Por
los Dioses... Estamos contaminando el aire
Por Cristian Frers- WASTE MAGAZINE
La contaminación de la atmósfera se ha incrementado notablemente
en los últimos años y constituye uno de los problemas más serios
que enfrenta el ser humano. Ya no es una cuestión circunscripta a
algunos lugares, el viento se ha encargado de convertirlo en un
problema global. El problema de la contaminación atmosférica
comenzó hace aproximadamente 200 años con la Revolución
Industrial. Hoy, el humo expulsado de los autos, colectivos y
camiones, los procesos industriales, los sistemas de calefacción y
hasta el humo de los cigarrillos se juntan para contaminar el aire
que respiramos provocando una gran parte de las enfermedades
respiratorias que hallamos en las grandes ciudades.
Todas las grandes ciudades tienen niveles de contaminación
insoportables. Cinco son los lugares que más llaman la atención:
Pekín, Ciudad de México, Río de Janeiro, Seúl y Shangai, sin
embargo, la mayoría de las ciudades tienen problemas en cuanto a
la polución atmosférica. En 1998, a través de un estudio realizado
por la OMS, se llegó a la conclusión que más de 600 millones de
personas viven en zonas urbanas en los que los niveles permitidos
de dióxico de azufre son superados y más de1.250 millones habitan
en ciudades con niveles inaceptables de partículas en suspensión.
Un reciente informe de la European Environment Agency dice que
entre el 70 y 80% de 105 ciudades europeas están excedidas en el
lanzamiento de contaminantes. El grupo más vulnerable esta formado
por niños, ancianos y quienes padecen dolencias bronquiales,
problemas respiratorios crónicos, bronquitis y efisemas. Estudios
efectuados en países subdesarrollados concluyen que la
contaminación externa y las que se produce en el interior de las
viviendas tienen efectos devastadores.
El monóxido y el dióxido de nitrógeno que se elimina al quemar
combustibles fósiles a través del escape de los vehículos,
intervienen en la formación de lluvia ácida, la cual se produce
cuando los gases de nitrógeno y azufre se mezclan con el vapor de
agua formando ácido sulfúrico y nítrico. Esta lluvia perjudica el
suelo y el agua.
Estos óxidos de nitrógeno participan, también, en la producción de
la llamada bruma fotoquímica, mas conocida popularmente como
"smog". El smog produce irritación en los ojos, además de
dificultades respiratorias y daños a árboles y a las cosechas.
También puede producir nitratos de peroxiacetilo, que además de
producir lagrimeo y dificultades respiratorias, puede bloquear una
de las reacciones que dan origen a la fotosíntesis, con lo que
mata a las plantas, al impedir la formación de alimentos.
Otros contaminantes fotoquímicos son los hidrocarburos aromáticos
polinucleares, muchos de los cuales llegan a ser cancerígenos.
Que sucede en la Argentina? En nuestro país la contaminación
atmosférica se advierte sobre todo en las grandes ciudades, por la
cantidad de automotores. El microcentro de Buenos Aires presenta
altísimas tasas de monóxido de carbono en el aire: hasta 14 parten
en un millón, siendo que los máximos tolerados para la OMS no
excede las nueve partes en un millón. En 1990 pudo comprobarse un
mayor incremento en los porcentajes de dicho gas, así como de
plomo y otras partículas en suspensión en los no tan "buenos
aires" de la Ciudad. Si se considera que cada semana, entre lunes
y viernes, la circulación de automotores en Buenos Aires supera la
cifra de cuatro millones de unidades, se comprende la magnitud del
problema. Baste saber que por cada mil vehículos en circulación,
la atmósfera se carga con 200 kilos de óxido nítrico, 400 kilos de
hidrocarburos y 3000 kilos de dióxido de carbono.
El Gobierno Nacional, a través de la Secretaria de Recursos
Naturales y Ambiente Humano, ha fijado que todos los automóviles,
fabricado en el país o importados, a partir de 1999 deberán
cumplir con los nuevos límites de emisión de gases tóxicos fijados
por la ley 24.449 que regula el tránsito.
La contaminación del aire provocada por la contaminación
industrial es un problema en los alrededores de ciertos
establecimientos: refinerías de petróleo, fábricas de cemento,
petroquímicas y refinerías de metales.
En la ciudad de Avellaneda hay quejas por polvos y gases que
generan las graneleras y silos en las zonas cercanas al Riachuelo,
y por los depósitos de hidrocarburos en Dock Sud; los efectos se
constantan en los vegetales y en la salud de la población.
Alguna ciudades tienen problemas por su particular topografía: es
el caso de la ciudad de Córdoba donde, sobretodo en otoño e
invierno, se producen por la conjunción topográfica-condiciones
atmosféricas, situaciones peligrosas en que aumenta el polvo en
suspensión, lo que provoca el aumento de enfermedades
respiratorias. Situaciones similares pueden producirse en las
ciudades de Mendoza y Salta.
Pero no debemos esperar todo del gobierno. Cada uno de nosotros,
como seres humanos, debemos tomar medidas para no seguir
contaminando un elemento tan esencial para la vida como es el
aire. Entre esas medidas:
-Utilice materiales aislantes en techos y paredes
medianeras, y evite las corrientes de aire en invierno.
-Asegúrese de que bombitas y tubos de luz, estufas, ventiladores y
acondicionadores estén apagados cuando las habitaciones se
encuentren vacías.
-Tome un autobús. Este medio de transporte puede llevar a casi
cien pasajeros con menos combustible que un solo auto. Un autobús
ocupa menos espacio que los cien autos que se requieren para
llevar a los mismos pasajeros en el caso de que ellos estuvieran
conduciendo su propio vehículo.
-Evite los viajes cortos en automóvil. La forma mas rápida de
desperdiciar combustible es subiéndose a su automóvil un día frío
para hacer un viaje corto.
-Use nafta sin plomo. El plomo es uno de los elementos tóxicos más
perniciosos que se liberan al aire. Su presencia en la atmósfera
aumentó desde que comenzó a introducirse este mineral en las
naftas. Es muy persistente en el aire, puede permanecer varias
semanas, lo que posibilita que las partículas puedan ser llevadas
por el viento desde zonas muy industrializadas o con mucha
concentración vehicular hacia zonas aisladas. Este tipo de nafta
puede ocasionar graves enfermedades, como lesiones cerebrales,
principalmente en niños. Como beneficio adicional, la nafta sin
plomo es más barata.
Lo concreto y real es que sólo una profunda reestructuración de
las empresas fabriles, del tránsito automotor y del mismo estilo
de vida de los grandes conglomerados humanos permitirá alentar
alguna esperanza sobre el futuro de la Tierra. Si esto se cumple,
acaso nuestros descendientes gocen los beneficios de una vida más
armoniosa y prolongada.
Cristian Frers.
Tte. Gral. Juan D. Perón 2049 7mo. "55".
(1040) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
República Argentina.
E-mail: cristianfrers@hotmail.com
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