Epífitas
y árboles hospederos: relación entre especies o restricción
de recursos
Por: Diego Higuera / Biólogo -WASTE MAGAZINE
Dentro de los distintos tipos de bosques neotropicales se
encuentran árboles que son buenos hospederos y árboles que no son
buenos hospederos; sin embargo, las epífitas no siempre se ubican
en lo que podría ser un buen hospedero (Valdivia 1977). Está
relación entre buenos y malos hospederos llevó a plantear el
concepto de especificidad de hospedero (Went 1940), un tema que
aún se debate, ya que se ha planteado que hay una relación
exclusiva entre determinadas epífitas y determinadas especies
arbóreas (Zots & Andrade 2002); sin embargo Benzing (1990)
plantea que es posible que en un área geográfica delimitada, una
epífita o un grupo de epífitas muestren una marcada
preferencia por un grupo particular de árboles, pues son los que
más benefician su establecimiento y posterior desarrollo.
Gran parte de las diferencias de la composición, riqueza y
abundancia de especies epífitas entre los diferentes tipos de
bosques se deben al árbol hospedero (ter Steege & Cornelissen
1989, Dejean et al. 1995), ya sea por la interacción de la semilla
de la epífita con los múltiples recursos que hay en el árbol
(sustrato), o por la relación entre la manera de dispersión y el
tipo de corteza (Kernan & Fowler 1995, Dejean et al.
1995), entre otras. El establecimiento exitoso y posterior
desarrollo de las epífitas en los diferentes estratos y zonas del
árbol, depende de la interacción entre los mecanismos
morfofisiológicos que presenten las semillas, y su posterior éxito
depende de la habilidad para competir por determinados recursos y
su capacidad de adaptarse a la heterogeneidad del medio (Zots
& Andrade 2002).
Por ejemplo la edad del forófito o árbol hospedero es
importante porque diferentes diámetros del tronco de una misma
especie arbórea usualmente pueden representar diferentes edades y
estas han sido correlacionadas con el grado de diversidad de las
epífitas (Bennett 1986, Gullison & Nissan 1999, Engwald et al.
2000) y la asociación entre especies. Cuantos más años tenga el
árbol, permitirá el establecimiento de comunidades
epifíticas más estables (Freiberg 1996, Engwald et al. 2000).
Cuanto más variada es la arquitectura de los árboles que
constituyen un lugar, más diversos son sus nichos y más rico y
abundante es en especies vegetales y animales (Oldeman 1983). En
estudios previos se ha encontrado que la inclinación de las ramas
y los patrones de reiteración de los árboles afectan los patrones
de escorrentía de agua y de acumulación de materia orgánica,
por lo que estos aspectos de la arquitectura del árbol
influyen en la riqueza y la abundancia de las especies (Ek et al.
1997, Rudolf y otros (1998), Callaway et al. 2002).
La inclinación o ángulo del soporte determina la acumulación de
materia orgánica en la cual las plantas epífitas se arraigan
(Kernan & Fowler 1995). Los árboles con troncos y ramas
inclinados son más aptos para mantener comunidades más abundantes
de epífitas, que los árboles con fustes verticales y de coronas de
poca cobertura (Sudgen & Robins 1979, Gullison & Nissan
1999). Rudolph y otros (1998) plantean que menores diámetros
de las ramas y mayores inclinaciones generalmente tienden a
presentarse en ramas pequeñas ubicadas hacia al exterior de la
copa; las inclinaciones suaves se presentan hacia el interior de
las copas, en ramas gruesas.
Otra característica relevante en cuanto a la distribución espacial
de la epífita en el árbol hospedero en relación con el
diámetro de sus ramas, es el tamaño de las epífitas; éste es
importante en la distribución vertical en el árbol, ya que el
tamaño de la epífita está relacionado con las estrategias
ecofisiológicas para sobrevivir en determinada zona y con la
resistencia de las ramas (Schmidt et al. 2001).
Por otra parte las fisuras de las cortezas constituyen un
microhábitat, debido a que proporcionan lugares sombreados y
húmedos, retienen polvo y proveen de abrigo contra el
viento. En algunos árboles las fisuras son un sustrato más estable
que las proyecciones escamosas, debido a que estas últimas, con el
tiempo, se pueden desprender (Barkman 1958).
La textura de la corteza puede afectar la capacidad de las
epífitas para fijarse adecuadamente a un sustrato. Por
consiguiente, los árboles con cortezas ásperas presentan
frecuentemente una flora rica en epífitas. Se supone que esto se
debe a que las cortezas profundamente fisuradas facilitan el
establecimiento y germinación de las semillas (Johansson 1974; ter
Steege y Cornelissen 1989), contrario a lo que sucede con cortezas
exfoliables y lisas (Todzia 1986). La textura de la corteza
también determina la porosidad del substrato y su capacidad de
retención de agua y adsorción de nutrientes lixiviados (Gullison
& Nissan 1999).
