CARMENES DE GRANADA * FLORA * JARDÍN INTERIOR
CARMEN DE LA VICTORIA, PROTAGONISMO VEGETAL Y MIRADA A LA ALHAMBRA
El más claro ejemplo de los cármenes granadinos, que como la mayoría de las antiguas viñas fue
recreado a lo largo del siglo XIX, aunque aún posee ciertas claves de lo que fue territorio del
arrabal. Es el mejor mirador desde el que entender el espíritu de la colina roja...
Un recinto con jardines que trasladan la mente hacia los territorios situados al otro lado de
los muros de la ciudad y el entorno de las riberas del Darro.
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Más allá de la Medina, al este del barrio del Albaicín, a solo unos pasos del que después se
denominó Monte Sacro, se extendía el arrabal de Axaris, cruzado por la muralla de la ciudad. Un
territorio de ‘viñas’ con incontables huertos aterrazados para adaptarse a la topografía de la
ladera y abrir sus muros a la contemplación de la colina roja, sobre la que se alzan los
palacios del sultán. Aún es posible entender las sensaciones de quienes vivieron en la Granada
medieval y dejarse llevar por el sonido del agua en las almunias, por el canto de las aves entre
los árboles y el olor de los arrayanes.
En la cuesta del Chapiz, cruzado por la vieja muralla de Axaris, las tierras del primitivo
Carmen del Olivarillo y del Pencal, se unificaron a final del XIX para crear el Carmen de
Nuestra Señora de la Victoria, que más tarde se convertía en uno de los pocos cármenes públicos
de la ciudad tras ser adquirido por la Universidad de Granada en 1944. Un espacio de miradores y
galerías desde los que disfrutar de la contemplación de la Alhambra, la fortaleza palatina
ideada por el rey Ben Al-Hamar (Mohamed I). Un recinto con jardines que, aunque fueron creados
hace poco menos de un siglo, trasladan la mente hacia los territorios situados al otro lado de
los muros de la ciudad y el entorno de las riberas del Darro.
Es el más claro ejemplo de los cármenes granadinos, que como la mayoría de las antiguas viñas
fue recreado a lo largo del siglo XIX, aunque aún posee ciertas claves de lo que fue territorio
del arrabal. Es el mejor mirador desde el que entender el espíritu de la colina roja. En su
origen eran huertas, viñas, situadas al borde de la muralla, de la que existen vestigios en el
muro del carmen con la cuesta del Chapiz. Según los datos recogidos por José Tito y Manuel
Casares en el libro ‘El Carmen de la Victoria, un jardín regionalista en el contexto de la
historia de los cármenes de Granada’ (2000), siempre hubo pequeñas casas y huertos en los
terrenos en los que hoy se encuentra el carmen de la Universidad. Fue el lugar donde se ubicó el
Convento de la Victoria hasta la desamortización y su posterior demolición. Era un territorio
que bajaba hasta casi encontrarse con el Darro. Parte del convento se separó en favor de uno de
sus presbíteros, que lo convirtió por primera vez en carmen y en su vivienda. Durante la segunda
mitad del XIX fue cuartel, incluso sede de la recién creada Guardia Civil, pero quedó semi
abandonado, aunque mantuvo parte de sus huertas. A finales del XIX fue adquirido por el
catedrático Jerónimo Vida, que transformó el jardín romántico en regionalista, a la moda de los
primeros años del siglo XX. En 1918 fue vendido al catedrático de Medicina Víctor Escribano
García, que lo mantuvo hasta venderlo a la Universidad, que lo destinó a residencia de
postgraduados.
Convertido en el siglo XXI en un conjunto hostelero, hotel y restaurante de eventos, en el que
se mantiene su espacio tradicional como residencia de invitados de la UGR, es visitado por miles
de personas que desean conocer la esencia y la tipología de los cármenes, disfrutar de jardines
que aún conservan gran parte de su estructura y vegetación de la época romántica y las primeras
décadas del siglo XX. Enormes cipreses y dos altísimos cedros (
Cedrus atlantica) y una
tuya oriental (
Platycladus orientalis), se alzan sobre el gran muro blanco que cae sobre
la cuesta del Chapiz y esconde los secretos del que fuese Convento de la Victoria. Son seña de
identidad que marca la posición inequívoca de esta finca situada en el acceso al Albaicín, a un
paso del camino del Sacromonte y frente a otro de los grandes espacios ajardinados del barrio
morisco, la Casa del Chapiz.
