PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
CASTILLOS EN EL MAR
COSTA TROPICAL DE GRANADA
Sobre picachos, acantilados e islas desaparecidas, seis fortalezas
defendieron la costa de Granada
Una ruta de este a oeste, desde Castillo de Huarea a La Rábita,
Castillo de Baños, Castell de Ferro, Salobreña y Almuñecar
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
El atronador sonido de salvas disparadas desde cañones situados en
las almenas del ‘castillo de hierro’, anunciaban a los campesinos
de las laderas de la Contraviesa que se acercaban los navíos
mercantes que debían transportar uvas, vinos, carnes y hortalizas,
que los habitantes de la Alpujarra Baja preparaban para vender a
comerciantes de otras zonas del país. Eran goletas de dos y tres
mástiles, barcos pequeños para costear entre las calas del
litoral, entre Andalucía, Levante y Cataluña, que al llegar a las
inmediaciones de Castell de Ferro divisaban los fuegos de
bienvenida levantados sobre la torre del homenaje del castillo al
que llamaban de ‘hierro’. Es el siglo XVIII, no existe el delta
generado por los aluviones de tierras desde el interior, en su
lugar hay una abrigada bahía y en su centro, una escarpada isla
con un castillo sobre su picacho. Era una de las fortalezas que a
lo largo de la costa de Granada, desde tiempos de los fenicios,
romanos y árabes, eran el centro de la vida de los habitantes de
las comarcas donde se encontraban, tanto desde el punto de vista
de defensa ante evidentes peligros (invasores y piratas), como
elemento de gestión administrativa del territorio.
En la línea litoral granadina hay numerosas torres de defensa y
vigilancia, además de fortines, pero solo existen seis fortalezas
que se puedan considerar castillos o restos de lo que fueron, unos
casi desaparecidos (Huarea), otros reutilizados durante siglos (La
Rábita); humildes, como el de Baños, y cargados de historia y
leyendas (Salobreña y Almuñécar). Fortalezas que han formado parte
indisoluble de las vivencias de sus habitantes, hasta tal punto
que en tres de los seis enclaves, el núcleo urbano lleva su
nombre: Castillo de Huarea, Castillo de Baños y Castell de Ferro.
A pesar de que todos ellos son parte fundamental de la historia,
con más de cinco siglos de existencia), solo tres han sido
recuperados recientemente y puestos en valor como elemento
patrimonial del municipio del que forma parte, los otros tres
están en un lamentable estado de abandono y sin que las
administraciones hagan nada por evitar su deterioro. Restaurados a
base de reparaciones puntuales llevadas a cabo hace más de dos
décadas, sufren una creciente degradación de sus estructuras y de
su imagen. El hecho de haber sido elementos clave en el devenir de
los pueblos no debe ser mérito suficiente para que se les tenga en
cuenta, ya que a nadie parece importar que se caigan a pedazos.
Solo tres de ellos, Castillo de Baños, Salobreña y Almuñécar,
pueden ser visitados y se utilizan como oferta turística del
municipio y la totalidad de la costa Tropical. Una obra publicada
por el Observatorio del Mar, ‘Torres y faros de la costa de
Granada’, dirigida por Rafael Jiménez Álvarez, muestra los
detalles de las construcciones defensivas de la costa de Granada.
La ruta de los castillos en el mar, las fortalezas que se alzaron
sobre la línea marítima de Alborán se inicia en la frontera entre
Granada y Almería y finaliza en el último municipio al oeste, en
la linde con la provincia de Málaga.

Castillo de Huarea
Está en el límite oriental de la costa de Granada, sobre la ladera
este de la rambla y delta de Castillo de Huarea (perteneciente al
municipio de Albuñol), donde a pesar de que solo se conservan los
restos de una torre semiderruida, el nombre de la fortaleza se ha
extrapolado a la población. El castillo original quedó sepultado
por una de las riadas que crearon el delta de Huarea y Albuñol.
Solo quedó una de sus torres defensivas situadas a mayor altura,
pero las leyendas indican que con la destrucción de la fortaleza
quedó sepultado un gran tesoro que los nazaríes guardaban en su
interior. La torre que aún se conserva, aunque en un pésimo
estado, fue reconstruida en el siglo XVIII como torre de
vigilancia. Se llega desde la antigua carretera N-340, tras salir
de El Pozuelo y cruzar la rambla de Huarea bajo el puente de la
Autovía, se asciende hasta la máxima cota de la carretera. Bajo el
nivel de la calzada, en la ladera que cae al mar, se puede ver la
torre desde arriba.

