Espantapájaros
del siglo XXI
Aparecen en balcones y terrazas, son rapaces de cartón y plástico
para espantar a palomas, estorninos y aves molestas
Intentan evitar los efectos negativos de bandadas de aves que se
convierten en plagas urbanas
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL /WASTE MAGAZINE

Los viandantes que pasan por las calles de algunas ciudades y
pueblos se quedan extrañados y sorprendidos ante la presencia de
aves rapaces, buitres y cuervos, posados en barandas de terrazas,
polletes, balaustradas y tejados. Al cabo de unos minutos se dan
cuenta de que esos pájaros están inmóviles como esculturas
situadas en lo más alto de los edificios. La realidad es que son
reproducciones de aves rapaces y carroñeras a tamaño natural y con
un enorme realismo. Son los nuevos espantapájaros del siglo XXI,
con el mismo objetivo que han tenido siempre, hacer huir a los
pájaros molestos, que en la ciudad se traduce en espantar a las
palomas y estorninos y evitar que llenen de excrementos las
terrazas, e incluso deterioren la piedra y las fachadas, además de
evitar que puedan anidar y criar en las oquedades de los tejados.
Las ‘aves de pega’, no son más que un intento de asustar a otros
pájaros. «La verdad es que funciona, al menos aquí ha bajado
considerablemente la presencia de palomas y el nivel de
excrementos que nos encontramos en la terraza del edificio», dice
el portero de un inmueble en el centro de Granada. La idea de
utilizar reproducciones de aves que en la naturaleza son
depredadores de determinadas especies (la mayoría de las rapaces
comen otros pájaros más pequeños) comenzó a utilizarse en el norte
y este de España y algunos países de Europa para luchar
contra las enormes poblaciones de estorninos que provocaban daños
importantes en el patrimonio de la ciudad. Los resultados no
fueron demasiado positivos, pero sí se comprobó que aunque no
lograban ahuyentar a aves en grande bandadas, si lo hacían con las
que volaban en solitario o en menor cantidad. Cuando varios
estorninos intentaban posarse en las cercanías de algún punto en
el que se encontraban estas reproducciones, desistían y se
marchaban a otro lugar. Con las palomas ocurría lo mismo, no
llegaban a posarse en ese lugar. (...)
Cartón y madera
Los nuevos espantapájaros tomaron vuelo y ya se pueden ver en la
capital granadina y también en algunas terrazas de la costa,
comercializados por algunas empresas de control de plagas, tanto
españolas como de otros países europeos. Son reproducciones
realizadas en papel, cartón y madera. Simulan algunas especies
concretas que se utilizan dependiendo del lugar donde se vayan a
colocar y a quién quieren espantar. Los búhos, halcones y águilas
son las más habituales para que no se acerquen palomas y
estorninos. En todos los casos, los espantapájaros están en
posición vigilante, al acecho de la llegada de sus presas. «No hay
que dejarlos demasiado tiempo en la misma posición, hay que
cambiarlos de sitio y de postura, si se puede, porque los otros
pájaros se acostumbran y ya no les hacen ni caso», dice Juan
Estévez, que posee dos de estos espantapájaros en una terraza de
la playa.
Zonas altas
Mientras que los grandes búhos, águilas y halcones son útiles en
las zonas altas de edificios, la reproducción de una garza real,
es especialmente útil en jardines y junto a piscinas o estanques.
Las garzas se alimentan de peces, pero no le ponen pegas a presas
pequeñas como pajarillos y ejemplares juveniles de gorriones. Los
cuervos también son útiles cuando se pretende ahuyentar a aves
pequeñas.
En Granada, las pruebas realizadas contra la plaga de estorninos,
fue el detonante para que propietarios de edificios se decidieran
a copiar algunos de los métodos, entre ellos, el de las
reproducciones de depredadores, aunque la realidad ha demostrado
que los estorninos se han marchado sin que nadie sepa el porqué.



Equipos de emisión de ultrasonidos, pegatinas y globos como
espantapájaros.
¿Donde encontrarlos? Extertronic
Otros métodos
Además de las reproducciones de aves depredadoras, hay otros
muchos métodos en el mercado que podemos considerar como
espantapájaros del siglo XXI, son sistemas electrónicos que emiten
ultrasonidos molestos para palomas y estorninos, e inaudibles para
el hombre. También se colocan, en jardines y campos, aspersores
que sueltan agua cuando detectan movimiento, lo que incomoda a las
aves que se acercan. Luces que se encienden al paso de pájaros, e
incluso globos con la cara de un gran búho pintada como si de una
caricatura se tratase, con los rasgos muy acentuados y colores
brillantes.
El problema de ahuyentar a los insectívoros
Ahuyentar a las aves en las ciudades puede evitar las molestias y
efectos negativos que provocan algunas de ellas cuando se
convierten en plagas, pero no todo es positivo. La presencia de
reproducciones de enemigos naturales de las pequeñas aves hará que
se reduzca el número de ejemplares de especies insectívoras, como
golondrinas, vencejos y aviones, lo que provocará que haya más
insectos en el verano. Si no hay pájaros que se los coman, la
presencia de insectos en la ciudad podría convertirse en
insoportable y ser una plaga mucho más peligrosa. Cualquier método
de control animal tiene ventajas y también inconvenientes. Actuar
en contra de la evolución normal de las especies animales puede
hacer que se cumpla el refrán que indica que puede ser peor el
remedio que la enfermedad.
TEMAS RELACIONADOS
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío