Ruta
de la Granada Romántica
Un recorrido entre jardines sugerentes, estanques y miradores para
pasear en el Día de los Enamorados.
Conocer los rincones y paisajes que convirtieron Granada en
inspiración de los viajeros románticos del XIX
Texto y fotos por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL
-WASTE MAGAZINE
La imagen de los dioses, de Afrodita y Adonis, se refleja en el
agua de los estanques, figuras de terracota que permanecen a
través del tiempo para contemplar las evoluciones de las aves
exóticas y el paso de los amantes que buscan un espacio en el que
la mano del hombre moldea la naturaleza para explorar los
sentimientos. Es el jardín principal del Carmen de los Mártires,
donde el canto de los pavos reales contrasta con el sonido de los
surtidores y el movimiento de las ramas de naranjos y magnolios.
Es la esencia de los jardines que fueron llamados románticos,
donde los creadores de los primeros años del siglo XIX quisieron
dar rienda suelta a la pasión y romper con la Ilustración y las
encorsetadas formas del Neoclasicismo. Es el punto central de la
imagen romántica de la ciudad de Granada, cargada de rincones y
paisajes para el amor y la comunión con la naturaleza. Conocer
algunos de los lugares que se consideran templos del Romanticismo,
o que al menos intentan homenajear el espíritu de los románticos
es un sugerente ejercicio para el ecuador del invierno, para
festejar el Día de los Enamorados, el momento en que, en el
horizonte, se vislumbra ya la primavera.
FOTOGALERÍA,
GRANADA ROMÁNTICA, FOTOS: J. E. GÓMEZ
Jardines, espacios históricos, calles, miradores, y recónditos
refugios para el amor que hicieron de Granada la ciudad elegida
por escritores, pintores, e incluso científicos que desde la cuna
de un movimiento nacido en el seno del Imperio Germánico, viajaron
al sur para enamorarse de sus tierras y sus gentes. La Granada
romántica empieza en el Salón, a orillas del Genil, donde las
aguas de Sierra Nevada bajaban a través de una densa ribera, el
lugar donde los Jardincillos, muestran las formas artísticas
europeas imperantes en 1.820. Junto al Puente Verde el paseo
discurre entre los setos de boj que envuelven columnas honoríficas
y estanques, como el de la Ninfa, un círculo al que dan paso dos
granadas en piedra, y hacia el oeste, aguas abajo, entre cipreses
recortados, la fuente de la Bomba, la escultura de metal con forma
de bomba marítima que aporta el nombre popular a todo un entorno
centrado por el paseo de caballos y que engloba monumentos en
recuerdo del duque San Pedro de Galatino, impulsor de Sierra
Nevada. Y en el Salón, el quiosco de música, una de las
construcciones habituales de ambiente romántico, que coronó la
remodelación que, en la última década del XIX, marcó la imagen
actual de este espacio de la ciudad, donde hoy los enamorados
continúan sus paseos al atardecer y ocupan los bancos bajo
palmeras, cedros, plantas ornamentales y matorral autóctono,
recuerdo de los setos originales de los primeros jardincillos
destruidos durante la dominación francesa.
La actual Fuente de las Granadas, que intenta rememorar el culto a
las ninfas, los dioses y el amor, dirige los pasos hacia el
interior de la ciudad, donde la ruta continúa hacia el Jardín
Botánico de la Universidad. Pero antes, una mirada al interior del
Cuarto Real de Santo Domingo, a la Qubba que fue englobada por un
palacete del XIX desaparecido en favor de un espacio expositivo de
corte funcional aunque mantiene alguno de los signos de identidad
decimonónica del lugar: fuentes, columnas y un jardín que fue
romántico sobre los restos de los jardines islámicos que rodeaban
la maravillosa estancia de Aixa en la almunia nazarí, dedicada al
amor, donde las veladas arcadas de yeserías atesoran historias de
pasión.
En la plaza de la Universidad está el Botánico, un jardín con casi
dos siglos de historia, que aunque se concibió como una plantación
medicinal, fue cambiando sus conceptos hasta tomar una imagen más
cercana al Romanticismo, donde es posible deleitarse con espacios
para el amor como el cenador natural que crean las ramas de un
centenario Ginkgo Biloba, las sombras de los grandes cedros y
pinos canarios, los parterres de aromáticas y los arrayanes
moriscos. El botánico José Tito, director del jardín
universitartio, asegura que aunque no hay demasiados espacios
realmente procedentes de este periodo, sus jardines han
evolucionado con el tiempo hacia esa idea, tanto en la ciudad como
en las zonas altas del Generalife. La Granada verde concentra las
esencias de la jardinería de esa época. “Prima el gusto por las
plantas extrañas, nuevas, exóticas. Es cuando en los jardines
granadinos se introducen con profusión, especies como las palmeras
canarias, aspidistras, bambúes, palmitos chinos, macasar,
cordilines y se abandonan algunas tradicionales, por ejemplo se
deja de usar el arrayán en los setos y se sustituye por el boj. El
ciprés se usa recortado en cilindros y arcos. Fue más tarde, con
la moda regionalista, cuando se comienza a extender en la ciudad
como árbol libre y alto”, dice José Tito, que apunta que un
ejemplo está en el paseo de los cipreses del Generalife, que era
originalmente un camino bordeado de cilindros recortados de esta
especie, como muestra su trabajo sobre ‘Las tipologías de los
jardines de la Alhambra en el siglo XIX, a la luz de la
fotografía’ realizado junto al también botánico, Manuel Casares,
en el que muestran detalles como el Patio de los Leones cargado de
matorral y elementos florales. (...)
