Tamaño máximo: Longitud: 27-31 mm.
Envergadura del ala posterior: 19-27 mm.
Hábitat
Coenagrion mercuriale es una especie de caballito del diablo
exclusiva del cuadrante suroccidental de Europa y del norte de
África. En Andalucía este insecto cuenta con escasas poblaciones
distribuidas por las Cordilleras Béticas y por determinados puntos
de Sierra Morena. La conservación de muchas de las colonias de
esta especie está estrechamente ligada al mantenimiento de ciertos
usos agrícolas tradicionales que implican la creación de canales u
otros cursos de agua por donde fluye un agua limpia y bien
oxigenada.
Entre 1.000 y 1.400 metros de altitud
Distribución SW Europa y Norte de Africa
Vuela entre abril y septiembre
Especie amenazada, incluida en el catalogo Nacional de especies
amenazadas como Vulnerable.
Incluida en el Libro Rojo de los Invertebrados de Andalucía
Protección
En Andalucía se encuentran tambien
Coenagrion scitulum y
Coenagrion puella, ambas amenazadas.
Incluida en el Atlas y Libro Rojo de los Invertebrados de España
(2011) como Vulnerable a la extinción y en el Libro Rojo de los
Invertebrados de Andalucía (2008). Incluida en el Listado de
Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial de España y
Andalucía (Real Decreto 139/2011 y Decreto 23/2012
respectivamente).
Video documental. En las riberas del río Fardes y sus
arroyos, en pleno corazón de la Sierra de Huétor (Granada), un
caballito del diablo se encuentra en peligro de extinción. Se
llama Coenagrion mercuriale. Ahora tiene un lugar donde poder
desarrollarse. Un hábitat expresamente creado para la recuperación
de libélulas y caballitos del diablo en un paraje privilegiado en
el que poder realizar todo su ciclo reproductivo.
VÍDEOS * Un hábitat para
libélulas y caballitos del diablo
VÍDEO: MERCHE S. CALLE Y J. E. GÓMEZ
Un ecosistema para libélulas
Medio Ambiente prepara espacios para que vivan especies en peligro
de extinción
Son acequias creadas en la Sierra de Huétor, a las que han dotado
de la vegetación necesaria para el desarrollo de las larvas
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL -
Waste magazine
Tienen colores intensos, rojos, amarillos, verdes y azules, con
dos pares de grandes alas transparentes. Se encuentran dentro del
orden zoológico de los odonatos, pero todo el mundo les conoce
como libélulas (los que presentan un cuerpo más grueso) y
caballitos del diablo (finos y estilizados y con un vuelo
semejante al de los helicópteros). Algunas de estas especies se
encuentran en peligro de extinción y casi han desaparecido de los
ecosistemas ribereños de las sierras andaluzas. Uno de estos
caballitos del diablo, llamado científicamente, Coenagrion
mercuriale, tiene ya un espacio donde poder sobrevivir y
desarrollarse.

Reportaje publicado en IDEAL. Ver en
PDF
Son unas acequias artificiales que especialistas de la Delegación
de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Granada han
construido junto a los arroyos que confluyen en el río Fardes, en
pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de Huétor. «Hemos
creado una red de acequias intentado recrear los cursos de agua en
los que siempre han vivido estas especies y que por los
cambios de usos en las sierras se han ido perdiendo», dice el
biólogo y técnico de Medio Ambiente, José Miguel Barea, que junto
a director de Biodiversidad de Granada, José María Irurita y el
técnico encargado de la construcción de las acequias, Mariano
Guerrero, muestran un pequeño canal bordeado de piedras y
vegetación que parte del cauce del arroyo de Pradonegro y surca
uno de los prados situados junto a las riberas.
«Necesitábamos un lugar soleado, ya que esta especie en concreto
de caballito del diablo, necesita lugares con una cierta
insolación que no tienen en las riberas, que suelen estar llenas
de arbustos y arboledas que producen zonas de sombra», dice José
Miguel Barea, que señala que las libélulas y caballitos del diablo
viven muy poco tiempo en su fase de adultos, solo unos días,
pero como larvas pasan mucho tiempo, incluso dos o más años,
y viven en el agua, donde necesitan la presencia de macrófitos
acuáticos (plantas acuáticas), con las que se alimentan. «Hemos
reconstruido ese ecosistema con aguas de corriente suave, con
pequeñas caídas y con la vegetación adecuada», dice José María
Irurita, que indica que estas acequias, ya naturalizadas, se han
construido de forma que tengan espacios más anchos y con pequeñas
pendientes para acceder a ellas, y sirvan como hábitat para
anfibios, reptiles, aves, e incluso para que las usen también los
mamíferos.
