PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
LA CAÑADA DE LA SAL
HUMEDAL, SALADAR DE EL MARGEN, CÚLLAR - GRANADA
Las tierras blancas del Margen albergan un humedal que muestra
los secretos del Altiplano
Entre Cúllar y Benamaurel un territorio único mantiene
ecosistemas donde sobrevivir es un ejercicio continuo de
adaptación, competencia y esperanza
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Desde el aire, los cerros erosionados por el viento, el agua y
el paso de milenios, muestran sus múltiples heridas con formas
de cortados, vaguadas y pequeños valles fluviales que en los
albores del Cuaternario horadaron las tierras blandas formadas
por sedimentos y conglomerados depositados tras el afloramiento
geológico del Altiplano y la retirada del agua del viejo mar. El
color gris y ocre de los ‘badlands’ las ‘malas tierras’ del
noreste de la provincia de Granada, llena el paisaje aéreo, pero
en el centro de este territorio aparentemente inerte, una franja
verde sobre suelos blanqueados se extiende de levante a poniente
para mostrar la existencia de vida en ecosistemas imposibles.
La línea verde, que cada
día sobrevuelan aguiluchos cenizo, cernícalos y grandes buitres
llegados desde las estepas que la rodean, es un extenso humedal,
un espacio que solo en las primaveras lluviosas muestra sus
tierras encharcadas y que en verano y gran parte del año, es una
extensión de suelos de yesos y sal en los que la fina lámina de
agua que se mantiene bajo la superficie, a muy poca profundidad,
calentada por la gran insolación de este territorio, logra
evaporarse y transpirar hacia el exterior arrastrando minerales
que aparecen como surgencias salinas que llegan a blanquear la
tierra por completo, a la vez que generan una pátina salada
donde sobrevivir es una quimera reservada a quienes poseen un
gran poder de adaptación, son capaces de competir para
alimentarse y vivir en un medio hostil y siempre con la
esperanza de que las alteraciones climáticas y la mano del
hombre, no alteren un ecosistema de extrema fragilidad.
VÍDEOS *
SALADAR DE EL MARGEN *
CÚLLAR * VÍDEO: MERCHE S. CALLE Y J. E.
GÓMEZ
Este extenso humedal de aguas efímeras ocupa las tierras de la
localidad de El Margen, en el municipio de Cúllar, y se extiende
a través de 75 hectáreas hacia las tierras de Galera, Benamaurel
y los saladares de Baza. Un espacio natural que forma parte del
Catálogo de Humedales de Andalucía por la singularidad de sus
paisajes y ecosistemas. Es territorio de plantas halófilas,
especializadas en ambientes salinos, de flora que se puede
considerar marítima a pesar de que se encuentra a un centenar de
kilómetros del litoral, pero donde crecen algunas de las
especies habituales de las salinas costeras. Es el dominio de
los limomium, plantas de gruesas hojas almonadilladas en su base
de las que parten largos y finos tallos enramados sobre los que
crecen multitud de florecillas alineadas en horizontal para
recibir los rayos del sol. Se les conoce con el nombre de
saladillas. Son plantas comunes en tierras áridas especializadas
en ambientes salinizados y que incluso crecen en acantilados que
reciben el influjo directo del mar, pero en el humedal de El
Margen, hay dos especies endémicas, que únicamente viven en
estas tierras, a las que las gentes denominan Saladilla de Baza
y Saladilla de Cúllar, que científicamente son nominadas como
Limonium minus; y Limonium majus. Es fácil observar estas dos
joyas de la flora halófila, ya que crecen en la totalidad de la
extensión del saladar, entre los almohadillados de salicornias,
e incluso en la mediana de los carriles de conexión entre las
últimas casas-cueva. Crecen junto a otras de su mismo género, y
plantas tan habituales de los saladares como las Sarcocornia
fruticosa, que son parte de la imagen común de la flora de las
grandes salinas y marismas.
Es una larga cañada
utilizada de forma tradicional para el pastoreo, donde la
presencia de humedad, e incluso de agua durante la primavera,
favorece que aniden especies de aves que pueden ser observadas
habitualmente en las lagunas salinizadas de Almería, las charcas
litorales e incluso las marismas atlánticas, cigüeñitas y
limícolas como los chorlitejos, sobre todos los Charadrius
dubius, que construyen sus nidos en la tierra salina, entre la
vegetación, y se mantienen en este ecosistemas hasta que el agua
desaparece de la superficie, algo que ocurre cuando ya sus
polluelos han crecido y pueden volar. Aves y reptiles,
especialmente lagartijas, aprovechan la gran presencia de
insectos para sobrevivir. Pero entre los invertebrados, el
humedal de El Margen, los saladares del altiplano, cuentan con
numerosas especies que los expertos califican como raras, poco
comunes, y algunas de ellas endémicas, sobre todo en insectos,
ya que al igual que las plantas han tenido que especializarse
para poder sobrevivir en un espacio al que por la presencia de
estas especies ha sido catalogado como Zona Importante para la
Conservación de los Invertebrados de Andalucía (ZICI), lo que
marca una de las cualidades biológicas de tierras que muchos
consideran muertas.
En la antesala del
saladar, el acuífero subterráneo aflora y llega a formar charcas
que son embalsadas por los agricultores para utilizarla en el
riego de sus bancales, en la mayoría de los casos roturados
sobre el borde del saladar, como la balsa de Marín, situada bajo
el cerro del Morohueco, donde yacimientos arqueológicos muestran
restos de industria lítica, presencia humana con 700.000 años de
antigüedad que se mantiene en otros descubrimientos de cerámicas
de la Edad del Bronce. Es la tierra de los primeros pobladores
de Europa, de los homínidos que poblaron los valles y cerros del
Altiplano, los que en la cercana Orce, dejaron vestigios de su
presencia hace 1,8 millones de años, y que habitaron en parajes
donde los humedales, la cañada de El margen, fueron hábitat de
grandes felinos, caballos y elefantes. Hoy, el saladar cuenta
una parte fundamental de la historia geológica y natural de un
territorio clave para entender la evolución y desarrollo del
cuaternario en el sur de Europa.

