Sigue
la huella... Rastreo de fauna salvaje
Grupos de jóvenes dedican su fin de semana a conocer la fauna
salvaje a través de sus rastros.
Especialistas en seguimiento muestran cómo hacerlo
Descubrir qué animales recorren bosques, riberas y caminos es
fácil, solo hay que estar atento a las señales que dejan a su paso
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL -WASTE MAGAZINE
La soledad de los campos es solo una ilusión óptica y de los
sentidos. La realidad es que aunque no podamos verlos, en los
alrededores de núcleos urbanos habitan centenares de ejemplares de
fauna, decenas de especies que realizan todo su ciclo vital de la
forma más discreta posible y que dejan marcas que indican que
están ahí. Intentar descubrir esas señales en el suelo y la
vegetación, junto a un arroyo, por un sendero, o por los bordes de
cultivos, puede darnos a conocer todo un mundo oculto y
apasionante.
FOTOGALERÍA, CURSO DE
APRENDIZAJE DE HUELLAS. FOTOS: J. E. GÓMEZ
Huellas de Garcilla bueyera en el barro
Esa pequeña manchita negra con una punta blanca, no es una pelusa
movida por el viento, sino un excremento de serpiente. Aquel resto
verde es la prueba de que por allí ha pasado una Polluela de agua,
y aquella marca de uñas y pies almohadillados, no es de un gato,
sino de un zorro que merodeaba en busca de algún ratoncillo de
campo o pájaro que llevarse a la boca. Se ven fácilmente: huellas
triangulares de las patitas de las aves; si tienen forma de
pequeñas manos descubren la presencia de ratas, y si son marcas
como mullidas y las traseras especialmente largas, delatan que por
allí hay conejos. «No los vemos porque en su mayoría tienen
costumbres crepusculares, se mueven al amanecer y atardecer, y
muchos de ellos son únicamente nocturnos, pero no lo dudes, están
en todos los posibles hábitat, y muchos de ellos muy cerca de los
pueblos para aprovechar las actividades agrícolas y lo que el
hombre deja a su paso», dice Alberto Fernández, un biólogo
especializado en rastreo técnico de fauna, que imparte cursos
sobre esta disciplina a grupos de jóvenes y mayores interesados en
conocer la biodiversidad que nos rodea.

Huellas de ardilla



Rata de agua / Nutria



Huellas de zorro (marca las uñas) y de Lince, al ser un
felinono marca las uñas
Curso de rastreo
La idea de un curso de rastreo técnico de fauna surgió de un grupo
de personas, amantes de la naturaleza, que forman la Agrupación de
Voluntariado Ambiental de Santa Fe, que tiene su sede en el Centro
de Estudios Ambientales de esa localidad del área metropolitana
granadina. «Sabíamos que había un gran interés por este tipo de
conocimientos, y de hecho se han apuntado más de treinta personas
y tendremos que hacer más cursos en los próximos meses», dice
Alberto Fernández.
La realidad es que saber seguir las huellas y rastros de los
animales es algo que fascina de forma especial al ser humano. «Es
satisfactorio ver una pequeña marca en la tierra, junto a un
charco, y poder saber que un ejemplar de tejón, o una gineta, han
estado por aquí», dice uno de los jóvenes rastreadores, que junto
a sus compañeros se muestran sorprendidos de la gran cantidad de
huellas que encuentran en el barro, ya seco que se había acumulado
debajo de un puente, junto al cauce del río Genil, a la salida de
la localidad de Láchar. «Aquí hay de zorro, y éstas podrían ser de
mirlos, ya que son un poco más grandes que las de los paseriformes
(pajarillos pequeños, tipo gorrión)», dicen los alumnos, que
muestran una especial atención al descubrir filas de marcas
pequeñas que «parecen manitas una junto a otra… Son de rata… y
preciosas».
Huellas de coleóptero en arena de dunas
Los días especialmente indicados para intentar dar con huellas son
los siguientes a jornadas de lluvia. Los animales han dejado sus
pies marcados en el barro de los caminos y los campos, y serán
fáciles de ver, aunque se tiene que andar con cuidado para no
pisarlas y destruir los rastros. Todo el mundo ha podido observar
decenas de huellas, de un tamaño medio, que siempre se asimilan a
cabras ovejas, perros y gatos, cuando en realidad, es posible que
se trate de cabras monteses (la típica huella de un ungulado pero
con los bordes más finos, ya que se apoya con suavidad sobre el
suelo), y sobre todo de jabalíes, que puede asimilarse a la de un
cerdo, que hunde las pezuñas en el suelo, pero con dos
pequeñas marcas posteriores a cada lado de ellas. Además, en su
caminar, la pata trasera pisa casi siempre sobre parte de la
delantera, por lo que la huella se puede ver como doble. Son
detalles que hay que conocer, como la forma de diferenciar un gato
de un perro o un zorro. El gato muestra más los signos de las
almohadillas de su planta y sus cuatro dedos, pero no hay
impresiones de las uñas porque los felinos las retraen mientras
andan, al contrario que los perros y zorros, en cuyas huellas sí
se verán las uñas. También es normal encontrarse con rastros de
ardillas, de las que cada vez hay más y pueblan los bosques de
pinos. Son huellas pequeñas, almohadilladas que tienen una
característica muy peculiar, las cinco uñas son grandes y muy
marcadas. Los conejos también dejan señales en los bordes de
cultivos, e incluso en zonas muy alteradas por el hombre, con el
arrastre de sus patas posteriores y una pequeña marca de las
anteriores.



