LA INVASIÓN DEL MEJILLÓN CEBRA
Procedente del mar Negro ha alterado los ecosistemas acuáticos de
los pantanos de Andalucía, en una colonización que se inició en
los de Bermejales e Iznájar y obliga a controlar su expansión
hacia la cuenca de los ríos Genil y Guadalquivir
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / Waste Magazine
La bajada del nivel en el pantano de los Bermejales a causa de la
sequía les ha dejado al descubierto. Colonias de pequeños
mejillones de río mueren por efectos del sol y la falta de agua.
Sus conchas quedan abandonadas en largas filas de residuos que
dibujan líneas paralelas a la orilla del embalse de los
Bermejales. Son restos de mejillón cebra, una especie invasora
considerada como una de las más dañinas del mundo para los
ecosistemas acuáticos y las infraestructuras hidráulicas. La
presencia de miles de pequeñas conchas unidas entre sí demuestra
que el problema de infestación del pantano granadino continúa en
aumento y que los responsables de la gestión del embalse, la
Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, y la Consejería de
Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, han de extremar las
medidas de control para que las larvas de esta especie no logren
llegar a cauces, que están conectados con grandes áreas de la red
fluvial del sur peninsular, en concreto, el río Genil.
En la provincia de Granada el mejillón cebra coloniza los embalses
de los Bermejales y el de Iznájar, que comparte su territorialidad
con la provincia de Córdoba. Por el momento no se ha detectado en
otros lugares, pero hay que tomar todo tipo de medidas que impida
su expansión y translocación a otros puntos”, afirma el director
del Departamento de Medio Natural de la Junta en Granada, Borja
Nebot, que considera que el mejillón cebra además de provocar
daños muy importantes en las instalaciones hidráulicas al taponar
conducciones, desagües, impedir el funcionamiento de máquinas,
etcétera, “provoca una gravísima alteración del medio acuático,
con impactos en el hábitat al hacer disminuir la cantidad de
oxígeno en el agua, e incrementar la materia orgánica por
biodeposición, lo que a su vez provoca impactos en la comunidad
biológica, al cambiar la composición de microalgas, zooplancton y
hacer proliferar las plantas acuáticas y esponjas de aguas
continentales. Todo ello afecta a los macroinvertebrados, como
almejas de agua dulce y cangrejos de río, a los que se les pega a
las conchas y les causa asfixia y muerte”.
La capacidad de crecimiento y dispersión de esta especie es
tremenda. Procedente del mar Negro y el Caspio, se introdujo en
España por el río Ebro. En Andalucía su primera aparición fue en
el embalse de los Bermejales en el año 2009 y poco después en
Iznájar. Ahora se encuentra en embalses de Málaga, Cádiz y
Sevilla. Según los biólogos que han estudiado esta especie. Las
larvas tienen una gran capacidad para adherirse a todo tipo de
materiales que se encuentran a la deriva, además de a los cascos
de embarcaciones, incluidas las piraguas, los remos e incluso
flotadores, tablas de surf y trajes de neopreno, “y pueden vivir
hasta siete días fuera del agua si tiene algo de humedad, por lo
que el trasiego de embarcaciones, por ejemplo, les permite llegar
de un pantano a otro”, afirma Nebot, que señala que las larvas al
crecer se reúnen en grupos y forman verdaderas colonias de
numerosos individuos, que se mantienen en ese mismo lugar, no se
desplazan, por lo que generan la obturación de canalizaciones y la
alteración del espacio que les rodea. Algunos científicos aseguran
que cuando el mejillón cebra, Dreissena polymorpha, es detectado
en un embalse, es el inicio del fin del ecosistema y de las
infraestructuras de regulación hidráulica si no se toman medidas
que suelen ser muy costosas.
Desde hace varios años la Confederación Hidrográfica del
Guadalquivir ha puesto en marcha actuaciones encaminadas a la
prevención y control, como la ordenación de accesos a las masas de
agua invadidas, la elaboración de mapas de riesgo, la ejecución de
prospecciones subacuáticas para la revisión de infraestructuras
sumergidas y el inventario de instalaciones hidráulicas afectadas.
También se han realizado, junto a la Consejería de Medio Ambiente,
campañas de información y divulgación sobre esta especie exótica
invasora. Recientemente la CGH anunciaba la inversión de 2,9
millones de euros que hasta 2017 para paliar los efectos que ya se
han detectado en las infraestructuras de estos embalses. Estas
inversiones también servirán para conocer y combatir los efectos
de otras especies invasoras como la almeja asiática, que también
amenaza esta misma cuenca.
El mejillón cebra, no tiene depredadores naturales, por lo que una
vez que llega a un lugar la única forma de eliminarlo es retirarlo
de las aguas infestadas, y evitar su dispersión a espacios donde
pueda comunicarse con otros cursos de agua. Los carteles de ‘Stop’
a esta especie, situados en algunas zonas de los embalses
granadinos, deberían servir para advertir de que la invasión está
en marcha.