(...)Observar el sinuoso recorrido del Guadiana Menor a través de las tierras áridas es conocer la evolución geológica de los últimos dos millones y medio de años y leer, en las paredes de los cortados las páginas de un libro que muestra la evolución de la tierra. El paso de las aguas del río ha horadado las gargantas de tierra y descubierto secuencias estratigráficas que permiten conocer periodos en los que habitaron los enormes tigres diente de sable, mastodontes, elefantes, hienas y otros grandes mamíferos y comenzaron, en estas tierras, las evoluciones de los primeros homínidos de Europa.
El río Guadiana Menor (llamado así para diferenciarlo de su homónimo Guadiana) tiene el agua de color turquesa, tanto cuando desciende rápida, como en los remansos, donde calma su ímpetu y riega tierras de cultivo, alimenta riberas con bosques de galería y se convierte en un perfecto corredor ecológico a través de un territorio inhóspito, un eje que visto desde el aire se asemeja a una larga serpiente coloreada de mil y un tonos de verde, amarillos y rojos, que señalan la presencia de bosquetes de sauces, rosales, frutales naturalizados e incluso alisos, todo ello rodeado por espacios aparcelados que muestran el uso que el hombre ha dado a estas riberas a lo largo de los milenios. Llama la atención que esta zona del norte de la provincia de Granada, además de ser de las de mayor valor ecológico del sur peninsular, también es de las que han experimentado un mayor uso humano, pero que en este caso ha sido equilibrado y, en cierto sentido, sostenible. El hombre, desde el Paleolítico, utilizó para desplazarse, estas riberas, los caminos del agua, a semejanza de los movimientos de otras especies animales que saben que junto a los ríos se encuentran los elementos necesarios para sobrevivir.
Para conocer las singularidades del Guadiana Menor y el Geoparque, viajamos al embalse de Negratín. Es un pequeño mar interior rodeado de los más impresionantes sistemas de ‘badlands’ de Europa. En sus riberas se alzan murallas de tierras blandas erosionadas por el viento y la lluvia que generan ‘chimeneas de hadas’, que se asemejan a pequeñas torres de tierra con pequeños tejados en su cúspide a modo de chimenea. El agua refleja el color rojizo de las tierras en las orillas y de las pequeñas islas que afloran casi en el centro del embalse, entre ellas las islas de las gaviotas, hasta donde poblaciones de gaviotas patiamarillas vuelan cada año desde el mar para anidar y reproducirse.
El agua tiene tintes amarillentos y rojizos de las arcillas de sus riberas. El embalse es un oasis en territorios a un paso de ser considerados semidesiertos, un espacio para navegar a bordo de kayak y piraguas, recorrer los meandros entre islotes y acercarse a las riberas de cortados arcillosos, donde ver de cerca las huellas del paso del tiempo geológico. Desde el centro del embalse, donde llegan las aguas de los ríos que discurren por las tierras del Geoparque y la sierra de Castril, se observa la majestuosa imagen del cerro del Jabalcón.
La carretera que accede desde la A-92 y las inmediaciones de la localidad de Freila nos lleva a la presa del embalse y baja hasta las instalaciones hidrológicas que distribuyen el agua del embalse, bajo los cortados, con un pequeño puente sobre el que discurre el río que acaba de nacer en el aliviadero del pantano. Pero queremos ir más allá, conocer los secretos del río de aguas turquesas. La carretera baja sustentada en la pared rocosa hasta una curva de casi 360 grados. En el centro de esa curva parte un carril de tierra que se adentra en territorio de ‘malas tierras’.
Caminamos entre cárcavas y sustratos salinos, a la izquierda, paralelo, se vislumbra el paso del cauce. El sol abrasa a pesar de que aún no se encuentra en su cénit, pero desde el río llega una suave brisa húmeda. Caminamos 800 metros, hasta un sendero que se acerca al cauce. El agua se ha remansado y baja zizagueante. Desde este punto es posible conocer el discurrir del cauce a lo largo de varios kilómetros de carril y accesos al cauce, un recorrido para realizar una completa inmersión en un paisaje de ribera que alimenta ecosistemas y a sus habitantes, pero sobre todo, para descubrir parajes y rincones insospechados en el corazón del Geoparque, donde las tierras áridas, erosionadas, aparentemente yermas, esconden verdaderos oasis verdes convertidos en las arterias para la supervivencia de sus pobladores.
