EL OCASO DE LA RANITA CANTORA, AL
BORDE DE LA EXTINCIÓN
* La ranita meridional se extingue en doce humedales granadinos
* El último censo realizado sobre la presencia de Hyla
meridionalis en todo el sureste ibérico confirma la desaparición
de la mayoría de sus poblaciones
* El único enclave donde la especie se recupera y crecen sus
poblaciones es la Charca de Suárez de Motril
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE
A la caída de la tarde, sobre todo en primavera, un croar largo y
penetrante, se expandía entre las aneas y carrizales de charcas,
lagunas y riberas. Era el canto que una pequeña rana de color
verde, de no más de cuatro centímetros de longitud, lanzaba desde
las hojas de las aneas y ricinos con la esperanza de atraer a
alguna hembra de su especie, Hyla meridionalis, conocida como
ranita meridional, ranita cantora y del sureste, ya que se trata
de una especie de anfibio que solo habita en el sureste ibérico,
aunque hay algunas poblaciones en el norte de África y Canarias.
Pero este canto, ya no es fácil de escuchar, ya no es posible
deleitarse con los constantes coros de decenas de ranitas cantoras
lanzando al viento su llamada nupcial. La ranita del sureste se
puede considerar extinta en casi todos los lugares, lagunas,
charcas y zonas húmedas, donde aún sobrevivía en la provincia de
Granada.
Un censo de población de Hyla meridionalis iniciado hace dos años,
del que IDEAL ofreció sus primeros datos en febrero de 2019,
confirma que la especie ha desaparecido en 12 de los 16 enclaves
granadinos donde aún sobrevivía. Este censo, llevado a cabo por
130 voluntarios, asociaciones de defensa de la naturaleza y
entidades de las provincias de Granada, Almería y Murcia, con
colaboración también de la ciudad de Nador, Ceuta y Canarias,
confirma que la especie se encuentra en una situación límite, “se
puede decir que estamos ante el ocaso de la ranita del sureste, un
grave declive de sus poblaciones que podría contrarrestarse con
programas de protección y reintroducción”, afirma el biólogo
especializado en anfibios, Juan Ramón Fernández Cardenete, que
desde la Asociación Herpetológica Granadina ha formado parte de
los científicos que han colaborado con este censo.
Los datos finales han sido peores de lo que se esperaba. Las
poblaciones de ranita cantora ha desaparecido por completo en el
80 por ciento de sus reductos. Se considera extinta en la laguna
de los Arenales, en Albolote, uno de los lugares donde era más
fácil verlas, con charcas convertidas en verdaderas aulas
universitarias para estudiar vertebrados acuáticos, al igual que
los nacimientos del Parrica (Alhama y Ventas de Zafarraya); en la
sierra de Madrid (Íllora); el embalse de Colomera,; el entorno del
Hervidero; en la Zubia, el río Darro a su paso por el valle de
Valparaíso; en tres poblaciones de la vega del río Genil (Santa
Fe, Fuentevaqueros y Cúllar Vega); las turberas de Padul ya
perdieron la especie Hyla arbórea y ahora tampoco cuentan con Hyla
meridionalis, las únicas ranas arborícolas del Mediterráneo.
Además, en la costa, se considera extinta en los ríos Verde y Seco
de Almuñécar, el humedal de la vega de Salobreña, en charcas de la
Herradura y en Carchuna
Las causas de este ocaso continuado se encuentran en la alteración
de los ecosistemas donde habita, la desecación de zonas húmedas
que se ha llevado a cabo de manera progresiva en las últimas
décadas, tanto para la agricultura como por la expansión
inmobiliaria; el uso indiscriminado de fertilizantes y vertidos
contaminantes en los humedales. Los efectos del cambio climático
con un incremento considerable de la acidez de las aguas ha
contribuido a este declive.
