Cuernas de amor El otoño, tiempo de
berreas
Los bosques ibéricos se llenan de sonidos de lucha, golpes secos
entre la maleza. Comienzan los combates de amor
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / Waste -
IDEAL

Es en otoño cuando suena la llamada ronca de los
machos de ciervos o venados, conocida como «berrea» y que es el
preludio de ruidosos combates con un único objetivo, el amor. En
los montes andaluces, sobre todo en los jienenses se respira ya la
época de celo. Es en este momento cuando cobran sentido las
poderosas cornamentas que adornan las cabezas de los grandes
machos, cuernas destinadas casi exclusivamente al amor. Durante
semanas resonarán en el bosque las ardientes peleas entre los
machos para disputarse a las hembras.
Estos animales son polígamos y eso les obliga a pasar por este
ritual de combates ardientes y sonoros para dominar el harén con
el que luego se aparearán. Siguen la ley del más fuerte que
siempre beneficia al mejor dotado. Durante horas lucharán con las
cornamentas enzarzadas hasta que gane el mejor. Una exhibición de
fuerza en la que, sin embargo y por extraño que parezca, ningún
combatiente resulta dañado. La cornamenta tiene casi 10 kilos de
hueso muerto, compuesto por calcio y fósforo. Su función sexual es
tal que están regadas por la hormona sexual «testosterona», por
ello el ciervo castrado es incapaz de regenerarla. Aunque
tradicionalmente se ha hablado de defensa y ataque, la única
función de las cuernas es actuar como arma de torneo. Es
precisamente esta cornamenta lo que hace que estos animales sean
tan codiciados como trofeo de caza.
Los ciervos son animales que siempre han preferido los campos
abiertos. Ahora están en los bosques porque ha sido el hombre, la
civilización, la que les ha obligado a recluirse al interior de la
maleza. La utilidad amorosa de la cornamenta se ve claramente
cuando se comprueba que a la hora de sobrevivir, los machos, al
igual que las hembras, se defienden de sus agresores con las
pezuñas, que sí son un auténtica arma mortal. Son extrañas las
muertes de ejemplares a causa de las peleas de apareamiento. En
cautividad se han producido algunos fallecimientos de ciervos
durante los períodos de lucha, debido a que estos animales carecen
de pitones ramificados y no de las dos ramas largas. Estas últimas
se introducen por los espacios libres y se clavan en el rival. Es
tan poco habitual este tipo de muertes que el superviviente es
conocido como «ciervo asesino».
A veces puede ocurrir que las cornamentas se entrecrucen de tal
forma que ambos animales son incapaces de soltarse y la muerte les
puede llegar por inanición. Despues de la época de apareamiento el
macho, con sus grandes cuernas en plenitud, se convierte en un
animal solitario y, por tanto, cada vez más peligroso. Dejarán la
soledad cuando comienza la caída de la cuerna. Cuando la pierden y
en espera de la nueva, forman grupos hasta que los nuevos cuernos
aparecen. En ese momento los grupos se disgregan. La nueva
cornamenta será más grande y pesada que la del año anterior.
Periodo de prácticas Cuando el ciervo posee ya su nueva cuerna
inicia un curioso periodo de prácticas y combate contra los
árboles. Son simulacros de lucha en los que usan sus cuernas
contra troncos y ramas. La savia de las plantas irá penetrando por
las zonas porosas de las cuernas y les aportará, además, una
especie de camuflaje.
Se cree que estos simulacros les aportan la seguridad que
necesitan antes de entrar en las verdaderas peleas con otros
machos. Es un seguro de la naturaleza, ya que este entrenamiento
evita que se produzcan los enfretamientos antes de que los
contendientes hayan podido adquirir una mínima preparación.
Las cornamentas que pierden estos animales pueden ser
utilizadas por el hombre para el tratamiento de erupciones
cutáneas, e incluso se han usado para tratar la impotencia sexual.
.Los ciervos son admirados por todo el mundo por su espléndido
porte y exquisita belleza. Soportan unos 10 kilos de peso extra
sobre sus cabezas. cada año tienen que pasar por el cambio hacia
una cornamenta de mayor tamaño, los preparativos para el combate y
la lucha final. Un gran esfuerzo para conseguir la supervivencia
de una especie con un complejo sistema de comportamiento.