La fuente original del Guadalquivir
Conocer el Guadiana Menor es adentrarse en lo que algunos científicos consideran la auténtica fuente del Guadalquivir, al menos desde un punto de vista geológico e hidrológico. Recorre parte de la provincia de Granada y de Jaén hasta unirse al Guadalquivir en Úbeda, por lo que se considera un afluente del río de Andalucía. Pero científicos, avalados por la Confederación del Guadalquivir, señalan que si se considera que el cauce del Guadiana Menor se extiende con el Guardal, la longitud y caudal es mayor que la del Guadalquivir, lo que convertiría a este último en afluente del río nacido en el Geoparque.
CÓMO LLEGAR
Embalse Negratín: A través de la A-92 Norte, salida 25 hacia Bácor, pero poco antes de llegar, tomar la desviación a Freila hasta encontrar las indicaciones que van al Poblado del Negratín
Cauce del Guadiana Menor: Por la carretera de la presa hasta una curva muy cerrada de donde parte un carril.
Visita obligada
Badlands: Situados tras la presa del embalse en la carretera hacia Pozo Halcón y Castril.
Actividades: Desde la carretera de Freila se puede acceder a la playa del embalse, con un magnífico camping y chiringuitos donde comer y disfrutar de paseos en kayak por el interior del embalse.
Piragüismo en el pantano del Negratín
RIBERAS EN EL DESIERTO
El río Guadiana Menor traza un eje verde mientras camina hacia el mar convertido en el Guadalquivir
Riega territorios de Granada y Jaén, es un extraordinario cauce que genera ecosistemas imposibles, y atesora memorias del Paleolítico
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Las tierras rojas y áridas a las que se aferran los espartales de las comarcas de Guadix y Baza, Huéscar , Orce y Castril, son testigos de un tiempo en que los grandes lagos del sureste ibérico se convirtieron en enormes depresiones, mesetas y altiplanos. Un territorio que hace dos decenas de millones de años, se dejó horadar por el curso de aguas procedentes del subsuelo, manantiales que formaron ríos y marcaron la evolución del paisaje, la biodiversidad y después condicionaron los usos y movimientos del hombre. El agua genera y mantiene espacios de ribera, oasis en los desiertos de cárcavas y ‘badlands’ (malas tierras), ejes donde la naturaleza se desborda y favorece un camino para las especies, lugares en los que habitar y transitar de este a oeste.
El gran protagonista es el río Guadiana Menor, el generador de la gran cuenca del noreste de la provincia de Granada, el cauce que nace tras el pantano del Negratín por la unión de tres ríos que aglutinan las aguas que llegan desde la sierra de María (Almería), nacimientos de Orce y Huéscar, a través del Guardal; las de la vertiente sur de la sierra de Cazorla, con el río Castril; y las afloraciones que desde la sierra de Huétor recorren decenas de kilómetros por el cauce del río Fardes.
Las riberas del Guadiana Menor muestran espacios naturales únicos, ecológicamente considerados como de primera magnitud, comparables a las altas cumbres de Sierra Nevada en cuanto a riqueza biológica, paisaje y particularidades ambientales, según la Guía de la Flora Vascular de la Cuenca del Guadalquivir, del botánico granadino Francisco Valle, editado por la CGH, que afirma que «estamos ante uno de los territorios más significativos ecológicamente hablando de toda la comunidad andaluza». El Guadiana Menor es junto al Genil el río más largo de la provincia de Granada, con 150 kilómetros de longitud de cauce desde el Negratín hasta el municipio de Úbeda, donde une sus aguas a las procedentes de la sierra de Cazorla y dan curso al Guadalquivir. Genera múltiples ecosistemas en un espacio que discurre en su mayor parte por zonas que se considerarían desérticas, pero que la presencia constante del agua de esta subcuenca hidrológica hace que los científicos las califiquen como semiáridas.