La esperanza en Charca de Suárez
Aún queda una esperanza de recuperación. El censo ha confirmado
también que en algunos enclaves, aunque no ha crecido, se conserva
tal y como estaba hace unos años. En concreto, las chacas de
Güéjar Sierra, Tocón de Quéntar y Dehesa de los Montes, mantienen
sus poblaciones, pero donde realmente se produce un crecimiento de
la presencia de ranita cantora es en le Reserva Natural Concertada
de la Charca de Suárez de Motril, donde la voz de la ranita
cantora es una constante en la primavera, donde es fácil verlas
refugiadas entre las aneas, ricinos y tarajes. El censo, que en la
costa ha estado coordinado científicamente por Fernando Alcalde,
de la Asociación Buxus, ha constatado un crecimiento importante de
la especie, que se debe, sobre todo, a la protección de este
espacio natural y la labor de cuidado y mantenimiento que se
realiza desde el Ayuntamiento de Motril.
Los responsables de este censo afirman que la extinción de esta
especie es inminente en los pocos lugares donde aún sobrevive si
no se toman medidas de protección efectivas, que han de pasar por
la declaración de especie protegida y la prohibición de usos y
actividades que destruyen su hábitat. Sólo así, cuando lleguen las
futuras primaveras, podremos disfrutar de los coros nupciales de
la ranita cantora.
SITUACIÓN EN GRANADA
Noviembre 2019
EXTINTA EN:
Los Arenales (Albolote)
Nacimtos. del Parrica (Alhama-Ventas Zafarraya)
Sierra de Madrid (Ïllora)
Embalse de Colomera
Turberas de El Padul
La Zubia: antigua presencia en la fuente del Hervidero.
Valle del Río Darro (zona de Valparaíso)
Vega del Genil: completamente desaparecida. últimas localidades
conocidas en Santa Fe, Cijuela, Fuentevaqueros, Cúllar.
Costa:
Río Verde y Río Seco ( antigua vega de Almuñécar)
La Herradura (probablemente)
Carchuna (camping Don Cactus)
Reducido notablemente su presencia en:
Güéjar Sierra.
Dehesa de los Montes.
A LA 'ESCUCHA' DE LA RANITA CANTORA
Hyla del sureste, un programa para salvar un anfibio bioindicador
de la buena salud de los humedales y una especie única del sureste
mediterráneo y norte de África
La Charca de Suárez censa, mediante escuchas, 500 machos de una
especie amenazada de extinción, exclusiva del sureste mediterráneo
y norte de África
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE
Es una mancha verde y marrón, a veces dorada y azul, que se
mantiene muy quieta entre las hojas de las aneas y los vértices de
las ramas de los tarajes. Aunque se le observa sobre arbustos y
vegetación de cierta altura es un anfibio, una pequeña rana
conocida como ranita meridional o ranita del sureste (Hyla
meridionalis) que está calificada como vulnerable a la extinción y
que posee en el sureste mediterráneo y algunos puntos del norte de
África sus últimos reductos, el más significativo y donde la
especie parece recuperar sus poblaciones es la Charca de Suárez de
Motril, donde ahora, en invierno, es posible observarla con una
cierta facilidad si se presta atención a las variaciones de color
de las hojas de las aneas. Pero su presencia se hace patente, casi
omnipresente en la totalidad del humedal, es en primavera e inicio
del verano por su insistente y particular canto de cortejo y
apareamiento.
Es, sin duda, la ranita cantora, una cualidad que ha sido
aprovechada por científicos y observadores para poder llevar a
cabo un censo de la especie, no solo en Motril, sino en cuatro
comunidades autónomas y otros países como Marruecos. Granada, con
la Charca de Suárez, lidera desde hace un año el proyecto Hyla del
sureste, en el que colaboran 16 asociaciones, entre ellas las que
lideran el proyecto, la Asociación Buxus, de Motril y la
Asociación Herpetológica Granadina, con la participación de
organizaciones escolares y de voluntariado que se han encargado
durante el pasado año de realizar observaciones en diferentes
puntos de la geografía de Granada, Almería y Murcia.
