LA ENERGÍA DEL MAR
El calentamiento global es muy posible que sea un concepto remoto
o demasiado incierto basada en la información obtenida de las
proyecciones con técnicas de computación que muchas veces ni
siquiera pueden acertar en el pronóstico climático de todos los
días. Muchas veces, las advertencias sobre el cambio del clima
suele sonar incluso a una táctica ambientalista para provocar
miedo y obligarnos a dejar de utilizar los automóviles y fastidiar
el estilo de vida del mundo postmoderno, esto es cierto.
Pero hay malas noticias... La Tierra posee algunas muestras
perturbadoras. Desde Alaska hasta las cumbres nevadas de la
Cordillera de los Andes, el mundo está aumentando la temperatura
día a día, noche a noche y más rápido de lo que esperamos. Los
resultados no son nada alentadores: el hielo se esta derritiendo,
los ríos se están secando, y las costas se están erosionando,
estos procesos comienzan a amenazar a las comunidades así como a
la flora y a la fauna. Estas no son proyecciones, son hechos
probados.
Estos cambios están sucediendo muy lejos de la mirada de cada uno
de nosotros, los humanos, pero deberíamos tenerlos en mente ya que
son presagios de lo que le puede suceder al resto del planeta.
Seguramente, algunos escépticos expresarán: el clima es
notablemente veleidoso. Hace mil años Europa era fragante y en
Inglaterra crecían las vides; hace 400 años el clima se había
enfriado y el río Tamésis se congelaba con frecuencia. ¿No será el
calentamiento actual otro capricho natural, algo que fluctua?
Mejor no afirmarlo, expresan los expertos en el clima. Los ritmos
naturales del clima podrían explicar algunas de las señales del
aumento de la temperatura, pero hay algo más que está impulsando
la fiebre que abarca a todo el planeta.
Durante siglos estuvimos acabando con los bosques y quemando
carbón, petróleo y gas, arrojando a la atmósfera dióxido de
carbono, y otros gases que atrapan el calor más rápido que las
plantas y los océanos pueden absorberlos. El actual nivel de
dióxido de carbono ya se encuentra en las 375 ppm (parte por
millón), es el más elevado en cientos de milenios.
Sería interesante que comenzaran a difundirse el uso de fuentes de
energía no convencionales, más conocidas como energías
alternativas, como por ejemplo:
la energía del mar.
La potencialidad de la energía del mar está en su abundancia, tres
cuartas partes de la superficie de la Tierra están cubiertas por
el mar, por lo que es una fuente con muchísimos recursos; incluso
algunos informes expresan que en el mar se hallan los sustitutos
de las energías convencionales.
La explotación de está energía se lleva a cabo desde hace siglos
aunque la producción de electricidad no se encuentra desarrollada,
más allá de casos puntuales. En el antiguo Egipto ya se utilizaban
molinos de marea que aprovechaban la diferencia entre mareas.
Las principales ventajas de obtener energía eléctrica del mar es
que es renovable, la abundancia del agua salada en la Tierra y que
ninguna de ellas emite contaminantes o residuos durante la
explotación y son poco agresivas con el medio natural. También
debe señalarse que nos permiten utilizar energía eléctrica en
puntos de difícil acceso como barcos o plataformas y pueden
utilizarse para procesos como la extracción de plancton, cultivos
marinos o desalación de agua.
Las principales fuentes para aprovechar la energía del mar son:
1) Energía de las mareas.
2) Energía de las olas.
3) Aprovechamiento del gradiente térmico del mar.
ENERGÍA DE LAS MAREAS
La única que ha alcanzado una cierto grado de implementación es la
energía de las mareas, ya que existen centrales en funcionamiento
desde hace décadas. El precedente a las centrales mareomotrices
está en los molinos de marea, abundantes en las costas europeas a
partir del siglo XI, en especial, en Gran Bretaña, aunque hoy día
son muy pocos los que se encuentran funcionando. La idea de
aprovechar centrales mareomotrices data de la segunda década del
siglo XX. La primera gran central mareomotriz para la producción
de energía eléctrica comercial no se construyo hasta 1967 en el
Estuario de Rance (Francia); es la central más importante del
mundo con una potencia instalada de 240 MW, un salto de agua de 8
metros y un dique de más de 700 mts. siendo la superficie de agua
embalsamada de 17 Km2.
