PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
MOMUMENTOS NATURALES ANDALUCÍA
INFIERNOS DE LOJA
Localización: Loja (Granada). Superficie: 25.678 m2
La gran cascada crea la cola de un caballo imaginario, genera un
ecosistema único y oculta la puerta de acceso a ‘los infiernos’
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
El averno se abre tras la cara oculta del agua, donde el arroyo de
Manzanil termina su corta vida de forma brusca e impetuosa y cae
al abismo para encontrarse con el cauce del Genil. Lo hace en
forma de cascada e inunda el paisaje con sonidos que parecen
tronar desde lo más profundo de las entrañas de la tierra, a
través de grietas y fisuras de caprichosas formas que ocultan el
fuego de las tinieblas, a las que Washington Irving calificó como
«cavernas tenebrosas que guardan almas en pena». Un torrente que
alimenta leyendas y miedos, y que los habitantes de las tierras de
Loja conocen como los Infiernos. Una singular estructura geológica
que inició su formación con los movimientos tectónicos que
afloraron las montañas, mesetas y valles del sureste peninsular
sobre lo que hace más de 20 millones de años, en el Mioceno, era
aún parte del mar que rodeaba el hemisferio norte. Tierras de
aluvión, sedimentos arrastrados por avenidas y correntías, que más
tarde, durante el Cuaternario, milenio tras milenio, horadaron las
cerradas y cañones del Genil, en el extremo este del núcleo urbano
de Loja. (...)
(...)
Travertinos
El agua carbonatada, cargada de sales de los numerosas fuentes y
arroyos que junto con el de Manzanil confluyen en el Genil, ha
disgregado la tierra y ha hecho crecer estructuras calcáreas
fosilizadas conocidas como travertinos, que para muchos son la
materialización exterior del rostro del diablo, por lo que entre
el estruendo de las cascadas y la imagen terrorífica de la materia
orgánica fosilizada, hacen honor al nombre ya secular de un paraje
que durante diversas etapas de la historia sufrió aterrazamientos,
quemas intencionadas para espantar a espíritus malignos, cortes de
agua, perforaciones y expolios en sus piedras, y que hoy, en el
siglo XXI se alza con el título de Monumento Natural de Andalucía,
una calificación que le mantiene al margen del avance urbano y le
convierte en un espacio ideal para el conocimiento de la
naturaleza, y la historia geológica del territorio más cercano.
La vegetación de ribera se hace patente en la totalidad del paraje
de los Infiernos. La presencia continua de agua, tanto en el cauce
del Genil, que llega desde Sierra Nevada tras atravesar la
totalidad de la Vega de Granada, se intensifica con la
desembocadura del arroyo del Frontil en el extremo noreste de este
espacio y se convierte en exuberante con la cascada del Manzanil,
la cola de caballo.
Naturalizado
Las aguas generan un ecosistema que durante años se vio alterado
por vertidos y actuaciones sobre las acequias por parte de las
explotaciones agrícolas y ganaderas situadas a ambos lados del
gran cañón del río, pero que aunque no ha recuperado su flora
original si ha logrado naturalizarse con profusión de hiedras,
higueras, zarzamoras, rosales silvestres, almeces, y mil y una
especie de herbazal, musgos y helechos, e incluso con especies que
abundan en la leyenda diabólica del paraje, la nueza negra, que
también es conocen como ‘nabo del diablo’.
Desde las paredes de los Infiernos, cubiertas de una densa capa
verde se oye el variado canto de un ruiseñor, el áspero sonido que
asemeja el cortar de una sierra que emiten las currucas, el
silbido de los vencejos, golondrinas, aviones y el insistente
trinar, incansable, de los carriceros. El tronar del agua no logra
apagar los sonidos de la biodiversidad que habita un variado
conjunto de hábitats, ya que en los Infiernos, además de la
ribera, hay acantilados, bosques, zonas de matorral, el cauce y
sus derivaciones, donde aún pueden verse cangrejos autóctonos
ibéricos, e incluso cavidades donde sobreviven colonias de
murciélagos y otras especies cavernícolas.
Las rutas
Llegar a los Infiernos se ha convertido en un agradable paseo que
puede hacerse por dos caminos que parten desde el casco urbano de
Loja. El que está considerado como sendero del monumento natural
parte del antiguo cuartel de los Bomberos, bajo la cuesta de los
Molinillos. Allí se inicia un carril agrícola que discurre entre
algunas formaciones de travertinos por la ribera izquierda (aguas
abajo) del Genil para llegar hasta un área recreativa. Junto a
ella, a la izquierda, se encuentra un polémico puente colgante que
iba a ser la conexión entre las dos paredes de los cañones del
Genil y se ha quedado en una estructura de cables de acero que
acerca a la orilla derecha del río y que se corta unos centenares
de metros más allá.
