Enamorados.
Fauna enamorada
Cortejos, danzas y juegos nupciales muestran en la naturaleza el
mejor San Valentín
Cantan, cambian de color, pasean arrogantes o tímidos, contactan…
y se besan, como los humanos
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL-WASTE MAGAZINE
Entre los carrizales se oye un insistente croar. Es más fino y
potente de lo habitual. Apoyada en una gran hoja de ricino
hay una pequeñísima ranita de color verde con líneas amarillas en
el rostro y el lateral de su cuerpo, es una rana meridional, (
Hyla
meridionalis) que en ese momento infla su garganta de tal
modo que aparece un gran globo casi de mayor tamaño que ella
misma. Es la manera de lanzar ese croar, la llamada para el
cortejo, la señal que dice que busca pareja y que está dispuesta a
iniciar un cortejo que consistirá en croar, danzar y acercarse
hasta que, un día, si se gustan, llegue el momento de aparearse.
Es la esencia de las relaciones de género que, en la naturaleza,
entre las especies animales, incluida la que llamamos
Homo
sapiens, suele ser lo habitual para conseguir una relación
que, en casi todos los casos, tiene como objetivo perpetuarse.
(...)
Los cortejos de los flamencos se realizan en solitario
A la mayoría de las especies no les gusta la práctica de ‘llegar y
topar’. Casi todas ellas prefieren el noviazgo y el cortejo para
formar pareja, unas actitudes que pueden ser observadas con cierta
facilidad en los campos, bosques, humedales, playas y acantilados
que rodean pueblos y ciudades de la provincia de Granada, donde
existen espacios naturales en los que en determinadas épocas,
sobre todo en primavera y verano, pero también en otoño e
invierno, las actividades encaminadas a buscar novia/novio, o
simplemente un ligue, se hacen patentes para cualquier observador
atento. El Día de los Enamorados en el sur de la península
Ibérica, el 14 de febrero, cuando ya los días empiezan a hacerse
un poco más largos, en territorios donde han emigrado muchas
especies huyendo del frío del norte de Europa, las condiciones
ambientales empiezan a ser favorables a los juegos de amor.
En las costas es fácil ver los movimientos de algunas especies de
gaviotas, como las patiamarillas (
Larus cachinnans), que en
parejas se separan de los grandes grupos en los que se concentran
en las playas y se marchan a puntos más solitarios, generalmente a
rocas en acantilados, en los que realizan aproximaciones, giros de
una alrededor de la otra, levantan los picos y cuellos, e incluso
se besan , porque a pesar de lo que muchos creen, las aves se
besan, o al menos unen sus picos de una forma que en lenguaje
humano consideraríamos un beso apasionado.
Los ánades azulones son aves que viven en parejas estables
Las claves de un buen cortejo, lo mejor para conseguir la atención
de quien quieres que sea tu pareja, consiste en ofrecer la mejor
imagen posible, ser el más fuerte o la más seductora, mostrar que
se sabe hacer un nido... y regalar comida. Estas premisas se
cumplen en casi todos los juegos amorosos. La imagen es
fundamental. Algunas especies de aves, como el somormujo lavanco (
Podiceps
cristatus) no solo cambia su plumaje para ser más vistoso,
sino que sus plumas se encrespan de tal manera que forman toda una
corona alrededor de su cabeza cuando intentan conquistar a su
pareja, y cuando los dos aceptan encantados, se lanzan a bailar
sobre las aguas de las lagunas.
Una ranita meridional, Hyla meridionalis, infla su
garganta para croar en señal de que está dispuesta a buscar
novio.
Y los sormujos lavanco erizan sus penachos de plumas con imagen
nupcial antes de iniciar danzas sexuales.
En Granada, después de un tiempo sin que se viesen este tipo de
aves acuáticas en la provincia, los somormujos han vuelto, se
hacen novios y ya crían en las aguas de la laguna grande de Padul.
Coronado, con el pico amarillento, cambian casi por completo
cuando buscan pareja. Los ejemplares que acaban de convertir en
adultos, se vuelven azulados, con grandes manchas blancas en el
pecho, un penacho blanco y el pico se ha vuelto casi blanco con
líneas amarillas y azules. Se han puesto sus mejores galas y
vuelan en círculos sobre los posaderos. Cuando los animales son
sociales y viven en grupo, lo más importante es hacerse notar y
convertirse en el centro de atención del otro sexo. Los flamencos,
que pasan la mayor parte del año en grandes bandadas, al llegar el
momento de buscar pareja realizan curiosos movimientos, los machos
levantan sus cuellos hasta la mayor altura posible. En esa postura
caminan entre las aguas. Da la sensación de ser una posición
alerta y defensiva, pero en realidad es la forma de hacerse notar
y decir que es el más atractivo y recomendable.
Y en cuanto a destacar casi nadie sabe hacerlo mejor que el pavo
real. El enorme manto de plumas de vistosísimos colores que
despliegan los machos de pavo real es para acercarse a las hembras
y ser aceptados sin problemas. Tanto se luce esta especie que ha
dado lugar a la expresión ‘pavonearse’.
Los bengalíes cambian su manto, el macho se vuelve más rojo y
aparecen pintas blancas en su plumaje
Voces
Los sonidos son elementos clave para buscar una relación amorosa.
Las aves tienen cantos especiales para conquistar a su pareja. Los
ruiseñores modifican su voz, e incluso los pequeños herrerillos,
carboneros, petirrojos, lanzan sonidos que llenan los bosques. Y
entre los mamíferos, como el hombre, la voz cambia para hacerse
más dulce y decidida. Hay un caso muy especial, algunos pequeños
mamíferos, como ratones y otros roedores, emiten ultrasonidos para
sus comunicaciones amorosas y de cortejo que solo ellos pueden
captar.
Vuelos de mariposa
Entre los invertebrados también existen los cortejos y las
aproximaciones de enamorados. Las mariposas suelen realizar vuelos
rápidos, y en algunos casos acrobáticos, el macho alrededor de la
hembra, y en ocasiones son varios ejemplares los que se disputan
una única hembra. Esas evoluciones en busca de pareja no significa
que tengan que llegar a la cópula de forma inmediata, el cortejo
es un paso imprescindible. Lo habitual es que los activos machos
persigan a las hembras, pero un estudio de la Universidad de Yale
demostró que en zonas cálidas, como puede ser el sur de Europa, el
calor y la sequedad del ambiente vuelve activas a las hembras que
son las que se acercan a los machos de algunas especies de
lepidópteros. La razón está clara: en climas más secos tienen
menos alimento, por lo que sus posibilidades de reproducirse son
menores, así que tienen que aprovechar el tiempo, cortejar y
después, copular. Cuanto antes mejor, pero con cortejo.
Y entre los reptiles, las lagartijas que habitualmente vemos en
los campos,
Psammodromus algirus, los machos colorean de
rojo anaranjado la parte inferior de su cabeza y su dorso se llena
de vistosas manchas amarillas, su cuerpo se hace más oscuro, con
lo que esas coloraciones se hacen muy vistosas. También corretean
y danzan entre ellos.
El respeto por la pareja es fundamental. El que lleve la
iniciativa, ya sea macho o hembra, no pasará a una segunda fase
del cortejo, a una mayor aproximación, si no encuentra signos de
aceptación, y no se abrirá una tercera, que en algunos casos
implica construir nidos, si no va bien la relación, y solo
mediante signos de aceptación podrán llegar al paso final, la
cópula y reproducción.
¿Por qué se 'pisan' las aves? Siempre se ha dicho que un
ave macho ‘pisa’ a la hembra y tras esa acción la hembra puede
poner los huevos. En realidad, los pájaros copulan casi como
los humanos. Los pájaros macho poseen un micropene situado en la
salida de la cloaca, su sistema anal. Cuando el macho se sube
sobre su pareja introduce ese órgano en la cloaca de la hembra.
Una vez que el macho ha pisado a la hembra, ella agita sus alas.
Es un movimiento que ayuda a que el esperma llegue al ovario. Cada
ejemplar se va por su lado, claramente satisfechos.
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