Las mareas son el movimiento periódico de las aguas del mar
debido a los movimientos de la Luna alrededor de la tierra. Para
generar energía eléctrica a partir de las mareas se procede a
construir un dique que almacena agua convirtiendo la energía
potencial de ésta en electricidad igual que en el caso de
centrales hidráulicas, por medio de una turbina. La energía
producida es proporcional a la cantidad del agua desalojada y a la
diferencia de altura existente.
Debe tenerse en cuenta, dos condiciones físicas
indispensables para que se pueda captar la energía de las mareas:
-Que la amplitud física de las mareas sea como mínimo de
varios metros.
-Que la configuración de las costas permita el embalse de una
importante cantidad de agua, sin que requieran obras civiles de
gran costo.
Las ventajas de esta fuente de energía son claras, es una
fuente muy abundante y renovable, que las mareas se repiten de
forma periódica y fácilmente predecible, que se trata de una
energía limpia que no genera gases que incrementen el efecto
invernadero. Entre los inconvenientes cabe destacar que no es una
tecnología desarrollada y que las labores de instalación y
mantenimiento son complejas.
ENERGÍA DE LAS OLAS
Los primeros experimentos de explotación de la energía de las olas
datan de 1874, en la que se emplea una embarcación dotadas de
aletas por Henning. En Mónaco, en 1929, se presentó el "Rotor de
Savonius" donde se aprovechaba la fuerza horizontal de las olas.
En la actualidad, podemos nombrar el Convertidor de Kvaener de
Noruega, basado en la Columna de Agua Oscilante, con una potencia
instalada de 500 kW que abastece de energía eléctica a unas
cincuenta viviendas. También, se debe hacer mención de la planta
japonesa de Sakata, con una generación de 60 kW y de la planta
india de Wizhinja con una generación de 150 kW.
Las olas concentran una gran cantidad de energía cinética,
pero el número de ciclos por minuto es muy bajo, entre 3 y 30
ciclos por minuto; para obtener energía eléctrica a partir de este
movimiento hay que utilizar convertidores que conviertan estas
bajas frecuencias en otras mucho más altas necesarias para
producir energía eléctrica, con las grandes pérdidas de energía
que estas conversiones conllevan.
El sistema más maduro es el de Columna de Agua Oscilante;
que es un tubo hueco que contiene aire que se comprime y expande
por efecto de las olas, éstas penetran por la parte inferior y
desplazan hacia arriba una columna de aire aumentando la presión,
una turbina situada en el extremo superior del tubo aprovecha la
energía de aire.
APROVECHAMIENTO DEL GRADIENTE TÉRMICO DEL MAR
El pionero de la energía mareomotérmica fue en 1881
D´Arsonval, aunque la primera central de este tipo no se construyó
hasta 1930 en Cuba, central que tuvo una corta vida. En 1979 se
montó una planta de producción de energía eléctrica de potencia 15
kW usando energía mareomotriz en la costa de Hawai; esta planta
fue un prototipo de ensayo de la central OTEC-1 en funcionamiento
en la actualidad y de potencia instalada 1 MW, ambas funcionan con
un ciclo cerrado. También funciona en Japón otra central con la
misma potencia que la OTEC-1.
La energía mareomotérmica está basada en la diferencia de
temperaturas entre la superficie y las profundidades del mar, el
gradiente térmico. Las variaciones de temperatura en las zonas
tropicales superan los 20 grados centígrados para una distancia
inferior a 100 metros; en las zonas alejadas del Ecuador las
explotación es más difícil.
No será fácil limitar las emisiones para un mundo adicto a los
combustibles fósiles. Sin embargo, Argentina ha dado un paso
positivo al asumir un compromiso con el desarrollo de las fuentes
de energía que no afectan al ambiente. El gobierno presentó un
plan de acción nacional que contiene una meta del 8% de la
electricidad total provenientes de energías renovables para el año
2013. También es sabido, que dentro del mismo gobierno hay quienes
continúan resistiéndose a la realización de esta meta e impulsan
proyectos energéticos equivocados como la terminación de la planta
nuclear Atucha II.
Las marcas que está dejando el calentamiento en el planeta son
impresionantes, sólo son una muestra de los estragos que podría
traer este siglo. ¿Podremos actuar a tiempo para evitarlos? La
Tierra lo dirá.
LA PLANTA PIONERA DE ENERGÍA DE LAS OLAS
La primera planta de energía de oleaje europea se construyó en
Cantabria (España) en 2005
El sistema se basa en la conversión de la energía mecánica de
las olas en corriente eléctrica
Diez boyas generan electricidad para 1.500 hogares en
Santoña
A diferencia de los parques eólicos, en este sistema el impacto
visual es nulo
Por J. ARRIETA / MADRID/IDEAL
La primera planta eléctrica alimentada por el oleaje de Europa
funciona en Santoña desde 2005. Una red de diez boyas distribuidas
en 2.000 metros cuadrados proporciona toda la electricidad que
consumen 1.500 hogares de la localidad cántabra.