En el pantano del Negratín, el agua de los ríos Guardal (convertido ya en el Guadiana Menor con aporte sde otros cuaces, como el Fardes, y Castril se embalsan. Forman paisajes húmedos en tierras secas, islas en el desierto; fertiliza las orillas e incluso alberga una de las mayores colinas andaluzas de reproducción de gaviota patiamarilla, que cada primavera e inicio del verano ocupan las islas del interior del pantano para nidificar y cuidar a sus polluelos a más de un centenar de kilómetros del mar.
Tas la presa, las aguas de color turquesa se funden con las del arroyo de Baúl. Bajan tumultuosas hacia el norte, entre los desfiladeros que a modo de cerrada separan las formaciones de aglomerados calcáreos entre los que se aprecian vetas de yesos y suelos donde afloran tierras salinas que dan vida a una muy especial flora alófita. Crean un paisaje sorprendente, más cercano a latitudes cálidas, e incluso transatlánticas. Es un corredor ecológico que visto desde el aire se asemeja a una larga serpiente coloreada de mil y un tonos de verde, amarillos y rojos, que señalan la presencia de bosquetes de sauces, rosales, frutales naturalizados e incluso alisos, todo ello rodeado por espacios aparcelados que muestran el uso que el hombre ha dado a estas riberas a lo largo de los milenios.
Llama la atención que esta zona del norte de la provincia de Granada, además de ser de las de mayor valor ecológico del sur peninsular, también es de las más antropizadas, de las que han experimentado un mayor uso humano, pero que en este caso ha sido equilibrado y, en cierto sentido sostenible. El hombre, desde el Paleolítico, utilizó para desplazarse, las riberas, los caminos del agua, a semejanza de los movimientos de otras especies animales que saben que junto a los ríos se encuentran los elementos necesarios para sobrevivir.
Las riberas del Guadiana Menor son verdaderos oasis en un territorio hostil. En la actualidad, aunque las alamedas y olivares de rápido crecimiento son una realidad que se multiplica día a día, las orillas están parceladas y ocupadas por cultivos de regadío tradicional y aún se mantiene la esencia productiva de las huertas ribereñas, una situación favorecida por la inexistencia de poblaciones demasiado cercanas y el hecho de que los accesos no son fáciles.
Conocer el Guadiana Menor es adentrarse en lo que algunos científicos consideran la auténtica fuente del Guadalquivir, al menos desde un punto de vista geológico e hidrológico, pero sobre todo es realizar un viaje a los orígenes de un territorio que surgió tras la afloración de las cordilleras béticas y la desaparición de los grandes lagos que formaban el sur de Europa.
Aún es factible dejarse fascinar por las formaciones rocosas que guardan los secretos de millones de años de evolución, donde es posible encontrar fósiles de animales marinos, muy cerca de donde hace dos millones de años, caminaban los tigres dientes de sable, había elefantes y grandes hienas, y se sitúa, con evidencias científicas, la cuna de los primeros europeos. Solo hay que caminar por los senderos que desde la presa del Negratín se adentran hacia las riberas, alzar la vista y mirar los cortados sobre los que vuelan las rapaces y anidan cernícalos, grajillas y golondrinas, para comprender el paso de los milenios.
El Guadiana Menor es un lugar para la abstracción, porque ¿quién puede imaginar que una hoja dejada sobre la corriente en el Negratín, como si de un barquito se tratase, navegará hasta llegar al otro extremo de Andalucía, a Sanlúcar de Barrameda, en Doñana, y surcar las aguas del océano Atlántico?
