Capra pyrenaica, reportajes
CONTROL DE FAUNA SALVAJE
Técnicos y científicos analizan el estado de la población de
cabras montesas en Sierra Nevada, la mayor del mundo
Junto al río Dílar, machos de grandes cuernas, hembras y cabritos,
ayudan a conocer la salud de una especie en expansión y mejorar
los métodos de gestión de animales en libertad
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Son alrededor de un centenar de ejemplares de Capra pyrenaica
hispanica. Viven en un espacio de semicautividad. Proceden de los
diversos montes que forman los parques Natural y Nacional de
Sierra Nevada. Una manada que cada año se convierte en la
avanzadilla científica que permite a científicos de diferentes
universidades europeas, determinar la evolución de una especie
ibérica que tiene en Sierra Nevada la mayor población mundial y
donde registra una gran diversidad genética.(...)
(...) Los trajes blancos de protección biosanitaria, ofrecen
una extraña imagen entre los pinares de la finca El Toril, en las
inmediaciones del cauce del río Dílar. Los llevan agentes
ambientales, técnicos y especialistas de la Junta de Andalucía, el
Espacio Natural de Sierra Nevada, y un grupo de postgraduados que
realizan un ‘master’, organizado por la Universidad de Murcia,
sobre gestión de fauna silvestre. Son veterinarios, biólogos y
medioambientalistas que durante unos días colaboran en la tarea de
recogida de muestras, mediciones, análisis y control de los
animales para conocer el estado de las poblaciones y
realizar un seguimiento de enfermedades como la sarna, la
presencia de parásitos y plagas, e incluso su expansión cuando,
una vez liberadas, las cabras son avistadas y reconocidas en otros
puntos de la geografía granadina y en sierras de Andalucía.
«En los terrenos de la finca que utilizamos como reservorio por
parte de la Junta y el parque de Sierra Nevada, mantenemos un
grupo de animales que posee una representación genética de las
cabras que hay en el exterior, en libertad, lo que nos permite
realizar seguimientos y estudios con garantías de que se ajustan a
la realidad que se da en los montes», afirma uno de los
responsables de los programas de seguimiento de ungulados del
parque, José Enrique Granados, que desde hace años trabaja en el
Plan de Gestión de Capra pyrenaica hispanica en Sierra Nevada. Los
individuos que forman esta manada en semilibertad no son siempre
los mismos, se renuevan con ejemplares capturados en el campo,
mientras que otros son liberados en su medio natural. «Pretendemos
que la población que está aquí entre y salga continuamente, y de
hecho los animales que tenemos no están más de dos años». José
Enrique Granados, confirma que la Capra pyrenaica hispanica tiene
en Sierra Nevada su mayor población mundial. «Es un endemismo
ibérico, aunque recientemente se ha reintroducido en los pirineos
franceses. Dentro de la península, Andalucía con nuestra sierra,
es donde hay un mayor número de efectivos».
Pero lo más importante para los científicos es la variabilidad
genética que se registra en los montes granadinos. «Realizamos
estudios genéticos porque hemos comprobado que esa diversidad le
aporta a la especie una mayor resistencia y capacidad de
adaptación», sobre todo cuando habitan en un territorio con
características tan particulares como Sierra Nevada. «Estamos
investigando como el comportamiento de la sarna ha sido diferente
en nuestra zona en comparación con otros lugares como la sierra de
Cazorla. Es algo que estamos estudiando en colaboración con
universidades españolas y europeas».
Análisis
Los alumnos del ‘master’ y el personal de Medio Ambiente, entran
en la zona donde se han concentrado las cabras para su examen
biosanitario. La manada corre hacia un pequeño cercado en el que,
una a una, son dirigidas a cajones en los que se les prepara para
el control. «Les colocamos máscaras que les tapan los ojos para
que se sientan más tranquilas y se les mantiene inmovilizadas para
reducirles el estrés que cualquier manipulación provoca», dice
Javier Cano, otro de los especialistas del Espacio Natural de
Sierra Nevada, que ayuda a los estudiantes con la toma de
muestras. «Identificamos los animales, que ya tienen collares o
crotales, y ponemos identificaciones a los que no la tienen,
porque han sido traídos recientemente o han nacido aquí este
año. Los estudiantes y técnicos toman muestras de sangre, de
heces, muestras genéticas a través e torundas, se hacen biometrías
completas y se les pone una vacuna, además de clasificarlos para
trabajos científicos que se desarrollarán más adelante».
Para los postgraduados, la experiencia es fundamental. «Dentro de
las asignaturas que tienen que cursar hay una sobre formas de
captura y manejo de animales. Pretendemos que sepan cómo se
capturan y la forma en que hay que tratarles. Saben que la toma de
muestras supone un estrés para el animal, por lo que tienen que
estar bien formados para no dañar a la fauna», afirma Diego
Romero García, profesor de la Facultad de Veterinaria de Murcia,
que está apoyado por especialistas procedentes de otras
universidades, como el profesor Beppe Meneguz, de la Universidad
de Turín, que asegura que trabajar con animales en semilibertad,
como se hace en Dílar, «es una oportunidad única, le puedo
asegurar que en mi universidad, en Italia, no tenemos nada que se
le parezca».
En el interior del reservorio biológico hay machos de grandes
cuernas, hembras, juveniles e incluso cabritos nacidos este mismo
año. El objetivo es mantener una población que se asemeje lo más
posible a lo que hay en el exterior, con un porcentaje de machos y
hembras similar. Cada año, coincidente con los controles
biosanitarios, se realizan capturas mediante sistemas de redes,
trampas y rifles de dardos.
Para todos los que intervienen en los exámenes a las cabras, el
mejor momento es cuando, al terminar los muestreos, se les quitan
las máscaras y se les deja en libertad. Corren hacia el interior
del monte y se pierden entre la maleza tras haber sido pieza
fundamental para mejorar el estado de salud y la viabilidad de la
especie.
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