Medidas
para solucionar la contaminación industrial
Por Cristian Frers WASTE MAGAZINE
Con los problemas a los que nos enfrentamos actualmente, problemas
de tipo político, económico, social y hasta deportivos, dejamos de
lado uno con el que tenemos contacto más cercano, el problema de
la contaminación, un problema que nosotros creamos e incrementamos
de forma gradual todos los días.
Se denomina contaminación ambiental a la presencia en el ambiente
de cualquier agente físico, químico o biológico o bien de una
combinación de varios agentes en lugares, formas y concentraciones
tales que sean o puedan ser nocivos para la salud, la seguridad o
para el bienestar de la población, o bien, que puedan ser
perjudiciales para la vida vegetal o animal, o impidan el uso
normal de las propiedades y lugares de recreación y goce de los
mismos. La contaminación ambiental es también la incorporación a
los cuerpos receptores de sustancias sólidas, liquidas o gaseosas,
o mezclas de ellas, siempre que alteren desfavorablemente las
condiciones naturales del mismo, o que puedan afectar la salud, la
higiene o el bienestar del público.
En la actualidad, el resultado del desarrollo y progreso
tecnológico ha originado diversas formas de contaminación, las
cuales alteran el equilibrio físico y mental del ser humano.
Debido a esto, la actual contaminación se convierte en un problema
más crítico que en épocas pasadas.
La mayoría de los ciudadanos percibimos ese carácter global del
problema de la contaminación; por eso nos referimos a ella como
uno de los principales problemas del planeta. Pero conviene hacer
un esfuerzo por concretar y abordar de una forma más precisa las
distintas formas de contaminación y sus consecuencias. Es por eso
que no voy a hablar solo de la contaminación que se produce
sobre el planeta, sino que hablaré de un caso muy puntual de
contaminación, como es la contaminación industrial.
Todos nosotros sabemos que en la Provincia de Buenos Aires existen
graves problemas por contaminación causada por los desechos
industriales.
Existen una serie de industrias que necesitan una gran cantidad de
agua para funcionar como las frigoríficas y las lácteas, entre
otras. Como resultado de la manufacturación muchas aguas llevan
consigo desechos de la propia fábrica, que deberían previamente
ser tratados y depurados, de acuerdo a las normativas ambientales.
No todas, lamentablemente, cumplen con estos requisitos,
constituyendo una de las causas más graves de contaminación y
deterioro de los cauces de agua y el medio.
Actualmente no existe información completa sobre los contaminantes
que se vierten en los cursos de agua, el aire, o los suelos. Esto
refleja un problema de contaminación secreta, a veces de
dimensiones desconocidas.
La única información existente se refiere a unos pocos
contaminantes y está en manos de organismos oficiales, que muchas
veces no la quieren dar a conocer porque existen muchos
funcionarios que suponen que la contaminación y el deterioro del
hábitat son el precio inevitable del progreso. Por otro lado
existen miles de personas que conviven con industrias que
perjudican su salud, directa o indirectamente y no gozan de su
derecho a conocer los tóxicos a los que están expuestos, para
poder tomar medidas preventivas o hacer valer su derecho a un
medio ambiente sano.
Algunas organizaciones, como Greenpeace y la Fundación Vida
Silvestre Argentina, están trabajando en una campaña para
conseguir un compromiso, para llevar a cero los vertidos
contaminantes a los cursos de agua, proponiendo una ley que
establezca la realización de un registro anual, obligatorio y
absolutamente público del uso y emisión de contaminantes, por
parte de las industrias. De esta manera no sólo se le reconoce a
la comunidad uno de sus derechos y se le brindan herramientas que
le permitan proteger su salud y la del medio en que vive, sino
también logra que las autoridades mejoren significativamente su
capacidad de monitoreo, regulación y control, sobre las sustancias
tóxicas y peligrosas.
Con esta ley, cualquier vecino de una Industria contaminante
podría ir simplemente a la sede de un organismo oficial o
consultar por Internet para saber que tóxicos vierte o emite
determinada empresa.
Esto es importante pues, al analizar los datos de empleo de
sustancias tóxicas, pueden aparecer oportunidades para la
sustitución de esos compuestos por otros menos tóxicos o más
seguros, para la identificación de procesos que puedan
reemplazarse por otros menos peligrosos y para el desarrollo de
nuevos métodos de reducción, que no sólo protejan a la comunidad y
el ambiente, sino que permitan también ahorrar dinero y estimular
el desarrollo de nuevas tecnologías.
Los gobiernos en lugar de establecer medidas destinadas sólo a
controlar la contaminación, deberían promover normas para
prevenirla. Es común implementar sistemas de tratamiento, que a
menudo crean nuevos problemas ambientales, aplicados al final de
los procesos industriales una vez generados los residuos. Los
gobiernos deberían desarrollar políticas que favorezcan los
productos de vida útil prolongada, las fuentes de energía limpias
y renovables, el uso de materiales no tóxicos y reciclables y las
tecnologías de producción más limpias.
Los distintos gobiernos municipales, provinciales y hasta el
gobiernos nacional, deberían implementar las siguientes medidas:
1) Dictar leyes de prevención de la contaminación, que obliguen a
las industrias a implementar una plan de reducción de la
generación de residuos y de utilización de materias primas
tóxicas.
2) Garantizar y estimular el acceso público a la información.
3) Implementar políticas para extender la responsabilidad del
fabricante de un producto.
4) Prohibir o eliminar progresivamente los productos tóxicos.
Estas medidas son básicas para evitar la contaminación.
5) Crear centros de producción más limpia que proporcionen apoyo
técnico y proveer fondos para la investigación en tecnologías más
limpias.
6) Influir en el mercado, favoreciendo el consumo de productos
limpios y comprando productos más limpios para uso en las
dependencias de gobierno.
7) Establecer líneas de créditos blandos que faciliten la
reconversión de las industrias.
El actual modelo industrial no es ecológicamente sostenible en el
tiempo y no ha podido satisfacer las necesidades básicas para toda
la humanidad. Son muestras de ello la depredación de recursos
naturales no renovables para satisfacer el sobre consumo de
productos descartables e innecesarios; la producción de bienes
generando volúmenes exhorbitantes de residuos tóxicos y la
consiguiente contaminación de los ríos, el aire y el suelo; la
irreversible extinción de especies; el aumento de la incidencia de
enfermedades por causas ambientales y la desaparición de suelos
fértiles y productivos dando lugar a enormes desiertos y mayor
pobreza. El modelo industrial tal como lo conocemos ha servido
para satisfacer algunas necesidades humanas pero también ha dejado
una enorme deuda con las generaciones futuras y no ha mostrado ser
capaz de satisfacer las necesidades de todos.
Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico
Superior en Comunicación Social – E-mail:
cristianfrers@hotmail.com
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