PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
LA ATALAYA DEL 'INFANTICO'
El castillo de Moclín corona un cerro sobre el que se extiende la
última frontera nazarí
Tierras calizas de arbustos y encinar que se alzan sobre los
desfiladeros del río Velillos
El final de la ruta del Gollizno, tierras calizas de arbustos y
encinar que se alzan sobre los desfiladeros del río Velillos,
donde Isabel la Católica ‘crió’ al hijo de Boabdil
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Un sonido corto y agudo, como un chasquido, baja desde el cielo y
se extiende entre las murallas almenadas. Precede a la llegada de
una sombra alada que se hace visible desde el sur y se recorta
sobre la silueta de las montañas que visten de blanco el
horizonte. Es la imagen de un halcón peregrino que busca la percha
en la que descansar tras un largo vuelo de caza. El ave rapaz es
observada con atención por un niño de pocos años que se alza sobre
el pretil de uno de los muros que separan espacios en el patio de
armas del castillo de Hisn-al-Mulkin, renombrado como Moclín, la
fortaleza de las Pupilas para los nazaríes.
El pequeño no es un niño cualquiera en la población de esta plaza
fortificada de la última frontera del Reino de Granada. Es Ahmed,
el hijo pequeño de Boabdil y Morayma, que fue entregado por su
propio padre a los Reyes Católicos cuando tenía solo dos años como
garantía de que se cumplirían sus promesas de entrega
paulatina del reino nazarí y moneda de cambio para que él mismo
fuese liberado de su prisión en Porcuna. Pero ese chaval, sin
dejar de ser un prisionero en la fortaleza recién conquistada, es
apadrinado por Isabel de Castilla, la reina católica, que ha hecho
de este enclave una de sus residencias previas a la toma de
Granada. Ahmed, conocido por todos como el ‘infantico’ vivió gran
parte de su infancia entre las torres y los cortados de la
localidad de Moclin, con el sonido de las rapaces, el batir de las
espadas y el rugir de las aguas rápidas del río Velillos, al fondo
de los tajos.
El ‘infantico’ conoció la silueta de Sierra Nevada desde las
almenas de Moclín, impregnó su mente con la cuerda de los
‘tresmiles’ desde la lejanía, al extremo norte de la depresión de
Granada, desde las montañas que cierran el paso a una fértil vega
tantas veces cubierta de sangre. Conocer la fortaleza de las
Pupilas es entender el papel de la orografía del noroeste de la
vega de Granada en un territorio, tanto natural como histórico. La
baja montaña, las sierras del Poniente granadino, flanquean el
paso entre los territorios que se extienden hacia Sierra Morena,
al noroeste y hacia Jaén al norte. No solo actuaron de parapeto
para ejércitos y correrías de bandidos, sino que desde hace
millones de años, son muro de contención y paso obligado para
especies animales y vegetales que se expanden entre las sierras
del norte y el sur, paso en épocas de migraciones, caminos
obligados en busca del sol y refugio en tiempos fríos. Los
alrededores del castillo de Moclín aglutinan ecosistemas de bosque
y sotobosque mediterráneo, territorios de piedra caliza,
espartales y tomillares, que desde las dehesas de encinar
ascienden hacia los cerros de escarpada orografía con tajos y
desfiladeros que caen a plomo sobre ecosistemas de ribera, donde
los bosques de galería dibujan una línea verde que delata el paso
del agua del río Velillos.
Del Gollizno a la fortaleza
Es posible visitar el castillo de Moclín por sí solo y conocer la
ermita del Cristo del Paño, situada intramuros de la primera de
las líneas fortificadas del complejo histórico, pero es preferible
coronar el castillo como etapa final de una de las rutas de
senderismo más atractivas de la provincia de Granada, en la que se
conjuga la dualidad de: paisajes con historia. Es caminar desde la
localidad de Olivares hasta llegar a Moclín, pero hacerlo a través
de los caminos y sendas que discurren junto a la ribera del río
Velillos, aguas arriba, hasta llegar a los desfiladeros y tajos
del Gollizno, situados bajo la antigua plaza fortificada.
