EL TOPILLO QUE VIVE BAJO LA NIEVE
En peligro de extinción, mantiene poblaciones estables en las
altas cumbres de Sierra Nevada
Esta especie, que llegó a la gran montaña del sur en épocas más
frías,_es ahora un bioindicador del cambio climático
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / Waste -
IDEAL
No le teme al invierno. Durante meses vive bajo varios metros de
nieve en las zonas más altas de las cumbres de Sierra Nevada,
entre las galerías y oquedades que dejan las grandes lascas de
pizarra de las zonas que llamamos cascajales. Es un roedor, poco
más grande que un ratón de campo, llamado
Chionomys nivalis,
al que se le denomina también Topillo nival y Neverón, porque solo
habita en zonas realmente frías y con nieve durante gran parte del
año.
No le importa que sobre su hábitat pasen los esquiadores más
avezados y los amantes del esquí de travesía. Varios metros por
debajo de sus tablas, el Topillo nival casi ni se entera. Mantiene
una existencia tranquila y a la espera de la llegada de la
primavera.
Esta especie, que en la península Ibérica tiene poblaciones en la
sierra de Gredos, la cornisa cantábrica y Pirineos, posee en
Sierra Nevada su cota más meridional y de mayor altitud. Es en el
macizo montañoso granadino donde se ha convertido en un magnífico
bioindicador de la evolución del clima, en una de las especies
protagonistas de los estudios que realizan expertos del
Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada, junto con el
Parque Nacional y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
«Durante el pasado verano hemos realizado una campaña de trampeo
para capturar ejemplares de Topillo nival y conocer el estado de
sus poblaciones, de las que tenemos controladas siete colonias en
tres cotas altitudinales, una baja, a alrededor de 2.000 metros de
altitud, otra media con 2.500 y la tercera por encima de la cota
de 3.000 metros», afirma el biólogo José Miguel Barea, uno de los
responsables del seguimiento de esta especie, de la que tienen
datos fiables desde el año 2008 en la zona alta y desde 2004 en la
intermedia. Han constatado que aunque las poblaciones son
estables, «cada año hay menor densidad de topillos en todas las
cotas, pero mientras en las inferiores el número de ejemplares
baja, constatamos que hay mayor cantidad en las zonas altas».
Poblaciones potenciales de Topillo Nival en Sierra Nevada
En el piso de arriba
Pata los expertos, la situación está clara. El Topillo nival es
una especie que necesita de condiciones frías para sobrevivir, por
lo que Sierra Nevada se ha convertido en su único hábitat en el
sur de Europa y su territorio se reduce cada vez más. «Hemos visto
que los topillos que tienen su casa en el piso de arriba viven en
mejores condiciones que los de la planta baja. Están más sanos y
viven más», dicen los biólogos, que han comprobado que también son
más longevos, ya que en las cumbres se han capturado ejemplares
que ya se habían cogido dos años antes, lo que significa que han
aumentado considerablemente su media de vida, que en otros
territorios está entre 12 y 13 meses y en Sierra Nevada, ha
superado el récord de 24 meses.
Cada verano se pueden ver entre cinco y siete ejemplares jóvenes
por hectárea que son los nacidos durante la primavera, y que
conviven con algunos adultos. Esta especie no es como otros
roedores, que tienen una tasa reproductora muy alta. Según los
datos de densidad, en Sierra Nevada hay nueve topillos de media
por hectárea en las cumbres, 9,5 en la parte intermedia, y 11 en
la zona baja.
Vivir bajo la nieve, por muchos metros que haya sobre tu cabeza,
no significa tener que soportar temperaturas gélidas. El topillo
nival sabe que en las galerías que forman las grandes piedras de
pizarra (algunas del tamaño de un coche) la temperatura es
constante y casi nunca baja de cero grados. Los estudios indican
que en verano, cuando en puntos donde habita el topillo, junto a
la cumbre del Veleta, o bajo el Mojón del Trigo, la temperatura va
de 10 a 30 grados, en sus galerías oscila entre 8 y 9 grados
durante todo el día y la noche, pero en invierno, con caídas de
los termómetros de hasta 25 grados negativos, bajo la nieve, en
las galerías del
Chionomys nivalis, la temperatura
es de entre 1 y 5 grados positivos.
Sobrevivir
El frío es una de las garantías de supervivencia. En las altas
cumbres de Sierra Nevada, no hay muchos depredadores, solo rapaces
y algún zorro en verano que se aventura por encima de los 2.500
metros. Además, se alimenta de especies vegetales que se dan en
zonas frías y altas, como las siemprevivas, saxigrafas, juncos de
alta montaña, senecios, valerianas y otras plantas.
El topillo tiene una curiosa costumbre, acumula gramíneas sobre
las rocas y las deja que se sequen al sol. Después las introduce
en sus galerías para alimentarse de ellas durante el invierno.
También come insectos.