DICIEMBRE
EL IMPERIO DE LAS SOMBRAS
La vida se oculta entre el claroscuro del último mes del
año, cuando el cielo torna del rojo al gris y muchos duermen y
esperan... bajo el frío
La umbría se apodera de los bosques, el viento camina entre los
campos, la nieve cubre montañas y las ramas desnudas modelan
un paisaje que anuncia la llegada del invierno
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Una cortina de hojas rojas cae y viaja sustentada por el aire que
camina entre las arboledas, donde las gotas de lluvia reflejan los
débiles rayos de un sol velado. El silencio impregna los
bosques y campos en un tiempo de transición en el que el frío
condiciona la actividad de quienes habitan bosques, riberas,
sierras y estepas. En diciembre aún es otoño, pero la naturaleza
anuncia ya la irremediable llegada del invierno, cuando el paisaje
culmina la transición de la luz al claroscuro, algunas especies
minimizan sus esfuerzos y dormitan en sus refugios a la espera de
la llamada de un nuevo ciclo, mientras otras ocuparon ya sus
territorios habituales de invernada y aprovechan ecosistemas que a
pesar del frío, en el sur, son más benignos que los que dejaron
atrás y a los que volverán en unos meses, cuando llegue el
deshielo.
En los bordes de bosques y zonas áridas, semicubiertas por el
hielo, la quietud se rompe con ladridos cortos y agudos,
espaciados en el tiempo. Son zorros que en solitario han
abandonado las zorreras para buscar topillos, ratones de campo o
pájaros con los que llenar sus despensas. Suele ocurrir entre dos
luces, poco después del amanecer y antes de la llegada de la
noche, el mismo momento en que sus potenciales víctimas salen de
sus refugios para buscar grano e invertebrados con los que
alimentarse. También lo hacen los gatos monteses, garduñas y
jinetas, que caminan sigilosas entre pinos, robles y encinas.
Diciembre se podría considerar el mes de las aves, es cuando ya
han llegado todas las migradoras, cuando terminan los viajes que
unas hicieron al final del verano, otras con el comienzo del otoño
y las más rezagadas esperaron la llegada del frío para volar hacia
el sur. Es también el mes de las grandes concentraciones, cuando
las llanuras y estepas, las vegas que rodean las ciudades, se
llenan de bandadas de avefrías: pájaros de tamaño medio de espalda
oscura y pecho y vientre blancos, con la cabeza cubierta de un
‘sombrero’ verde tocado por una fina y larga pluma. Vuelan en
grupos que se reconocen por las alas blancas. Los campos
cultivados y en barbecho, semiesteparios son unos de sus espacios
favoritos de invernada, igual que para los sisones, aves grandes,
que caminan entre los matorrales esteparios, cardos y gramíneas,
en busca de invertebrados y semillas. Levantan el vuelo ante
cualquier amenaza.
A los bosques han llegado los reyezuelos, pequeños insectívoros de
color amarillo y negro con una llamativa corona dorada, han
viajado centenares de kilómetros para ocupar los pinares, riberas,
e incluso los jardines de las ciudades. Es factible verlos entre
los setos y madroños de espacios monumentales como la Alhambra,
donde se han refugiado los petirrojos.
En los campos de cultivo, entre los olivos y almendros, bandadas
de pinzones buscan granos, como los pardillos que aunque están
durante todo el año, su número se incrementa con la llegada de
migradores. Se les ve encaramados en las ramas secas de los
arbustos en zonas próximas a riberas, cultivos y jardines.
En los humedales, destaca la presencia de grupos muy numerosos de
una anátida especialmente llamativa, el pato cuchara, que se
caracteriza por su pico muy ancho. Pasa el invierno en el sur y
comparte ecosistema con otras aves que se alimentan de plantas
acuáticas, invertebrados y peces. Se les puede observar con
facilidad en casi todas las lagunas del sur y centro
peninsular, donde acuden atraídos por la comida y la bonanza del
clima.
Pastizales
En el interior de las sierras, mientras las ardillas pasan el
tiempo escondidas, las cabras montesas y gamos deambulan entre los
riscos y buscan pastizales, las umbrías acogen otras especies de
flora e invertebrados que necesitan del frío y la humedad para
sobrevivir. En diciembre, no solo hay setas en los bosques. Es el
momento de los musgos; de los casi invisibles organismos que
aprovechan la descomposición de la materia orgánica; de los
pequeñísimos moluscos terrestres, caracolillos de pocos milímetros
que pasan el invierno bajo los troncos y las rocas.
En diciembre, una capa blanca, semitransparente cubre los
pastizales, el rocío se ha convertido en hielo.
Navidad
Es el mes de los frutos rojos, cuando los ruscos se llenan de
bolitas que no nacen en el tallo sino en el centro de las hojas;
los madroños ofrecen sus racimos dulces y carnosos. El color de la
Navidad se deja ver en los bosques y los hogares se llenan de
elementos vegetales que proceden de plantas arbustivas de bosques
húmedos, acebos, ruscos y muérdagos, y de viveros, como la flor de
pascua, que crece de forma casi espontánea y con un gran tamaño en
jardines costeros, donde ha sido introducida artificialmente y ha
llegado, en algunos puntos, a naturalizarse. En el monte
mediterráneo, los pinzapos lucen su mejor porte. Es la imagen del
árbol de Navidad en una especie amenazada que tiene sus
principales poblaciones en las sierras de Grazalema, en Cádiz, y
en la de las Nieves, en Málaga. Una especie que ha logrado
recuperarse en algunos puntos de Sierra Nevada y Huétor, en
Granada, y además, los hay, plantados, en parterres de las
capitales andaluzas.
La noche más larga
En diciembre, con el cambio de estación, la naturaleza vive la
noche más larga del año que coincide con el final del otoño y la
llegada del invierno. Son 14 horas y media en las que impera el
reino de la oscuridad. Un tiempo en el que el hielo cubre la
tierras y las aguas de ríos y lagunas, en el que la búsqueda de
alimento se convierte en una lucha contra los elementos.
Pato cuchara. El año termina con la presencia de los
patos cuchara, Anas clypeata, . Son anátidas
caracterizadas por sus picos muy anchos. En el mes de diciembre
están asentados en algunas de las lagunas del sur de España.
Nadan en grupos y en parejas en las que se aprecia su gran
dimorfismo unos ejemplares son coloristas y llamativos, los
machos, y otros sencillos de colores marrones y ocres, las
hembras.
Lavandera. Motacilla alba, conocida como
Lavandera blanca, evoluciona junto a las frías aguas de
espacios lacustres, acequias, e inmcluso fuentes y parques
de las ciudades. Es una imagen especial en diciembre.