Castillo de La Rábita
En la entrada de la población, junto a la rambla de Albuñol, una
fortaleza con una construcción cuadrada de altos muros defensivos
sobre la que se alza una gran torre rectangular, vigilaba los
movimientos que se producían en el mar y conectaba con Huarea y
otras torres. Cuando los Reyes Católicos lo construyeron sobre una
antigua fortificación nazarí, no estaba en el interior del delta
generado por aportes de sedimentos y la riada de 1973, sino que se
ubicaba junto a la orilla, conectado con una torre de vigía en lo
más alto de un acantilado que se alza a su espalda. Fue un antiguo
Ribat musulmán, un fortín de religiosos guerreros islámicos, que
defendía la estratégica entrada desde el mar hacia el interior de
la Contraviesa y la Alpujarra. Primero fue cuartel de las tropas
católicas, en el XVIII cuartel de carabineros y después, hasta
finales del pasado siglo, cuartel de la Guardia Civil. Hoy está
cerrado y completamente abandonado.

Castillo de Baños
Está en pleno centro de la localidad de Castillo de Baños, que se
llama así por la existencia de un pequeño fortín que desde finales
del siglo XVIII presidía la vida de los pescadores y agricultores
de la franja costera que se extiende desde la rambla del Trigo, la
Mamola y Melicena, de los municipios de Sorvilán y Polopos. Tiene
una curiosa forma, como una pezuña invertida, más ancho en su base
que en su parte superior, que en lugar de tener almenas posee dos
pequeñas torres. Aunque ahora está en el interior del núcleo
urbano, estaba literalmente metido en el mar. Sus cimientos eran
bañados por las olas. Fue fuerte de control de accesos, cuartel de
carabineros y más tarde, cuartel de la Guardia Civil. Está en
mejor estado que otras fortalezas al haber sido rehabilitado y
convertido en centro de interpretación del Patrimonio Defensivo de
la Costa Tropical. Puede visitarse de 18 a 20 horas miércoles,
jueves y viernes y Sábados y domingos de 10 a 13 horas y de 17 a
21 horas.

Castillo de Hierro
En el siglo XVIII estaba sobre una pequeña isla unida a tierra por
una mínima franja de tierra. Hoy, el pichado forma parte de un
cerro situado en el centro del pueblo de Casttell de Ferro,
nominado así por sus pobladores procedentes de Cataluña y los
mercantes que desde la Costa Brava se abastecían aquí de productos
de la Alpujarra. Hay que ascender una senda, difícil de localizar,
que sale desde el centro del pueblo. Está en un completo estado de
abandono, semiderruido y con peligro de caída de sus estructuras,
levantadas tras la conquista cristiana sobre un antiguo castillo
del siglo XII.

El castillo de la reina mora
Era el refugio de Aixa, esposa de Muley Hacen y madre de Boabdil,
que acudía a pasar el verano desde la capital de la Alhambra. El
castillo de Salobreña, utilizado también como presidio para nobles
nazaríes, se levantaba sobre los altos de una isla a la que
llamaban Selambina, que con el paso de los siglos quedó rodeada
por los sedimentos del río Guadalfeo hasta convertirse en un gran
cerro y sus laderas ocupadas por la población de Salobreña. Esta
fortificación de origen árabe ya estaba documentada el siglo XII.
Ahora, tras casi un milenio de existencia, es uno de los dos
castillos de la costa granadina abierto al turismo. Después de
décadas semiabandonado, recientemente fue restaurado y adecuado
como oferta turística. Desde sus almenas y torres se divisa la más
impresionante vista del delta del Guadalfeo y el valle de Motril.

