EVOLUCIÓN
* PALEOANTROPOLOGÍA
'Homo floresiensis', una nueva especie humana coetánea
del Homo erectus
Por Luis Alfonso Gámez / IDEAL - octubre 2004- //WASTE MAGAZINE
Cuando los neandertales se extinguieron hace 28.000 años, los
'Homo sapiens' no nos quedamos solos. Compartimos el planeta
durante 10.000 años más con otra Humanidad que vivió en la isla de
Flores, en Indonesia. Eran hombres de un metro de altura ¿la
estatura de un 'hobbit' de J.R.R. Tolkien? que habían encogido a
partir de una población de '
Homo erectus'. Su capacidad
craneal era de sólo 380 centímetros cúbicos, menos que un
chimpancé y equiparable a la de Toumaï, que vivió hace más de 6
millones de años en África y es el más antiguo de los homínidos.
Sin embargo, tenían útiles de piedra y, muy posiblemente, cazaban
en grupo.
Todo ello ha sido publicado en la revista científica Nature. «¡Es
un descubrimiento único, excepcional!», indicaba Eudald Carbonell,
arqueólogo y codirector de las excavaciones de Atapuerca, Burgos.
Los primeros restos de 'Homo floresiensis' ¿como ha sido bautizada
la nueva especie? fueron desenterrados en septiembre del año
pasado en la cueva de Liang Bua, en Flores: consistían en un
cráneo, un fémur, una tibia, costillas, parte de una pelvis...
Un equipo dirigido por Peter Brown y Mike Morwood, de la
Universidad de Nueva Inglaterra (Australia), ha sacado a la luz
desde entonces huesos correspondientes a cinco o seis individuos,
así como herramientas de piedra y restos óseos de animales. La
situación de las piezas en el yacimiento deja abierta la
posibilidad de que la industria lítica más compleja sea obra no
del nuevo homínido pigmeo, sino de miembros de nuestra especie,
que llegó a Australia hace unos 45.000 años; pero eso no resta
trascendencia al hallazgo.
Craneo y mandíbula (Nature) / Comparativa entre H.
Floresiensis y H. erectus (Nature)
«¡Es un bombazo! ¡Es increíble, fantástico, una maravilla! ¡Estoy
alucinado!», admitía tras conocerse el hallazogo el
paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro, del Museo Nacional
de Ciencias Naturales y codirector del proyecto Atapuerca. «La
existencia de estos homínidos supera la ciencia ficción»,
aseguraba Carbonell. «Parece ciencia ficción, pero no lo es»,
coincidía Bermúdez de Castro. En 'Nature', revista que ha
publicado el hallazgo, Marta Mirazón y Robert Foley, de la
Universidad de Cambridge, afirman que «estos fósiles son uno de
los descubrimientos más excepcionales de la paleoantropología en
medio siglo».
.
'H. floresiensis' se sitúa en la historia de la evolución humana
en un momento en el que se creía que ya éramos los únicos
homínidos en la Tierra. La datación de los restos de Liang Bua
demuestra que otra Humanidad sobrevivió hasta hace unos 18.000
años, como poco, y los investigadores estiman que puede que ya
existiera en Flores hace 78.000 años. Eso quiere decir que hace
50.000 años había en nuestro planeta, al menos, tres especies de
humanos y que la desaparición de los neandertales en Europa, hace
unos 28.000 años, no marcó el principio de nuestra soledad. «Ahora
estamos solos; pero durante mucho tiempo estuvimos acompañados»,
puntualiza Carbonell.
La línea evolutiva
El linaje de los homínidos se separó del del chimpancé en África
hace unos 7 millones de años. Los primeros eran parecidos a
chimpancés bípedos. Nuestra especie, 'Homo sapiens', apareció en
Etiopía hace unos 160.000 años, de padres africanos; los
neandertales evolucionaron en Europa hace más de 150.000 años a
partir de poblaciones africanas que habían emigrado hace más de un
millón de años. A estas dos humanidades hay que sumar ahora la de
'H. floresiensis', una variación insular y de reducido tamaño de
'Homo erectus' o de una especie emparentada con éste.
Orígenes
Grafico de la evolución humana / portada de Nature /
www.nature.com
«Es la primera noticia en más de un siglo de una nueva especie que
ha convivido con nosotros», ha recordado Bert Robert, de la
universidad australiana de Wollongong. Los primeros restos de un
neandertal fueron descubiertos en 1856. Morwood dijo ayer,
respecto al nuevo homínido, que «algunos de los hallazgos de
Dmanisi (Georgia), de una antigüedad de 1,8 millones de años, son
los que más se le aproximan». Bermúdez de Castro comparte esa
opinión.
