PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
La Granada de las cruces... de piedra
Una ruta para conocer las estructuras centenarias que alzan sus
brazos en bosques, plazas y miradores
Quedan solo una veintena de las más de un millar de cruces que los
granadinos levantaron en calles y caminos del centro, Albaicín y
Sacromonte
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
La luz se filtra entre las hojas primaverales de los castaños de
indias. Incide de forma indirecta sobre la piedra gris de una
pequeña cruz sustentada por una larga columna de capitel árabe.
Está escondida entre los grandes árboles y aporta un halo de
misterio al bosque de la Alhambra. Es un símbolo que cuenta parte
de la historia de la fortaleza nazarí y su entorno. Es una
de las cruces históricas que aún se conservan en calles, plazas,
miradores y placetas de la ciudad de Granada y que, por el
momento, no han caído bajo la picota de la intolerancia y el mal
entendido progreso. Cuando en la capital se levantan decenas de
cruces festivas, monumentos de flores para celebrar una de las
citas más tradicionales del sureste ibérico, las Cruces de Mayo,
la fiesta de la luz y la primavera, es un buen momento para
conocer los orígenes y la esencia de esa celebración, con el
descubrimiento de las estructuras primitivas, las cruces que desde
la caída del Reino de Granada se alzaron para modelar la imagen de
la ciudad a los requerimiento de los nuevos tiempos. (...)
(...) Es posible establecer la ruta de las cruces de piedra, un
recorrido para observar y conocer los monumentos que aún se
mantienen en los mismos lugares donde se erigieron, o en puntos
donde fueron trasladados para evitar su destrucción. Desde los
inicios del siglo XVI la ciudad vivió épocas de exaltación
religiosa motivada por la necesidad de algunos sectores de la
sociedad de mostrar su fe y se lanzaron a erigir cruces en
lugares especialmente señalados de la capital. Lo hacían familias
de cualquier nivel, adineradas y humildes, los gremios y
artesanos. Canteros y escultores pusieron su arte al servicio del
símbolo del cristianismo, que tras la llegada de los Reyes
Católicos, había comenzado a izarse en algunos puntos clave en la
conquista del Reino de Granada, como homenaje a hechos
heroicos y religiosos.
Solo quedan 25 cruces de las que se levantaron en esa época y
algunas más que fueron instaladas en los siglos XVII al XX. Un
recorrido para descubrirlas se puede iniciar con la más antigua y
sencilla, ubicada en lo que eran las puertas de la ciudad desde el
camino de Santa Fe, donde se detenían los carruajes fúnebres con
los cadáveres de los reyes que como la emperatriz Isabel, esposa
de Carlos V, eran trasladados para ser enterrados en
Granada. Es la Cruz Blanca, que aún se encuentra en la avenida de
Constitución, junto a la entrada del hotel Vincci. Su origen fue
una pequeña cruz levantada al inicio del siglo XVI, que se
encontraba muy deteriorada y los vecinos del barrio la
reconstruyeron tal y como está en la actualidad. La inauguraron el
3 de mayo de 1625, una fecha que se convirtió en la primera
celebración del Día de la Cruz.
La ruta asciende hacia el barrio de San Lázaro hasta la ermita de
San Isidro, donde hay una pequeña cruz de hierro forjado que los
vecinos ubicaron en ese lugar en 1590 donde no había templo
alguno. Al reunirse en torno a este símbolo provocaron la
construcción de la ermita. Un corto paseo por la calle Ancha de
Capuchinos lleva hacia la calle Parra Alta de Cartuja. Allí está
la plaza de la Cruz, con una instalación de piedra que los vecinos
construyeron a finales del siglo XVII.
Hay que ascender al Albaicín alto, pero antes, a la espalda de la
antigua escuela Normal, está la plaza de la Libertad. Se llama así
como homenaje a Mariana Pineda, en el lugar donde fue ejecutada.
La cruz de hierro que coronaba el patíbulo está allí, sobre una
columna de mármol levantada hace 30 años.
El Albaicín es con el Sacromonte donde se ubicaron la mayoría de
las cruces de piedra. Es posible ascender por la cuesta de la
Alhacaba y desde la placeta Almona del Albaicín y la calle Larga
de San Cristóbal llegar al mirador, que está coronado por una
pequeña cruz de hierro, y desde allí hacia la placeta de San
Bartolomé, con una gran cruz de mármol que se ubicó para
cristianizar el barrio en 1600. La cruz actual es una réplica
realizada recientemente, ya que poco después de iniciarse la II
República, en 1932, fue destruida como otros símbolos
cristianos de la ciudad.
Hay que caminar hacia la calle Pagés para ascender hacia una de
las cruces más conocidas y respetadas por los granadinos, la cruz
de la Rauda. Pero en el camino hacia el mirador y el acceso al
cerro del Aceituno y San Miguel, en la calle San Gregorio Alto,
hay dos cruces, una de gran tamaño, generalmente rodeada de
vehículos, en la iglesia de San Gregorio, y otra en la placeta de
Cruz de Piedra. Sencilla y casi olvidada junto a un viejo aljibe
que inicia la calle San Luis desde la que se accede a la Rauda,
con su venerada cruz de terracota muy deteriorada y restaurada
después de que fuese semidestruida durante la II República. Un
lugar desde el que se contempla la totalidad de la ciudad y
en el que se ubicaba uno de los cementerios musulmanes del barrio
nazarí.
En el Albaicín quedan otras dos cruces que pueden visitarse si
desde la Rauda se baja hacia el mirador de San Nicolás, donde se
alza una vieja cruz de piedra gris sobre una peana ancha que sirve
de asiento a los centenares de turistas que siempre llenan la
plaza. Abajo, por la calle de Santa Isabel la Real se llega a la
plaza de San Miguel Bajo, con el Cristo de las Lañas, una de las
pocas cruces que tiene la imagen del crucificado. Se llama de ‘Las
Lañas’ porque tras ser destruida por soldados republicanos los
vecinos guardaron los trozos y después los graparon con
lañas.
Cruz de los Mártires
El Monte Sacro
La ruta de las cruces continúa hacia el Sacromonte, donde solo
quedan una pequeña cruz truncada en las inmediaciones de la subida
a la Abadía, y las dos que se encuentran en la ermita del Santo
Sepulcro en el acceso a la Abadía. Un camino donde había decenas
de cruces y de las que solo quedan seis realmente significativas y
de gran valor histórico y artístico. La más espectacular, la
primera que se encuentra ya en las proximidades del complejo
religioso, es la de los soldados de la Alhambra. Le llamaron la
cruz verde porque tenía bolas y adornos de mármol de ese color.
Junto a ella, en el camino que baja hacia la ladera, está la de
los tejedores de seda, un gremio con gran poder económico en la
Granada de 1600. Y más arriba, junto a las Santas Cuevas, la de
los Ganapanes, los mozos de cuerda que llevaban los bultos en
Bibrrambla y Plaza Nueva, por unas monedas. En la plaza central de
la Abadía está también la cruz de los Franciscanos, y en las
escaleras de acceso a las cuevas una pequeña cruz blanca también
recuerdo de los gremios.
De vuelta a la ciudad, en la Carrera del Darro, casi oculta en el
enrejado de la iglesia de San Pedro, hay una pequeña cruz de
mármol sobre una estilizada columna. Es el centro del espacio que
antecede al templo construido bajo las torres de la Alhambra.
En la fortaleza palatina nazarí, solo hay una cruz junto a la
iglesia de Santa María de la Alhambra, realizada con un trozo de
columna de las que se trajeron para el palacio de Carlos V. No
tiene brazos. En su lugar una placa de piedra en honor a dos
mártires franciscanos.
Junto al auditorio Manuel de Falla hay una gran cruz que se
denomina de los Mártires porque era el punto de acceso al antiguo
convento de los Carmelitas. Suele esta oculta entre la vegetación
de primavera y solo en invierno aparecen sus brazos recortados
sobre la ciudad.
En el bosque, la pequeña cruz del marqués de Mondéjar junto al
monumento a Ángel Ganivet. Y en la cuesta de Gomérez, junto al
Arco de las Granadas, una cruz de piedra de más de seis metros de
fuste da paso al interior del bosque.
Conocer la Granada de las cruces de piedra es realizar un viaje en
el tiempo, un reconocimiento a la expresión popular a través de la
historia más cercana.
En la Alhambra
Un símbolo de gremios y artesanos
Tras el hallazgo de las reliquias de San Cecilio y los Santos
Mártires, los granadinos se volcaron en las expresiones religiosas
públicas, y la instalación de cruces se convirtió en una
continuada costumbre que pobló algunas zonas con grandes y
pequeñas, exuberantes y sencillas, procedentes de familias ricas y
humildes, pero sobre todo de los gremios de la ciudad, de los
artesanos y empresarios, profesionales y trabajadores que llegaron
a plantar más de un millar, la mayoría en el recorrido entre el
Albaicín y la Abadía del Sacromonte, el lugar donde se encontraron
los restos martirizados del patrón de la ciudad. El Camino del
Monte Sacro se convertía en un Vía Crucis permanente en el que las
instalaciones del símbolo de Cristo crecía día a día, tanto que el
arzobispo Pedro de Castro y Quiñones, fundador de la Abadía, tuvo
que prohibir esta práctica.
LAS CRUCES, PASO A PASO
1. Cruz Blanca: Av. Constitución.
2. San Isidro: Av. de Madrid.
3. Placeta de la Cruz: Barrio de Cartuja, calle Parra Alta.
4. Mariana Pineda: Plaza de la Libertad a espaldas de la Normal.
5. San Cristóbal: Mirador.
6. San Bartolomé: En la plaza.
7. San Gregorio Magno: Calle San Gregorio Alto.
8. Cruz de Piedra: En la plaza del mismo nombre.
9. Cruz de Rauda: En el mirador camino de la Rauda y San Miguel.
10. San Nicolás: En el mirador
11. Cristo de las Lañas: En la plaza de San Miguel Bajo.
12. Santo Sepulcro: Dos cruces en el inicio de la subida a la
Abadía.
13. Abadía: Cuatro cruces importantes, la de los soldados de la
Alhambra, los tejedores de seda, los ganapanes y los Franciscanos
en la explanada del complejo..
14. San Pedro: Carrera del Darro.
15. Artilleros: En el inicio del bosque de la Alhambra.
16. Franciscanos: Junto a Santa María de la Alhambra.
17. Mondéjar: Junto al monumento a Ganivet, en el bosque.
18. Cruz Mártires: Junto a la entrada del Auditorio Manuel de
Falla.
19. Cristo de los Favores: Campo del Príncipe.
20. Cruz de Gracia: Plaza de Gracia.
Abadia
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