Hay que volver al sendero inicial para continuar por la ribera
sur, que discurre junto al accidentado cauce del río con espacios
donde genera pozas y recorridos de aguas rápidas, y sube entre
rocas y piedras que hay que salvar con escalas metálicas
sustentadas en la pared y ayudados por cuerdas instaladas para
facilitar el ascenso hasta una zona de olivar, donde están los
Infiernos Altos. Desde ese punto la gran cascada se aprecia de
forma lateral y se oye el rugir del agua.
Enfrente, al otro lado del cañón, está el verdadero mirador de los
Infiernos. Es el mejor punto para contemplar la cascada, pero en
su mayor parte es un recorrido urbano que llega a la barriada de
la Esperanza y tras la antigua fábrica de aceite, y después de
bordear un campo de cultivo, se accede al mirador de madera
construido frente a la cascada del arroyo de Manzanil.
Toda la magnitud de los Infiernos de Loja se abre ante la vista
desde ese privilegiado mirador que pocos conocen a pesar de ser el
primero que se construyó tras la declaración de Monumento Natural
de este espacio. Una visión desde la que es fácil entender la
fascinación de los poetas árabes, de los juglares del medievo y
los viajeros románticos, que cantaron al mundo las leyendas de
monarcas nazaríes que ocultaban sus grandes tesoros en las grutas
situadas en cara oculta del agua, tras esa blanca columna líquida
que quien la contempla imagina como la cola del corcel de los
reyes.
Predomina la vegetación del bosque de ribera con sauces, chopos,
olmos, rosales silvestres, hiedra, majuelos, zarzamoras, mezclado
con los cultivos que la circundan y gran variedad de plantas
invasoras.
Fauna fundamentalmente
acuática como Pelophylax perezi
(rana común), Austropotamobius pallipes (cangrejo de
rio autóctono), Mauremys
leprosa (Galápago leproso), Salmo
trutta (Trucha común), Barbus
barbus (barbo) y algunos moluscos de agua dulce como
Radix peregra
Aves como Ardea
cinerea (garza real), Bubulcus
ibis (garcilla bueyera), Motacilla
cinerea (lavandera cascadeña), Erithacus
rubecula (Petirrojo) y Sylvia
atricapilla (Curruca capirotada)
¿Dónde está?:
En el extremo este del casco urbano de Loja, en el paraje
formado por los cañones por los que discurre el río Genil.
Monumento Natural: Es el territorio comprendido entre la
desembocadura del río Frontil en el Genil, las paredes de
travertinos desde las que caen las cascadas del arroyo de
Manzanil, y el cauce del Genil y su entorno hasta la entrada en el
núcleo urbano de Loja.
Ruta 1: Se accede desde la calle Molinillos, junto al antiguo
cuartel de los Bomberos. Un carril agrícola lleva hasta el inicio
del paraje y una vereda asciende hacia los Infiernos Altos. ??Ruta
2: Es la que lleva al mirador de los Infiernos, desde donde se
contemplan las cascadas en toda su plenitud. Desde la carretera
N-321 dirección Priego de Córdoba tomamos el desvío hacia la
antigua carretera de Huétor-Tájar y la barriada de La Esperanza. A
2 kilómetros de Loja a mano derecha hay unos caminos que van hacia
una antigua cooperativa de aceite. Atravesando unos campos de
cultivo llegaremos al mirador.
Coordenadas: Inicio de la ruta 1, en 37° 9’56.39’’N
- 4° 8’35.54’’O. Ruta 2, dejar el coche en,
37°10’22.03’’N - 4° 7’41.22’’O.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Equisetum
ramosissimum (Cola de caballo, muy abundante en la
zona y de la que toma nombre la cascada)
FLORA
Ailanthus altissima
Apium
nodiflorum
Arundo donax
(calña comúm)
Ballota hirsuta
Bryonia
dioica
Celtis australis (Almez)
Crataegus
monogyna (Majuelo, espino albar)
Equisetum
ramosissimum (Cola de caballo)
Ficus carica
(Higuera)
Foeniculum vulgare (Hinojo)
Fraxinus angustifolia
Hedera helix (Hiedra)
Helleborus foetidus (Heleboro)
Juglans regia (Nogal)
Lactuca
serriola
Malva
sylvestris
Marrubium
vulgare
Mentha
suaveolens
Nerium oleander
(Adelfa)
Olea europaea
(Olivo)
Osyris
alba (Retama loca)
Populus alba
(Alamo blanco)
Populus nigra
(Alamo negro)
Pistacia lentiscus
(Lentisco)
Pistacia
terebinthus (Cornicabra)
Polygonum
lapathifolium
Rosa canina
Rosmarinus officinalis
(Romero)
Rorippa nasturtium-aquaticum (Berro de agua)
Rubus
ulmifolius (Zarzamora)
Rubia peregrina
Sambucus nigra (Saúco)
Tamus
communis
(Nueza negra)
Ulmus minor (Olmo)
Bryonia dioica
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