Acceder al interior del Carmen de la Victoria es adentrarse en un complejo de bancales cargados
de vegetación, donde los árboles se convierten en protagonistas y llegan a crear un universo
cerrado, en el que su zona frontal se abre mediante terrazas y galerías hacia la contemplación
del Generalife, que se divisa desde el ala izquierda del carmen, y en el centro y el extremo
derecho del carmen, disfrutar de la imagen de la Alhambra al completo. Hay macetas en los
pretiles de las escaleras, con cintas, clivias y hortensias de invierno, pitas y flor de pato,
que conducen la mirada hacia el inicio del jardincillo, donde sorprende una bella glorieta de
cipreses a modo de ‘bailarina’ que fue creada en la restauración realizada en 1996, para
recordar la glorieta de cipreses original, que se mantuvo durante décadas en el jardín principal
y de la que aún quedan vestigios.
La ‘bailarina’ es un recuerdo y homenaje a los gustos del romanticismo que imperaron en los
cármenes granadinos a finales del XIX. Un elemento que, junto a setos de arrayán, pretende hacer
ver el pasado, al igual que un entramado de cañas que se sitúa algo más arriba, en el paso hacia
la casa y el jardín principal, para recordar aquellas estructuras utilizadas para sustentar
cultivos hortícolas y mostrar que, en su origen, el carmen, como tantos otros, no fue más que un
huerto.
La Victoria tiene canalizaciones de aguas que bajan en modo de paredes rezumantes, donde crecen
especies acuáticas y otras de ecosistemas húmedos, desde los tapices de culantrillo de pozo
junto a papiros, hiedras, flores de pato, aquilegias y lirios amarillos. En pilares y maceteros
de agua, crecen masas de lentejas, nenúfares y azucena acuática. Junto a esos pilares y en los
caminos de acceso hacia el pabellón principal, numerosas macetas de aspidistras ponen el
contrapunto de patio e interior a un jardín que se dirige hacia su borde de barandas con copas
de piedra con pitas, rejas con buganvillas, celestinas y diferentes jazmines, tapizan los muros
en dirección al Darro. El agua llegaba desde la acequia de Aynadamar hasta que su caudal dejó de
fluir a mediados de los setenta del siglo XX. Ahora las conducciones y acequias se alimentan de
las aguas de la ciudad, lo que reduce de forma considerable la presencia del agua en los
cármenes albaicineros.
Es un jardín donde crecen algunos de los ejemplares arbóreos y arbustivos más longevos de la
ciudad de Granada. Sus cipreses son centenarios, mientras que un gran árbol del amor (
Cercis
siliquastrum), que en el inicio de la primavera se viste de racimos de flores rosadas, es
sostenido por una percha debido a su gran longevidad. Centenaria es una enorme glicinia, (
Wisteria
sinensis), que crece en el extremo occidental del jardín principal y que se desborda sobre
el muro trasero del carmen, lo que ofrece una impresionante imagen de verdor y color primaveral
a gran parte del muro exterior de la entrada oeste de la Victoria. Un árbol de boj, en la
actualidad reducido a proporciones de arbusto, también se considera entre los más antiguos del
lugar.
En la galería abierta al exterior, un enorme tronco intenta soportar su gran peso. Se trata de
una gran morera, considerada entre las más longevas de la ciudad. Está junto a la entrada de la
terraza más baja, donde se ubicó una pérgola, diseñada en 1985 por el botánico José Tito, autor
junto al también botánico Manuel Casares, del proyecto de recuperación del jardín. Esta
estructura ha sido utilizada para parras y trepadoras, se sustenta por pilares de galería y
discurre paralela a otra de arcos creados con cipreses y setos de arrayán.
Hay plantas por doquier, diversos jazmines, lirios, cítricos, desde limones a otros exóticos
derivados de modas en jardinería como los kumquat, limequat y caviar cítrico, además de
avellanos que se funden entre la vegetación de los parterres del jardín principal, entre ellos
un avellano púrpura, (
Corylus maxima), otra de las estrellas vegetales de la Victoria.
Las terrazas del edificio, que mantiene gran parte de su estructura original, caen hacia el
jardín principal y se encuentra casi oculto por la alta vegetación y su exuberancia, donde la
capa vegetal cumple con uno de sus cometidos principales, otorgar privacidad a los espacios
habitacionales, además de dar sombra y protección. Numerosos árboles y arbustos se concentran en
un espacio no demasiado grande, palmera canaria, magnolio, caqui, níspero de Japón, membrillero
del Japón, tamárit, arce menor, granado, madreselva de invierno, un bosquecillo de bambú negro.
Pequeñas fuentes y surtidores, una de estilo renacentista con pila y taza y otras de estilo
árabe a ras de suelo, impregnan de aires tradicionales este singular espacio.