"https://wastemagazine.es/galerias/granada-romantica/granada-romantica-galeria.htm
Quinta Alegre
El paseo continúa hacia los Tristes, para caminar junto al pretil
del Darro y sus puentes, por la calle que los granadinos
consideraron, en una encuesta realizada por el Ayuntamiento, como
la más romántica de la ciudad, y el Paseo de los Tristes, el
destino de amor más reiterado a través de los tiempos, con la
imagen de la Alhambra, los bosques y la riberas. A un lado, el
Chapiz, para ascender a San Nicolás y disfrutar del mirador de la
más bella puesta de sol del mundo, y al otro lado del río, la ruta
del Avellano, el sendero de Ganivet, y ascender hacia la Alhambra
por la cuesta de los Chinos, bajo las torres de las Damas, las
Infantas y la Cautiva, recuerdos de pasión. El agua baja impetuosa
por el cauce de la Acequia Real y ayuda a crecer a alisos y
árboles del amor.
Arriba, en los palacios, las estancias del escritor Washington
Irving y sus cuentos alhambreños, las mil y una noches del Reino
Nazarí. Y muy cerca, el Generalife con su mirador romántico al que
se asciende tras la singular escalera del agua. Más allá de la
colina, en los Alixares, un mirador moderno, con cenadores
románticos, es el lugar elegido por los jóvenes para cada tarde
dejarse llevar por sus juegos de amor. Se llega desde los caminos
entre los olivares que caen hacia el Barranco del Abogado, sobre
el que se erigía el convento de los Mártires convertido en carmen
romántico, con el mejor ejemplo de jardines franceses e ingleses
de la ciudad, con un palacete en el que se conjugan los gustos del
Romanticismo y que fue salvado de la destrucción a mediados del
siglo XX. Un lago que intenta una comunión con la naturaleza da
agua a estanques y fuentes presididas por esculturas mitológicas y
grutas de estalactitas, musgos y culandrillos, junto a maceteros
de cerámica decorada para albergar rosas y petunias.
La ruta culmina de vuelta a la ciudad por el paseo central de la
Alhambra, por el interior del bosque, por un trazado que invita a
la contemplación y a dejar fluir los sentimientos puestos a prueba
en la cumbre de la colina de los Mártires, donde tres siglos antes
de la explosión del Romanticismo europeo, San Juan de la Cruz,
bajo las ramas de un ciprés centenario que aún vive, escribió su
poemario de misticismo, amor y pasión: ‘La noche oscura del Alma’
y ‘Llama de amor viva’.
Una pareja de papamoscas gris, un ave que inicia sus cortejos
en los jardines de la ciudad.
Parejas en el Paseo de los Tristes
Las etapas
1.
Jardín Botánico de la Universidad,
en la plaza de Derecho.
2.
Los Jardincillos del Genil,
en el Salón, un espacio original del Romanticismo en Granada, con
estanques y plantaciones.
3. El interior de la
Qubba, un
recuerdo al amor en la más pura Granada nazarí.
4. Cenador romántico en el
Palacete de
Quinta Alegre
5. El Paseo de los Tristes, con la Alhambra, es el espacio
favorito para los enamorados.
6. La
cuesta de los Chinos
asciende hacia la zona alta de la Alhambra entre vegetación de
ribera y la Acequia Real.
7. Vuelta por el paseo central del bosque, por Gomérez.
8.
El mirador de Alixares,
un refugio para enamorados.
El TOP 10 de los 'momentos románticos'
Según una encuesta elaborada por el Ayuntamiento.
San Nicolás: Puesta de sol desde el mirador.
Albaicín: Pasear por callejuelas.
Sacromonte:
Buscar en la Abadía la piedra del amor.
Alhambra: Pasear y
‘perderse’ por el bosque.
La Vela: Tocar la campana de la torre el 2 de enero para
casarse.
Los Tristes: caminar por el paseo con compañía.
Mártires: Dejarse llevar por el
amor en el cármen romántico.
Los Chinos: Ascender a
la Alhambra por la Cuesta de los Chinos, junto a la Acequia Real
Patios: Buscar los
reconditos espacios interiores de la ciudad.
Salón: Caminar por los
jardines del Paseo y la Bomba.
TEMAS RELACIONADOS
Los jardines Románticos de Granada
(Datos, fotos, fichas de especies...)
Carmen de los Mártires
Jardín Botánico Universitario
Paseo del Salón
Palacete Quinta Alegre
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío