ENERO
ES TIEMPO DE INVERNADA
Romeros, iris y aulagas florecen en las sierras, mientras un
‘ejército’ de aves mantiene sus posiciones en bosques, riberas y
humedales
La vida no se paraliza en el primer mes de año, el frío y la
oscuridad de los días más cortos no impide la floración de algunas
plantas y que especies animales inicien sus primeros contactos
amorosos
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Los ‘cuarteles’ de invierno están llenos. Bisbitas, ruiseñores,
mosquiteros, colirojos, e incluso los esquivos y escasos
calamones, buscan alimento entre las hojas escarchadas de prados
de montaña y las aguas casi heladas de los arroyos, charcas y
lagunas. Son parte de las especies que pueblan los diversos
ecosistemas que desde las altas cumbres de Sierra Nevada se
extienden hacia el mar. Con el inicio del año, el invierno ha
entrado de lleno, pero en el medio natural todos están preparados
para afrontar días más cortos, con menos luz, fríos y húmedos, en
los que muchas especies subsisten gracias a la comida que
acumularon durante el otoño y otras bajan su nivel de actividad.
Para todos, enero es tiempo de invernada.
(...)
Mide poco más de 10 centímetros y pesa menos de 20 gramos. Vuela
entre las ramas de carrizos y aneas para acercarse al agua del
arroyo donde encuentra larvas para comer. Es un pequeño mosquitero
que ha viajado más de 2.000 kilómetros para pasar el invierno en
tierras granadinas. Es una de las muchas especies que desde el
final del otoño comenzaron a llegar a territorios del sur de
España para invernar y alejarse de otros paisajes, sobre todo en
el centro de Europa, donde el frío y la nieve aún es más intenso.
En enero, los mosquiteros (Phylloscopus collybita) se adueñan de
los ecosistemas húmedos, donde cada pocos segundos se oye el
sonido de las bisbitas. un chasquido agudo y penetrante, que se
mezcla con el piar de las lavanderas, que con sus movimientos
ondulantes y su color blanco (Motacilla alba), amarillo y grís, o
verde (Motacilla flava y Motacilla cinerea) rastrean las orillas a
la caza de invertebrados que asoman desde el barro a pesar del
frío.
Junto a la playa, los pequeños ruiseñores pechiazul, al que llaman
la ‘reina mora’ y que en diciembre anunciaron la llegada del
invierno, ya no están solos, han llegado otros de sus congéneres
para invernar en la cálida costa tropical. Y en los bosques,
incluso en jardines, aparecen grupos de reyezuelos, un pajarillo
pequeño de color amarillento y verdoso, con una elegante corona
dorada.
Es el tiempo en el que se pueden ver algunas pequeñas bandadas de
grullas, que aunque se concentran de forma muy numerosa en el
centro de la península Ibérica, algunas se dejan ver en las zonas
esteparias y humedales de la provincia de Granada, sobre todo en
Padul, donde comparten espacios con grupos de grandes cormoranes
juveniles que, con el plumaje salpicado de blanco en el pecho,
nacieron durante la anterior primavera y vuelan en grupos mientras
pescan en lagos y ríos, incluso en los estanques de los parques de
la ciudad. En los campos de cereales, en este mes en barbecho y
con la tierra en espera de ser removida, aparecen bandadas de
sisones que empezaron a llegar en noviembre y se estabilizan en
enero. Son como pequeños pavos, de color pardo que se confunden
con los campos. Junto a ellos vuelan bandadas de avefrías y
chorlitos dorados.
En cualquier paseo entre olivares, pinares y zonas de huertas y
cultivos, es fácil encontrar bandadas de perdices y codornices que
picotean entre las hojas caídas en busca de semillas y gusanillos.
Desde las cumbres
Y en las sierras y bosques, la vida se ha ralentizado, pero no se
detiene. En las altas cumbres, el topillo nival, vive en las
galerías formadas por los cascajales de pizarras, bajo varios
metros de nieve. Durante todo el verano hizo acopio de cereales
para vivir todo el invierno, e incluso la primavera, y esperar a
la retirada de la nieve. En sus galerías no hace un frío intenso,
se mantienen entre uno y cinco grados, mientras en el exterior, se
registran hasta veinte grados menos.
En la media y baja montaña, las cabras montesas ya esperan sus
nuevas camadas. En enero acaban de ser fecundadas y no darán a luz
hasta el mes de mayo. Sobreviven en grupos, en territorios
intermedios donde el frío no es demasiado intenso y disponen de
prados para alimentarse. Zorros, gatos monteses, tejones y otros
depredadores, buscan alimento en el crepúsculo, pero si ha habido
tormentas y días más fríos, salen de sus madrigueras para intentar
cazar, generalmente roedores. Se les puede ver a cualquier hora, y
sus huellas son reconocibles en la escarcha de la mañana y la
nieve de zonas más altas.
Enero es también un mes para el amor. El frío no acaba con el
instinto de superviviencia. Los zorros están en celo, preparados
para buscar pareja y perpetuar la especie. Es un buen mes porque
así los cachorrillos nacerán en la primavera, cuando las
condiciones son más favorables para cuidarles y alimentarles. A
pesar de que en invierno algunas especies reducen su actividad, no
dejan pasar la oportunidad de reproducirse. Es el caso de las
ardillas de bosques y parques. Se mantienen en sus nidos en las
zonas más altas de grandes árboles, pero inician en enero su
primer celo del año y tienen ya sus cópulas, para que las
ardillitas nazcan durante el mes de marzo.
Algunas aves también inician en enero sus primeros contactos
amorosos. Los ánades azulones, habituales de estanques y lagunas,
localizan y empiezan a construir sus nidos en este mes, aunque los
cortejos y cópulas no se producen hasta finales de febrero y
principios de marzo.