El camino se inicia en el extremo este de la localidad de
Olivares, donde los molinos movidos por el agua del río dejan paso
a un sendero que entre huertas se adentra, poco a poco, en un
ecosistema de ribera encajonada entre los montes que, en poco más
de un kilómetro, se alzan como cortados. El puente de una antigua
central hidroeléctrica permite cruzar el cauce por el que, en
ocasiones, el agua discurre con una gran fuerza. El sendero
asciende por la ribera derecha, aguas arriba, del Velillos, entre
espacios de matorral y huertos regados por agua de manantiales,
como el de la Buenaventura, reflejado por Pedro Antonio de Alarcón
como el lugar donde un avispado gitano, apresado por un fiero
bandido, logró salvar la vida gracias a su ingenio y las
‘milagrosas’ propiedades de las aguas de la fuente, hasta
llegar bajo el gran cortado del Gollizno.
Es aquí donde un gran puente colgante permite volver a la ribera
izquierda del río. Un paso construido con maderas, anclado en la
pared del tajo, permite bordear el cortado, sobre el río y llegar
a las vaguadas desde las que las veredas ascienden hacia la
población de Moclín, sendas utilizadas por los habitantes de la
prehistoria para acceder a las grutas que, en la montaña, les
servían de refugio. El sendero llega a la ermita de San Antón,
desde donde se puede contemplar ya el cerro sobre el que se alza
la fortaleza y la vía de ascenso a la que fuese la alcazaba más
inexpugnable de la frontera nazarí. Un camino que unos años antes
a la toma de la capital nazarí, en 1492, era observado por un niño
que desde su atalaya esperaba noticias de Granada y la llegada de
las rapaces.
ESPECIE ASOCIADA
ZAPATICOS DE LA VIRGEN
Su nombre científico es
Sarcocapnos purcherrima. Es una
planta asociada a los tajos y paredes verticales, que además crece
en las murallas de castillos y alcazabas. Son almohadillas de
hojas verdes sobre las que florecen numerosísimas flores de color
blanco y rosado. Son especies amenazadas, con poblaciones muy
escasas. Las murallas del castillo de Moclín albergan una nutrida
población de esta especie. Junto a ella crece
Sarcocapnos
speciosa, un endemismo bético, que solo se ha citado en
Jaén, Granada y Córdoba.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Chaenorhinum villosum subsp granatense
Las paredes colonizadas por
Antirrhinum hispanicum
(Rompepiedras),
Sarcocapnos pulcherrima
(Zapaticos rosados)
Chaenorhinum villosum subsp
granatense
FLORA
Andryala integrifolia
Antirrhinum hispanicum
(Rompepiedras)
Anthyllis vulneraria
subsp arundana
Ballota hirsuta
Bituminaria bituminosa
(Trébol hediondo)
Blupeurum gibraltaricum
(Adelfilla de Gibraltar)
Carduus pycnocephalus
Centranthus calcitrapae
Chaenorhinum villosum subsp
granatense
Convolvulus athaeoides
Crambe filiformis
Crataegus monogyna
(Majuelo, espino albar)
Cupressus sempervirens
Cynoglossum
creticum
Echium vulgare
Eruca vesicaria
Ficus carica (Higuera)
Foeniculum vulgare
(Hinojo)
Galium verrucosum
Hedera helix (Hiedra)
Hyoscyamus albus (Beleño blanco)
Malva sylvestris
Medicago truncatula
Olea europaea (Olivo)
Ononis natrix
Opuntia ficus indica
Pallenis spinosa
Parietaria judaica
Paronychia argentea
Paronychia aretioides
Phagnalon saxatile
Phagnalon sordidum (Romerillo)
Pinus halepensis (pino carrasco)
Prunus dulcis (Almendro)
Reseda luteola
Retama sphaerocarpa
Rhamnus lycioides
oleoides
Rosmarinus officinalis
(Romero)
Sarcocapnos pulcherrima
(Zapaticos rosados)
Sedum acre
Sedum album
Sedum mucizonia
Sedum sediforme
Sonchus tenerrimus
Spartium junceum
(Retama de olor)
Tragopodon angustifolius
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vivir en tiempos de estío