El jardín, al formar parte de la UGR, posee una relación directa con el Jardín Botánico de la
Universidad, en cuando a investigación y tratamiento de especies y estudios botánicos, por lo
que plantas que son estudiadas e introducidas en el Botánico se llevan al carmen como prueba de
su posible expansión. El Carmen de la Victoria es de obligada visita para quienes quieren
conocer la singularidad de los cármenes granadinos, sus jardines y las privilegiadas vistas
sobre la colina de la Sabika.
Cómo llegar al Carmen de la Victoria, Granada
FLORA DEL CARMEN DE LA VICTORIA * BIODIVERSIDAD
Especies de flora presentes en el jardín del Carmen de la Victoria, Granada.
Haz click en el nombre de la especie para ir a fichas actualizadas con datos y fotos
Abelia /floribunda
Acanthus mollis (Acanto)
Acer campestre (Arce menor)
Agapanthus africanus (Agapanto)
Agave americana (Pita)
Adianthum capillus-veneris (Culantrillode
pozo)
Aquilegia vulgaris
Alcea rosea (Malva real) victoria
Alium neapolitanum (Ajo blanco)
Alocasia macrorrhizos (Oreja de elefante)
Aloe arborescens (Aloe candelabro, pulpo)
Aloe maculata (Arzabarica callera, curalotodo)
Aloe vera
Aponogeton distachyos (Azucena acuática)
Araujia sericifera (Jazmín de Tucumán)
Arum iltalicum
Aspidistra elatior
(Aspidistra, Pilistra)
Aucuba japonica (Laurel manchado)
Begonia cucullata ( Begonia de flor)
Bergenia crassifolia (Hortensia de invierno)
Brunfelsia pauciflora (Ayer, hoy y mañana)
Bougainvillea spectabilis
Buxus sempervirens (Boj)
Camelia japonica (Camelia)
Campsis radicans (Trompeta)
Carissa macrocarpa
Cedrus atlantica (Cedro del Atlas)
Centhranthus ruber
Cerastium tomentosum
Cercis siliquastrum (Árbol del amor)
Chaenomeles speciosa (Membrikllero del Japón)
Chasmanthe floribunda
Chlorophytum comosum (Cintas)
Chimonanthus praecox, Macasar
Chelidonium majus (Celidonia)
Citrus australasica (Caviar cítrico)
Citrus x aurantium (Naranjo)
Citrus x sinensis (Naranjo
dulce, naranjo de la China, palodú)
Citrus x limon (Limonero)
Clivia miniata (Clivia)
Cordyline australis
Corylus avellana (Avellano)
Corylus maxima
Cupressus sempervirens (Ciprés)
Crinum x powellii (Azucena blanca)
Cycas revoluta
Cydonia oblonga (Membrillo)
Cyclamen persicum (Ciclamen)
Cymbalaria muralis (Hierba de campanario)
Cyperus alternifolius
(Papiro)
Datura stramonium
Diospyros kaki (Caqui)
Delairea odorata (Hiedra alemana)
Delphinium/ Consolida ajacis
Deutzia scabra (Celinda de espigas) ¿¿
Elaeagnus x submacrophylla (Eleagno)
Epilobium parviflorum
Epipremnum aureum (Poto)
Eriobotrya japonica (Níspero del Japón)
Fallopia baldschuanica (Velode novia)
Farfugium japonicum Capa de la reina, boina de
vasco)
Fortunella margarita, Kumquat, Naranja japonesa
Fragaria vesca (Fresa)
Hedera helix (Hiedra)
Hippeastrum vittatum
Hypericus calycinum (Hipérico)
Iris germanica (Lirio
azul)
Jasminum humile (Jazmín italiano)
Jasminum nudiflorum (Jazmín de invierno)
Jasminum officinale (Jazmím)
Jasminum polyantum (Jazmín rosa)
Jasminum sambac
Kalanchoe beharensis
Kniphofia uvaria (Antorcha)
Lavandula dentata (Alhucema
dentada, cantueso rizado, Alhucema inglesa)
Loropetalum chinense
Laurus nobilis (Laurel)
Lemna minor (Lenteja de agua)
Ligustrum
lucidum (Aligustre)
Ligustrum ovalifolium (Aligustre de California, Troanilla, Ligustro japonés)
Limniris pseudacorus (Lirioamarillo)
Liriope muscari (Serpentina)
Lycianthes rantonnetii
Macfadyena/Dolichandra unguis-cati (Uña de gato,
uña de murciélago)
Malus domestica (Manzano)
Magnolia grandifolia (Magnolia)
Melissa officinalis (Toronjil)
Mahonia aquifolium (Uvas de Oregón)
Mirabilis jalapa (DonDiego)
Morus nigra
Muelenbeckia convexa
Myrtus communis (Arrayán)
Nandina domestica (Nandina,Bambú
sagrado)
Nepholepis exaltata (Helecho espada)
Nymphaea alba
(Nenufar)
Osteospermum ecklonis (Caléndula del Cabo)
Oxalis latifolia
Oxalis pes caprae
Parthenocissus quinquefolia (Parra virgen)
Parthenocissus
tricuspidata (Viña virgen)
Philadelphus coronarius (Celinda)
Phlomis fruticosa (Candilera)