Sin embargo, la corteza de un árbol también es un ambiente hostil:
retiene poca humedad (mucho menos que el suelo), se seca muy
rápidamente, está sometido a constantes vientos que aumentan la
evaporación y la transpiración, tiene poca disponibilidad de
nutrientes, que además son lavados sistemáticamente por las
lluvias periódicas, es refugio de toda clase de insectos que se
alimentan de las plantas, y regularmente sufre fuertes
oscilaciones de insolación con la caída de las hojas de los
árboles (Gullison & Nissan 1999).
El presente ensayo es basado en la recolección de los datos
obtenidos del proyecto "Diversidad y distribución vertical de
epífitas vasculares de la isla Mocagua, amazonía Colombiana" para
el cual se muestrearon diferentes árboles de dosel en distintos
tipos de bosques. La isla Mocagua es una isla situada sobre el río
Amazonas, en jurisdicción del municipio de Leticia,
Departamento del Amazonas a los 3°53´ S y 70°15´ W Colombia.
Esta presenta forma romboidal, con 3.4 km en la parte más
ancha, y una superficie aproximada de 2000 ha. Pertenece a los
resguardos indígenas de la etnía Tikuna de Mocagua, Macedonia y El
Vergel.
Las islas fluviales dentro de las cuales se clasifica la isla
Mocagua están formadas de barras presentes en el canal central del
río, cuyas partículas se componen de un material de diverso
tamaño. La migración de los ríos de curso meándrico y anastomosado
dejan una serie de crestas o restingas y depresiones
pantanosas o bajiales, que se denominan complejo de orillares lo
que va determinando la conformación de diferentes tipos de
vegetación como por ejemplo ambientes de tierra firme, ambientes
inundables o ambientes transicionales entre estos dos. Cada cresta
representa el resultado de la migración del curso durante la
formación de una nueva playa (Kalliola & Puhakka 1993).
Las islas fluviales, al encontrarse delimitadas por un río y
sujetas a su dinámica de inundación, presentan una serie de
condiciones ambientales específicas en áreas muy pequeñas,
producto de las diferencias topográficas, lo que obliga a ciertas
especies animales y vegetales a adaptarse a las condiciones que
este dinamismo conlleva (Kalliola & Puhakka 1993, Tuomisto
& Ruokolainen 1997). Por ejemplo los bosques inundados
temporalmente tienen características muy heterogéneas en áreas
pequeñas; estos bosques no son estables, pues están sujetos a
cambios causados por el crecimiento y avance del cauce el río
(Tuomisto 1993).
El objetivo de este trabajo fue valorar el componente epífito en
bosques que se encontraran en tierra firme, bosques que permanecen
la mayor parte del año inundados y bosques que se inundan cuando
sube el nivel del río Amazonas. Se realizó el muestreo en nueve
sitios con distintos tipos de bosques, repartidos de tal manera
que se muestrearon tres sitios que presentaran bosques conservados
en ambientes de tierra firme, tres sitios con bosques conservados
en ambientes transicionales entre tierra firme e inundable,
y tres sitios que presentaran bosques conservados en
ambientes inundables. Se eligieron los bosques mejor conservados
porque estos permiten un mayor establecimiento y éxito de
vegetación epífita (Chase 1987, Barthlott et al. 2001). Todos los
puntos de muestreo se ubicaron posteriormente en las
fotografías aéreas En cada punto de muestreo se
seleccionaron cinco árboles de dosel. El primer árbol de dosel se
escogió al azar y partiendo de éste se eligieron
los árboles restantes se seleccionaron a partir de el vecino
más cercano.
Dentro de los bosques muestreado de la isla Mocagua, se encontró
que la abundancia de epífitas está relacionada con las especies
arbóreas que constituyen cada bosque. Dentro de los resultados
obtenidos se encontró que la arquitectura del árbol y la
disponibilidad del espacio en cada una de sus unidades ecológicas
(raíces tabloides, tronco, corona interna, corona media y corona
externa) influyen sobre la abundancia de epífitas en los distintos
bosques. Probablemente, esto podría indicar que la oferta de
microhábitats en un mismo punto en la isla Mocagua es lo
suficientemente heterogénea como para que sea colonizado por
diversos grupos epífitos.
Las diferencias en la distribución vertical, composición
florística, abundancia y riqueza de especies epífitas en árboles
de dosel de una misma especie, mostró que la ubicación del árbol
en un parche de bosque condiciona varios aspectos determinantes
para las epífitas, tales como diferencias microclimáticas, mayores
zonas de exposición a vientos, cercanía a zonas donde hay algún
recurso que sirva de alimento a los dispersores de algunas
epífitas, entre otros. En el caso de Maquira coriacea,
Pseudobombax munguba y Ficus insipida se observó que a pesar de
que el espacio para ser colonizado por epífitas fue semejante
entre los individuos de la misma especie arbórea, la ubicación de
uno o más árboles de la misma especie en un mismo tipo de bosque o
en bosques diferentes es determinante en el establecimiento y
posterior desarrollo de la vegetación epífita; Callaway y otros
(2002) concluyen que las diferencias en la composición florística,
riqueza y abundancia de epífitas en los distintos árboles
hospederos, está relacionada con las características del árbol y
su ubicación en el bosque.