El experto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) cree que homínidos como los de Dmanisi ?que tienen una
capacidad craneal de entre 600 y 700 centímetros cúbicos y
mantienen rasgos de 'H. erectus'? pudieron llegar hasta Oriente
asiático, «meterse en Indonesia y quedarse aislados». En Flores,
se han descubierto herramientas líticas de 840.000 años de
antigüedad. Lo que no se sabe es si nuestros antepasados y este
pariente lejano se vieron las caras, ya que las primeras pruebas
de la presencia de nuestra especie en Flores datan de hace 11.000
años.
A la sorpresa del hallazgo de un nuevo humano hay que unir lo
reducido de su estatura y de su cerebro, el más pequeño de todos
los homínidos. «Aunque es habitual que los grandes mamíferos
reduzcan su tamaño en entornos insulares, nunca antes se había
visto esto en un pariente humano», destaca Brown. La ausencia de
depredadores se considera una de las causas del enanismo en
condiciones de aislamiento insular, que en Flores posibilitó la
existencia de elefantes enanos (Stegodon), al igual que se han
encontrado osamentas de mamuts enanos en islas del Mediterráneo.
Útiles y aptitudes
Los investigadores han hallado útiles de piedra en dos zonas del
yacimiento: unos pocos asociados al esqueleto parcial descubierto
hace un año y otros, muchos, en una zona de la cueva donde hay
restos de elefantes enanos víctimas de cazadores prehistóricos.
Estas últimas herramientas son las más complejas. Carbonell cree
que pueden estar asociadas a 'H. sapiens' y no al nuevo homínido.
Coincide con los descubridores, eso sí, en que 'H. floresienses'
pudo conservar las habilidades de sus antepasados en el proceso de
'enanización', «porque ya había adquirido las conexiones
neuronales y las conductas».
El descubrimiento del equipo liderado por Brown y Morwood abre una
apasionante vía a la paleoantropología del siglo XXI: si en un
medio ambiente insular aislado sobrevivió un homínido hasta hace
tan poco tiempo, pudo ocurrir lo mismo en muchas otras islas que
aún no han sido exploradas por los paleoantropólogos.
El futuro está en Asia
La isla de Flores tiene 17.000 kilómetros cuadrados y una
peculiar fauna: es uno de los contados refugios del dragón de
Komodo y acogió en el pasado elefantes enanos. Es famosa por tres
lagos ?ubicados en sendos cráteres? cuyas aguas son azules, verdes
y negras. El hallazgo publicado hoy va a animar a numerosos
investigadores a buscarla en el mapa. Todavía hay muchas
incógnitas que despejar en el árbol evolutivo de los homínidos y
bastantes respuestas pueden estar enterradas en Asia, un
continente al que, según José María Bermúdez de Castro, se «va a
desplazar el interés de los paleontólogos».
Por de pronto, esta pequeña isla ha permitido a los científicos
descubrir que unos humanos, cuya existencia no sospechaba ni la
mente más imaginativa, convivieron con nosotros hasta hace muy
poco. «Esta especie enana nos indica que queda mucho por hacer,
muchos lugares por explorar, y que es posible que haya otras
parecidas en entornos insulares», dice Eudald Carbonell. «Puede
aparecer cualquier cosa en cualquier sitio», coincide Bermúdez de
Castro.
Fabulosa isla de
Flores
Por
José María Bermúdez de Castro profesor
de investigación del Consejo Sperior de Investigacioes
Científicas / IDEAL
Sorpresa, incredulidad, excitación, inquietud.; éstas son algunas
de las sensaciones que se pueden sentir cuando uno devora con
avidez los párrafos de los dos artículos que hoy publica la
revista 'Nature' sobre el hallazgo de un nuevo homínido en
la isla de Flores, en Indonesia.
