Los
nuevos invasores
La llegada de especies a hábitats ajenos es la segunda causa de
extinción en el mundo
Por Cristian Frers- WASTE MAGAZINE
En sus viajes, el ser humano ha llevado especies de un lugar a
otro desde tiempos inmemoriales, inadvertidamente algunas,
voluntariamente otras. Una mayoría de estas especies exóticas se
establecen con éxito en su nuevo ambiente, debido a la falta de
competencia, se reproducen e incluso llegan a expandirse,
volviéndose invasoras. Esto ocasiona graves daños a la naturaleza,
y muchas veces a la economía, llegando a convertirse en un grave
problema. Es la segunda causa de extinción de especies en el
mundo, sólo superada por la destrucción de los hábitats. Es por
esta causa que la Convención de Biodiversidad, signada en Río de
Janeiro en 1992, aconseja erradicarlas o controlarlas, en la
medida de lo posible.
Las causas de introducción de especies exóticas tienen una larga
lista: desde deseos de recrear un ambiente familiar por parte de
inmigrantes y los consabidos fines de caza y pesca deportiva,
hasta escapes de mascotas, e incluso de planteles enteros de
criaderos. Esto sin considerar los organismos que viajan como
polizones en el transporte de diversas mercancías.
De algún modo, los eventos que desencadena una especie introducida
nos lleva a la memoría los efectos que ha provocado el arribo de
los grupos humanos europeos en áreas donde ya habitaban grupos
étnicos diferentes. En la mayoría de los casos históricos ese
encuentro fue traumático, con peleas por territorios o por
recursos naturales, dejando un contundente saldo de culturas
aborígenes amenazadas o extinguidas. Los mismo sucede con las
especies de fauna o flora autóctonas cuando entran en contacto con
las exóticas.
Numerosos programas internacionales de acción conjunta se han
iniciado para intentar controlar este grave problema. Un punto
clave es la prevención para evitar los ingresos de seres vivos por
medio de una adecuada reglamentación e instrumentación efectiva de
normas, capacitación de personal de aduana o policial y el
cumplimiento de estrictas cuarentenas.
La Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) sostiene que cuando una
especie exótica introducida accidentalmente se propaga de manera
exitosa y conspicua, se debe investigar cual es el balance de los
efectos económicos y ecológicos positivos y negativos. Si el
efecto general es de carácter negativo, se deben tomar medidas
para restringir el avance de la especie.(...)
Madreselva común, una de las plantas introducidas desde
Europa a Suramérica
Cuando una especie exótica logra establecerse y se convierte en
invasora, se debe tratar de manejarla. Tradicionalmente se ha
recurrido a métodos sencillos pero laboriosos, como el trampeo o
la caza, el corte y el arranque manual de plantas. Otro método,
cada vez más utilizado, es el control biológico, que consiste en
introducir enemigos naturales del invasor. Este método, en algunos
casos, no siempre es o fue efectivo.
A pesar de la importancia ecológica del problema y de su alcance
geográfico, socio-económico y cultural, la ciudadanía a recibido
poca información y la que se ha recibido no ha sido esclarecedora.
Como resultado, impera un desconocimiento que atenta contra la
solución del problema.
La Argentina, lamentablemente, ocupa un lugar destacado por la
cantidad de especies invasoras que la habitan. Entre ellas,
moluscos e insectos son muy numerosos aunque poco estudiados. Las
plantas introducidas superan las mil especies como la ligustrina,
la madreselva y el paraíso, y los vertebrados son ya más de cien,
entre los cuales podemos contar el jabalí europeo, el antílope
negro y la liebre europea. A estos debemos agregar un número
desconocido de hongos, virus y bacterias.
En las últimas décadas se han sumado nuevas especies a la lista de
invasoras de nuestro país. Algunas de ellas potencialmente muy
dañinas para la conservación de especies nativas y al mismo tiempo
producen un grave daño a la economía local.
Entre las aves merece destacarse el caso del estornino pinto o
europeo (
Sturnus vulgaris), que escapó, o fue liberado, en
Buenos Aires en 1980, y estaría expandiendo su distribución. Esta
misma especie fue liberada en Nueva York, y durante treinta años
se mantuvo en sus alrededores, mientras que en los siguientes
treinta se expandió explosivamente hasta ocupar la increíble
superficie de siete millones de kilómetros cuadrados. Actualmente
causa multimillonarios daños, sobre todo en la agricultura, y es
objeto de un enorme esfuerzo estatal destinado a su control.
Muchas personas habrán admirado alguna vez en documentales las
heroicas migraciones de salmones norteamericanos, remontando hasta
las más improbables cascadas para llegar al sitio de desove,
invirtiendo tanta energía en llegar, que luego de cumplir con el
mandato reproductivo, simplemente morían.
Esto si antes ha habían caído en las fauces de algún oso pardo.
Bueno, es posible que ya no haga falta recurrir a documentales
porque los salmones del pacífico (
Oncorhynchus tshawytshca)
ya han sido registrados en los últimos años en la cuenca del río
Futalaufquen y Corcovado (Provincia de Chubut), a los que llegaron
desde Chile, donde fueron importados a granjas marítimas de
salmonicultura.
La avispa conocida como chaqueta amarilla ingresó accidentalmente
a la Argentina desde Chile en 1980, probablemente asociada a
cargamentos de madera y actualmente está expandiendo su
distribución en los bosques andinos. Carnívora y muy agresiva, es
conocida por pescadores y amantes del asado al aire libre, pues
sus grupos se hacen banquetes con la carne. Pero además atacan a
la fauna y a las personas causando severas molestias.
Los métodos elegidos para el control de especies exóticas deben
ser socialmente aceptables, operativos y del menor impacto posible
sobre el ecosistema.
Como en tantos otros problemas que debemos enfrentar los
argentinos, es imprescindible la educación formal y no formal, ya
que un serio problema es la compañía de nuestra vieja enemiga: la
ignorancia. El desconocimiento de nuestra flora y fauna nativa nos
lleva a no reconocer a las especies exóticas y también a
subestimar su potencial daño.
El planeta ha sufrido serias transformaciones y prácticamente no
existen ecosistemas no modificados por el ser humano. Pero muchas
áreas conservan aún lo valioso de su biodiversidad autóctona, y se
encuentran relativamente poco alteradas.
Es nuestro deber tratar de controlar el avance de las invasiones y
minimizar su impacto... Sin que nos invada antes la ignorancia y
el desinterés.
Cristian Frers.
Tte. Gral. Juan D. Perón 2049 7mo. "55".
(1040) Capital Federal.
República Argentina.
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