Un
problema con pequeños roedores
El ratón colilargo transmisor del Hantavirus (SPH)
Por Cristian Frers -WASTE MAGAZINE
En las últimas cuatro décadas, el reconocimiento de nuevas
enfermedades virales transmitidas por roedores, como el Síndrome
Pulmonar por Hantavirus (SPH), ha renovado el interés por estudiar
las características de las distintas especies de roedores que son
reservorios o "transmisores" de este peligroso virus.
Esta enfermedad se presenta con un cuadro de síntomas similar al
de la gripe, es decir: fiebre, desgano, dolores musculares,
cefaleas, tos y vómitos. En pocos días, aparece dificultad
respiratoria grave, seguida de shock y edema pulmonar. El paciente
padece sensación de falta de aire y puede necesitar oxígeno o
incluso respirador artificial. El período de incubación es de
aproximadamente 21 días, pero puede variar de la misma manera que
en muchas otras enfermedades virales. Ocurre en América del Norte
(Estados Unidos, Canadá), en Sudamérica (Brasil, Bolivia,
Argentina) y también se han detectado casos en Europa (Alemania,
Holanda, Bélgica, Francia).
El primer paso en esta lucha es comprender un aspecto elemental:
¿Qué especie de ratón la transmite y cuál es el virus que provoca
el SPH?
Aunque resta identificar algunos de los transmisores, uno de los
involucrados es el ratón "colilargo" del género Oligoryzomys. Este
animalito tiene el cuerpo y la cabeza cortos, de 9 a 10 cm. Su
cola en cambio es muy larga, de 11 a 12 cm, marcadamente bicolor,
gris en la parte superior o dorsal y blanca en la inferior o
ventral. Sus orejas están cubiertas por pelitos de color ocre y
sus patas traseras son relativamente largas con pies también
largos y estrechos. Se lo encuentra tanto en el suelo debajo de
árboles y arbustos como en las ramas donde construyen sus nidos.
Cuando se traslada entre los pastizales lo hace a los saltos
recibiendo el nombre de "laucha saltadora". Se alimenta de frutos
y semillas, aunque cuando escasea esta comida se transforma en
omnívoro incluyendo en su dieta insectos, gusanos y otros
invertebrados. Su época de reproducción es la primavera, por lo
que la población aumenta desde entonces hasta el otoño. Sus
principales predadores son: el lechuzón campestre, el búho grande,
aguiluchos, águilas, zorros, hurones, gatos silvestres y pumas.
El ratón colilargo es uno de los reservorios del virus, si bien
ellos no evidencian la enfermedad eliminan gran cantidad de virus
con la orina, materia fecal y saliva. Las micropartículas en forma
de aerosol que se generan cuando estas excretas se secan
permanecen en suspensión en el ambiente y contagian al hombre al
ser inhaladas. En particular, en ambientes contaminados que han
permanecido cerrados o sin ventilación durante mucho tiempo.
También es posible el contagio por mordeduras de estos roedores y
la introducción directa del virus vía conjuntival (en los ojos) o
mediante pequeñas heridas en la piel. No se contagia de persona a
persona (al menos no existe ningún reporte de contagio por esta
vía). Los virólogos la descartan de plano, aunque hubieron algunas
suposiciones en contrario. Según los investigadores, el hecho de
que se enfermen personas relacionadas entre sí no es porque uno
haya contagiado al otro sino porque, al compartir la residencia o
el lugar de tránsito, estuvieron en contacto con productos de los
mismos roedores. Sostienen que esto se ve reforzado por el hecho
de que en el tiempo de incubación del virus, que es bastante
largo, los infectados estuvieron en contacto con muchas personas
que no se contagiaron.
Una vez conocido el ratón responsable de transmitir la enfermedad,
tendrá que encararse el asunto desde una perspectiva ecológica que
permita identificar las épocas de mayor riesgo, los hábitat más
afectados y el sector de la población humana más propensa a sufrir
la enfermedad. La aparición de brotes epidemiologicos de HPS están
casi siempre asociados con:
-Sembrado o cosecha de campos.
-Ocupación de ambientes que permanecieron cerrados por un tiempo
medianamente largo.
-Limpieza de granjas.
-Habitar casas con población de roedores en las áreas
circundantes.
-Residir o visitar áreas donde la población de roedores mostró un
aumento de densidad.
En Argentina, los primeros problemas con Hantavirus en humanos
datan de 1995. En 1997, los casos confirmados sumaban 81,
con una letalidad del 55%. En la actualidad, la muerte es en un
30% de los casos. Seis jurisdicciones notificaron casos, pero las
Provincias de Río Negro y Salta fueron las más afectadas. A partir
de entonces, en el país se ha dado el mayor número de casos en
Sudamérica (unos doscientos noventa). El Hantavirus que se
encuentra en Argentina es del tipo Andes (AND) y que cuenta en
nuestro país con, por lo menos, cinco clases o linajes diferentes,
conocidos como "Sur" (Patagonia), "Norte" (Salta y Jujuy),
"Lechiguanas" (Delta entrerriano y Norte de la Provincia de Buenos
Aires) "Central Buenos Aires" y "Central Plata" (Centro y Este
Bonarense). En los Estados Unidos se han denunciado más de 170
casos de Síndrome Pulmonar por Hantavirus, diseminados en 21
estados, 37 casos en Canadá, 33 en Brasil y también se registraron
320 casos en Europa.
Esta situación promovió el desarrollo de planes de investigación
en Argentina por parte de diversas instituciones, como la
Universidad de Buenos Aires, el CONICET, la Fundación Alberto J.
Roemmers y el Ministerio de Salud de la Nación desde sus distintos
ángulos.
Se sabe que hay una mayor frecuencia de casos de SPH en verano, y
que la enfermedad ataca en mayor medida a trabajadores rurales y
habitantes de zonas suburbanas. Esto es así, porque allí los
contactos con los ratones colilargos se hace más frecuentes.
No existe evidencia científica alguna que justifique la
restricción de viajes turísticos por lugares donde han ocurrido
casos de Hantavirus. La poca resistencia del virus en el ambiente
indica que se pueden mantener todas las actividades sociales,
deportivas, turísticas o de recreación con las siguientes
precauciones:
-Evitar el contacto directo con roedores o sus madrigueras y
no manipular sus nidos.
-No ocupar cabañas u otros alojamientos cerrados donde se
encuentren evidencias indirectas (materia fecal, materiales
roídos) de la presencia de roedores. Antes limpiarlos y
descontaminarlos.
-No dormir directamente sobre el piso, disponer de un aislante
debajo de la bolsa de dormir. Usar carpas con piso.
-No colocar la carpa o bolsa de dormir en las cercanías de
madrigueras o posibles alojamiento de roedores.
-Usar calzado cerrado como bolceguíes, pantalones largos y camisas
de mangas largas al caminar entre matorrales, pastizales altos o
picadas cerradas.
-No llevarse a la boca tallos, hojas, granos o frutos silvestres
(sauco, calafate, frutilla).
-Usar solamente agua segura, es decir, embotellada, hervida o
clorada, tanto para beber como para la higiene personal o de la
vajilla.
Siendo los roedores parte integral de la fauna nativa
sudamericana, el próximo desafío será lograr modelos tendientes a
prevenir y predecir el riesgo de transmisión de la enfermedad para
controlarla, respetando, al mismo tiempo, la existencia de los
pequeños roedores en los ecosistemas de esta parte del mundo. No
es cuestión de exterminarlos o que ellos nos exterminen a nosotros
a través de un virus... Después de todo tanto ellos como nosotros
tenemos derecho a estar aquí.
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