HUERTO
MONACAL
El Jardín del convento
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL -WASTE MAGAZINE
Los Monasterios en sus comienzos solían estar en lugares apartados y la vida se organizaba de
forma que se pudiera producir un autoabastecimiento. De ahí la importancia que adquirieron los
huertos dentro de la estructura y el espacio de estos recintos. En primer lugar son la base de
la alimentación de la vida monacal. Patatas, zanahorias, acelgas, lechugas, alcachofas, ajos,
espinacas, habas y toda clase de hortalizas así como los árboles frutales, como manzanos,
perales o moreras. En segundo lugar las plantas aromáticas no solo aportan condimentos y aromas
a las comidas sino que en muchos casos tienen un gran número de propiedades medicinales que
sirven de base para la preparación de toda clase de ungüentos y remedios contra los males.
Farmacias vivas que un buen herbolario podría utilizar en cualquier época del año, tanto frescas
como conservadas en frascos. Las plantas no son solo buenas para comer sino también para curar
si se toman en la medida adecuada. Romero, tomillo, orégano, salvia, santolina, manzanilla son
algunas de las plantas habituales en muchos de estos huertos. Con muchas de ellas se pueden
además hacer jabones (laurel), o preparar colorantes (orégano) o hacer cestos (cornejo),
licores, mermeladas y un gran número de productos cosméticos.
Para el reposo y la meditación estos lugares eran, y siguen siendo ideales. Rodeados de
caléndulas, margaritas, lirios o lavandas, a la sombra de los cornejos, de los cipreses se crea
un ambiente de recogimiento y paz difícil de reproducir en otros lugares. Y por último con toda
esta disponibilidad de productos lo lógico es que se desarrollen las ciencias relacionadas con
la agricultura, la medicina e incluso la investigación genética. Así por ejemplo Johann Mendel
en 1847 entró en la orden de los agustinos y experimentando en el jardín del convento descubrió
que la herencia vegetal está sometida a rigurosas leyes matemáticas y sentó las bases de la
genética moderna.
Flor de calabaza
Convento de los Mártires
Se encontraba situado en el interior de lo que ahora se conoce como Carmen de los Mártires.
Fundado por el Conde Tendilla en 1573 se erige en Convento de Carmelitas Descalzos siendo prior
San Juan de la Cruz desde 1582 a 1588. Fue destruido en 1842. El huerto ha sido recuperado
recientemente respetando la mezcla de especies que podría haber conformado la vida
monacal, plantas hortícolas, medicinales y aromáticas como romero, tomillo, orégano, lavanda o
fresas.
Al fondo del huerto se ha construido un cenador con caña de Motril.



San Juan de la Cruz (1582 -88) dejó su huella en
el huerto, con el acueducto que lo atraviesa y con un viejo ciprés, un Cupressus
lusitánica, bajo cuyo influjo escribió su poema "La noche oscura", decía San Juan que
no podía evadirse a la música del ciprés. Un sonido que era diferente al del resto de los
árboles del huerto del antiguo convento...
"En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía."
El ciprés de la
noche oscura


Alcachofas

Manzano
Arboles y frutales
Citrus
aurantium (Naranjo amargo)
Citrus deliciosa (Mandarino)
Citrus limonum
(Limonero)
Crataegus azarolus
(Acerolo)
Cydonia oblonga
(Membrillo)
Diospyros kaki (Caqui)
Malus domestica (Manzano)
Malus sylvestris
(Manzano silvestre)
Mespilus germanica (Níspero)
Prunus avium (Cerezo
silvestre)
Prunus armeniaca (Albaricoquero)
Prunus dulcis (Almendro)
Prunus domestica
(Ciruelo)
Prunus persica
(Melocotonero)
Prunus spinosa (Endrino)
Pyrus bourgaeana
(Peral silvestre)
Pyrus communis (Peral)
Ziziphus jujuba
(Azufaifo)
Almez (Celtis australis)
Cornejo (Cornus sanguinea)
Laurel (Laurus nobilis)
Arbol del amor (Cercis
siliquastrum)
Acacia de tres espinas
(Gleditsia triacanthos)
Ärbol del amor
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