Briofitos: Los musgos se encuentran en su mejor
momento, formando tapices en las sierras, sobre rocas y
troncos de grandes árboles. Ayudarán a mantener la humedad
del bosque. El musgo es
Tortula muralis

Rusco: Los ruscos fructifican en el interior de los
bosques, las bolitas rojas de esta planta en peligro de
extinción anuncian la llegada de la Navidad.
Ruscus
aculeatus

Como
Avefrías: Se llaman V
anellus vanellus.
pueblan los campos arados, e incluso los territorios
abandonados de la Vega y espacios esteparios.

Cormoranes:
Los cormoranes baten sus alas para secarlas en las isletas de
lagunas y pantanos donde se concentran a la espera de tiempos
más cálidos en los que empezar su reproducción. Se ven con
facilidad en puntos como la Charca de Suárez, el pantano de
Cubillas. Se mantendrán todo el año
EN DICIEMBRE EN LA NATURALEZA, PINCELADAS
Cantores:
Grandes bandadas de aves que se consideran cantoras,
como verderones, lúganos y pardillos, vuelan junto a las riberas
y sobre los campos que ya fueron recolectados.
Musgos: Es su mejor momento, ayudados por la
humedad y la falta de luz, tapizan las rocas y en ellos viven
numerosos organismos.
Grajillas: Bandadas de grajillas vuelan
entre la ciudad y los campos próximos para buscar alimento.
Robles y quejigos: A pesar de ser de hoja
caduca, no las deja caer aún y las conserva un tiempo, secas, en
sus ramas.
Trufas: Maduran bajo la tierra. Están
casi a punto para buscarlas bajo las hojarascas de zonas umbrías
del bosque mediterráneo, bajo alcornoques, encinas y robles.
Ardillas: Se mantienen ocultas en sus
nidos, pero cuando salen presentan largos ‘pinceles’ o sobre sus
orejas.
EN JARDINES Y CULTIVOS
Petirrojos: Los parques se llenan del sonido
potente de los petirrojos, que se refugian en los jardines para
pasar el invierno.
Naranjas: En zonas de media montaña es el
momento de las naranjas.
Sorpresas: El frío y la falta de alimento
favorecen la presencia de aves como el Martín pescador, junto a
estanques urbanos.
Podas: Es un buen momento para iniciar las
podas, porque las plantas entran en un periodo de reducción de
sus necesidades
CAMBIO DE ESTACIÓN
Invierno: Llegó la última estación. El otoño
acaba y deja paso a la época más fría, la que se inicia a final
del año y continúa en los dos primeros meses del siguiente. Las
noches se han hecho más largas y los días se acortan.

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