PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
CORRALES DE ROTA
LA BAJAMAR DESCUBRE SUS SECRETOS
Una red de milenarias murallas aflora cada día con la marea baja atlántica
MONUMENTO NATURAL DE ANDALUCÍA
Es el primer Monumento Natural declarado en Andalucía. Tradicionales corrales de pesca que bordean las playas de Rota y Chiclana y añaden valor histórico y antropológico a sus espacios para el ecoturismo
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Ocurre dos veces cada día en periodos de seis horas cada uno. En las costas de la Andalucía atlántica, los movimientos intermareales provocan que el mar avance o retroceda en algunos puntos hasta más de doscientos metros, lo que implica que en los dos periodos diarios de marea baja queda al descubierto un gran espacio, un fondo marino que desvela sus secretos. En la mayoría de las playas de Cádiz y Huelva, es el momento para pasear por una arena prensada, fácil de caminar; tiempo para observar la vida de las arenas y sus organismos, pero en dos puntos concretos, Rota y Chipiona, la bajamar deja al descubierto una milenaria red de murallas que desde la arena de la playa se adentran en el Atlántico formando grandes recintos estancos. Les llaman corrales, porque se parecen a las construcciones que los pastores realizan para guardar a sus ganados, casi con la misma técnica de piedras superpuestas una sobre otra, aunque en este caso, al contrario que en la montaña, los cantos de arenisca y pizarras, han sido colocados en vertical para impedir, en la medida de lo posible, el paso del agua.
Los corrales, al descubierto, crean un extraño y atractivo paisaje que se adentra en el Atlántico hasta casi 600 metros desde la playa, donde un gran muro paralelo a la costa, impide el paso de las olas mientras llega la pleamar. Son estructuras milenarias. No se ha podido determinar su origen, pero existen datos que ya hablan de ellos durante la presencia fenicia y romana en el sur peninsular. A lo largo de más de dos mil años, han sido mantenidos y utilizados por pescadores que tenían en ellos su fuente de economía y alimento.
En Rota, todo el mundo sabe que para visitar los corrales hay que acudir en los periodos de bajamar, mejor si coincide con el amanecer o el crepúsculo. Llegamos siguiendo la costa desde Chipiona hasta el extremo oeste de Rota, al pinar de la Almadraba, donde una pasarela litoral discurre entre dunas y pinos hasta llegar a la playa de los corrales (es habitual de la costa atlántica andaluza el uso de pasarelas para preservar el espacio natural del paso de numerosos viandantes). La arena blanca está cubierta de masas de algas rojas depositadas durante la marea alta. Tras la línea mareal los muros de piedra marcan las lindes de ocho corrales. Sorprende que agua de la pleamar aún circula entre ellos a través de ventanucos enrejados a los que llaman caños, destinados a desaguar lo máximo posible el interior del corral y dejar al descubierto la riqueza del mar, atrapada con la retirada del agua. Al caminar sobre los muros ancestrales entendemos el funcionamiento de sistema. La marea llena, cubre la red de murallas, que llega a desaparecer por completo. Unas horas después, cuando el mar se retira el agua queda atrapada en los corrales y, con ella, una gran cantidad de peces, pulpos, sepias y otros moluscos de concha, gambas, erizos. El agua escapa por los caños, mientras los peces y demás especies marinas que han quedado atrapadas se refugian bajo las piedras. Los pescadores tradicionales, con herramientas casi tan antiguas como los corrales: espadillas, tarrayas, cerrojillos, entre otras, los capturan.
Con solo andar junto a los charcos y sobre los muros, es fácil observar el movimiento de los habitantes del mar atrapados en los corrales, mientras en los muretes más cercanos a mar abierto, sobrevuelan cientos de gaviotas a la captura de peces. Más cerca de la playa, los correlimos, aves especializadas en alimentarse en los fangos de las orillas, aprovechan la bajamar. Los vuelvepiedras, aves del tamaño de una paloma, buscan bajo las lascas para encontrar moluscos y otros organismos. Es todo un hervidero de actividad que, hace décadas, se veía incrementado por la presencia de decenas de pescadores de Rota, de los que quedan muy pocos. Pescadores de caña utilizan los muros para llegar hasta el rompiente batido por las olas del Atlántico y otros, aprovechan los charcos intermareales para buscar almejas, ostrones, cañaillas, y lo que puedan capturar, en ocasiones, sepias y lubinas.
La presencia de los corrales de Rota genera imágenes especiales, como la de grandes cargueros y petroleros que parecen navegar sobre los muros de piedra, una escena habitual en cada uno de los periodos de bajamar, o el vuelo en círculo de centenares de aves que esperan a que se desaloje el agua de la pleamar para acudir a sus comederos, o descubrir la presencia estática de garzas reales que otean los charcos y lanzan su largo pico sobre la superficie para atrapar pequeños y grandes peces. El atardecer cae sobre los corrales. La imagen del sol de poniente se refleja en los charcos de las mareas, el movimiento del agua que escapa por las rejillas genera destellos dorados. Pronto el mar comenzará a recuperar su espacio e inundar los espacios acotados por el hombre.
Cómo llegar
Desde Sanlúcar: Por la A-2077, que se acercará a la costa y llega a los pinares de la Almadraba, donde una pasarela conduce a la playa.
En Rota: Están en la playa de los Corrales, en el extremo oeste de la localidad.
No te pierdas...
Bajamar: Recuerda que solo se pueden observar con la marea baja.
El atardecer: El mejor momento para visitar los corrales es al atardecer, con la puesta de sol.
Castillo de la Luna: Es la sede del Ayuntamiento, construido en el siglo XIII.
Bares tradicionales: Lo mejor de la cocina típica en los pequeños bares dela ciudad.
Las ‘parcelas’ del ‘Chico’, ‘San Clemente’ y ‘Chiquillo’
Los corrales tienen nombre. Las gentes de Rota los conocen como ‘Encina’, ‘San Clemente’, ‘Chico’, Chiquillo’, Corral Hondo, ‘Corraleta’ y ‘Punta Candor’. Son los ocho existentes en la playa de Rota. De ellos, los tres últimos están muy deteriorados pero hay proyectos para ponerlos en valor, mientras que el de ‘San Clemente’ forma parte de intentos de volver a introducir la pesca artesanal de forma continuada, una actividad que se perdió hace más de cuarenta años. Todos ellos forman parte de la impresionante oferta de ecoturismo que se puede disfrutar en la cosa gaditana.
Estamos ante la plenitud biológica de la bajamar, en los Corrales de Rota, un espacio catalogado y protegido como Monumento Natural por sus valores antropológicos y de biodiversidad, donde las playas se convierten en espacios esenciales para la pesca y la pervivencia de especies de aves, crustáceos, moluscos, algas y peces.
Los corrales son espacios creados por el hombre a base de construir muros en el mar, destinados a acumular el agua cuando bajan las mareas y hacer más fácil la pesca y el marisqueo. Por situarse en las proximidades de la desembocadura del río Guadalquivir es una de las zonas de mayor diversidad del sur de España. Crean un ecosistema que aprovechan algunas aves que se alimentan entre arenas y aguas someras, como el Vuelve Piedras, una pequeña ave que se caracteriza por su continuo ir y venir entre las pequeñas rocas, a las que voltea con un rápido movimiento de su pico para encontrar pequeños invertebrados que se encuentran bajo ellas. Aunque no descarta picotear todo lo que encuentra a su paso en la playa Junto a los vuelve piedras, grupos de Correlimosque recorren los espacios arenosos de los corrales de forma rápida para encontrar con su pico los invertebrados escondidos bajo las arenas.
Es la vida en la línea intermareal, ideal para el paseo... Y para contemplar el movimiento de pequeños cangrejos ermitaños protegidos por las conchas que eligieron como refugio
Aguas someras en las que han quedado atrapados pequeños custáceos como los camarones, casi transparentes e imperceptibles
Y holoturias, extraños y sosegados habitantes de las aguas poco profundas, que esperarán la subida de la marea
En playas donde han quedado grandes masas de algas
Y donde el aire se filtra entre las arenas creando extraños movimientos geológicos en unas playas donde abundan los moluscos
Un paraíso natural al suroeste de la provincia de Cádiz
Localización: Rota (Cádiz)
Superficie: 110 Ha.
Fecha de declaración: 23 de Noviembre de 2001
BIODIVERSIDAD
AVES
En cuanto a fauna terrestre, las aves son el grupo mejor representado en los Corrales de Rota.
Estas son algunas de las especies más habituales y fáciles de ver en los corrales
Charrán patinegro y gaviota reidora
Egretta garzetta (Garceta Común) junto a Sterna sandvicensis (Charrán patinegro)
Calidris alba (Correlimos tridáctilo)
Arenaria interpres (Vuelvepiedras) es una de las aves habituales de la zona
Pluvialis squatarola (Chorlito gris)
MOLUSCOS en las aguas intermareales de los Corrales de Rota