Gamo / Jineta



Capra pyrenaica (Cabra montés) / Conejo
Los rastros de pequeños mamíferos son un mundo aparte. Poseen una
gran complejidad, y sobre todo son más difíciles de detectar,
entre otras cuestiones porque son minúsculas. Lo habitual es
encontrar huellas de ratones de campo, musarañas, comadrejas, y
también ratas, topillos y erizos, además de numerosas aves,
pequeñas y grandes. Las aves suelen marcar sus tres dedos hacia
adelante, como un triángulo, pero si tienen una línea que los une
entre sí, indica que se trata de aves acuáticas, como los patos.
Algunas aves, como los cernícalos, rapaces de tamaño medio de los
que hay una gran cantidad en la vega granadina, señalan también un
cuarto dedo hacia atrás.
Craneo de zorro
Cacas delatoras
Rastrear, pasar un día en el campo intentado localizar las señales
no solo nos va a mostrar los rastros de las pisadas de la
fauna, sino que hay otras muestras menos agradables pero que nos
dicen claramente a quién pertenecen. Los excrementos de animales
son inconfundibles, desde el grosor en forma de bolas unidas de
las cacas de los jabalíes, a las finísimas tiras de material negro
de pocos centímetros de los excrementos de reptiles,
inconfundibles porque tienen una pelotita blanca en su extremo que
está formada por el ácido úrico que ha expulsado el animal. Hay
especies que aunque casi nunca podemos verlas les gusta decir que
han estado allí y que ese es su territorio, es el caso de los
zorros, que hacen sus deposiciones sobre plantas, en un lugar bien
visible, para marcar posiciones. Se diferencian de otros mamíferos
que también utilizan ese método, en que en las heces se aprecian
trozos de huesecillos de los micromamíferos (ratoncillos y otros
roedores pequeños) con los que se han alimentado.
Si se encuentran excrementos de pequeño tamaño, que podrían ser de
reptil o de ave, con restos de semillas, lo normal es que sean de
un pájaro, dice Alberto Fernández, que matiza que basta con
aplicar la lógica, ya que un reptil no come semillas.

