TEXTOS Y FOTOS: JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE
CARMENES DE GRANADA * FLORA * JARDÍN INTERIOR
CÁRMENES EN LA HISTORIA, REFUGIO INTERIOR
Pensadores, políticos y artistas, convirtieron casas y jardines de las colinas de Granada en
refugio y retiro que pervive más allá de su tiempo
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Refugio y retiro, espacio para la creación, intimismo y tertulia. Los cármenes granadinos han
sido clave en las vivencias de escritores, políticos, pensadores, músicos, pintores, periodistas
y personalidades de la vida pública de Granada, algunos de ellos oriundos de la ciudad y otros
llegados de lejos y convertidos en hijos adoptivos tras enamorarse del paisaje, la luz y el
espíritu de la capital del reino nazarí. A lo largo de la historia, desde la presencia árabe
hasta el siglo XXI, la imagen de aquellas almunias, viñas, huertos y jardines originales, sobre
los que se construyeron los primeros cármenes tras la llegada de los nuevos pobladores
cristianos, ha formado parte del relato histórico de quienes fueron sus moradores o visitantes
más célebres, desde Soto de Rojas en el XVII, Góngora, el Gran Capitán, el duque del Infantado,
e incluso Miguel de Cervantes o Goya, a artistas de los siglos XIX y XX, como Afán de Rivera,
Ganivet, Nicolás María, el barítono Ronconi, Manuel de Falla, Moreau, Aperley, Machado y Juan
Ramón Jiménez, Rodríguez Acosta, Lorca y su biógrafo Ian Gibson, políticos, pensadores, e
incluso sacerdotes santificados como Escrivá de Balaguer, hasta príncipes qataríes, el añorado
cantaor Enrique Morente y músicos de todos los estilos, además de un sinfín de celebridades de
diferentes sectores cuya presencia nunca trascendió, haciendo honor a la esencia del carmen:
privacidad y espacio en el que crear una esfera protectora del influjo exterior.
Situado en la cuesta de la Antequeruela, en la ladera del Auditorio Manuel de Falla, la casa y
carmen del músico, es un bello paraje con vista a la ciudad.
Las notas reiteradas e inconclusas de
‘Atlántida’, la obra no terminada del maestro
Falla, aún parecen emanar del piano del compositor e inundan los sobrios jardines del Carmen de
la Antequeruela, la casa ajardinada y hoy casa museo de Manuel de Falla. Un busto del músico
gaditano afincado en Granada se alza sobre un humilde pedestal al fondo del bancal bajo del
carmen. Su mirada contempla la ladera que desde los Mártires cae sobre el Realejo, la ciudad,
las riberas del Genil, el valle de Granada, rodeado por la baja montaña sobre la que se alza, al
este, Sierra Nevada. Era el mirador desde el que Lorca y su hermana Isabel, Hermenegildo Lanz,
diseñador del carmen, Ángel Barrios y otros jóvenes artistas granadinos, crearon las tertulias
del Rinconcillo, el germen del Ateneo de Granada. El carmen de Falla llegó a considerarse como
un rincón secreto para viajeros que llegaban desde círculos culturales europeos.
(Ir al reportaje completo,
fotogalería, BIODIVERSIDAD, catálogo de flora y datos del Carmen de Manuel de Falla)
CARMEN DE LA CONCEPCIÓN
EL ESPLENDOR DE LOS CÁRMENES
En el paraje del huerto de Lopera, la familia Rodríguez-Acosta congregaba numerosas reuniones de
personajes de la vida social de Granada en su gran carmen-residencia, llamado de la Concepción,
situado junto a la muralla Ziri, que no es el que construyó el pintor José María
Rodríguez-Acosta en el Mauror. La Concepción es un lujoso edificio rodeado de vegetación, con
altas palmeras, cipreses, rosales trepadores, emparrados, macetas por doquier, albercas y
huertos cubiertos de frutales, que contenía algunos de los diseños clásicos de los jardines de
principios del siglo XX. Mantiene una idea del jardín romántico con círculos de setos de boj y
arrayán, en formas circulares, con topiarias y otros sectores ajardinados de carácter
regionalista, con paseos y estanques, pérgolas y emparrados. Un lugar en el que se desarrollaron
grandes fiestas con lo más ‘granado’ de la ciudad y visitantes procedentes de muy diversos
rincones del mundo. Fiestas que se celebraron desde su construcción hasta muy entrada la segunda
mitad del siglo XX, donde los Rodríguez-Acosta, recibían a sus amigos, en su mayoría
personalidades de la economía, la banca, la política y el arte, ya que la actividad de la
conocida familia granadina era las finanzas y el mundo empresarial, fundadores del desaparecido
Banco de Granada y empresas inmobiliarias como Comares. Un carmen que mantiene sus espacios
ajardinados y sus grandes arboledas, con más de una veintena de altos cipreses y enormes cedros
que crecen junto a la vivienda.
