CAMBIO CLIMÁTICO
CUMBRE
DE PARÍS 2015
EL ACUERDO CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO UNE A 195 PAÍSES
12 diciembre 2015. Agencias / IDEAL / Waste Magazine
(Archivo documental)
Un histórico acuerdo mundial contra el cambio climático, que une
por primera vez en esa lucha a países ricos y en desarrollo, fue
aprobado por 195 países en una conferencia cargada de emoción en
París.
Seis años después de la fallida conferencia del clima de
Copenhague, la comunidad internacional demostró que tomó
conciencia de un problema que amenaza la vida en el planeta.
"Miro a la sala", dijo rápidamente el canciller francés Laurent
Fabius. "Veo que la reacción es positiva, no oigo objeciones: el
Acuerdo de París sobre el clima queda aprobado" añadió con
nerviosismo, antes de pegar un martillazo, como manda la
tradición. Los asistentes irrumpieron en vítores y aplausos, y
muchos rostros reflejaron los años de esfuerzo diplomático.
El Acuerdo de París reemplazará a partir de 2020 al actual
Protocolo de Kioto y sienta las bases para la reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero y, más importante aún,
para empezar a soñar con un mundo sin combustibles fósiles.
Dos semanas de negociaciones, conducidas con maestría por la
diplomacia francesa, llevaron a un resultado que plantea enormes
retos para el sector energético, pero al mismo tiempo grandes
oportunidades para los que apuesten por las energías limpias.
El texto, de 31 páginas en inglés (40 en castellano), vincula la
suerte de las grandes potencias emisoras de gases de efecto
invernadero, como Estados Unidos y China, a la de las pequeñas
islas del Pacífico amenazadas por la subida del nivel de los
océanos. Los países industrializados, responsables históricos del
problema, deberán ayudar financieramente a los países en
desarrollo.
Pero las potencias emergentes que lo deseen, como de hecho ya ha
empezado a hacer China, podrán hacerlo también, de forma
voluntaria.
Todos los países se comprometen a controlar mutuamente sus planes
de reducción de emisiones, bajo un nuevo mecanismo en el sistema
de la ONU, con plazos quinquenales a partir de 2023.
El objetivo es que esas emisiones, principales responsables del
calentamiento del planeta hasta niveles récord, dejen de aumentar
"lo antes posible" y luego se reduzcan "rápidamente", aunque sin
fijar porcentajes, como querían los países más ambiciosos.
En la segunda mitad del siglo debería llegarse a un equilibrio
entre las emisiones provocadas por las actividades humanas y las
que pueden ser capturadas por medios naturales o tecnológicos.
El texto fue aprobado por consenso, no sin forcejeos diplomáticos
de última hora, mientras la sala en pleno esperaba su solución.
Los grupos de países habían tenido varias horas para examinarlo.
Un grupo decisivo de una veintena de países, denominado de
Pensamiento Afín, con India, China, Arabia Saudita, Venezuela y
Cuba, considerado el más duro a la hora de negociar, dio su
beneplácito.
También el G77, que agrupa a 134 países en desarrollo y
emergentes, dio su luz verde, lo que abría la puerta a la
aprobación definitiva.
El texto propone limitar el aumento de la temperatura del planeta
"muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles
preindustriales", y "seguir esforzándose por limitar el aumento de
la temperatura a 1,5 ºC".
Eso satisface tanto a los países emergentes, que no quieren
comprometer su desarrollo económico, como a los países más
vulnerables a los desastres meteorológicos, que exigen un drástico
cambio de rumbo energético.
Las organizaciones ecologistas consideraron un avance este
acuerdo, aunque no un éxito rotundo.
"La rueda del clima gira lentamente, pero en París ha girado. Este
acuerdo deja a la industria de los combustibles fósiles del lado
equivocado de la historia", dijo el director de Greenpeace Kumi
Naidoo.