“Ya que la mejor forma de detectar al anfibio es mediante el oído,
el objetivo que se persigue es doble: identificar los mejores
momentos del año para censar las ranitas cuando están cantando y,
una vez conocidos, explorar el territorio para buscar los últimos
refugios de la especie en el semiárido paisaje del sureste”,
afirma Fernando Alcalde, uno de los responsables del proyecto en
Motril, que asegura que la primera de las metas se conseguía al
terminar 2018, con el seguimiento intensivo durante todo un ciclo
anual en ocho localidades control del sureste ibérico, así como
del entorno mediterráneo y norteafricano con el que comparar. “Se
ha registrado la actividad de los cantos en los coros nupciales
durante un total de 258 horas de escuchas nocturnas”, dice
Alcalde. El segundo cometido se encuentra en pleno desarrollo y se
extenderá durante 2019, con los muestreos extensivos de
rastreo realizados durante el primer año de proyecto en 137
localidades diferentes de presencia histórica o con condiciones
óptimas. “Aún queda por finalizar el proyecto en el presente año
insistiendo en las búsquedas mediante un exhaustivo protocolo de
muestreo, tras lo cual será necesario afrontar después una segunda
fase: proponer y ejecutar medidas de manejo y conservación que
puedan favorecer la reversión de esta situación.
En la Charca de Suárez
El humedal de Motril se ha convertido en el punto de mayor
presencia de esta especie, comparable con la laguna de Kola, en
Nador (Marruecos). Según los censos realizados a lo largo del
pasado año, se han alcanzado máximos poblaciones con 500 machos
censados por su canto a lo largo del pasado mes de mayo. La Charca
de Suárez es el humedal que presenta mayor continuidad en la
actividad cantora, extendiéndose prácticamente durante todo el
año. Solo en los muestreos de septiembre y enero no se ha
detectado cantos en el día de muestreo, aunque sí se han realizado
numerosas observaciones ‘de visu’, si bien en los días siguientes
si ha estado presente. En el resto de las estaciones de la
Península muestreadas, situadas en Málaga, Granada y Almería, la
actividad se concentró mayoritariamente entre los meses de marzo y
junio y excepcionalmente julio.
Los muestreos extensivos realizados en la costa de Granada han
permitido localizar la presencia de poblaciones de ranita
meridional en las vegas de Almuñécar, Salobreña y Motril así como
ejemplares aislados en las zonas de cultivos subtropicales
cercanos a Puntalón y en las proximidades de la población de
Gualchos.
Es una especie muy frágil, que se ve afectada por la eutrofización
(flalta de oxígeno del agua) y contaminación química, algo que
ocurre en Zafarraya y la Vega de Granada; también le ha afectado
el aislamiento de las poblaciones que impide su reproducción, caso
de las poblaciones de Quéntar. Los incendios y eliminación de
carrizales en Padul provocaron la merma de las que había hace unos
años. En las ramblas y deltas de la costa, la disminución de
poblaciones ha llegado a casi su extinción, excepto en la Charca
de Suárez, debido a la desaparición de cañaverales y vegetación de
ribera, la alteración de las ramblas y la proliferación de
invernaderos que han destruido los ecosistemas naturales de gran
parte de la franja litoral.
SALVAR LA RANITA DEL SURESTE
Granada lidera un programa para recuperarla con 11 asociaciones y
4 autonomías.
Sobrevive en pequeñas poblaciones dispersas en humedales de la
Costa, Sierra Nevada, el Valle y la Alpujarra
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE
Es minúscula, difícil de ver entre las aneas, ricinos y vegetación
de charcas y bordes de arroyos, pero en pleno otoño su canto
delata su presencia con un potente y nítido croar. Se le conoce
como ranita del sureste ibérico, Hyla meridionalis, un pequeño
anfibio de no más de 5 centímetros que recuerda a las ranas
tropicales y que difiere mucho en tamaño, coloración y costumbres
de la rana común, la que acostumbramos a ver en los ecosistemas
acuáticos europeos, pero esta singular especie tiene los días
contados, la contaminación y desaparición de sus hábitats la ha
llevado a una situación próxima a la extinción en el sur europeo,
y de hecho ya se considera extinta en algunas zonas de la
provincia de Granada donde era habitual su presencia,
especialmente en la Vega de Granada, de la que ha desaparecido por
completo.
