23 de junio se desarrolla el día en el que el Sol y la Tierra
se encontrarán más alineados con respecto al norte del
planeta. Por ese motivo, en todo el hemisferio donde se
encuentra España y Europa, es el día más largo del año, la
jornada en la que la primavera deja paso al verano.
El monográfico de Waste Magazine, CALENDARIO NATURAL,
tiene una publicación física que puedes conseguir en Amazon,
tanto en papel como en formato electrónico
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