Los países en desarrollo recibirán 100.000 millones de dólares
"como mínimo" a partir de 2020, una cifra que sería revisada "a
más tardar" en 2025.
Esa era una exigencia que tiene su origen en la fallida
conferencia de Copenhague, y que une a todos los países en
desarrollo sin excepción.
Pero esa parte clave queda fuera del "núcleo duro" del texto, y es
situada en el capítulo de decisiones, para evitar entre otros los
obstáculos del Congreso estadounidense, en manos de los
republicanos.
El gran escollo en los últimos años ha sido la exigencia de los
países ricos de que las potencias emergentes que más contaminan
también contribuyan.
China es el primer emisor de gases de efecto invernadero del
mundo, Estados Unidos el segundo, la Unión Europea el tercero,
India el cuarto.
El texto especifica que los países desarrollados "suministrarán"
la ayuda a sus socios en desarrollo, y que "otras partes son
alentadas a suministrar o continuar suministrando su apoyo
voluntariamente".
Esos 100.000 millones son "un punto de partida valioso, pero sigue
siendo menos del 8% del gasto militar anual" del mundo, recordó un
científico, Ilan Kelman, del University College de Londres.
Los países se comprometen, si el texto es aprobado, a evaluar en
2018 sus planes de reducción de gases de efecto invernadero
(INDC).
Esos INDC fueron uno de los puntos culminantes de la preparación
de esta conferencia, un trabajo de fondo de la diplomacia
francesa.
Por lo menos 186 países han presentado hasta la fecha esos INDC,
lo que representa más del 95% de las emisiones en todo el planeta.
Cuando el acuerdo entre en vigor, en 2020, las revisiones de esos
INDC se realizarán cada cinco años, a partir de 2023.
LAS CLAVES DEL ACUERDO CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
El documento identifica al cambio climático como "una amenaza
urgente y potencialmente irreversible" para la humanidad y el
planeta
Estos son los principales puntos del proyecto de acuerdo sobre el
clima sometido este sábado en la conferencia de París (COP21) a la
aprobación de 195 países: El documento identifica al cambio
climático como "una amenaza urgente y potencialmente irreversible"
para la humanidad y el planeta. Comprueba por eso "con
preocupación" que los compromisos sumados de todos los países para
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) distan
aún mucho de las reducciones necesarias para contener la
agravación del calentamiento global. El objetivo del acuerdo es
contener el aumento de la temperatura "bien por debajo de los 2
grados" respecto a la era preindustrial y realizar "esfuerzos para
limitar ese aumento a 1,5 grados". El mundo debe esforzarse en que
las emisiones de GEI dejen de aumentar "lo antes posible" y
empiecen a reducirse "rápidamente". En la segunda mitad del siglo,
debería llegarse a un equilibrio entre las emisiones de GEI
provocadas por las actividades humanas (como la producción de
energía y la agropecuaria) y las que pueden ser capturadas por
medios naturales o tecnológicos, como por ejemplo los bosques o
las instalaciones de almacenamiento de carbono.
El proyecto de acuerdo eliminó las referencias, presentes en
borradores anteriores, al término "neutralidad de carbono", al que
se oponían con vehemencia grandes productores de petróleo como
Arabia Saudita.
Los países desarrollados, emisores históricos, tomarán la
delantera en los recortes de emisiones de GEI en términos
absolutos. Los países en desarrollo, que aún necesitan generar
energía con carbón y petróleo, son alentados a orientar sus
esfuerzos hacia la realización de recortes. El documento insta a
los países ricos a respaldar los recortes de emisiones de las
naciones en desarrollo.
En 2018, dos años antes de la entrada en vigor del acuerdo, los
países evaluarán los impactos de sus iniciativas contra el
calentamiento global y analizarán nuevamente sus planes de
reducción de emisiones de GEI. Cuando el acuerdo cobre efecto, las
revisiones de realizarán cada cinco años, a partir de 2023.