Amarillo y azul
En el mundo vegetal, no todo está paralizado. En enero los campos
se tiñen de amarillo con las flores de las aulagas. Es el mes en
el que los romeros muestran sus primera flores de color azul, y
cuando una de las flores más bellas del bosque mediterráneo,
tapiza de azul y blanco las zonas de matorral. Es el lirio de
invierno, Iris planifolia, que compite con la nieve y el frío.
Es el momento en el que se puede disfrutar del color rojo y azul
de los frutos de muchos arbustos, rosales silvestres, somormujos y
plantas de espacios umbríos, que llegan a lucir grandes flores
amarillas, como el Ranunculus ficaria, que se puede ver en bosques
densos e incluso en jardines.
En lo bosques, los petirrojos y pinzones, se reúnen en grupos para
buscar larvas y granos. Pronto se oirán sus insistentes cánticos
entre pinares y encinas.
Un mes para dormir
Las especies de fauna que consideramos de sangre fría, como
reptiles y anfibios, reducen drásticamente su actividad durante el
mes de enero. Ranas, salamandras, serpientes, tortugas,
lagartijas, etcétera, se vuelven completamente inactivos. Buscan
un lugar donde refugiarse y reducen sus necesidades corporales.
Entran en una fase de hibernación muy similar al sueño en los
humanos. Despertarán cuando las temperaturas sean más cálidas y
haya comida. Algo similar ocurre con los insectos, que en realidad
mueren antes de la llegada del frío, pero han dejado sus crías en
fase de huevo o incluso de oruga o crisálida, que hibernan durante
el periodo frío. Algunas mariposas de zonas altas, como la Issoria
lathonia, hiberna en Sierra Nevada para soportar las temperaturas,
pero logra hacerlo como adulto y pondrá sus huevos en primavera.
Calamón: Una de las aves más
buscadas por los fotógrafos de naturaleza de todo el mundo, Porphyrio
porphyrio, está en su plenitud entre las aneas y
carrizales de la Charca de Suárez,en Motril.
Pechiazul: Las aves invernantes están ya están
asentadas en sus territorios de invierno. El pequeño
pechiazul,
Luscinia svecica, se convierte en
uno de los visitantes habituales de los cursos de agua
Iris azules: En los prados de media montaña florece
una de las flores más bellas de los bosques mediterráneos,
Iris
planifolia, también llamado Lirio de invierno.
Romero: La flor del romero se hace presente entre los
matorrales. El verdor de sus hojas y el azulado de las flores
dan un toque de luz y color al bosque. Es la planta aromática
del invierno.
Cormoranes: Continúan en sus isletas de descanso tras
pasar los días volando entre pantanos, charcas, lagunas e
incluso puertos... Descansan junto a gaviotas cabecinegras,
polluelas, garcillas.... e incluso algún que otro ánade rabudo
que se deja caer por los humedales del sur.
Aulagas, Ulex parviflorus pintan de amarillo los bordes
de los caminos y laderas de montes.
Las cigueñuelas jóvenes esperan la
llegada de mejores tiempos para buscar pareja.
Zampullines que nacieron la primavera
anterior son ya ejemplares jóvenes que se asean y preparan entre
las aneas junto al agua...
EN ENERO EN LA NATURALEZA, PINCELADAS
Pinzones:
En los bosques comienzan a hacerse notar los pequeños
pinzones.
Bajo la nieve: Viven topos y otros micromamíferos que
han llenado sus despensas de cereales.
En los ríos: Las truchas desovan en las aguas de
cauces de montaña.
Gestantes: Algunas especies, sobre todo ciervos y
cabras montesas, están en estado de gestación.
Cópulas:Las ardillas tienen su primer celo del año, al
igual que los zorros. Y otras especies,como los ánades
preparan sus nidos e inician cortejos.
Flores: Las extrañas y verdes flores de los Heleboros
están en su mejor momento (Helleborus foetidus)y la Campanilla
de invierno (Galanthus nivalis).
Huellas: Se aprecian los rastros de la mayoría de los
mamíferos en la escarcha y la nieve.
Agallas en los rosales silvestres, se quedan en
apariencia secas junto a los frutos rojos de la planta
EN EL JARDÍN Y LOS CULTIVOS
Podar: Si no hiela,
en enero se puede empezar a podar los arbustos ornamentales.
Rosas: Aprovecha que es tiempo de frío para
plantar las rosas, árboles frutales y arbustos caducifolios.
Laurel: Es el mejor momento para coger y guardar hojas
de laurel.
Fuego: No hagas quemas de podas y rastrojos, es un
peligro evidente.
La nieve puede quebrar las ramas de los árboles,
agítalas tras la nevada.
Césped: Una capa de nieve sobre el césped actúa como
aislante y es beneficiosa.
EL SOL SE OCULTA UN MINUTO MÁS
TARDE CADA DÍA
La lluvia de estrellas conocida
como las Quadrántidas, inicia el mes de enero, un
periodo de tiempo en el que la evolución del cielo diurno y
nocturno deja ver claramente que estamos en el primer mes del
año.
Según datos del Instituto Geográfico Nacional, es el tiempo en
que la tierra está más cerca del sol en línea recta, a 147,1
millones de kilómetros, pero en el Sur de España no se notará
está distancia mínima porque su influencia durante el día es
tangencial, mientras que en el hemisferio Sur, en Sudamérica,
por ejemplo, es verano y aprieta el calor.
Los días son más cortos, pero empiezan a alargarse, amanece
antes y el ocaso es más tardío. Según el Observatorio
Astronómico Nacional, el sol saldrá diez minutos antes desde
el inicio al fin de enero. Por la tarde, el día gana 30
minutos a lo largo del mes.
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