Capra pyrenaica, reportajes
LAS MONTESAS COLONIZAN SIERRA ELVIRA
Una investigación de fin de grado confirma la consolidación de las
cabras por primera vez en la historia de este espacio
La estimación de cabra montés es de más de 150 ejemplares, una
densidad superior a la de Sierra Nevada
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Una silueta de grandes cuernas se recorta sobre el cielo rojo del
crepúsculo. Un macho de Capra pyrenaica hispanica, mira al oeste
mientras descansa en una repisa, sobre el enorme tajo del Sereno,
en las inmediaciones del cerro del Piorno, en el corazón de Sierra
Elvira, la pequeña cordillera que, en solitario, se alza al
noroeste de la ciudad de Granada. Muy cerca, en otras rocas a pie
de tajo un pequeño grupo de hembras vigilan a sus cabritillos, una
imagen casi desconocida para los habituales de este espacio
natural, ya que hasta hace poco menos de una década, esta especie
de ungulado no existía en este territorio, o al menos no había
constancia histórica de su presencia a pesar de que la presencia
de cabras montesas en Granada ha sido documentada desde la
prehistoria, con hallazgos en los yacimientos paleontológicos de
Orce y Zafarraya. Ahora, en 2019, el trabajo de fin de grado en
Biología de un joven investigador granadino, David Peula Cervera,
ha confirmado la colonización de esta singular sierra por una
especie que no había logrado entrar a formar parte de la fauna de
este territorio.

«Los estudios realizados sobre Capra pyrenaica, desde el siglo
XIX, nunca han recogido su presencia en Sierra Elvira, pero desde
hace aproximadamente una década, se habían dado observaciones de
individuos aislados y pequeños grupos, lo que despertó mi interés
en estudiar la realidad de la cabra montés en esta zona», dice
David Peula, que ha logrado, con colaboración de técnicos y
expertos en ungulados del Espacio Natural de Sierra Nevada,
documentar el desarrollo de una población de Capra pyrenaica y,
por tanto, documentar una nueva especie en Sierra Elvira.
Observación
El estudio, realizado a base de transectos (recorridos periódicos
por un mismo trazado), observación en diferentes zonas y recogida
de muestras, ha contabilizado una población permanente que oscila
entre 150 y 160 individuos. «Se ha constatado una densidad
poblacional de 15,52 individuos por kilómetro cuadrado, lo que se
puede considerar como muy alta, aunque no es uniforme, ya que es
casi inexistente en zonas forestales y espacios muy antropizados»,
indica Peula, que recuerda que Sierra Elvira posee zonas con una
gran influencia humana, tanto agrícola como industrial (canteras)
y de ocio (Ermita de los Tres Juanes) y áreas recreativas muy
frecuentadas.
A pesar de la gran antropización de Sierra Elvira con la expansión
de los municipios de Atarfe y Pinos Puente, la colonización de las
montesas ha sido constante y efectiva desde hace una década. David
Peula considera que la llegada de la especie a esta zona se ha
podido producir desde diversos frentes del sistema Penibético,
incluida Sierra Nevada y el cauce del río Cubillas, además de
aportaciones de individuos desde las sierras subbéticas, desde
Córdoba-Jaén desde el norte siguiendo el río Colomera. «Es posible
que se hayan ayudado del trazado de la A92 para comunicar con
Sierra Elvira», dice este investigador.
El estudio ha contado con un protagonista muy especial, un macho
montés de 5 años que pudo ser capturado mediante un rifle
anestésico. «Fue el único ejemplar que pudimos capturar, ya que
solo se pueden hacer las capturas si se dan las circunstancias
favorables que no dañen al animal, como por ejemplo, poder
dispararle en zonas llanas, donde no pueda sufrir caídas al
anestesiarse». A este macho se le colocó un collar con GPS que
aportó datos de sus recorridos, tiempos, permanencias, durante 52
días. «DE esta forma hemos visto como la población se mueve entre
las zonas que caen sobre Atarfe hacia los dos picos más elevados
de la sierra y sus tajos.

Control
La presencia de una población permanente en Sierra Elvira, y con
una alta densidad, implica que desde ahora deberían de realizarse
controles y seguimientos en esta zona, al igual que se realizan en
Sierra Nevada y otros espacios de la provincia. «Al tratarse de
una nueva población, que presenta un veloz crecimiento precisa de
una adecuada monitorización. Por parte del equipo de gestión de
ungulados de Sierra Nevada se pretende capturar y marcar a más
ejemplares y así realizar un seguimiento del estado de la
población. Además, se plantea el control mediante su
aprovechamiento cinegético común en todo el territorio, con un
plan técnico integrado con los cuatro cotos existentes»,
recomienda David Peula, que recuerda que la monitorización de
patógenos es también importante para evitar la aparición y
propagación de enfermedades infectocontagiosas tanto en la
población de cabra montés como en el ganado doméstico de la
sierra.
La silueta de grupos de montesas entre los riscos calizos de
Sierra Elvira es ya una realidad, forman parte de un paisaje
singular, de una sierra que desde el este mira a la Vega y Sierra
Nevada.