Excremento de zorro (con trocitos de huesos) y colocados sobre
unamata para mostrar su presencia y marcar territorio


Excrementos de Cabra montés, Jabalí y Tejón
Comportamiento
Según las explicaciones de Alberto Fernández, se puede saber qué
estaba haciendo el ejemplar concreto que ha dejado el rastro y
cuándo pasó por allí. «Si la huella está levemente borrada por
la lluvia habrá que preguntarse
cuánto tiempo hace que no
llueve; si tiene polvo acumulado tendrás que
recordar cuándo sopló viento y con qué intensidad».
La conducta también es un parámetro que puede conocerse al
observar las marcas que esos animales, que generalmente no vemos,
han dejado en los campos. «Cuando uno de ellos recorre su
territorio en busca de alimento o de pareja, se mueve de distintas
maneras: corre, salta, se para a oler, sube un árbol
va trotando, se asusta y corre de nuevo. Si vemos un patrón de
huellas que va y vienen en varias direcciones, cambia
constantemente, va de una zona a otra, cruza un puente y sube a un
árbol, se acerca a la orilla del río a beber, podemos interpretar
que el animal está cazando en sus
correrías nocturnas», dice Alberto Fernández, que señala que
es posible encontrar en la misma zona un patrón de comportamiento
constante con distancias entre las huellas que señalan que ha ido
al trote o al paso o de forma rectilínea. «El animal
delata así su vuelta hacia su
refugio o guarida ya que se ve el camino que ha
seguido y no zigzaguea. Simplemente con analizar la disposición de
las huellas en el terreno y como se interprete el rastro, podemos
tener escrito en el terreno que estaba haciendo el animal y
su horario de vuelta a casa»

Las ardillas reúnen las piñas bajo los árboles y después las
comen como muestra la imagen. En el caso de que quede un
'penacho' en la piña habrá sido comida por ratones de campo
Huella de ave, Mirlo común
Los rastros que producen una especial fascinación son siempre los
de animales carnívoros. En la península Ibérica hay algunas
especies conocidas por todos, zorros, lobos, gatos monteses,
linces. Según su forma de apoyar las patas en el suelo es
fundamental para que podamos conocerlos. El curso que imparte
Alberto Fernández, muestra tres clasificaciones básicas para los
carnívoros, los digitígrados, que se apoyan sobre la punta de los
dedos y la superficie de contacto es mínima y la huella pequeña,
como lobos, perros y linces. Los plantígrados, son los que apoyan
la totalidad del pie, como el hombre, y los tejones, por ejemplo.
La tercera clasificación es la de los semidigitígrados, una mezcla
entre unos y otros, el caso de comadrejas y nutrias.
Huella de Garcilla bueyera y huella de perro, marca las
almohadillas y las uñas
En los lugares cercanos a lagunas, humedales y cultivos se
pueden ver decenas de huellas triangulares que pertenecen a
garcillas bueyeras. Muy mezcladas y próximas a pequeños
agujeros en el barro. Las garcillas han esperado a que se retire
el agua del charco, cuando lombrices, larvas e insectos, salen a
respirar por los agujeritos que hacen en el suelo. Ellas,
simplemente, esperan y comen.

Huellas de ave y de felino en arena de dunas
Huellas de jabalí. Las pezuñas traseras se marcan sobre la
huella de las delanteras
En movimiento
Al paso
Habitual entre los carnívoros en su territorio. La huella de las
patas posteriores casi coincide con las anteriores. En algunos
casos se pueden posicionar casi encima
dando como resultado una huella
con muchos dedo.
Al trote
Utilizado por animales que recorren largas distancias y necesitan
ahorrar energía. Levantan a la vez una extremidad de un lado y la
posterior del otro.
Al galope
Es la forma más rápida de desplazamiento pero es usada pocas veces
porque consume mucha energía. Utilizada para perseguir a una
pieza. La huella muestra como apoya la extremidad posterior, luego
la otra, después una anterior, acto seguido la otra y se impulsa
para mantenerse unos instantes en el aire, y
volver a comenzar el ciclo.
Salto
Los carnívoros en general tienen mucha fuerza en los cuartos
traseros y esto da como resultado, si el terreno lo permite,
impresiones potentes correspondientes al salto. El salto puede
producirse en parado o bien en marcha.
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