Mirlo acuático en el cauce
urbano del Genil
Tamaño máximo 17-20 cm longitud 25-30 cm envergadura
Hábitat
Rios de montaña, con aguas
limpias, no contaminadas, con fuertes pendientes y guijarros en
el fondo, poco profundos. Desde el nivel del mar hasta 2.400
metros de altitud en Sierra Nevada.
Se alimentan de macroinvertebrados.
Distribución Eurasia y el noroeste
de África.
Cinclus cinclus. Ilustración:
J. E. GÓMEZ
EL
MIRLO DE PECHO BLANCO
La presencia de mirlo acuático en el encauzamiento urbano del río
Genil alienta la esperanza de naturalizar el cauce
Confirma la expansión de la especie, que sacrifica su pasión por
las aguas limpias de alta montaña en pro de la supervivencia
Reportaje publicado en IDEAL 14 noviembre 2018
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Mirlo acuático en las
compuertas del Genil urbano
Una pequeña mancha negra tintada de blanco en su extremo se mueve
oscilante, como si se balancease sobre sí misma, una y otra vez.
Se mueve, aletea y alza el vuelo. Es un pequeño mirlo acuático que
tras recorrer unos pocos metros vuelve a posarse sobre el agua que
corre rápida por el torrente. Se afianza en el fondo y lanza
reiteradas zampullidas que llegan a ocultarle completamente bajo
el agua hasta que logra hacerse con las larvas de insectos o
pequeños peces de los que se alimenta. La actuación se repite a lo
largo de la mañana y parte de la tarde, incluso ya entrado el
crepúsculo. Es lo habitual en el comportamiento de una especie
realmente escasa y amenazada de extinción, que aprecia vivir en
ríos y riberas de aguas limpias, sobre todo de la media y alta
montaña. Pero en este caso, el pequeño Cinclus cinclus, de color
marrón casi negro, con el pecho muy blanco, no está en un remanso
con pequeños torrentes cubiertos por las ramas de álamos y sauces,
sino en pleno corazón de la ciudad, en las aguas del río Genil, en
un espacio que se califica como inhóspito para la vida silvestre,
especialmente para un ave considerada como bioindicadora de la
salud y la calidad de los cauces.
El mirlo acuático reconquista el
Genil urbano
El mirlo de pecho blanco ha convertido un largo tramo urbano del
río, el que discurre entre el quiosco de las Titas y las
proximidades del Palacio de Congresos en su nuevo hábitat, a pesar
de que es donde el cauce del Genil está más alterado y se
encuentran las infraestructuras de regulación del Puente Romano,
las calzadas de tráfico que unen el centro con el Zaidín y la
desembocadura del río Darro. Aprovecha la acumulación de residuos
de las útimas lluvias, donde se generan eclosión de invertebrados
y se refugian peces arrastrados por las corrientes.
Desde hace unos años, se habían avistado ejemplares de Cinclus
cinclus a lo largo del cauce urbano, incluso este año, a
prinicipios de octubre, llegaron algunos de ellos en su camino
hacia la zona media del río, entre Pinos Genil y Güejar Sierra,
pero este año algunos de ellos se han quedado en la capital. Este
comportamiento significa que la especie se vuelve oportunista, que
la antropización y destrucción por contaminación de riberas
silvestres, ha reducido la presencia de peces, larvas y grandes
insectos acuáticos, por lo que tienen más difícil la búsqueda de
alimento. En cambio en la ciudad, a pesar de que el agua y su
entorno no posee las calidades y salud que esta especie prefiere,
sí le ofrece alimento derivado de la acumulación de limos por las
lluvias torrenciales de este año, que incrementan la presencia de
invertebrados. Los huecos en las paredes del encauzamiento, los
puentes y el embovedado del Darro, le ofrecen refugio
ante el frío y posibles depredadores.
Los ornitólogos aseguran que este especie "solo puede verse en los
ríos de media y alta montaña libres, limpios y tranquilos —allí
donde abundan los pequeños invertebrados acuáticos y el agua salta
entre chorreras y rabiones— un ave que está ligada, como pocas, al
buen estado ambiental del entorno en el que se desenvuelve",
afirma la guía de aves de SEO-Birdlife, para quienes "El mirlo
acuático depende absolutamente de los cursos bien conservados y,
por ello, su número desciende alarmantemente en casi toda su área
de distribución". Las afirmaciones, en el caso del río Genil, no
se han cumplido, lo que demuestra que el mirlo acuático se suma a
la lista de las especies que, ante el cambio global, se han vuelto
oportunistas e incluso urbanas.
El mirlo de pecho blanco alienta las esperanzas de asociaciones
ciudadanas, ecologistas y científicos que esperan que algún día el
cauce urbano, al menos en parte, pueda ser naturalizado y el
hormigón deje paso a riberas de aneas y carrizos, sauces y
zarzamoras, donde sobreviva una fauna y flora que siempre estuvo
asociada a los ríos de la ciudad.
El mirlo se suma a otras especies que ya han reconquistado el
Genil, como bandadas de aviones roqueros que sobrevuelan el cauce
entre la primavera y el verano; mosquiteros que llegan en
migración desde el norte de Europa hacia los humedales del sur,
pero se quedan, al menos un tiempo, en el cauce urbano;
lavanderas, tarabillas, ánades azulones, que han constituido una
comunidad estable en la zona baja del río, junto a la Inmaculada;
tejones y jinetas que bajan de las sierras para buscar presas;
nutrias que intentan salvar las compuertas de las esclusas para
ascender hacia la montaña.
Las últimas avenidas han depositado una gran cantidad de tierras y
arenas en el cauce de hormigón. Junto al Puente Romano crecen
ahora las aneas, mientras comienzan a verse algunas aves limícolas
como andarríos recorrer el encauzamiento.
Los científicos afirman que es posible conseguir una
naturalización del cauce. Es posible que no en la zona de las
infraestructuras hudráulicas, pero si se deja hacer a la
naturaleza, se podría recuperar una ribera como ocurre en otras
ciudades, caso de Córdoba con este mismo río, Vitoria o Burgos.
Las avenidas crean arenales
sobre el hormigón del encauzamiento, sedimentos que son
aprovechados por aves e invertebrados. Tramo urbano del río
Genil