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
FLORA * VEGETACIÓN
Allium sphaerocephalon
Allium paniculatum
Anthyllis cytisoides
Andryala ragusina
Apium nodiflorum
Arundo donax
Asparagus horridus (Esparraguera borde)
Bartsia trixago
Capparis spinosa
Carduus pycnocephalus
Convolvulus lineatus
Helichrysum italicum subsp serotinum
Lygeum espartum (Albardín)
Macrochloa tenacissima /Stipa tenacissima (Esparto)
Olea europaea (Olivo)
Pallenis spinosa
Phragmites australis (Carrizo)
Pinus halepensis
Plantago albicansPopulus alba (Alamo blanco)
Populus nigra (Alamo negro)
Retama sphaerocarpa
Salix fragilis
Salsola opositifolia
Scirpoides holoschoenus (Junco churrero)
Spartium junceum
Thapsia villosa
Merops apiaster (Abejarucos)
Aves
Athene noctua (Mochuelo europeo)
Corvus monedula (Grajilla)
Bubo bubo (Búho real)
Falco tinnunculus (Cernícalo vulgar)
Merops apiaster (Abejarucos)
Monticola solitarius (Roquero solitario)
Oenanthe leucura (Collalba negra)
Pyrrhocorax pyrrhocorax (Chova piquirroja)
Upupa epops (Abubilla)
TEMAS RELACIONADOS
Reportaje publicado en IDEAL el 30 de agosto de 2013
La belleza de las ‘malas tierras’
Los territorios desérticos del noreste de Granada encierran paisajes y hábitats modelados por la erosióndesde hace 23 millones de años. Sobre la meseta del altiplano se alzan los picos erosionados de gigantescas formaciones de rocas blandas que dejan ver lashuellas del tiempo, desdeel Mioceno
Riberas en el desierto, Guadiana Menor
El Chorrillo, La meseta de las flores
Peñones de San Francisco
Río Fardes, arroyos que se tornan ríos
Sierra Nevada, El jardín nevadense
Castillo de Huarea, el secreto del delta
Cuevas de Cozvijar, ojos del paleolítico
Pantaneta de Alhama
Bajo los tajos de Huenes
Dornajo, la frontera de las altas cumbres
Molino del Rey. Aguas para el duque
Las lagunas de Vélez
Alfaguara, trincheras de los pocicos
Torre de Melicena
Donde renace el Cubillas
Playa del Ruso, la cala del manantial
Dúrcal, los puentes del milenio
Sierra de Huétor, Alfaguarilla
Castillo de Lanjarón, el secreto morisco
Sierra Nevada, Boca de las Pescá
Mirador de Alixares, el mirador olvidado
Atalaya de Deifontes, La puerta del reino
‘Los Quinientos’ de Padul
Poqueira, Agua y luz para la Alpujarra
La Malahá, Sal, termas y desiertos
El canal de la vía Augusta
Río Verde, los secretos de Cázulas
El Cable de Motril
Palacio de Dar al arusa
El Ojo oscuro / Humedal de Padul
Torre de Romilla, El vigía de la pequeña Roma
Infiernos de Loja
El castaño del abuelo, el guardián de Sulayr
Entre los tajos del Gollizno, río Velillos
El canal de las arenas... y montesas
Oro de dos milenios
Riofrío, aguas arriba
La cantera de El Turro, roca madre de las columnas del palacio de Carlos V
Puente de Tablate, la puerta de los moriscos
Azud de Pinos Genil: Agua para la metrópoli
Torre nazarí, La última atalaya de Dúrcal
Fuentes del Poqueira
Lapiaz del Puerto de la Mora La linde de la paleofrontera
Las termas del Çehel
Castillo de Mondújar - El retiro de Zoraya
Parador - Desde las huertas del convento
Puente del Hacho Senderos de hierro
Alixares El palacio del Sol y el agua
Rio Fardes, Los ‘mil y un’ manantiales
Deifontes Nacimiento El ‘olimpo’ del agua
Acequia del Tercio - Acequia real - Aguas para la Alhambra
Pantano de Béznar - Cuando el Valle era una isla
Vereda de la Estrella - La senda a las minas
Media luna - ingeniería milenaria
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para vivir en tiempos de estío