Este carmen, que empezó a construirse en 1913 en un espacio que desde el XIX estaba formado por
un conglomerado de casas humildes, en el llamado Huerto de Lopera, se amplió en la década de los
sesenta con otras casas que constituían casi la totalidad del resto de la manzana. Desde el
mirador de San Cristóbal, el Carmen de la Concepción, considerado como uno de los más grandes
del Albaicín, se alza junto al paño de la muralla Zirí, a la izquierda del Aljibe del Rey,
enmarcando la Alhambra y Sierra Nevada.
Aún es posible contemplar en sus tapias, al traspasar el arco de las Pesas y entrar en la zona
del Aljibe de la Gitana, junto a la muralla Zirí y el Aljibe del Rey, los grandes cipreses y las
masas de rosa de pitiminí, madreselva y espino de fuego, que superan sus muros. Sobre su entrada
principal sobresalen grandes madroños, que muestran flores y frutos, junto a ramas de arrayán
tan altas que se han convertido en árboles. Desde zonas altas, se aprecia la clásica traza de
sus jardines. Su ubicación, en la zona más alta del arrabal del primitivo Albaicín, pudo ser el
lugar donde se encontraba el foro de Florentia Iliberritana, la urbe precursora de Granada,
aunque una serie de excavaciones realizadas a mediados del XIX no dieron los resultados
esperados.
Desde el Carmen del Aljibe del Rey es posible contemplar el antiguo huerto de la Concepción, en
el que todavía crecen algunos frutales y su gran pilar al fondo del espacio agrícola, que
comunica con la vivienda a través de una escalera con macetas de geranios y hortensias, que aún
parecen trasmitir el sonido de orquestas y bailes de gala en la noche del Albaicín.
CARMEN DE LAS TRES ESTRELLAS
LA ACADEMIA DE AFÁN DE RIVERA
Quedan muy pocos cármenes con el marcado carácter orientalista, con arcos, mocárabes, yeserías y
columnas nazaríes, que pusieron de moda los viajeros románticos del XIX, ya que la tendencia al
regionalismo de principios del XX, eliminó la cargada decoración de azulejos y símbolos
orientales, pero aún es posible contemplar cómo eran, entre otros, en el Carmen de las Tres
Estrellas, situado en el área de San Gregorio Alto, en la calle de la Estrella.
Fue la residencia de uno de los grandes escritores y periodistas de la ciudad de Granada,
Antonio Joaquín Afán de Rivera, que lo convirtió en el centro de reunión de tertulias literarias
y bautizó como Academia de las Tres Estrellas. Reuniones que celebraba cada domingo de
primavera, verano y otoño, con la presencia de otros destacados personajes de la vida cultural y
académica granadina, como Francisco Seco de Lucena, fundador de El Defensor de Granada, Ruíz de
Almodóvar y el escritor Nicolás María López. El poeta Baltasar Martínez Durán escribía del
carmen al que acudía de manera habitual: “
En el viejo Albaicín, en las alturas / desde donde
en risueño panorama / grupos se ven de torres que coronan / su arboleda lejana / hay un oculto
carmen que conserva restos, tal vez, de su opulencia arábiga”. Afán de Rivera, le dedicó
un cuento incluido en una de sus más conocidas obras,
La casa de las Tres Estrellas y en el libro Las noches del Albaicín: tradiciones, leyendas y
cuentos granadinos (1884). El escritor Fernández y González, en su obras, Los Monfíes de las
Alpujarras, hablaba del carmen de las Tres Estrellas y reseñaba su pasado morisco. Un carmen,
muy deteriorado debido a los altos costes de mantenimiento y la escasez de ayudas para su
rehabilitación.
