ASTRONOMÍA
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Galaxias: evolución interna
El zoo de las galaxias
Además de galaxias espirales, como la nuestra, existen otros tipos
de galaxias que se clasifican por su apariencia o morfología, y
cuya estructura responde a procesos físicos diferentes.
Versión expandida del diagrama de Hubble que presenta los posibles
pasos en la evolución de las galaxias barradas. La formación de
barras (naranja), su disolución(azul), canibalismo galáctico
(negro) y fusión de galaxias (verde). Todas tienden a correr la
población galáctica a tipos más «tempranos».
Créditos: Sky & Telescope.


Izquierda: galaxia espiral barrada junto a pequeña galaxia
elíptica. Créditos: Anglo Australian Observatory. A la derecha: la
Nube de Magallanes, galaxia irregular. Créditos: ESO.
El zoo de las galaxias
Ya a mediados del siglo XIX, algunas de las nebulosas observadas
en el firmamento por los astrónomos (y entonces aún no
consideradas como sistemas externos a nuestra propia galaxia)
fueron clasificadas como espirales y elípticas. A principios del
siglo XX dichas nebulosas se identificaron como galaxias y Hubble
y Lundmark las clasificaron en tres tipos fundamentales:
elípticas, espirales e irregulares, lo que resultó en el esquema
básico que aún se utiliza hoy día (imagen superior). Las galaxias
espirales, como nuestra Vía Láctea, están formadas por un núcleo,
envuelto en una esfera central llamada bulbo, y un disco con
brazos espirales. Se ven en el cielo en una variedad de
inclinaciones, con bulbos mayores o menores, y con
diferentes tipos de brazos espirales (mejor o peor trazados, más o
menos enrollados); en ellas se aprecian otras componentes, como
anillos o barras (estructuras aproximadamente rectas que se
extienden a ambos lados del núcleo de la galaxia). Las galaxias
irregulares, por el contrario, no tienen núcleos dominantes y
tienen formas asimétricas; un claro ejemplo son las nubes de
Magallanes, las dos galaxias más próximas a la nuestra, visibles a
simple vista desde el Hemisferio Sur (imagen derecha). Las
galaxias elípticas, en tres dimensiones, son sistemas semejantes,
grosso modo, a un balón de rugby. No presentan detalles
estructurales, aparte de un núcleo concentrado alrededor del cual
se observa una nebulosidad cuyo brillo decrece suavemente hacia el
exterior. Las galaxias elípticas constituyen la población
dominante de las partes centrales de los cúmulos de galaxias
y, al menos algunas de ellas, podrían formarse por la fusión de
dos o más galaxias espirales tras una colisión violenta.
Efectos de las barras
El esquema de clasificación de Hubble presenta dos secuencias
paralelas, una para galaxias sin barra y otra para galaxias
barradas. De hecho, los astrónomos han demostrado que la
proporción de galaxias barradas es superior a la de galaxias no
barradas. Esto hace de las barras una propiedad muy importante en
las galaxias espirales. Las simulaciones numéricas por ordenador
han reconstruido su evolución bajo la fuerza de la gravedad
comprimiendo miles de millones de años en unos pocos segundos.
Estas simulaciones muestran que la aparición y evolución de la
barra produce efectos fundamentales en la vida de una galaxia
espiral, ya que actúa como un transportador de material desde las
partes exteriores del disco hacia el centro y engrosa el bulbo.
Curiosamente, esto puede llevar a la autodestrucción de la barra y
a un cambio en la clasificación morfológica de la galaxia. Se cree
que las barras podrían, además, producir la formación de estrellas
de manera violenta en las partes próximas al núcleo galáctico, a
partir del material acumulado por la barra en el centro de la
galaxia; o incluso dar lugar a la llamada actividad nuclear, en la
que las partes centrales de las galaxias emiten una cantidad de
energía mucho mayor de la que se podría atribuir a procesos
normales de las estrellas o el material interestelar.
Otras galaxias
Existen galaxias que no se ajustan al esquema de Hubble, como las
galaxias perturbadas por la interacción con otras (ver
página 10). Pero también quedan fuera de la clasificación aquellas
cuya apariencia no está conectada con la interacción de forma
evidente, como son las conocidas como galaxias enanas por su
tamaño físico (menos de la mitad de una galaxia normal), junto con
otras que, con tamaños similares a los de galaxias espirales,
muestran luminosidades muy inferiores (conocidas por ello como
galaxias de bajo brillo superficial). En la actualidad, los
astrónomos no consideran las galaxias como sistemas inmutables en
el tiempo, sino en permanente cambio; en consecuencia, su lugar en
la secuencia de Hubble cambiará a lo largo de sus vidas.
Se estudia la física de las galaxias enanas,
utilizando datos de grandes telescopios, como el VLT, para
determinar la cinemática del gas y las estrellas.
Se trabaja en las conexiones de la actividad nuclear con la
presencia de barras y la formación estelar violenta en el
caso de galaxias cercanas.
Se estudian las propiedades de galaxias espirales aisladas, como
punto de referencia para entender los mecanismos físicos que
ocurren en situaciones de interacción, más complejas. Lo que no se
sabe... Cuándo se formaron las galaxias que vemos? Las imágenes de
galaxias muy lejanas muestran gran proporción de galaxias
con formas peculiares, lo que indica que las espirales y
elípticas se formaron más recientemente. Los procesos de formación
para unas y otras están aún por dilucidar.
Existe en las galaxias espirales una conexión entre la actividad
nuclear y la presencia de una barra? Galaxias activas y no activas
parecen tener proporciones similares de barras. Si bien la barra
facilitaría el transporte de material cerca del centro, para
alcanzar el núcleo la clave parece estar en las barras
nucleares o espirales centrales, con tamaños menores que las
barras normales.
Cuál es el origen y la evolución de las galaxias de bajo brillo?
¿Cómo tiene lugar la formación estelar? ¿Son comparables las
propiedades de las galaxias irregulares actuales y las de las más
antiguas?
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