Los odonatos son especies que se han adaptado muy bien a vivir en
espacios alterados por el hombre, y que aprovecharon siempre las
redes de acequias y albercas junto a los cultivos y las sierras,
pero el abandono paulatino de esas acequias, y de las actividades
agrícolas de zonas de montaña, ha provocado su casi desaparición.
Hay que volver a esos cursos de agua para poder ayudar a la
recuperación de especies necesarias para la pervivencia de la
biodiversidad que pueblan los espacios naturales que nos rodean.
Recientemente el equipo que trabaja con esta especie ha
descubierto una nueva colonia de este caballito del diablo en la
sierra de Castril, donde ocupan una red de acequias
tradicionales.
Tres especies a recuperar en Andalucía
Las actuaciones que se llevan a cabo en la sierra de Huétor forman
parte del Programa de Conservación de Invertebrados, que llevan a
cabo los especialistas de la Consejería de Medio Ambiente.
Trabajan con tres especies, Gomphus graslinii, Macromia splendens,
y la de Huétor, Coenagrion mercuriale. La recuperación de hábitats
se está haciendo en el parque de los Alcornocales, en Cazorla y en
Granada. «Esas otras especies dependen de los bosques de ribera
maduros y desarrollados por lo que trabajamos en la recuperar de
esos bosques».
Coenagrion mercuriale
Descubierto en la Sierra de Castril una
población de uno de los insectos más amenazados de Andalucía
El nuevo hallazgo pone de manifiesto la
importancia de esta zona de las sierras de Granada en la
conservación de los invertebrados
Agosto 2010
Las últimas prospecciones llevadas a cabo por los técnicos de la
Consejería de Medio Ambiente en el marco del Programa de
actuaciones de conservación de los invertebrados en Andalucía han
propiciado el hallazgo de una colonia de Coenagrion mercuriale,
una variedad de caballito del diablo que se encuentra entre las
especies de insectos más amenazadas de esta comunidad autónoma. La
nueva población se ha localizado justo en la entrada del Parque
Natural Sierra de Castril (Granada), concretamente en el paraje
conocido como la Vega de Tubos.
Este hallazgo permite corroborar la enorme importancia que posee
el Parque Natural Sierra de Castril, y las sierras del nordeste de
la provincia de Granada en general, para la conservación de la
fauna invertebrada. En este sentido, la zona específica en la que
se ha producido el descubrimiento la constituye una serie de
pequeñas parcelas cultivadas e irrigadas por una amplia red de
acequias, en el seno de las cuales se desarrollan los macrofitos
acuáticos, variedades vegetales que constituyen el hábitat
predilecto de este insecto protegido.
Coenagrion mercuriale es una especie de caballito del diablo
exclusiva del cuadrante suroccidental de Europa y del norte de
África. En Andalucía este insecto cuenta con escasas poblaciones
distribuidas por las Cordilleras Béticas y por determinados puntos
de Sierra Morena. La conservación de muchas de las colonias de
esta especie está estrechamente ligada al mantenimiento de ciertos
usos agrícolas tradicionales que implican la creación de canales u
otros cursos de agua por donde fluye un agua limpia y bien
oxigenada.
La Consejería de Medio Ambiente puso en marcha el Programa de
Actuaciones para la Conservación de los Invertebrados Amenazados
en Andalu-cía con la finalidad de profundizar en el conocimiento
de estas especies y emprender iniciativas orientadas a su
conservación, y contando con el apoyo del Fondo Europeo Agrícola
de Desarrollo Rural. Las principales líneas de actuación del
programa radican en la realización de prospecciones para
identificar nuevas poblaciones o para constatar la efectividad de
los trabajos desarrollados, así como la firma de convenios de
colaboración con particula-res, y las tareas para la mejora de
hábitats.