El equipo científico formado por especialistas de Australia e
Indonesia debió de tener sensaciones similares cuando obtuvo los
restos del nuevo homínido en las excavaciones de la cueva de Liang
Bua, en la pequeña y alargada isla de La Sonda. Seguro que el
reducido tamaño de los fémures y tibias encontrados fue
sorprendente: aquel homínido no habría superado el metro de
estatura y, por supuesto, caminaba erguido como nosotros. La
morfología de la pelvis y la posición del forámen magno en la base
del cráneo no dejarían lugar a las dudas; pero lo más inquietante
para los científicos debió de ser el diminuto tamaño del cráneo y
del cerebro del homínido de Liang Bua. Según indican los análisis
realizados por medio de las técnicas del carbono 14, series de
uranio y resonancia de spin electrónico (ESR), hace unos 18.000
años vivió en la isla de Flores un ser humano con un cerebro cuyo
tamaño no alcanzaba los 400 centímetros cúbicos. No es difícil
imaginar las dificultades que debieron de tener los científicos
para entender y explicar este descubrimiento.
No sin grandes esfuerzos, el homínido de Liang Bua puede hacerse
encajar en el puzle de la evolución humana. Los autores del
hallazgo consideran, en mi opinión de manera acertada, que estos
homínidos pueden estar relacionados con las primeras poblaciones
eurasiáticas, que están bien representadas en el yacimiento de
Dmanisi, en la República de Georgia, situado a los pies del
Cáucaso y a las puertas de Europa. De hecho, no se nos escapan
ciertas similitudes entre los homínidos de Dmanisi, que tienen una
antigüedad de 1.800.000 años y el homínido de Flores. Si esto es
así, puede que las poblaciones de homínidos de esta isla quedaran
aisladas hace mucho tiempo, quizás durante el Pleistoceno
Inferior, hace más de un millón de años. El modelo de evolución en
condiciones de insularidad es bien conocido, con una tendencia muy
común hacia la disminución de talla. Hasta ahora no conocíamos un
caso similar en homínidos y esto es precisamente lo que nos deja
atónitos.
La reducción del cerebro en 'Homo floresiensis', como ha sido
bautizado por sus descubridores, escapa de los presupuestos que
hemos mantenido hasta el momento. El cerebro es un órgano muy
'caro' desde el punto de vista energético, por lo que su reducción
puede entrar en la 'lógica' de la evolución en condiciones
ecológicas distintas a las de otros homínidos. A pesar de la
disminución cerebral, 'H. floresiensis' no perdió la capacidad
tecnológica que traía consigo cuando se instaló en esta región.
Estos homínidos también modificaron su nicho ecológico en aquel
ecosistema insular. Por ese motivo, pienso que los autores del
descubrimiento aún deberían haber sido más valientes y proponer
que estos homínidos representan no ya tan sólo una nueva especie
del género 'Homo', sino incluso un nuevo género de homínido. Este
sensacional descubrimiento dará lugar a un cálido debate en el
seno de la comunidad científica y representa un nuevo acicate para
seguir investigando en un mundo apasionante que no cesa de
causarnos asombro.
Los descubridores afirman que puede haber especies aún sin
hallar
Europa Press / Madrid
Bert Roberts, antropólogo de University of Wollongong (Australia),
que ha participado en el descubrimiento del 'Homo floresiensis',
una nueva especie humana hallada en Indonesia, considera el
hallazgo como el "más fabuloso testimonio de la pésima
conservación potencial de fósiles en el registro geológico, y nos
hace preguntarnos cuántos fósiles de otras especies humanas,
además de otros miembros del reino animal, permanecen ocultos en
alguna cápsula del tiempo subterráneaesperando pacientemente a ser
descubiertos".
Por su parte, MikeMorwood, de University of New England, Armidale
(Australia), colaborador de Roberts, menciona los rasgos más
importantes de este hallazgo sin precedentes. "Algunos de los
rasgos del esqueleto descubierto se remontan, en la secuencia de
homínidos, a mucho antes que los hallazgo del 'Homo erectus' en
Java. Algunos de los hallazgos de Dmanisis (Georgia, EE.UU.), de
una antigüedad de 1,8 millones dea ños, son los que más se le
aproximan".
En segundo lugar, el investigador señala que los pequeños
homínidos vivieron en Liang hasta hace alrededor de 12.000
años. "Esto es muy reciente, y se superpone en decenas de
milenios con los seres humanos modernos que vivían en la región.
Documentar la naturaleza de la interacción entre nosotros y ellos
es una prioridad".
Para Morwood, la complejidad delcomportamiento mostrado por los
pequeños homínidos es inesperada, dado el pequeño tamaño de su
cerebro. "La caza comunal del elefante enano stegodon, el empleo
del fuego y la fabricación de sofisticadas herramientas de piedra
son todos evidentes en los depósitos asociados", señala el
investigador.
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