Una mirada particular sobre la naturaleza, sus espacios,
ecosistemas, historia, imágenes y sensaciones.
Lugares reales que intuyen universos paralelos, listos para ser descubiertos
La acequia de los Molinos toma el agua del río Alhama y discurre paralela al Camino de los Ángeles.
Un gran caudal de agua baja lento y sosegado mientras traza una línea
sinuosa que aprovecha repisas y quebradas, salva barrancos y vaguadas, para con su propia
inercia, ascender hasta los túneles donde mueve las grandes ruedas de piedra de los antiguos
molinos de trigo. Es la vieja acequia que desde lo más profundo de los tajos toma las aguas del
río que se llamó Marchán (hoy Alhama) y las conduce hacia las laderas de Alhama de
Granada, la ciudad milenaria colgada sobre los cortados, en la vertiente oeste del gran
desfiladero que fue paso obligado entre las sierras de la Axarquía y la Vega granadina.
Solo queda uno de los molinos tradicionales que desde hace más de un siglo surtían de harina las
necesidades de la ciudad y su entorno, La Purísima, que aún muele el trigo procedente de las
grandes extensiones de cultivos de cereal que rodean la Sierra de Alhama. Es el destino del
viejo canal que toma el agua de un salto artificial situado junto al Camino de los Ángeles, y se
interna entre un tupido bosque de galería, repleto de álamos y sauces que cuando el otoño llega
a su fin, dejan pasar la escasa luz que alumbra las umbrías de los tajos, para que muestre
las ondulaciones del agua sobre un cauce que mantiene altura a lo largo de la ladera mientras el
río desciende entre las paredes calcáreas.
La acequia de los Molinos es un eje ecológico que da refugio a especies acuáticas que necesitan
un lugar donde sobrevivir cuando la corriente del río baja brava, y el lugar donde el agua
discurre con cierta paz entre la protección de los árboles y matorral de ribera, donde mirlos y
ruiseñores bastardos, de canto reiterado y potente, apagan su sed y encuentran insectos con los
que alimentarse, mientras las larvas de anfibios pasan el invierno al abrigo de las piedras del
fondo del cauce.
A la izquierda, aguas abajo, discurre en paralelo al camino que desciende desde la ciudad, tras
los muros de la Encarnación, hacía el río y la ancestral ermita de los Ángeles, el pequeño
templo excavado en la roca que ordenó construir un acaudalado caballero que al ver que se iba a
precipitar con su caballo por el tajo se encomendó a la Virgen y, milagrosamente, salvó la vida
al caer de su cabalgadura antes de llegar al cortado. Dicen que Nuestra Señora de los Ángeles se
le apareció después, junto al lugar donde debía construir la ermita, regada por el agua de la
acequia.
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La acequia discurre paralela al Camino de los Ángeles, bajo los tajos de Alhama de Granada. Toma agua en el río Alhama y la conduce hacia los molinos harineros.