Conocer el estado de las poblaciones de esta ranita del sureste, a
la que también se le llama de San Antón, con el objetivo de
iniciar su recuperación, es la base de un programa de actuaciones
que se ha puesto en marcha de forma conjunta en cuatro comunidades
autónomas y con la participación de once ONGs. Esta idea, que
inicia su andadura el 2 de febrero Día Mundial de los Humedales y
se extenderá hasta mayo de 2019, es una iniciativa de la
Asociación Buxus de Granada, que pretende evaluar el estado de
conservación de las poblaciones en su límite suroriental mediante
la realización de censos intensivos y extensivos, así como la
caracterización del hábitat en las provincias de Granada, Almería,
Murcia, Alicante y Albacete, y en el entorno de la ciudad de
Melilla. Las once ONG's se han coordinado para realizar los censos
en las mismas fechas y horarios. Los censos intensivos serán
realizados por voluntarios de estas asociaciones una vez al mes
durante un año, mientras que los extensivos se realizaran dos
veces al año durante dos años.
En Granada participan además de Buxus, la Asociación Herpetológica
Granadina y el Aula de Naturaleza Valparaíso, la Casa Madre de las
Escuelas del Ave María, dos asociaciones que también desarrollan
programas de seguimiento y recuperación de otros anfibios en las
cuencas hidrológicas de la provincia de Granada. También
participan Agnaden y los voluntarios de la Alquería de Quéntar
Según los datos recogidos ya por las organizaciones granadinas, la
ranita de San Antón, hace 30 años era frecuente en toda la Vega de
Granada (hoy extinta), Padul y el valle del río Darro (también
extinta). Afirman que su situación en Granada es crítica, al igual
que otras especies como el sapo moteado, pintojo, partero, el sapo
de espuelas, la salamandra, tritones y gallipatos. Sólo quedan
poblaciones de ranita del sureste en zonas muy reducidas de la
Costa, Quéntar, Güejar Sierra, lagunas de Zafarraya y algunas
localidades de la Alpujarra donde se conservan viejas albercas de
riego que se han naturalizado con el paso del tiempo.
Es una especie muy frágil, que se ve afectada por la eutrofización
(flalta de oxígeno del agua) y contaminación química, algo que
ocurre en Zafarraya y la Vega de Granada; también le ha afectado
el aislamiento de las poblaciones que impide su reproducción, caso
de las poblaciones de Quéntar. Los incendios y eliminación de
carrizales en Padul provocaron la merma de las que había hace unos
años en Padul. En las ramblas y deltas de la costa, la disminución
de poblaciones ha llegado a casi su extinción, excepto en la
Charca de Suárez de Motril, debido a la desaparición de
cañaverales y vegetación de ribera, la alteración de las ramblas y
la proliferación de invernaderos que han destruido los ecosistemas
naturales de gran parte de la franja costera oriental.
Motril, un santuario
El delta del Guadalfeo, especialmente la Charca de Suárez y su
entorno se puede considerar como un verdadero santuario para la
recuperación de la ranita del sureste. Es fácil observarla entre
las aneas y las ramas de los ricinos y tarajes, ya que es junto a
su ‘prima hermana’ Hyla arborea, las únicas ranas de Europa que
también habitan en árboles y arbustos. La reserva natural
motrileña, considerado como el último reducto húmedo de la franja
costera granadina, es también el último hábitat de esta especie a
la que se le puede considerar como aliada fundamental en la lucha
contra las plagas de insectos, ya que a pesar de su reducido
tamaño, se trata de una gran devoradora de insectos. En la Charca
de Suárez, alejada de los peligros de desecación y el avance
inmobiliario, la población ha crecido y se puede decir que se
trata de uno de los espacios de Europa donde se encuentra en su
mejor estado de conservación.
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