Los países desarrollados "proporcionarán" apoyo financiero a la
reconversión energética de los países en vías de desarrollo y a
enfrentar fenómenos relacionados con el cambio climático, como la
intensificación de las sequías y los huracanes.
Fuera de las partes jurídicamente vinculantes, el documento
establece la suma de 100.000 millones de dólares anuales como
"base" de los montos aportados por los países ricos. La suma se
actualizará en 2025. Se reconoce a las islas vulnerables al alza
del nivel de los océanos y a los países pobres más expuestos al
cambio climático el derecho a obtener respaldos para "prevenir,
minimizar y reparar" las pérdidas.
LOS DATOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Según datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio
Climático (IPCC).
GASES DE EFECTO INVERNADERO (GEI):
El efecto invernadero es un fenómeno natural resultante de la
absorción y reflexión por ciertos gases de la atmósfera de una
parte de la radiación infrarroja de la Tierra, que retiene de esa
forma el calor.
Este fenómeno se ve acentuado por la liberación más importante en
la atmósfera de gases resultantes de la actividad humana, que
provocan un calentamiento acelerado del clima.
El dióxido de carbono (CO2) es el principal gas de efecto
invernadero de origen antrópico (76% de las emisiones). Los otros
son el metano (16%), el protóxido de nitrógeno (6%) y los gases
fluorados (2%). Cada gas tiene una capacidad diferente para
retener el calor.
EMISIONES DE GEI:
Las emisiones de GEI son más elevadas que nunca. En 2010,
alcanzaron 49 gigatoneladas de equivalente CO2.
El alza de las emisiones se acelera: +2,2% por año entre 2000 y
2010, contra +1,3% por año entre 1970 y 2000.
Las energías fósiles y la industria representaron 78% de las
emisiones entre 1970 y 2010.
Los sectores de actividad que más emiten GEI son la producción de
energía (35%), agricultura y forestación (24%), industria
(21%), transportes (14%), construcción (6%).
Los pincipales países emisores son China (alrededor de 24%),
Estados Unidos (15,5%), la Unión Europea (11%), India (6,5%),
Rusia (5%).
CONCENTRACIÓN EN LA ATMÓSFERA:
Las concentraciones actuales de GEI son las más elevadas
registradas en 800.000 años.
La concentración media de los GEI era de 430 ppm CO2eq (CO2
equivalente en partes por millón) en 2011.
Para tener mayores probabilidades (entre 66 y 100%) de limitar el
alza de temperatura global a 2ºC, esa concentración no debe
superar 450 ppm CO2eq en 2100.
ALZA DE TEMPERATURAS:
El promedio global en la superficie del planeta ganó 1°C entre
1880 y 2015.
El alza no es homogénea: es más importante en los continentes y a
nivel de los polos.
Las tres últimas décadas han sido sucesivamente las más calurosas
desde 1850. La temperatura en la superficie de los océanos se
elevó 0,11°C por década entre 1971 y 2010.
EVOLUCIÓN DE LAS EMISIONES:
El IPCC imaginó 4 escenarios.
En ausencia de nuevas medidas para reducir las emisiones, el alza
global de las temperaturas alcanzará probablemente entre 3,7 y
4,8°C a fin de siglo con relación a 1850-1900.
El umbral de 2°C implica que las emisiones acumuladas no superen
2.900 Gt de CO2.
Para alcanzar este objetivo, se debería reducir entre 40 y 70% las
emisiones de GEI de aquí a 2050 (con relación a 2010) y hacerlas
desaparecer en 2100.
Reducir fuertemente las emisiones exige inversiones de varios
cientos de miles de millones de dólares por año de aquí a 2030.
Para intentar frenar el calentamiento global a +1,5º, una
temperatura también mencionada en el acuerdo de París, el esfuerzo
sería aún más importante y casi irrealizable, si se tienen en
cuenta el nivel de emisiones actual.
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