Sal y yesos aparecen sobre la tierra. FOTO: J. E. GÓMEZ +
FOTOGALERÍA
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural

Flora
Allium paniculatum
Andryala ragusina
Arthrocnemum
macrostachyum
Artemisia barrelieri
Artemisia herba alba
Atriplex halinus
Bassia hyssopifolia
Carum foetidum
Centaurea aspera
Centarurea dracunculifolia
Cynanchum acutum
Cynomorium coccineum
Cistanche phelypaea
Dorycnium gracile
Elaeagnus angustifolia
(Arbol del paraiso)
Elymus elongatus subsp.
elongatus -
Elymus pungens subsp. campestris
Frankenia pulverulenta
Frankenia thymifolia
Gypsophila tomentosa
Hammada articulata
Helianthemum squamatum
Hordeum marimun
Juncus maritimus
Launaea fragilis
Limbarda crithmoides
Limonium echioides
Limonium delicatum
Limonium majus (Saladilla de
Cúllar)
Limonium minus (saladilla de
Baza)
Limonium supinum
Lithodora
fruticosa
Lygeum spartum (Albardín)
Microcnemum coralloides subsp. coralloides
Medicago sativa
Ononis fruticosa
Ononis tridentata subsp.
tridentata
Phragmites australis (Carrizo)
Plantago maritima
Puccinellia caespitosa
Puccinellia fasciculata
Retama sphaerocarpa
Reseda stricta
Salsola oppositifolia
Salsola vermiculata
Sarcocornia fruticosa
Sedum sediforme
Stipa tenacissima (Esparto)
Senecio auricula subsp..
auricula
Schoenus nigricans
Sphenopus divarticatus
Sonchus crassifolius
(Cerraja salinera, borraja)
Suaeda pruinosa
Suaeda spicata
Suaeda vera
Tamarix canariensis
Tamarix africana
Thymus zygis

Calandrella rufescens (Alaudala rufescens) terrera marismeña
Charadrius dubius (Chorlitejo
chico)
Columba palumbus (Paloma
torcaz)
Himantopus himantopus (Cigueñuela)
Lanius senator (Alcaudón)
Oryctolagus cuniculus
(conejos)

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Una serie de reportajes para mostrar la riqueza
natural que nos rodea, sus ecosistemas y a sus
singulares habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen
la mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos
para vivir en tiempos de estío