Phoenix canariensis (Palmera canaria)
Phyllostachys nigra (Bambú
negro)
Pistacia lentiscus
Platycladus orientalis (Tuya oriental)
Plumbago auriculata (Celestina, Jazmín azul)
Polygala myrtifolia (Lechera del Cabo)
Prunus domestica (Ciruelo)
Punica granatum (Granado)
Pyracantha coccinea (espino de fuego)
Pyrus communis (Peral)
Rosa sp (Rosa)
Rusella equisetiforme
Ruscus hypophyllum
Salvia leucantha (Salvia rabo de gato)
Salvia microphylla (Salvia granadina)
Sedum album
Sedum palmeri
Solanum pseudocapsicum (cerezo de Jerusalén)
Spiraea
cantoniensis (Espirea)
Syringa vulgaris (Lilo)
Tamarix gallica (Taraje)
Tradescantia fulminensis
Tradescantia pallida (Purpurina)
Tradescantia sillamontana (Tradescantia
lanosa)
Tradescantia zebrina
Trachelium caeruleum (Flor de la viuda)
Trachelospermum jasminoides (Jazmin de estrella)
Trachycarpus fortunei (Palmito elevado)
Typha latifolia (Anea) ??
Viburnum tinus (Durillode flor)
Vinca difformis (Hierba doncella)
Viola odorata (Violetade olor)
Veronica cymbalaria
Vitis vinifera (Vid)
Weigela florida (Veigelia)
Wisteria sinensis (Glicinia)
Zantedeschia aethiopica (Patos)
Esta imagen y artículo forman parte de la serie publicada en
el diario IDEAL
IMPRESIONES * MIRADAS AL PAISAJE
Una mirada particular sobre la naturaleza, sus espacios, ecosistemas, historia, imágenes y
sensaciones. Lugares reales que intuyen universos paralelos, listos para ser descubiertos
LA VISIÓN DE AXARIS
El Carmen de la Victoria contempla la Alhambra como lo hicieron
los huertos de extramuros en la colina del Albaicín
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE
El frescor del agua inunda los jardines que desde la colina del
Albaicín se desbordan hacia el Darro. Llega desde Aynadamar para llenar aljibes y alimentar
los huertos que en 1494 sorprendieron a Jerónimo Münzer, el primer cronista que
tras la caída del Reino de Granada desveló los tesoros y secretos de la capital nazarí. El
viajero alemán escribió de sus palacios y de la ciudad extramuros, de las almunias que
llamaban ‘viñas’, ‘kárm’ en árabe hispánico, el origen de la denominación ‘cármenes’,
espacios de interior, llenos de vida, donde sus moradores seguían una existencia en
constante simbiosis con la naturaleza, en comunión con el agua, los frutos y la tierra.
Más allá de la medina, al este del barrio del Albaicín, a solo unos pasos del que
después se denominó Monte Sacro, se extendía el arrabal de Axaris, cruzado por la muralla de
la ciudad. Un territorio de ‘viñas’ con incontables huertos aterrazados para adaptarse a la
caída de la colina y abrir sus muros a la contemplación de la colina roja, sobre la que se
alzan los palacios del sultán. Aún es posible entender las sensaciones de quienes vivieron
en la Granada preindustrial, de dejarse llevar por el sonido del agua en las almunias, por
el canto de las aves entre los árboles y el olor de los arrayanes. Los viejos y nuevos
cármenes mantienen, en parte, la esencia de las antiguas ‘viñas’: casas protegidas por
muros, ajardinadas y rodeadas de huertos donde cultivar las necesidades del día a día.
En la cuesta del Chapiz, cruzado por la vieja muralla, las tierras del primitivo carmen del
Olivarillo y del Percal, se unificaron a final del XIX para crear el de la Victoria,
el que puede considerarse el primer carmen público que tuvo la ciudad tras ser adquirido por
la Universidad de Granada en 1945. Un espacio desde el que disfrutar de la contemplación de
la ciudad palatina ideada por el rey Ben Al-Hamar (Muhammad I), con jardines que aunque
proceden de solo algo más de un siglo, trasladan la mente hacia los territorios situados al
otro lado de los muros de la ciudad y el entorno de las riberas del Darro. Es el más claro
ejemplo de los cármenes granadinos, que aunque en su mayoría fueron alterados a lo
largo del siglo XIX, poseen la clave del arrabal, son los miradores desde los que entender
el espíritu de la colina roja.
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