Al comparar los resultados obtenidos de distribución de la
abundancia de epífitas en los estratos (sotobosque, intermedio y
dosel) vs. las unidades ecológicas (Raíces tabloides, tronco,
corona interna, corona media y corona externa) se observó que el
número de especies epífitas en los diferentes estratos y unidades
ecológicas es diferente, debido a la arquitectura de cada uno de
los árboles muestreados; por ejemplo en los bosques de tierra
firme bien desarrollados se presentó un incremento de
especies hacia los estratos superiores, sin embargo el número de
especies no se incremento de manera progresiva en las unidades
ecológicas.
La mayor riqueza de epífitas en el primer estrato de algunos de
los bosques ubicados tanto en algunos ambientes inundables y en
ambientes de tierra firme, sugiere que los troncos de algunos de
los árboles de estos tipos de bosques favorecen el establecimiento
de una mayor cantidad de especies epífitas probablemente por su
mayor cantidad de espacio para ser colonizado y el tipo de corteza
que presentaron, las cuales favorecieron la acumulación de materia
y la posterior establecimiento de semillas. En estos bosques se
presentaron cortezas corrugadas y fisuradas longitudinalmente, las
cuales posiblemente bajo ciertas condiciones ambientales, podrían
favorecer el establecimiento de epífitas. Un ejemplo de ello es
Guarea sp., el cual, a pesar de su poca cobertura, presentó una
gran riqueza de epífitas en el tronco, en comparación con los
otros árboles de bosques similares que tenían otro tipo de
cortezas. Otro ejemplo es Pseudobombax munguba, que presentó una
alta riqueza en comparación con los trocos del resto de los
árboles muestreados, a pesar de encontrarse en un ambiente
permanentemente inundado. Este patrón podría deberse a la
acumulación de materia orgánica en las fisuras de la corteza. El
incremento o disminución de la riqueza de epífitas con la altura
en todos los puntos se encontró relacionado con la arquitectura de
los árboles.
La mayor abundancia de individuos epífitos en árboles de
Ficus
insipida probablemente está relacionada con la
gran cobertura de estos árboles y con el hecho de que ofrecen
condiciones ideales para que
Streptocalyx longifolius y
Anthurium
gracile lograran favorecerse mutuamente y aprovecharan un
gran porcentaje de las horquetas que conformaban las copas de
estos árboles, otro factor que podría contribuir aquí es le hecho
de que ambas especies han sido reportadas como mirmecófilas
(Nieder et al. 2000) lo cual podría estar confiriéndoles mayores
ventajas que a otros grupos de epífitas.
La carencia o muy poca presencia de epífitas en
Cecropia
latiloba puede atribuirse a varias razones, entre
ellas, el estar presente en ambientes muy fluctuantes donde
las condiciones ecológicas no son tan estables. Las Cecropia son
árboles de rápido crecimiento, poca densidad de follaje y vida
corta, que se desarrollan en parches de bosque que no ofrecen gran
cobertura. Además son árboles de corteza lisa, lo que no es muy
beneficioso para el establecimiento de las holoepífitas y las
hemiepífitas primarias. Por otra parte, las condiciones del
sotobosque en estos parches son muy fluctuantes lo que desfavorece
a las hemiepífitas secundarias y a aquellas epífitas que se
desarrollan en los primeros estratos. Además, las especies de
Cecropia presentan unos órganos glandulares pequeños que contienen
aceites, proteínas y un glicógeno de tipo animal (Hallé 1999), lo
que atrae a las hormigas carnívoras del genero Azteca (Fonseca
& Granade 1996, Hallé 1999); esta asociación hace que
las hormigas obreras patrullen los árboles, y los
defiendan contra cualquier agresor, no sólo herbívoros sino
también plantas epifitas y hongos, a los cuales eliminan de forma
permanente (Sosa 1997, Hallé 1999). Otro aspecto importante de
mencionar con respecto a las cecropias es que es una especie que
está conformando una gran parte de los bosques de la isla, por lo
que la disponibilidad de espacio para ser colonizado por epífitas
en estas formaciones vegetales es mínima.
En general en la isla se encontró que dependiendo a la escala en
la que se valore el componente epífito se obtienen diferentes
resultados, sin embargo cada uno de los análisis en cada nivel se
hacen necesarios para entender de una mejor manera los patrones de
distribución vertical de este grupo de plantas y sus relaciones
con el tipo de bosque y el árbol hospedero.
Este ensayo hace parte del proyecto Diversidad y distribución
vertical de epífitas vasculares en la isla Mocagua, Amazonía
Colombiana, el cual fue realizado por el autor del presente
ensayo, supervisado por el profesor Rodrigo Bernal del Instituto
de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia y
Asesorado por la Bióloga Maria Paula Balcázar. Este proyecto fue
financiado por la fundación Tropenbos y el Parque Nacional Natural
de Amacayacu y contó con el apoyo de las comunidades indígenas de
Mocagua Macedonia y el Vergel.
Otros enlaces
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https://wastemagazine.es/epifitas.htm
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