PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
FLORES DE HÁBITAT EXTREMOS
Entre pedregales, canchales y paredes verticales de la alta
montaña habitan joyas vegetales amenazadas por el cambio global
Sobreviven en los ecosistemas más duros de las altas cumbres de
Sierra Nevada
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Pinceladas de color azulado con ribetes blancos marcan una
atractiva línea de tonalidades entre el gris de la pizarra. Son
trazos de luz en un paisaje monocromo, aparentemente sin vida,
elementos que llaman la atención de quien camina junto al borde de
los pedregales. Son flores de violetas de Sierra Nevada,
Viola
crassiuscula, una planta exclusiva de las altas cumbres
nevadenses, que intenta sobrevivir en las más duras condiciones
climáticas; que ha de soportar más de siete meses bajo una gruesa
capa de nieve, en un ecosistema donde la primavera empieza cuando
montaña abajo es verano, y donde el otoño llega en agosto. Es una
de las muchas especies de flora que tienen como hogar territorios
‘extreme’, hábitats donde el mero hecho de sobrevivir sería
considerado como el mayor de los éxitos. Pero estas especies, que
habitan en espacios comparables a la tundra ártica, tienen
objetivos que van más allá del mero hecho de mantenerse, y cada
temporada luchan por reproducirse y hacer crecer sus poblaciones.
Sierra Nevada es un espacio alpino, de grandes rocas destrozadas
por el efecto del hielo y convertidas en canchales y pedregales,
donde las temperaturas son entre 15 y 20 grados inferiores a las
de zonas bajas, con parajes azotados por el viento, en los que la
nieve y las ventiscas de aire helado provocan que el límite del
árbol se quede en poco más de la cota de los 2.000 metros, un
territorio en el que surge la sorpresa de la vida entre fisuras y
pequeños espacios donde la erosión acumula mínimos sustratos
arenosos en los que las plantas afianzan sus raíces, largas y
fuertes, para recorrer muchos metros entre las grietas en busca de
capas fértiles. Las violetas de la sierra, como las saxifragas,
iberis y arenarias, aprovechan pequeñas afloraciones de tierras
para extender sus estructuras aéreas a ras de suelo, protegiéndose
del viento y como forma de conseguir aprovechar la humedad. Son
plantas que como las estrellas de las nieves o las siemprevivas,
desarrollan pilosas y gruesas hojas que reducen la evaporación del
agua que necesitan.
Vivir en canchales y pedregales significa tener que aprovechar al
máximo los recursos, protegerse de los vientos creciendo como
almohadillas, e incluso desplazarse para seguir la deriva de las
piedras, esparciendo semillas en cualquier resquicio. Crecer en
pronunciadas laderas, es aprovechar los refugios entre rocas, como
hace la manzanilla real,
Artemisia granatensis, para
desarrollar una tupida red de hojas basales desde las que crecen
cortos tallos con sus minúsculas flores granate y dorado. En las
paredes de rocas verticales, la vida se aferra a las pequeñas
repisas, las plantas como valerianas, se asoman entre las grietas
el tiempo necesario para exponer sus flores a la polinización.
VÍDEOS * SIERRA NEVADA *
VÍDEO INICIAL, PEÑONES DE S. FRANCISCO * SIERRA NEVADA
* VÍDEO: MERCHE S. CALLE Y J. E. GÓMEZ
El color
En los bordes de las veredas de la cara sur, en las inmediaciones
del Cerro de los Machos, a 3.327 metros de altitud, las grandes
flores similares a las margaritas de los suzones de Sierra Nevada,
Senecio nevadensis, pintan de amarillo el pedregal. Igual
que las violetas de la sierra, extienden sus pétalos para llamar
la atención de los pocos insectos que habitan en el piso climático
alpino, en el llamado Crioromediterráneo, el más elevado del
continente. Aportar su néctar para alimentar a mariposas y otros
insectos y que se impregnen con su polen, lo trasladen a otras
flores y se produzca la necesaria fecundación. Es una operación
que han de realizar en las pocas jornadas en las que las
temperaturas permiten el desarrollo vegetativo de la planta y el
vuelo de los insectos, un periodo que en las cumbres es de poco
más de dos meses. El color es el gran contraste de las altas
cumbres: el rojo intenso de las amapolas de Sierra Nevada, junto a
la cumbre del Mulhacén, el blanco radiante de las arenarias, el
morado y rosado de los
Erigeron frigidus, el rojo de las
dedaleras, con flores enracimadas en altos tallos que destacan
sobre las rocas metamórficas aún no quebradas por el hielo y las
rojas y doradas flores estrelladas de las siemprevivas.
Las alteraciones del clima afectan de forma directa a la
viabilidad de las especies de ecosistemas extremos, el incremento
de las temperaturas genera el ascenso altitudinal de plantas de
cotas más bajas en detrimento de las de altas cumbres. Los
especialistas del Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada,
que cuenta con la colaboración del Ministerio para la Transición
Ecológica y el Parque Nacional, afirman que la adaptación a las
nuevas variables climáticas puede cambiar los condicionantes de
las altas cumbres y con ellos, su biodiversidad.
Es sin duda, un territorio extremo en el que las rocas se tapizan
de líquenes tan singulares como
Xanthoria elegans una
especie que fue llevada desde Sierra Nevada a la Estación Espacial
Internacional como candidata a soportar las más duras condiciones:
vivir en el espacio.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Alyssum nevadense (Cojinete
amarillo)
Androsace vandelli
Arabis alpina
Artemisia granatensis (Manzanilla
real)
Arenaria tetraquetra subsp amabilis
Carduus carlinoides subsp hispanica
Centranthus nevadensis
Chaenorhinum glareosum
Coincya monensis subsp nevadensis
Cryptogramma crispa
Digitalis purpurea
Epilobium atlaticum
Erigeron frigidus
Eryngium glaciale
Holcus caespitosus
Iberis carnosa subsp
embergeri
Jasione amethystina
Linaria glacialis
Linaria aeruginea subsp nevadensis
Murbeckiella boryi
Nevadensia purpurea
Papaver lapeyrousianum
(Amapola de Sierra Nevada)
Polystichum lonchitis
Reseda complicata
Saxifraga nevadensis
Sedum candollei /Mucizonia
sedoides (Uña de gato)
Sempervivum minutum
Senecio nevadensis
Scutellaria alpina subsp.
alpina (Tercianera alpina)
Viola crasiuscula (Violeta de
Sierra Nevada)
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el oeste para contemplar el valle de Granada
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío