Contaminación
radiactiva
Por Benedicto Cuervo Álvarez -WASTE MAGAZINE
La contaminación radiactiva puede definirse como un aumento de la
radiación natural por la utilización por el hombre de sustancias
radiactivas naturales o producidas artificialmente.
Con el descubrimiento de la energía nuclear y en especial desde la
invención de la bomba atómica, se han esparcido por la Tierra
numerosos productos residuales de las pruebas nucleares. En los
últimos años la descarga en la atmósfera de materias radiactivas
ha aumentado considerablemente, constituyendo un peligro para la
salud pública.
Dos son las principales fuentes responsables de las
contaminaciones por sustancias radiactivas:
Pruebas nucleares | Países con armamento nuclear | Efectos de una
explosión nuclear
Manipulación de sustancias radiactivas| Efectos de la
contaminación radiactiva
Accidentes nucleares de la historia | Países con centrales
nucleares
Eliminación de residuos radiactivos
A)
PRUEBAS NUCLEARES.
Las más peligrosas son las que tienen lugar en la atmósfera. La
fuerza de la explosión y el gran aumento de temperaturas que las
acompaña convierten a las sustancias radiactivas en gases y
productos sólidos que son proyectados a gran altura en la
atmósfera y luego arrastrados por el viento. La distancia que
recorren las partículas radiactivas así liberadas depende de la
altura a la que han sido proyectadas y de su tamaño. Pero las
partículas más finas pueden dar varias veces la vuelta a la Tierra
antes de caer en un determinado punto de nuestro Planeta. Una vez
depositadas en el suelo, las partículas radiactivas pueden ser
arrastradas por la lluvia aumentando la radiactividad natural del
agua.
Los efectos de una explosión nuclear dependen de muchos factores,
entre ellos el rendimiento del artefacto, la altura sobre la
superficie a la que es detonado, las condiciones climáticas, etc.
El análisis que se presenta a continuación es el resultado de
consideraciones físicas sencillas y de las observaciones y
estudios realizados en Hiroshima y Nagasaki, las únicas dos
oportunidades en que se han empleado bombas nucleares contra una
población. A continuación se describen las consecuencias locales
de una explosión nuclear superficial. Si la detonación es
subterránea, submarina, o en la alta atmósfera, los resultados
serán diferentes. Los efectos se encuentran agrupados en
inmediatos (calor, presión, radiación y pulso electromagnético) y
tardíos (lluvia radiactiva e incendios extendidos).
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, norteamericanos y
rusos se lanzaron, alocadamente, hacia la carrera nuclear, para
perfeccionar las bombas nucleares ya existentes, o conseguir
nuevos artefactos atómicos, cada vez de mayor potencia y alcance.
Entre 1949 y 1989,la Unión Soviética lanzó 456 bombas atómicas en
Semipalatinsk que era un polígono de pruebas de armas nucleares de
18.000 Km2. Este lugar se considera el mayor laboratorio atómico
de la historia. A lo largo de estos cuatro decenios, los ensayos
nucleares liberaron en el medio ambiente 90.000 billones de
bequerelios de cesio-137, un isótopo radiactivo muy tóxico que
permanece en el entorno más de 30 años.
Las partículas radiactivas espolvoreadas en cada uno de los
ensayos nucleares de Semipalatinsk (en la antigua Unión Soviética)
afectaron a más de 1,3 millones de habitantes de la región, y
muchas siguen sufriendo, actualmente, los efectos de la
radiactividad, según el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo.
Los habitantes de los pueblos próximos al polígono se convirtieron
en cobayas humanas. Los estudios científicos de la época hablan de
una mayor incidencia de tumores de esófago, estómago, hígado,
pulmón, mama y tiroides. Se calcula que la incidencia de tumores
cancerígenos en esta región de Semipalatinsk, es hasta un 30% más
alta que en otras zonas de la ex Unión soviética.
Además, según señala Yuri Dubrova, en la revista Science: “Muchas
de las 700.000 personas que vivían en el entorno del polígono de
Semipalatinsk llevan en sus genes la marca de las bombas atómicas.
La proporción de mutaciones en el ADN de los habitantes de esta
zona, duplica la detectada en otras comarcas apartadas del
polígono”.
En 1946 se iniciaron las pruebas nucleares norteamericanas en las
islas Bikini. Entre 1946 y 1958, se detonaron veintitrés
dispositivos nucleares en el Atolón de Bikini.
En 1952 se produce la explosión de la 1ª bomba H (de hidrógeno) en
las islas Marshall del Pacífico con una energía 125 veces mayor
que la de la bomba atómica de Hiroshima.
Durante años de locura nuclear se hicieron tests, no sólo en el
Pacífico, si no también en Estados Unidos, Rusia, Argelia, etc.
Un error en la bomba de hidrógeno diseñada por los científicos de
Los Álamos condujo a que una explosión que debía limitarse a los 5
millones de toneladas de TNT alcanzara los 15 megatones el 1 de
marzo de 1954, convirtiéndose en el mayor test nuclear efectuado
nunca por Estados Unidos. Esta operación, denominada Bravo,
equivalía a 1.000 bombas de Hiroshima. Los habitantes de las islas
Bikini no fueron evacuados. Muchos sufrieron quemaduras severas
por la radiación, perdieron el pelo y enfermaron. Pero la Comisión
de Energía Atómica afirmó que no había quemaduras y que los
habitantes estaban con buena salud.
En la región norteamericana de Nevada Test Site (Emplazamiento de
Pruebas de Nevada) se realizaron 925 pruebas nucleares, 825
de ellas subterráneas, desde 1951 hasta 1992. Esta zona está
situada a sólo 100 kilómetros de la ciudad de Las Vegas y las
explosiones nucleares eran perfectamente visibles desde la ciudad
y, de hecho, eran una atracción turística.Pero lo que pone los
pelos de punta son ver fotografías de unidades del ejército apenas
a diez kilómetros de las explosiones, no hay ni que decir que los
problemas que tuvieron estos soldados fueron tremendos, todo en
aras de la experimentación militar sobre los efectos de la
radiación en el cuerpo humano.
Las bombas más grandes y devastadoras, incluso superiores a las
que caye-ron en Japón, fueron detonadas en el desierto
norteamericano de Nevada, que afectó a miles de comunidades de
ciudadanos estadounidenses. Los más claramente afectados, fueron
las comunidades en Utah, Idaho, y en adelante en todo el país, con
la precipitación de sustancias radiactivas transportadas por el
viento. Sin embargo, la precipitación radiactiva no afectó
sólamente a esa zona en concreto, sino que se hizo notar hasta en
el estado de Nueva York, a miles de kilómetros del sitio de la
prueba.
Un lanzamiento importante de prueba fue el disparo, en la prueba
nuclear de Sedan de la Operación Storax, una explosión de 104
toneladas para la Operación Plowshare que pretendía demostrar que
las armas nucleares podían utilizarse con finalidades pacíficas
para crear bahías o canales; creó un cráter de 390 metros de ancho
y de 100 metros de profundidad, que todavía puede verse. Aunque
también se realizaron ensayos nucleares en otros lugares de
Estados Unidos, Nevada Test Site acogió las pruebas de 500 a 1.000
kilotones de TNT (el rango de 2 a 4 petajulios), que provocó
efectos sísmicos detectables en Las Vegas.
El gobierno norteamericano siempre decía a la opinión pública que
estas pruebas nucleares eran totalmente seguras y estaban
controladas, pero un claro ejemplo de que esos comunicados no eran
ciertos, es que mientras el gobierno aseguró que no hubo efectos
dañinos de la radiación, retrasaron las pruebas en los días cuando
el viento soplaba hacia Los Ángeles o San Francisco.
A mediados de los años 80 el gobierno de los Estados Unidos pagó
270 millones de dólares, cantidad exigua, como compensación por
los daños causados por las pruebas nucleares, presionado por el
Tribunal de Demandas Nucleares en Majuro.
Las tasas de cáncer y la incidencia de defectos de nacimiento son
mucho mayores en áreas expuestas a la precipitación radiactiva.
Según el Instituto Nacional del Cáncer, publicado en
1997,determinó que: “Las noventa pruebas atmosféricas de Nevada
Test Site depositaron altos niveles de yoduro-131 radiactivo (5,5
exabecquerels) a lo largo de grandes zonas de Estados Unidos;
dosis suficientemente elevada para provocar un gran número de
casos de cáncer de tiroides, (120.000 casos más de los normales) y
6.000 muertes”.
Los británicos detonaron su primer artefacto nuclear, Huracán, en
la isla de Monte Bello, el 3 de octubre de 1952, seguido de
pruebas (explosiones) del 16 de mayo al 19 de junio 1956. La
explosión de junio tuvo una capacidad de sesenta kilotones. En una
estación de monitoreo, a 3.200 kilómetros al este, la
concentración de radioactividad se incrementó un cien por ciento.
Dos pruebas de bombas atómicas, Tótem 1 y 2, se llevaron a cabo en
el Campo Emu el 15 y 27 de octubre de 1953. Las series de pruebas
de la bomba atómicas se llevaron a cabo también en Maralinga entre
el 27 de septiembre de 1956 y el 9 de octubre de 1957, junto con
una serie de “ensayos menores” en 1963. Se emprendieron las series
“Agarro” en Malden e islas de Navidad del 15 de mayo de 1957 al 23
de septiembre de 1958.
Durante el periodo crítico parte del personal del ejército fue
expuesto deliberadamente a las explosiones para ver qué efecto
tenían en las tropas. La seguridad de estos lugares era escasa.
Los límites de rango de comprobación no fueron supervisados
apropiadamente, permitiéndoles a las personas caminar dentro y
fuera del área contaminada. Las señales estaban en inglés y la
población aborigen local no podía entenderlas. La precipitación
radiactiva de las explosiones molidas llevaron la contaminación
maciza al interior australiano. La precipitación radiactiva de
Maralinga alcanzó la ciudad de Adelaide y Melbourne. Algunos
lugares todavía son muy radiactivos debido a la presencia de 20 kg
de plutonio, el elemento más tóxico conocido.
Maralinga quiere decir en dialecto Pitjantjatjara “el Campo de
Trueno”. Los aborigenes pueden haber sido directamente afectados
por las explosiones. Se está buscando, actualmente en las cortes
australianas,una compensación económica para los 15.000
australianos que trabajaron en los tres lugares donde los
británicos realizaron las pruebas nucleares durante los doce años
que duraron estas pruebas, en Australia.
En 1980,el Consejo Pitjantjatjara informa al Ministro de Asuntos
Aborígenes sobre la posible contaminación radiactiva de los
aborígenes deWallatinna Station, en South Australia, afectados por
las pruebas atómicas de la Operación Tótem. La Niebla Negra de
1953 sale a la luz pública, revelando problemas de pérdida de
visión y de erupciones en la piel. Mueren numerosos aborígenes a
raíz de las pruebas atómicas británicas y unas 1000 resultan
afectadas directamente. Aborígenes venidos de todas partes viajan
a Noonkanbah para ayudar a los Yungnogora (también denominados
Yanguna, Yungngona o Yangngura) en su lucha por impedir las
explotaciones mineras de la compañía Amax en su territorio. EL
gobierno del estado de Western Australia, siguiendo las
instrucciones del tribunal principal, da protección policial a un
convoy de la empresa Amax que transportaba la torre de perforación
petrolífera. Los Yungnogora y sus simpatizantes, aborígenes y no
aborígenes, forman una cadena humana, enfrentándose al convoy. La
confrontación atrae la atención pública del país y la atención
internacional por los derechos de los aborígenes. Las
explotaciones petrolíferas se llevan a cabo, pero los Yungnogora
son los vencedores morales. Se crea la Federación Nacional de los
Consejos de la Tierra, que lleva por todo el país la voz de los
movimientos por los derechos de la tierra, mediante la asociación
de numerosos consejos de la tierra de toda Australia.
Francia firmó en 1996 el Tratado para la Prohibición Completa de
Ensayos Nucleares (TPCEN)en Nueva York y comenzó, inmediatamente,
a desmantelar su centro de experimentos en esa región del océano
Pacífico.
Hasta entonces, y a lo largo de tres décadas, este país europeo
llevó a cabo 192 ensayos nucleares en Polinesia francesa, un
conjunto de islas en el Pacífico, dentro de los cua les hubo 43
pruebas atmosféricas a pesar de la oposición de la población
local.
A 40 años de aquellos ensayos, París finalmente comenzó a admitir
que los habitantes de la Polinesia habrían tenido razón en
temer las consecuencias de la radiactividad.
Marcel Jurien de la Gravière, representante de una comisión
francesa para la seguridad nuclear, anunció en Pepetee que se iba
a proponer a los habitantes de ese país, con mayores posibilidades
de haber sufrido las consecuencias de las pruebas, un “examen
médico coherente y continuo”. Los análisis se practicaron a unas
2.000 personas. Jurien de la Gravière admitió que 6 de los 192
ensayos “afectaron de modo significativo algunas islas y atolones”
de la región.
Los 6 experimentos del ejército francés se llevaron a cabo entre
1966 y 1974 en las islas de Mururoa, Fangataufa, Magareva,
Gambier, Tureia y Tahití. Esos ensayos “representaron un leve
riesgo sanitario”, dice ahora el Ministerio de Defensa.
Actualmente dos de ellos son especialmente cuestionados, los
llamados Aldébaran (1966) y Phoebe (1971). Las nuevas cifras
oficiales revelan que en esos lugares se liberó mucha más
radiación de la que se suponía hasta ahora En esa época, esas
islas tenían más de 150.000 habitantes. Otras 20.000 trabajaban en
los lugares donde se realizaron las pruebas nucleares durante los
30 años de experimentación.
El cambio de postura del gobierno de Francia se debe a que el
investigador del Instituto Nacional de Salud y de Investigaciones
Médicas (Inserm, en francés) Florent de Vathaire señaló que: “ Los
ensayos nucleares estaban estrechamente vinculados con la
aparición de cáncer de tiroides, tipicamente asociado a la
radiactividad”. Ese investigador, jefe de la unidad de cáncer
epidemiológico del Inserm, descubrió: “Una relación
estadísticamente significativa entre los experimentos y la
incidencia de cáncer de tiroides”.
El lunes, 9 de octubre de 2006, Corea del Norte llevó a cabo su
primera prueba nuclear subterránea, en desafío a las advertencias
hechas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) y a
pesar de la amenaza de sanciones económicas.
La prueba se llevó a cabo en un túnel horizontal cavado en una
montaña de la zona noroeste del país.Científicos surcoreanos
confirmaron la realización de la explosión, que produjo ondas
sísmicas de una magnitud de 3,6 grados en la escala de Richter
(4,2 según el United States Geological Survey de EUA), lo cual
equivale a una explosión de 800 toneladas de dinamita y demuestra
que la explosión es más pequeña de lo anticipado. Las ondas
detectadas tienen las características de una explosión artificial.
La bomba que destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945, a
modo de comparación, tenía el equivalente de 12.500 toneladas de
dinamita.
Esta prueba nuclear es la primera evidencia confirmada de que
Corea del Norte dispone de la tecnología nuclear necesaria para
fabricar una bomba atómica. No existen datos fidedignos sobre la
cantidad de ingenios con que cuenta, pero los expertos consideran
que estaría en posesión de material para fabricar media docena de
artefactos, aunque todos de pequeño tamaño, similar al usado en
ese ensayo nuclear.
El 25 de mayo de 2009, Corea del Norte ha llevado a cabo la
segunda prueba nuclear del país, más potente y con un mayor
dominio de la tecnología que en la primera ocasión, en octubre de
2006, según ha señalado el gobierno del país comunista, que ha
calificado el test de “éxito rotundo” en un comunicado de su
agencia oficial de noticias. Según una agencia rusa: “ la prueba
habría tenido una potencia de 20 kilotones”.
Tras la prueba, el régimen de Pyongyang lanzó también un misil de
corto alcance, según fuentes diplomáticas surcoreanas citadas por
la agencia local Yonhap. Los servicios de inteligencia de Corea
del Sur y de EEUU consideran que el misil “habría sido lanzado
desde la base norcoreana de Musudanri y habría tenido un alcance
de 130 kilómetros”.
Corea del Norte ya se granjeó duras críticas y sanciones de la
comunidad internacional tras la primera prueba,y venía amenazando
con realizar un segundo test para responder a la condena que hizo
el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de un intento fallido
de lanzar un misil de largo alcance. Esta vez no ha sido distinto
y horas después del lanzamiento el Consejo de Seguridad de la ONU
anunciaba una reunión urgente.
Lejos de un fracaso, el gobierno del Estado comunista indicó
entonces que: “ Había logrado poner en órbita un satélite de
comunicaciones como parte de su ambicioso programa espacial”.
Asimismo, anunció que:“Volvería a la senda nuclear, abandonando la
mesa hexagonal en la que cinco naciones tratan de negociar con
Pyongyang el desarme de su arsenal atómico desde hace más de dos
años”.
Según la Agencia de Noticias Central de Corea(KCNA,en inglés),la
prueba nuclear implica “Un mayor nivel de potencia explosiva y de
dominio de la tecnología propia”. Nuestra República ha concluido
con éxito una nueva prueba nuclear subterránea como parte de las
medidas para fortalecer nuestro poder nuclear defensivo de la
manera que han indicado nuestros científicos y técnicos”, señala
el texto de la agencia.
Autoridades del vecino del Sur han detectado un “terremoto
artificial” en el Norte. El Servicio Geológico estadounidense
también ha registrado un temblor de magnitud 4,7 al noreste del
país comunista, cerca de la ciudad de Kilju, donde se llevó a cabo
la prueba de 2006.
En abril de 2009, Corea del Norte lanzó un misil sobre el espacio
aéreo japonés, y las airadas protestas de Japón, EEUU, Corea del
Sur, así como de los portavoces de la Unión Europea y la OTAN
hacen previsible la adopción de nuevas sanciones contra este país.
El 11 de febrero de 2013, Corea del Norte ensayó su tercera prueba
nuclear. La detonación habría tenido una potencia de entre seis y
siete kilotones, lo que supone un tercio de la lanzada en
Hiroshima, en 1945. Esta prueba nu-clear provocó “un terremoto
artificial”de 5,1 grados en la escala de Richter.
Esta noticia proviene de la agencia de noticias oficial de Corea
del Norte que asegura cínicamente que: “La prueba nuclear que se
llevó a cabo en un nivel alto de una manera segura y perfecta
usando un dispositivo nuclear miniaturizado y más ligero con una
mayor fuerza explosiva que las anteriores no planteó un impacto
negativo en el ambiente ecológico circundante”.
El 26 de septiembre de 2009, la sección aérea de la Guardia
Revolucionaria iraní inició una serie de maniobras militares con
“un gran número de misiles”, informó este cuerpo de elite del
Ejército iraní.
En un comunicado difundido por la agencia de noticias local Fars,
la Guardia Revolucionaria explica que el objetivo de este
ejercicio es “probar los programas de defensa del país así como
mantener y elevar su capacidad de disuasión”.
Además, el Ejército iraní exhibió varios de sus misiles balísticos
de fabricación nacional durante un desfile celebrado frente al
mausoleo del fundador de la República Islámica,gran ayatolá Rujolá
Jomeini, en el sur de Teherán. Entre los misiles mostrados en el
desfile, destacaron la segunda generación del misil “Seyil”, que
Irán comenzó a producir en masa el año pasado, el “Zelzal” y las
tres generaciones de misiles de largo alcance”Shahab”.Según las
autoridades iraníes, el “Seyil”, alimentado con combustible sólido
y que costa de dos módulos con sendos motores, alcanza una gran
altura y longitud.Por su parte,el “Shahab 3” es propulsado por
combustible líquido y está diseñado para alcanzar objetivos a más
de dos mil kilómetros de distancia.
La existencia de la planta en construcción de Qom, que según
Teherán podrá contener 3.000 centrifugadoras de enriquecimiento de
uranio, fue revelada a la AIEA el 21 de septiembre de 2009. Irán
ha declarado que: “ la planta centrífuga que está construyendo en
un complejo militar enterrado en una montaña cerca de la ciudad
santa chií de Qom refinaría uranio sólo para energía nuclear
civil”.
Diplomáticos occidentales y analistas sostienen que la capacidad
parece demasiado pequeña como para alimentar una planta nuclear,
pero suficiente para conseguir material fisible para una o dos
cabezas nucleares al año.
Irán rechaza suspender sus actividades de enriquecimiento a pesar
de cinco resoluciones del Consejo de Seguridad, tres de ellas
acompañadas de sanciones.
Por otra parte, Israel no es un país miembro del Tratado de No
Proliferación Nuclear y rehúsa confirmar oficialmente, o negar, la
posesión de arsenal nuclear, o de haber desarrollado armas
nucleares o incluso tener un programa de armas nucleares. Aunque
Israel afirma que el Centro de Investigación Nuclear del Néguev
cerca de Dimona es un “reactor para investigaciones,” ningún
informe científico basado en el trabajo hecho allí ha sido
publicado. Amplia información sobre el programa en Dimona fue
también revelado por el técnico Mordejái Vanunu en 1986. Analistas
de imágenes pueden identificar búnkers de armas, lanzadores de
misiles móviles y lugares de lanzamiento en fotos de satélites.
Según el Organismo Internacional de Energía Atómica: “Se cree que
posee armas nucleares. Se sospecha que Israel ha probado una arma
nuclear junto con Sudáfrica en 1979, pero esto nunca ha sido
confirmado”. Según el Natural Resources Defense Council y la
Federation of American Scientists: “Israel posee alrededor de
75-200 armas nucleares”.
No se sabe, con exactitud ,ni el número de bombas atómicas
existentes en el mundo ni su megatonelaje total. En plena Guerra
Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el Centro de las
Naciones Unidas para el Desarme alarmaba del peligro nuclear: “Se
calcula, decía, que el megatonelaje total (de explosivos
nucleares) desplegados actualmente por todo el mundo, asciende a
más de un millón de bombas como la lanzada sobre Hiroshima, lo que
representa unas dos toneladas de explosivos convencionales para
cada hombre, mujer y niño de la Tierra”. (Nota descriptiva nº5.
Revista Mientras Tanto nº 4. Mayo, 1980).
Actualmente se calcula que existen más de 45.000 bombas atómicas
almacenadas entre los países productores de energía nuclear
(EE.UU, Rusia, India, Francia, Gran Bretaña, Pakistán,
Israel,etc). Esta gran cantidad de bombas atómicas, de producirse
una explosión en cadena, sería capaz de destruir nuestro Planeta
varias veces. Además, se consiga o no la destrucción física de la
Tierra, la vida animal y vegetal sería inexistente, ya que la
radiación que provocarían las explosiones nucleares haría
irrespirable el aire, por la gran cantidad de microorganismos
radiactivos de uranio y plutonio suspendidos en la atmósfera,
capaz de dar varias vueltas a toda la Tierra, así como el agua
potable sería también inutilizable por la gran contaminación de
agentes radiactivos que tendría.
Estas profundas diferencias, entre los analistas, al señalar el
número total de bombas atómicas almacenadas en el mundo, irían
desde las 10.230, la cifra más baja, pasando por las 20.000 como
señaló el presidente mexicano Calderón ante la Asamblea de la ONU
en octubre de 2009, hasta las 45.000 indicadas anteriormente que
sería la cifra más alta de todas. En realidad es casi imposible
saber con exactitud la cifra exacta, ya que constantemente se
entán fabricando en secreto, incluso en países subdesarrollados
como Corea del Norte, India, Pakistán o Irán.
La simple idea de la raza humana borrada del mapa es atroz. De
acuerdo a todos los expertos en armamento nuclear, el más “leve”
de los problemas que acarrea una detonación atómica es el de la
destrucción física. En realidad son todas las secuelas posteriores
a la detonación las que más daño causan. De una forma u
otra, la radiación “viaja”, y una bomba atómica puede matar un
poblado entero a cientos de kilómetros de distancia si las
condiciones del clima son las adecuadas.En resumen, es probable
que necesiten muchas menos bombas atómicas para eliminar a
la raza humana.
En los últimos años se están produciendo periódicamente
negociaciones entre Estados Unidos y Rusia centradas en la
reducción de las armas euroestratégicas. Estos euromisiles tienen
un alcance entre 1.000 y 5.000 kilómetros.
B)
LOS EFECTOS DE UNA EXPLOSIÓN NUCLEAR.
Para comprender el significado de un arsenal nuclear que guarda
45.000 bombas, es necesario conocer la capacidad destructora de
cada una de ellas. Este apartado explica cuáles son los efectos
principales causados por la explosión de una bomba nuclear
detonada sobre una ciudad moderna.
El poder destructivo de una bomba, sea de tipo nuclear o químico,
está relacionado directamente con la energía que se libera durante
la explosión. La energía que se libera en la explosión de 1.000
kilogramos de TNT(trinitrotolueno) es inmensa comparada con las
energías encontradas en nuestras necesidades diarias. Por ejemplo,
la detonación de una tonelada de TNT, libera 4.000 veces más
energía que la necesaria para alzar un coche de 1.000 kilogramos
de peso a una altura de 100 metros. Las explosiones de bombas
nucleares liberan energías que son entre 1.000 y 1.000.000 de
veces mayores aún que las detonaciones químicas, como sería la del
TNT.
El poder explosivo de una bomba nuclear, llamado rendimiento, se
expresa mediante la comparación con el poder destructivo del TNT,
y así se habla de bombas de un kilotón (un kt) si la energía
liberada es la misma que se produce al detonar 1.000 toneladas de
TNT. La bomba lanzada sobre Hiroshima tuvo un rendimiento cercano
a los 13 kt. Si el rendimiento es de 1.000 kt, se trata de una
bomba de un megatón (un Mt). Energías del orden de megatones son
imposibles de imaginar dentro de las situaciones de nuestra vida
diaria. El arsenal nuclear de los Estados Unidos y Rusia juntos
hoy en día suma unos 12.000 megatones.
Una millonésima de segundo después de una explosión nuclear la
temperatura dentro de la bomba alcanza unos 10.000.000 °C. El
material que compone la bomba y el aire que la rodea brillan
intensamente formando lo que se conoce como la bola de fuego. El
brillo de la bola, unos segundos después de la detonación de una
bomba de un megatón, es mayor que la del Sol al mediodía a
distancias de hasta 80 km del punto cero. La bola se expande y en
10 segundos alcanza diámetros de un par de kilómetros para
detonaciones de 1 Mt, y luego comienza a contraerse. El aire
alrededor de la bola se calienta, la hace ascender a velocidades
de unos 100 metros por segundo y forma el conocido hongo, cuyo
tallo lo forma una corriente de aire caliente ascendente. A medida
que la bola de fuego se enfría, la condensación de vapor de agua
causa el color blanco, como una nube, en su extremo superior.
Después de cuatro minutos, la nube de una explosión de 1 Mt ha
llegado a su máxima altura,20 km, y su diámetro alcanza unos 16
km.
En los seres humanos expuestos al pulso térmico, el daño que causa
depende de la pigmentación de la piel, siendo mayor para pieles
morenas que blancas debido a la mayor absorción térmica que
presentan las sustancias oscuras. Una quemadura de segundo grado
—aquella en que se pierde parte de la piel— cicatriza normalmente
en dos semanas, siempre que menos de 25% del cuerpo haya sido
quemado; en caso contrario, se requiere de hospitalización. Este
tipo de quemaduras se producen al recibir entre cinco y seis
calorías por centímetro cuadrado en 10 segundos, lo que ocurrirá a
distancias cercanas a los 13 km de una detonación de 1 megatón.
Quemaduras más graves se producen al recibir mayor energía, lo que
ocurre a distancias menores. La observación directa de la bola de
fuego causa ceguera permanente en individuos que se encuentren a
menos de 25 km, y quemadura de la retina a quien mire la explosión
en un día despejado hasta los 60 km de distancia.
En caso de una explosión nuclear sobre una ciudad los sistemas de
urgencia ambulancias, personal sanitario, bomberos, etc., estarán
imposibilitados de circular en calles totalmente bloqueadas por
los restos de edificios y construcciones. La probabilidad de
sufrir una infección debido a las quemaduras recibidas se verá
aumentada a causa del daño que el sistema inmunológico recibe por
la radiación.
La energía liberada por la explosión nuclear calienta la zona de
la bomba -de aproximadamente un metro de diámetro iniciala altas
temperaturas. Esto produce una región de altísima presión que
ejerce gran fuerza sobre las capas de aire vecinas, las que
comienzan a expandirse a gran velocidad. La velocidad es mayor que
la del sonido en aire, así que se forma una onda de choque
esférica compuesta por aire muy denso que se desplaza alejándose
del punto de explosión. Al pasar esta onda por cualquier
obstáculo, edificio, árbol, o cuerpo humano, éstos sentirán un
aumento repentino de la presión atmosférica. Una vez que el frente
de la onda ha pasado, y debido a la diferencia de presiones, se
generan vientos huracanados de gran velocidad. Son estos dos
factores, la onda de choque y el viento que la sigue, la causa del
daño ocasionado a personas y construcciones. La energía
transportada por estos mecanismos llega a ser el 50% de la energía
liberada por la bomba.
El aumento instantáneo de la presión durante el paso de la onda de
choque se mide respecto de la presión atmosférica normal, a la
diferencia entre ambas se la llama sobrepresión, y su unidad de
medida es el psi (iniciales de libras por pulgada cuadrada, en
inglés). Sobrepresiones entre medio y un psi tienen como efecto la
ruptura de los vidrios de las ventanas, cinco psi causan la
destrucción de construcciones de madera, entre 8 y 10 psi
destruyen viviendas de ladrillo, y sobrepresiones de 45 psi causan
la muerte de 50% de las personas debido a la compresión del cuerpo
causada por la altísima presión. Los silos donde actualmente se
guardan los misiles nucleares son construidos para soportar
sobrepresiones de más de 2.000 psi. Los vientos que siguen al paso
de la onda de choque llegan a alcanzar 50 kilómetros por hora tras
sobrepresiones de un psi y 500 km/h tras 10 psi.
El daño en las construcciones se debe al efecto directo de la
sobrepresión y del viento. En caso de una explosión de 1 megatón a
1.500 m de altura, todo lo que se encuentre en la superficie a una
distancia menor que 2.5 km del punto cero sentirá sobrepresiones
mayores que 20 psi seguidas por vientos de al menos 700 km/hora.
En estas condiciones, incluso los edificios reforzados
resultan destruidos. Sobrepresiones cercanas a un psi se darán en
puntos que se encuentran a unos 15 km del punto cero, y en esta
zona el daño a viviendas y comercio será moderado.
En los seres humanos el efecto directo más serio de la
sobrepresión es el daño a la estructura pulmonar, que comienza a
las 12 psi. A 100 psi de sobrepresión prácticamente no hay
sobrevivencia humana.
El daño causado por una exposición a esta radiación se debe a que,
al atravesar el organismo del ser vivo expuesto, los rayos gamma y
los neutrones son absorbidos por el cuerpo, pudiendo resultar
lesionadas algunas de sus células. Este daño celular se traduce,
posteriormente, en trastornos físicos que, según la cantidad de
radiación absorbida, pueden llegar a ocasionar la muerte.
De acuerdo con los conocimientos actuales, el daño biológico
causado por cualquier tipo de radiación está directamente
relacionado con la cantidad de energía depositada por la radiación
en el organismo.
La unidad que se usa para medir dosis de radiación es el rad. Todo
ser vivo sobre la Tierra recibe anualmente alrededor de un décimo
de rad a causa de factores ambientales naturales, como los rayos
cósmicos que nos llegan desde el centro de la galaxia,o la
radiactividad natural de la corteza terrestre Dosis similares a
este valor se consideran relativamente libres de riesgo debido a
que la vida que hoy conocemos sobre nuestro planeta ha logrado
desarrollarse y evolucionar en la presencia continua de estos
niveles de radiación. En el extremo opuesto, una dosis de 400 rads
se considera letal para 50% de los seres humanos expuestos a ella.
Las muertes ocurren dentro de los 30 días posteriores a la
exposición, y aquellos que consiguen sobrevivir lo hacen gracias a
la atención médica especializada.
La dosis inmediata causada por una explosión nuclear puede llegar
a dos millones de rads cerca del lugar de la detonación, pero es
rápidamente atenuada por el aire.En el caso de una bomba de alto
rendimiento(megatones), la zona de dosis letal se sitúa adentro de
la región devastada por el calor y la presión, por lo que la
radiación inmediata no contribuye con nuevas víctimas. Para bombas
pequeñas (pocos kilotones), la zona de dosis superior a los 400
rads coincide con la zona donde los efectos de la onda de choque y
del calor son causa probable de muerte.
Se llama lluvia radiactiva a la caída sobre la superficie
terrestre del material radiactivo producido por una explosión
nuclear.Los átomos que forman esta lluvia emiten continuamente
algún tipo de radiación que en potencia es dañina para los seres
vivos alcanzados por ella.
Durante la explosión de una bomba nuclear, se producen muchos
tipos de núcleos radiactivos,en particular los fragmentos de la
fisión del uranio. Estos núcleos permanecen localizados en la zona
que ocupaba la bomba y son vaporizados por la alta temperatura de
la bola de fuego. También se producen neutrones que escapan de la
bomba a gran velocidad y son absorbidos por los materiales sobre
la superficie. Muchos núcleos estables al absorber un neutrón se
transforman en núcleos radiactivos que a partir de ese momento
comienzan a emitir radiación espontáneamente.
El principal riesgo biológico de la lluvia radiactiva lo
constituyen los rayos gamma emitidos por el material activado.
Esta radiación es muy penetrante y atraviesa el cuerpo de los
seres humanos depositando en ellos parte de su energía. También se
emiten partículas alfa y beta, pero son poco penetrantes, el
grosor de la ropa o la piel las detiene, y sólo causarían
quemaduras si se depositaran directamente sobre la piel. Un riesgo
especial lo constituye la incorporación de núcleos radiactivos a
la cadena alimentaria, ya sea a través de la comida ingerida por
los animales o en forma directa por el ser humano. En este caso,
la radiación poco penetrante emitida desde el interior del cuerpo
es totalmente absorbida por el mismo organismo y el riesgo de
enfermedades genéticas y de cáncer es muy alto, incluso para dosis
pequeñas de radiación.
Una protección sencilla contra la lluvia radiactiva la constituye
cualquier subterráneo o construcción de muros suficientemente
gruesos. Unos 30 cm de concreto o medio metro de tierra reducen la
intensidad de la radiación en un factor de 10. Ya que 80% de la
dosis es recibida durante el primer día, la permanencia en un
refugio puede reducir considerablemente los efectos de la
radiación.
La macabra estrategia militar actual recomienda que toda ciudad
con más de tres millones de habitantes sea el blanco de tres
bombas de 1 megatón, 10 bombas de 500 kilotones, y otras tantas de
menor poder explosivo. De este modo, es seguro que no habrá
sobrevivientes.
Para el Dr. Gabriel Lobo, Jefe del Departamento de Medicina
Nuclear de Chile : “Los efectos ambientales debidas a las
explosiones nucleares pue-den ocasionar cambios severos en todo el
planeta: depresión de la capa de ozono, transtornos climáticos y
en la salud humana y animal, oscurecimien-to y enfriamiento del
planeta. Todo esto se traduciría en grandes cambios en la flora y
la fauna con consecuencias impredicibles”.
C)
MANIPULACIÓN DE SUSTANCIAS RADIACTIVAS.
Tanto en la fase de obtención del combustible nuclear (extracción
del mine-ral, lavado y concentración, producción de lingotes de
uranio o plutonio) como en la etapa de funcionamiento de los
reactores nucleares (proceso de fisión, activación y térmicos)se
obtienen ingentes masas de residuos radiactivos con grave peligro
para la contaminación del medio ambiente. En la refrigeración de
los reactores se utilizan grandes cantidades de agua que luego es
nuevamente vertida al río transportando productos peligrosos.
• Sustancias radiactivas y condiciones ecológicas de la
contaminación.
Los productos radiactivos liberados en las explosiones nucleares
comprenden restos de explosivo no consumido (uranio 235 y plutonio
239), los productos de fisión derivados del explosivo y los
productos de activación formados por bombardeo con neutrones de
los elementos contenidos en el suelo o en el agua. Las sustancias
radiactivas contaminantes que permanecen al cabo de cierto tiempo
son el estronio 90 y el cesio 137.
El destino de las impurezas radiactivas contenidas en la atmósfera
tras una explosión nuclear depende, además de los factores
meteorológicos, de las condiciones ecológicas. En realidad el
principal peligro actual proviene del alto grado de concentración
biológica de las sustancias radiactivas a lo largo de la cadena
alimentaria.De este modo se produce una contaminación radiactiva
indirecta que se inicia con el depósito en el suelo y en el agua
de los agentes contaminantes radiactivos caídos de la atmósfera.
En los animales y vegetales que extraen su alimento del suelo y
del agua se concentran dichos cuerpos, transmitiéndolos a sus
depredadores en proporciones peligrosas. En el hombre, eslabón
final en la cadena alimentaria, la contaminación indirecta se
produce a través del tubo digestivo tras la toma de alimentos
vegetales o animales contaminados, provocando, si se ingieren
cantidades excesivas, una serie de enfermedades, entre ellas el
cáncer.
Efectos de la contaminación radiactiva.
Se ha calculado que la población mundial está expuesta a una
radiación natural ambiente comprendida entre 100 y 150 mrem. Según
los especialistas, el hombre puede llegar a soportar, sin peligro
aparente, hasta 1.000 mrem.
Por encima de estas dosis máximas permisibles de radiación existen
para el hombre riesgos somáticos, como el acortamiento de la vida
y la inducción a la leucemia. Las partes más sensibles del
organismo son: la piel, los ojos, ciertos tejidos y glándulas;
ello pudo ser comprobado tras la explosión de la bomba atómica en
Hiroshima.
Los principales accidentes nucleares de la
historia fueron:
• 1957, Mayak (Rusia) magnitud 6 según la
escala INES.
• 1957, Windscale (Gran Bretaña) magnitud 5
según la escala INES.
• 1979, Three Mile Island (EE. UU.) magnitud 5
según la escala INES.
• 1986, Chernóbil (Ucrania) magnitud 7 según la
escala INES.
• 1987, Accidente radiológico de Goiania
(Brasil) magnitud 5 según la escala INES.
• 1999, Tokaimura (Japón), magnitud 4 según la
escala INES.
• 2011, Fukushima (Japón), magnitud 7 según la
escala INES el incidente en los nucleos de los reactores 2 y 3,
magnitud escala 3 en las piscinas de la unidad.
No es extraño que periódicamente surjan alarmas en alguna central
nuclear ya que según el diario El País (14/5/2011) “Existen en el
mundo 442 reac-tores nucleares y otras 65 plantas en construcción.
Estados Unidos encabe-za la lista con 104, seguido de Francia con
58, Rusia, 32, Corea del Sur, 21, India, 20, Reino unido, 19,
Canadá, 18, Alemania, 17, China, 13, España, 8, Bélgica,7,y las
regiones con menos reactores serían, si exceptuamos Australia que
no tiene ninguno, el continente africano con 2, en Sudáfrica y los
países de América del Sur, México, Brasil y Argentina con 2
reactores cada país. Veamos su localización en este mapamundi
elaborado por Óscar Torga
PRINCIPALES PAÍSES CON CENTRALES NUCLEARES A NIVEL MUNDIAL
Mapa elaborado por Óscar García Torga.
No voy a analizar todos y cada uno de los accidentes nucleares
porque me extendería demasiado pero sí analizaré, a continuación,
los dos accidentes nucleares más importantes en cuanto a su
magnitud y, por consiguiente, de mayor peligro para las personas
que vivían próximas, y no tan próximas, a las centrales nucleares.
Uno de los accidentes nucleares más importantes, hasta hoy en
día, se produjo en la central nuclear de Chernobyl (Ucrania)
en la madrugada del 26 de abril de 1986 y consistió, básicamente,
en una conjunción de fallos humanos y de diseño de la planta al
disparar los operadores la turbina para llevar a cabo el
experimento que pretendían. El estado del reactor en ese momento,
con un caudal de refrigeración superior al normal y los venenos
neutrónicos extraídos en mucha mayor proporción a lo permitido,
hicieron que el reactor estuviera en régimen de supermoderación,
con lo que el transitorio originado provocó un brusco aumento de
reactividad que no pudo ser compensada. Una vez producido el
transitorio, debería haber funcionado el sistema automático de
protección del reactor, parte del cual estaba desconectado. La
explosión que siguió a continuación provocó la destrucción física
del reactor y la cubierta. Para dar idea de la gran liberación de
energía se dirá que partículas de plutonio alcanzaron los 2 km de
altitud.
La explosión, en el actual Estado independiente de Ucrania, liberó
unas 500 veces más radiación que la bomba atómica arrojada por
Estados Unidos sobre la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945.
Algunos fragmentos de combustible y grafito en llamas fueron
lanzados hacia afuera, cayendo sobre el techo de turbinas
adyacentes, causando una treintena de incendios. Los bomberos
apagaron la mayoría de ellos, con un terrible costo en vidas por
la sobreexposición.
Luego de fracasar en su intento de inundar al núcleo, los
soviéticos decidieron cubrirlo con materiales absorbentes de
neutrones y rayos gamma ( plomo, sustancias boradas, arena,
arcilla, dolomita).Del 28 de abril al 2 de mayo, de 1986,se
dedicaron a hacerlo desde helicópteros. Cavaron un túnel por
debajo de la central, para introducir un piso de hormigón y evitar
la contaminación de las capas de agua subterránea. Así
consiguieron que cesaran las grandes emisiones de material
radiactivo.
El reactor fue finalmente recubierto con un “sarcófago” de
hormigón, que provee un blindaje suficiente como para trabajar en
los alrededores. Para evacuar el calor residual, se instalaron
ventiladores y filtros.
La consecuencia inmediata del accidentes fue la muerte de 31
personas, 2 por la explosión y 29 a causa de la radiación. Todas
formaban parte del personal de la planta. Y propagó una nube de
humo radiactivo sobre gran parte de Europa.
Alrededor del sitio del accidente hay un área contaminada de unos
30 km cuadrados, y los tres países que sufren las peores
consecuencias son: Ucrania, Rusia y Bielorrusia.
La radiación lanzada a la atmósfera fue la causa de decenas de
miles de muertes por cáncer y por el notorio aumento de
enfermedades genéticas en esos tres países desde 1986.
Siete millones de habitantes de Ucrania, Bielorrusia y Rusia,
incluidos tres millones de niños, padecen aún efectos secundarios
del desastre nuclear y necesitan tratamiento médico, afirmó la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El principal obstáculo para paliar las consecuencias del accidente
ha sido la escasez de los recursos aportados por la comunidad
internacional, que dejó la cuestión librada en gran parte a los
esfuerzos de las tres naciones más afectadas, las cuales tienen
importantes problemas económicos.
Las estadísticas sanitarias de Ucrania, Bielorrusia y Rusia
muestran el aumento de enfermedades relacionadas con la exposición
a radiactividad, y el riesgo de cáncer de tiroides se multiplicó
por 10 para los ucranianos desde 1986.
Ucrania tiene 50 millones de habitantes, y unos 3,2 millones de
ellos han sido afectadas por el accidente, incluyendo a un millón
de niños. Las víctimas mortales han sido 167.653. En ese país se
ha registrado también un importante descenso de la natalidad, y la
mortalidad infantil casi triplica el promedio europeo.
Tras el desastre, los casos infantiles de cáncer de tiroides en
Bielorrusia se multiplicaron por 33,5,según el viceministro de
Salud de ese país,Vladimir Orekhovsky, en una entrevista difundida
por televisión.
La contaminación causada por el accidente en Rusia afectó a unos
57.000 kilómetros cuadrados de territorio, en los cuales viven
tres millones de personas, señaló el funcionario sanitario ruso
Guennad y Onischenko.
Unos 184.000 rusos sufrieron consecuencias de la
radiactividad, en especial quienes trabajaron para paliar las
consecuencias del desastre, y las víctimas mortales fueron unas
10.000, añadió Onischenko.
El último gran accidente nuclear se produjo en la central de
Fukushima como consecuencia del terremoto (9 grados en la escala
de Richter) y el tsunami ocurrido el 11 de marzo de 2011 en Japón.
La central nuclear de Fukushima resultó seriamente dañada. Esta
planta número 1 de Tokyo Electric Power en Fukushima está situada
a unos 270 kilómetros al noreste de Tokio y cuenta con seis
reactores de agua ligera en ebullición.
A consecuencia del intenso terremoto y posterior tsunami se
generaron fusiones nucleares en la planta, provocando el escape de
radiación, la contaminación de alimentos y del agua, y
evacuaciones masivas de las personas que vivían en esta zona.
Murieron 2 jóvenes, de 21 y 24 años de edad, justo después del
terremoto como consecuencia de heridas múltiples cuando estaban
inspeccionando el edificio de la turbina del reactor nº 4. La
radiación de sus cuerpos era muy elevado por lo que tuvieron que
ser desinfectados.
Los escapes radiactivos fueron muy importantes y se produjeron al
estallar el edificio del reactor número uno de la central nuclear
de Fukushima I, según el Instituto de Radioprotección y Seguridad
Nuclear (IRSN). El Instituto cita informaciones transmitidas por
la embajada de Francia en Tokio y añade que “sólo hay algunas
medidas disponibles actualmente”. Por otra parte, la agencia de
prensa japonesa Kyodo, citando una comisión de seguridad, había
indicado ya que: “un nivel de radiactividad 1.000 veces superior a
lo normal había sido detectado en la sala de control del reactor
número uno de Fukushima I”.
Más de tres semanas después de que dejaran de funcionar los
circuitos de refrigeración de la central, seguía existiendo el
peligro de una catástrofe nuclear en Fukushima (nordeste de
Japón).Todavía había emisiones radiactivas que hacían temer una
contaminación medioambiental perdurable y extensa. En este
sentido, la televisión japonesa NHK informó que: “Los responsables
de la ciudad de Fukushima descontaminarán 110.000 casas afectadas
por emisiones procedentes de la central nuclear de Fukushima
afectada por el desastre del 11 de marzo de 2011”.
La contaminación del agua y del aire provoca que los alimentos se
contaminen dando lugar a que el Ministerio de Sanidad japonés
retirase del consumo varias partidas de espinacas y leche por
contener un nivel excesivo de radiactividad. La leche fue
detectada en una granja situada a 30 km. de la central de
Fukushima. Las espinacas, más al sur, en la provincia de Ibaraki.
De hecho, esa prefectura es el lugar que más está sufriendo los
efectos de la radiación por culpa de los vientos, que caprichosos,
empujan la nube tóxica que emana de los reactores directamente
hacia su territorio. Días atrás, varias ciudades de Ibaraki
presentaron cien veces más radiación de la habitual.
Las consecuencias sobre la salud de las personas directamente
afectadas por la contaminación radioactiva se conocerán dentro de
10 ó 20 años. Según estimaciones del Departamento de Energía de EE
UU se calcula que se encuentra distribuida por el territorio
suficiente radiactividad para que las personas que habiten zonas
incluso a más de 80 km. de Fukushima reciban dosis superiores a 20
mSv al año. Pero los efectos van más allá, el consumo de pescado y
de otros productos marinos pueden producir una afección en la
población humana con una distribución mucho más amplia y difícil
de determinar.
Eliminación de residuos radiactivos.
Otro serio problema que se plantea con las centrales nucleares es
qué hacer con los residuos o material radiactivo ya inservible. La
eliminación de los productos radiactivos provenientes de las
centrales nucleares plantea, en la actualidad, graves problemas.
Una de las soluciones adoptadas y que ha ocasionado una gran
controversia es su eliminación mediante recipientes herméticos e
invulnerables a las radiaciones, que son sumergidos en las grandes
profundidades de las fosas oceánicas.
Se calcula en unas 140.000 toneladas de basura radioactiva
depositada en la fosa Atlántica, a 630 kilómetros de la costa
gallega, sin que ni la Xunta ni el Gobierno central ni la UE ni la
Organización Marítima Internacional se responsabilicen del estado
de los bidones que a principios de los ochenta fueron arrojados al
mar por la industria nuclear para librarse del ingente volumen de
desechos que generaba su actividad. Han pasado 30 años y los
científicos apuntan que los contenedores que almacenan la
radiactividad pueden empezar a deteriorarse debido a la salinidad
del agua y las fuertes presiones que soportan situados a más de
3.000 metros de profundidad.
Desde Greenpeace, Carlos Bravo, experto en materia nuclear
de la organización ecologista asegura que: “El cementerio de la
fosa Atlántica es una bomba de relojería y el principal riesgo es
la corrosión de los bidones”.
Durante bastantes años, el almacenamiento de residuos radiactivos
se realizaba mediante vertidos al mar, práctica en moratoria desde
1983 y totalmente prohibida desde 1993. Dos años más tarde, en
1995, se prohibió definitivamente tirar bidones con carga
radiactiva al mar, en España, sumándose al acuerdo internacional y
a la fuerte contestación social surgida en Galicia por estos
vertidos.
Según el Comité de Manejo de Desechos Radioactivos (CORWM) la
mejor solución “en términos de seguridad y protección al público y
el medio ambiente, es enterrarlos”.
Esta práctica, según el profesor Antonio Ruíz consiste en
“enterrar los residuos nucleares en minas muy hondas de hasta
1.000 metros de profundidad los residuos nucleares -explica el
expertose almacenan primero en bidones de hormigón en las
centrales nucleares y luego se transportan hacia minas
abandonadas”. No obstante señala Antonio Ruíz “ Los desechos deben
estar encajonados en materiales muy resistentes y la roca
adyacente actuaría como una barrera para evitar fugas radioactivas
en el medioambiente. Sin embargo, continúa el profesor “Los
residuos radiactivos no desaparecen sino que los entierran y
estarán allí, contaminados, más de lo que dura una vida humana”.
La mejor solución, en la actualidad, es el almacenamiento
definitivo en tierra firme, donde existen dos opciones:
A)En superficie con barreras de ingeniería, como en El Cabril en
Córdoba (España), con capacidad de 50.000 metros cúbicos o L´Aube
en Francia, con capacidad de 1.000.000 metros cúbicos. El fin de
este tipo de almacenamiento es impedir que el agua, superficial o
subterránea entre en contacto con los bidones. Tanto durante la
fase de almacenamiento como posteriormente es necesaria la
vigilancia de la instalación.
Este centro, creado en el año 1961, está gestionado en la
actualidad por la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos
(Enresa).El Cabril posee 28 estructuras de almacenamiento, de las
cuales 18 ya están completas. Su nivel de actividad se encuentra
en torno al 65% y, dados sus recursos, pretende seguir almacenado
residuos radiactivos de mediana intensidad hasta 2080.
Según dice Fermín Apezteguia y Natxo Artundo, en la revista
digital Waste Magazine “A El Cabril, único cementerio nuclear
español, llega todos los días un camión procedente de los nueve
reactores nucleares existentes en España y, además, cada semana
arriban dos camionetas cargadas con material radiactivo de los 600
hospitales y centros de investigación. En total unas 2.000
Toneladas.”
B)El almacenamiento subterráneo a baja o media profundidad, como
en el centro SFR de Suecia y las minas de Asse en Alemania. Se
aprovechan minas o galerías subterráneas artificiales.Cuando la
galería de almacenamiento está llena, los túneles de entrada se
sellan con bentonita y cuando se completa todo el almacenamiento
se sellan hasta la superficie para evitar la posibilidad de
acceso. El almacenamiento sellado no necesita vigilancia alguna.
No obstante este sistema tampoco es muy seguro. Según un artículo
publicado, en julio de 2010, por Laura Luchini para el diario El
País:“Las minas alemanas de Asse amenazan ahora con hundirse a
causa de una constante filtración de agua. Evitarlo implica una
lucha contra el tiempo: evacuar los 126.000 barriles almacenados,
a unos 700 metros de profundidad, antes de que ocurra el desastre,
que los expertos esperan como máximo en 2026. El incidente abre
nuevos interrogantes en un país cuyo Gobierno conservador planea
prorrogar el plazo de vida de las centrales nucleares”.
Además,el registro epidemiológico de cáncer (EKN)constata
que:“Entre los años 2002 y 2009, los casos de leucemia entre
hombres se han duplicado, mientras que el cáncer de páncreas entre
las mujeres se ha triplicado sobre los registros normales, en las
zonas próximas a las antiguas minas de sal de Asse, en la Baja
Sajonia, al norte de Alemania”. En Alemania, las centrales
nucleares producen cada año unas 470 toneladas de desechos
radioactivos.
Evidentemente la mejor solución de todas sería la no existencia de
energía nuclear, siendo cerradas las centrales, ya existentes, a
medida que fuesen caducando sus licencias para sustituir la
producción de energía nuclear por otra energía alternativa más
limpia, renovable y menos contaminante (solar, eólica, geotérmica,
mareomotriz…) que ya están en funcionamiento en muchos países, a
nivel mundial, y que en España, va adquiriendo cada vez más
relevancia.
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