¿DÓNDE ESTÁN LAS GOLONDRINAS?
Miles de ejemplares no acuden a su cita primaveral en lagunas,
campos y pueblos de la Península Ibérica
Ornitólogos alertan de la merma continuada de las poblaciones de
un ave insectívora que forma parte de la historia y las costumbres
de los pueblos del sur
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle - Waste / IDEAL

Cada día, al atardecer, el cielo se puebla de pequeñas aves de
color negro que vuelan incansables hasta que el sol se oculta. Son
vencejos, aviones y golondrinas, aunque esta última especie es
cada vez más difícil de observar. Su elegante manto de reflejos
azules en forma de frac, con vientre blanco y garganta roja, ya no
es la forma predominante en los grupos de aves insectívoras que
cazan sin cesar sobre las láminas de las lagunas, playas,
cultivos, pueblos, e incluso la ciudad y su entorno. La golondrina
común (
Hirundo rustica) ha reducido su presencia en más de
un 30% en la última década. Según los expertos de la Sociedad
Española de Ornitología, la merma de las poblaciones continúa y
pone en peligro la supervivencia de esta especie, que en Granada
ha sido siempre una de las más numerosas, con una población
estimada de algo más de 700.000 ejemplares.
En España la estimación es de una merma de un millón de
golondrinas por año, con un censo que se encuentra en alrededor de
30 millones de individuos en la Península Ibérica.
Las golondrinas, consideradas como una de las aves mejor
relacionadas con el hombre, experimentan un descenso en la
provincia de Granada de más de un cuarto de millón de individuos
en los últimos diez años y cada temporada son alrededor de 10.000
las golondrinas que ya no vuelven a sus territorios habituales de
reproducción después de pasar el invierno en África, hacia donde
se marcharon para huir del frío y desde donde vuelven a aprovechar
la climatología benigna del sur de Europa, aparearse y perpetuar
la especie.
No se ha llegado a establecer una causa exacta de la reducción de
las poblaciones de golondrina común y de otras especies de su
misma familia como los vencejos y aviones. Las razones se
encuentran, según los ornitólogos en el continuado uso de
pesticidas, muchos de ellos incontrolados; la desaparición de
zonas húmedas; la modificación de territorios agrícolas en favor
de usos inmobiliarios, e incluso cuestiones aparentemente tan
inocuas para el medio natural como la eliminación de cornisas,
voladizos y tejados de teja antigua en edificaciones de pueblos y
ciudades, ya que esos puntos protegidos de los edificios, sobre
todo en el medio rural, son los favoritos de estas aves para
construir sus nidos de barro. Si no existen estas cornisas
resguardadas del viento y las inclemencias meteorológicas, las
golondrinas no pueden anidar y no logran reproducirse. También se
dan numerosos casos de propietarios de edificios que eliminan
nidos de fachadas en tiempo de cría, a pesar de que les podría
acarrear una sanción administrativa por atentar contra la
viabilidad de especies animales en épocas de reproducción.
El incremento en el uso de insecticidas y sistemas para eliminar
ciertas plagas de zonas de cultivo, han afectado de forma directa
a unas aves que se alimentan de insectos. Sin comida, los
territorios que habitualmente frecuentaban dejan de ser aptos para
ellas y no solo no vuelven, sino que su nivel de crecimiento
poblacional disminuye día a día.
SEO/Birdlife ha calificado a las golondrinas como ‘Ave del año
2014’. Una llamada de atención sobre una situación que convertirá
a las golondrinas en una nueva especie en peligro de extinción.
Por el momento,
Hirundo rustica, no está incluida en los
libros rojos de especies amenazadas, pero sí protegida por normas
europeas como la Directiva Aves y el Convenio de Berna.
En Andalucía, donde el censo es de casi seis millones de
ejemplares, el declive de la especie se contabiliza en algo más
del 33%, un porcentaje que está por encima de los criterios de
pérdida de población que establecen organizaciones como la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICM) para
considerar que una especie se encuadra en la categoría de
«vulnerable a la extinción».
Si la tendencia continúa, y parece ser que seguirá así durante
años, la imagen de golondrinas sobrevolando nuestros campos solo
podrá verse en los libros de historia natural.
No todos son golondrinas. Las dos primeras aves por la
izquierda son aviones (
Delichon urbica); en el centro una
golondrina dáurica (Cecropis daurica) muy escasa y en peligro de
extinción, y a la derecha, dos golondrinas comunes (
Hirundo
rustica) con su garganta roja y negra.