Se trata de un proyecto piloto impulsado por Iberdrola, que firmó
un acuerdo con la empresa estadounidense Ocean Power Technologies
(OPT). La firma, creadora de las 'PowerBuoys' o boyas eléctricas,
está construyendo otra planta con este sistema en una base de la
Marina estadounidense en la isla de Oahu, en Hawaii.
Aprovechar la energía del mar es una vieja idea y
existen
varios métodos. Pero el de OPT «tiene claras ventajas
respecto a otros sistemas basados en el aprovechamiento de la
energía de las olas», explica Roberto Legaz, director de
Desarrollo de Energías Renovables de Iberdrola y responsable del
proyecto de Santoña. «La principal es que no tiene impacto visual
alguno. Sobre la superficie sólo se ven las balizas que señalan la
presencia de las boyas», explica Legaz. El sistema se basa
en la conversión de la energía mecánica de las olas en corriente
eléctrica. Para ello se utilizan las 'PowerBuoy', unas boyas
ancladas al fondo marino. La oscilación de las olas, que frente a
Santoña varía entre 1 y 5 metros, hace que las boyas se eleven y
desciendan sobre una estructura similar a un pistón, en la que se
instala una bomba hidráulica. El agua entra y sale de la bomba con
el movimiento, e impulsa un generador que produce la electricidad.
La corriente se transmite a tierra a través de un cable
submarino.
«Otra ventaja es que no necesita motores lineales, sino que
dispone de motores trifásicos convencionales», detalla Legaz.
«Además, al estar sumergido es un sistema más seguro, que no corre
peligro; y tiene una mayor durabilidad».
La planta de Santoña se encuentra a una milla marina, algo más de
un kilómetro, del faro del Pescador. Las diez boyas ocuparán un
área de 100 por 20 metros y estarán ancladas a un fondo situado a
treinta metros. La potencia inicial de cada unidad será de 125 kW,
la misma que producían los primeros generadores eólicos instalados
en España, que podrá aumentar a 250 kW.
Presupuesto millonario
El presupuesto fue de 2,66 millones de euros, a cargo de la
sociedad promotora formada por Iberdrola, que participa con un
70%, OPT, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de
Energía (IDAE) y la Sociedad para el Desarrollo de Cantabria
(Sodercan).
Roberto Legaz señala que el impacto ambiental es mínimo. «De
hecho, bajo la superficie se va a crear un microambiente vivo»,
subraya. Las boyas actúan como una especie de arrecife artificial
y atraen a numerosas especies marinas. No afectan a la pesca y no
suponen un peligro para los bañistas, pues todos los dispositivos
que generan y transmiten la electricidad están aislados para
evitar pérdida de corriente.
Energía inagotable y limpia
Utilizar el mar como fuente de energía no contaminante no es una
idea reciente. Los primeros sistemas empezaron a desarrollarse a
raíz de la crisis del petróleo, durante los años 70 del siglo
pasado, patrocinados por gobiernos como los de Japón y Reino
Unido. Sin embargo, las limitaciones tecnológicas y los costes
congelaron este tipo de proyectos hasta los años 90.
Las mareas y las olas son las dos principales fuentes de energía
ofrecidas por el mar. En la actualidad, existen una docena de
métodos que obtienen electricidad del movimiento del oleaje. Se
dividen en dos tipos, los que aprovechan el movimiento horizontal
de las ondas y los que, como en el caso del proyecto de la
localidad cántabra de Santoña, se basan en sus oscilaciones
verticales.
Turbinas
Los primeros funcionan sobre el mismo principio de las centrales
hidráulicas. Canalizan las olas mediante estructuras de tuberías,
que conducen el agua hasta un depósito situado en tierra, desde el
que se alimenta un sistema de turbinas que genera la fuerza
eléctrica.
Las centrales maremotrices también funcionan como un embalse
tradicional de río. En este caso, el depósito se llena mientras
sube la marea. El agua marina se retiene mediante compuertas hasta
la bajamar, para ser liberada después a través de una red de
conductos estrechos, que aumentan la presión, hasta las turbinas
que generan la electricidad. La altura de este tipo de
instalaciones es menor que la de las presas de río, por lo que se
compensa con un mayor desarrollo en la anchura del dique que
permite un número mayor de generadores.
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