Desde la estrecha calle en la que se encuentra, se aprecia la puerta de entrada, con un arco
árabe en el que se sitúan tres estrellas en vertical que parecen indicar el camino del paraíso.
El universo de los cármenes tiene dos nombres propios que forman parte del acervo literario
sobre la cultura el arte y la historia de las primitivas viñas y su evolución: Ibn al Jatib, en
la época árabe y Soto de Rojas en las primeras décadas tras la llegada de los cristianos. El
primero por su gran palacio convertido en almunia, viña y precursor de los cármenes, y el
segundo por ser quien mostró al mundo la belleza y singularidad de este tipo de vivienda de
recreo, retiro, jardín, huerto y paraíso para sus moradores. (...)
(Ir al reportaje
completo, fotogalería, catálogo de flora y datos del Carmen de los Mascarones)
Cae sobre la ciudad desde la ladera del Albaicín, en el Camino Nuevo de San Nicolás, el Carmen
de los Geranios, o de Max Moreau, el pintor, músico y escritor belga afincado en Granada desde
1965 hasta su muerte en 1992. Moreau compró el carmen para vivir junto a su esposa en una ciudad
de la que adoraba la luz, su estrecho contacto con la naturaleza y sus gentes. Su particular
retiro en los Geranios convirtió la casa en un centro de atracción para artistas de la ciudad,
en un estudio en el que plasmar las costumbres, rostros y vivencias de sus vecinos del Albaicín,
donde dejarse llevar por la contemplación de los bancales y paratas de su casa en la ladera y
donde contemplar la belleza de Granada desde su particular atalaya. (...)
(Ir al reportaje completo,
fotogalería, catálogo de flora y datos del Carmen deMax Moreau)
CARMEN DE RONCONI
LA ATALAYA DEL TENOR
Una balconada con baranda es la base donde dos columnas toscanas sustentan una pequeña galería
abierta a modo de atalaya en el torreón del carmen de Ronconi. Es un privilegiado mirador desde
el que se abre la totalidad del valle de Granada, las ancestrales ramblas del Genil, la Vega y,
al sureste, la cuerda quebrada de Sierra Nevada, que asciende desde el Serrallo, el camino de
los aguadores, hasta las altas cumbres. Abajo se abre el barrio del Realejo, el espacio judío
anterior a la llegada árabe, que fue sefardí y cristiano, al que llamaron Garnata al-Yahud.
En la zona alta de la colina, en la Antequeruela, camino de la Alhambra y los Mártires, en la
confluencia con el acceso al carmen de Rodríguez Acosta y los Catalanes, un conocido cantante de
ópera del siglo XIX, el barítono italiano Giorgio Ronconi (1810-1890), que en Granada era
conocido como Jorge Ronconi, compró un bellísimo carmen que se conocía como Bellavista, en el
que celebraba reuniones, veladas musicales, en el que vivió durante poco más de una década,
desde 1852 hasta 1863, cuando quedó casi en la indigencia tras la quiebra del Monte de Piedad de
Granada, y tuvo que marchar a Madrid para vivir dando clases de música.
Se puede decir que fue de los cármenes en los que se produjo una mayor actividad pública con
fiestas, eventos y personalidades de la cultura internacional, entre ellos el compositor
Giuseppe Verdi. Los jardines del carmen, que aún conservan su estilo regionalista, con dos
espacios en ladera, alrededor de una vivienda sencilla, fueron el escenario de noches de
flamenco, de tertulias a las que acudían Pedro Antonio de Alarcón y otros escritores y artistas
que formaban, junto a Ronconi, la Cuerda Granadina.
La vegetación se desborda sobre su tapia de entrada, con una gran puerta y dos ventanas
enrejadas. Una gran glicinia corona el muro. Bajo sus hojas y flores, azulejos con la
inscripción: Carmen de Ronconi. Tras la tapia, cipreses para destacar la imagen del carmen como
paisaje visto desde la ciudad, setos de boj en el interior del bancal que se acerca a la casa
con una pérgola sobre la que descansa una antigua parra. Otro muro con galería enrejada deja ver
la ciudad desde el jardín principal, jalonado de macetas con pitas.