Las murallas de San Miguel
La ciudad fenicia y romana de Sexi (Almuñécar) ya tenía una
fortaleza que defendiese su territorio y comercio mucho antes de
la llegada de los Omeyas a las costas de Andalucía. Sobre el que
se llamó cerro de San Miguel se alzaban murallas que fueron
modificadas con la llegada de diferentes conquistadores. Fue en el
XVI cuando realmente se le da la actual forma de castillo, bajo el
que se ubica el actual parque del Majuelo con los restos de una
factoría romana de salazones, construida bajo un asentamiento
fenicio. El castillo de San Miguel, que domina el mar de Alborán,
fue restaurado y es ahora sede del Museo Arqueológico de
Almuñécar. Está abierto a la visita turística.
Es posible ampliar la ruta con los fortines, las construcciones
defensivas que únicamente tenían una ocupación y labor militar.
Para ello, en los recorridos entre castillos, se puede visitar el
fortín de Carchuna, llamado el Castillejo, la torre-fortín de El
Tesorillo, en Almuñécar, y el fuerte de la Herradura.
Todos son parte de la historia del litoral de Alborán, testigos de
invasiones, asaltos piratas, guerras e intrigas, pero también
comercio y protección de los pobladores del sur.
VÍDEOS * Play list RUTAS Y
PAISAJES
VÍDEO: MERCHE S. CALLE
Y J. E. GÓMEZ
Los castillos de la Costa Tropical, ¿Dónde están?
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en enclaves habituales de los castillos de
la costa tropical de Granada, especies de flora especializadas
en roquedos verticales y lugares azotados por viento y sal.
(Click en los nombres para ir a
fichas con datos y fotos)
Adiantum capillus veneris
(Culandrillo de pozo)
Agave americana (Pita)
Anacyclus clavatus
Antirrhinum controversum
Anthyllis ternifolia,
albaida
Arisarum vulgare
Aristolochia baetica
(Aristoloquia)
Arundo donax
Asparagus albus
(Esparragos trigueros)
Asteriscus maritimus
Atriplex halimus
Ballota hirsuta
Bituminaria bituminosa
Borago offcinalis
(Borraja)
Capparis spinosa
(Alcaparra)
Carrichtera annua
(Cucharillas)
Carthamus arborescens
(Cardo cuco)
Ceratonia siliqua (Algarrobo)
Chamaerops humilis (Palmito)
Cistus clusii (Romero macho)
Convolvulus athaeoides
Dittrichia viscosa
Echium vulgare
Emex spinosa (Romaza
espinosa)
Eucaliptus camaldulensis
Fagonia cretica
Ficus
carica (Higuera)
Foeniculum vulgare (Hinojo)
Galactites tomentosa
(Cardo blanco)
Genista umbellata
(Bolina)
Glaucium flavum
Heliotropium
europaeum
Launaea arborescens
Lavandula multifida
(Alhucemilla)
Lavatera arborea
Lavatera maritima
Limoniun sinuatum
Lobularia marítima
Lycium intrincatum
Maytenus senegalensis
subsp europaeus (Arto negro, espino cambrón)
Mesembryanthemum
nodiflorum
Moricandia
moricandioides
Nerium oleander (Adelfa)
Nicotiana glauca
Olea europaea var. sylvestris
(Acebuche)
Ononis natrix
Opuntia- ficus-indica
(Chumbera)
Oxalis pes-caprae
(Vinagreta)
Papaver hybridum (Amapola
meztiza)
Patellifolia patellaris
Pennisetum
setaceum
Phonus arborescens
Phragmites australis
(carrizo)
Pinus pinaster
Punica granatus
Quercus coccifera (Coscoja)
Reichardia tingitana
(Lechuguino)
Retama monosperma
Retama sphaerocarpa
Rhamnus alaternus
(Aladierno)
Ricinus communis (Ricino)
Rhodalsine geniculata
(Hierba de las golondrinas)
Rosmarinus officinalis
(Romero)
Rubia peregrina
Rumex induratus
Salsola oppositifolia
Sedum sediforme
Sonchus tenerrinus
Teucrium lusitanicum
Thymelaea hirsuta
Ulex parviflora
Withania frutescens
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