Al atardecer, en lo más alto de la cuesta del Realejo, mientras se contempla la ciudad desde el
carmen, es fácil soñar con la voz de Ronconi impregnando el paisaje.
La visión del pintor José María Rodríguez Acosta plasmada en un singular recinto que corona con
cipreses la colina del Mauror.
Reivindica el blanco de la cal, el verde de los cipreses, la pasión por la mitología y el
misterio del romanticismo. Juega entre el clasicismo y los conceptos estéticos de principios del
siglo XX, con una especial pasión por la sobriedad de los grandes espacios arquitectónicos
concebidos para una mayor gloria de quienes son conscientes de que tendrán un hueco en las
páginas de la historia del arte. (...)
(Ir al reportaje completo, fotogalería, catálogo de flora y datos del Carmen de Rodríguez
Acosta)
CARMEN DE BENALÚA
DEL ESPLENDOR DEL XIX A LAS VISTILLAS
Abandonado a su suerte y reconvertidos parte de sus terrenos en un colegio público (Santo
Domingo) y en apartamentos turísticos, el carmen de Benalúa, donde se alojaba la realeza,
mantiene una aureola de misterio en el acceso a la Antequeruela desde el Salón y el Realejo. Aún
queda la antigua puerta de arco de herradura sobre la que puede leerse Carmen de las Vistillas
2, nombre por el que se conoce desde hace décadas el antiguo carmen de Benalúa, que fue habitado
por el Conde San Pedro de Galatino, que lo heredó de sus padres. Una construcción con un marcado
carácter orientalista, según la moda del final del XIX. Las crónicas de sociedad de los
periódicos de la época, como El Defensor de Granada, hablaban de sus suntuosos salones, las
vistas sobre Sierra Nevada y la Vega y sus jardines de ensueño, ideal para alojar personalidades
de las monarquías europeas, como los príncipes Adalberto y Pilar de Baviera, en visita a la
ciudad, de la que informaba el Noticiero Granadino en 1907; el mismo año que se produjo la
visita del rey Alfonso XIII acompañado de su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg, y la reina
madre, María Cristina de Habsburgo, que se alojó en el carmen de Benalúa.
Poseía una gran fachada que asemejaba una fortaleza árabe con dos torres y todo el recinto
amurallado y almenado, sobre el que destacaban las copas de cipreses, almeces y árboles
frutales, que se extendían hacia una zona de setos de arrayán, con topiarias de ciprés,
estanques y zonas de huerto.
CARMEN DE CONCHITA
LA CASA DE LA JOVEN BEATA
Solo era una joven de 21 años cuando murió, pero su breve estancia entre los vivos fue una
lección de entrega y superación para con los demás y un ejemplo de entrega a Dios y su profunda
fe católica. Conchita Barrecheguren, proclamada beata en mayo de 2023, vivió hasta su muerte, en
1926, en uno de los clásicos cármenes que se ubican en la Antequeruela. Este carmen, adquirido
por su padre, que más tarde se convirtió en sacerdote y misionero, aún se mantiene en uso como
casa museo, donde se pueden visitar las estancias donde vivió la joven beata y el jardín que se
sitúa en la zona frontal de la vivienda, con vistas a la ciudad y la Vega.
Un jardín donde la hiedra cubre los muros y protege el interior, con parra virgen en las tapias
de las paratas. Glicinias, aspidistras en macetas y en el suelo, begonias y flor de pato, marcan
los pequeños paseos de pavimento granadino, con escaleras coronadas por macetas. Un jardín
cuidado con gran esfuerzo por las monjas que lo habitan, de la congregación Esclavas de la
Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios.
Grandes cipreses ascienden desde los aledaños de la casa hacia las zonas altas de la ladera. Un
estanque guarda el agua para el riego y un pilar para el servicio del jardín, en el que setos de
boj, al estilo granadino, ocupan una gran parte de las pequeñas paratas, donde crece también un
gran abeto blanco.
Cada día 13 de los meses de enero, junio, septiembre y diciembre, en recuerdo del día en que
murió, el carmen se abre al público y se celebra la Eucaristía.
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