PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
Bucear en aguas someras, snorkel en la playa
¿Quién nada bajo tus pies?
Un universo desconocido se abre ante tus ojos, a pocos centímetros
de profundidad, en cualquier playa... en cualquier roca
La frontera entre tierra y mar, orillas y rompientes, albergan
ecosistemas en los que se desarrollan numerosas especies animales,
e incluso sirven de guardería de alevines
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE

No estamos solos, ni siquiera en la playa más recóndita. Bañarse
en las aguas del mar es compartir espacio con habitantes de otro
universo. Aunque no les veamos están ahí, en aguas someras, a
pocos centímetros de nuestros pies. Son vertebrados e
invertebrados, organismos que viven bajo las aguas, unos
desconocidos y otros que habitualmente forman parte de la dieta
humana y vemos en los mercados. Desde lisas y lanzones, de casi
medio metro de longitud a los pequeños gobios que se esconden
entre las piedras. Grandes crustáceos (cangrejos de largas y
fuertes pinzas), y otros tan minúsculos que se pegan a las conchas
de los mejillones y se les ve solo con lupa.
Los habitantes de estos ecosistemas, arenosos o rocosos, según sea
la playa, de rompientes, piedras o paredes, pueden observarse con
facilidad. Basta con mirar. Solo es necesario unas gafas de buzo y
un tubo respirador para practicar lo que siempre se llamó bucear
en la playa y ahora se conoce como ‘snorkel’. No es necesario irse
a grandes fondos. Las aguas someras, entre 50 centímetros y tres
metros de profundidad ofrecen una visión perfecta del universo del
mar.
(...) No estamos solos, ni siquiera en la playa más recóndita.
Bañarse en las aguas del mar es compartir espacio con habitantes
de otro universo. Aunque no les veamos están ahí, en aguas
someras, a pocos centímetros de nuestros pies. Son vertebrados e
invertebrados, organismos que viven bajo las aguas, unos
desconocidos y otros que habitualmente forman parte de la dieta
humana y vemos en los mercados. Desde lisas y lanzones, de casi
medio metro de longitud a los pequeños gobios que se esconden
entre las piedras. Grandes crustáceos (cangrejos de largas y
fuertes pinzas), y otros tan minúsculos que se pegan a las conchas
de los mejillones y se les ve solo con lupa.
Los habitantes de estos ecosistemas, arenosos o rocosos, según sea
la playa, de rompientes, piedras o paredes, pueden observarse con
facilidad. Basta con mirar. Solo es necesario unas gafas de buzo y
un tubo respirador para practicar lo que siempre se llamó bucear
en la playa y ahora se conoce como ‘snorkel’. No es necesario irse
a grandes fondos. Las aguas someras, entre 50 centímetros y tres
metros de profundidad ofrecen una visión perfecta del universo del
mar.
Las playas del Mediterráneo son especiales, sobre todo las que
presentan pendientes en las que dejas de hacer pie con solo nadar
unos metros desde el rompeolas, lo que favorece la presencia de
especies marinas que no se acercarían demasiado a la orilla si
tuviesen que recorrer muchos metros a escasa profundidad. Alevines
de sargos, besugos, bogas y lisas, nadan entre las espumas que se
forman en el rompiente. No les preocupa la presencia humana, y se
acercan a las piernas de los bañistas. Junto a ellos, algún que
otro ejemplar de pez plano, de pequeños representantes de los
lenguados como los tapaculos, que se camuflan en la arena e
intentan alimentarse de las partículas que remueven las olas al
romper. Y bajo la arena, moluscos bivalvos, almejas y coquinas,
que se localizan por las burbujitas de aire que, cíclicamente,
salen desde el fondo.
En una playa arenosa, las especies a observar cambian con el
incremento de la profundidad. A partir de un metro y medio, las
aguas superficiales son territorio de pequeños bancos de bogas,
besuguillos juveniles, jureles, picareles, y boquerones. Los
grupos de lisas, ya de un cierto tamaño (de 20 a 40 centímetros)
huyen ante la presencia del buceador. Se pueden observar desde
abajo si se realiza una mínima inmersión. Y en aguas medias, nadan
las herreras. Abajo, entre el fango, salmonetes de arena,
lenguados de mayor tamaño, y arañas que solo dejan ver su cabeza
rayada, y que no deben tocarse porque poseen una espina urticante.
Entre dos aguas, evolucionan las medusas, las pequeñas y
peligrosas
Pelagia noctiluca, y las grandes medusas del
Mediterráneo,
Rhistozoma pulmo y
Cotylorhiza
tuberculata, con forma de huevo frito y que suele llevar una
corte de pececillos entre sus tentáculos. Estas dos especies, que
también poseen cnidocistos tóxicos, no son tan peligrosas para el
hombre como las pequeñas que forman verdaderas plagas.
Universo de color
En las piedras y rocas todo cambia. Bucear en playas con fondos
rocosos, e incluso junto a paredes de acantilados, es una
experiencia inolvidable y un intenso ejercicio de observación de
la naturaleza. Es posible contemplar más de una veintena de
especies animales en movimiento con solo permanecer unos minutos
bajo el agua. En los fondos de piedras, que suelen darse en playas
pequeñas o en los extremos de las calas, la vida marina se
presenta desde la orilla. Es fácil ver entre las oquedades y las
algas, el movimiento de pequeños pececillos, generalmente blancos
con rayas marrones y negras transversales, son diversas especies
de la familia de los blénidos, algunas de ellas de color azul, y
otras amarillas y verdes, con pequeñísimos cuernecitos enramados,
como el Parablennius pilicornis, al que llaman mona y vieja,
y que se puede ver también de un color amarillo intenso. E incluso
los Salaria pavo, que tienen todo el cuerpo de color verdoso
surcado de rallas fosforescentes azules. Se mueven junto a
salmonetes de roca y unos peces alargados, elegantes, de rayas
tansversales marrones en las hembras, y de vivos colores verdosos
y blancos en los machos. Son las doncellas, (Coris julis) que
compiten en territorio con una especie que se considera como
importada de mares tropicales, el Thalasoma pavo, llamada fredi,
de color dorado y verde, con líneas transversales y la cabeza
surcada de un rayado en forma de celosía azul en un fondo de color
rojo. Son los reyes de los espacios fronterizos entre piedras,
rocas y fondos de acantilados.
También con la cabeza surcada por un entramado de líneas el pez
escriba defiende su territorio entre las piedras e incluso se
enfrenta directamente con el buceador. Se llama así porque el
rallado de su cabeza se parece a la grafía de los escribas árabes.
En las oquedades de las rocas, meros, grandes y pequeños, y
gitanos, abadejos y grandes cefalópodos, jibias y pulpos,
que se camuflan de tal modo que solo se pueden ver cuando se
mueven o se detecta el brillo de un ojo que te mira. Si se les
molesta saldrán de estampida a la vez que sueltan su tinta para
intentar ocultarse.
Frontera pedregosa
Y en los espacios entre rocas y arena, pequeños grupos de sargos (
Diplodus
sargus), de mojarras (
Diplodus vulgaris). Son peces
plateados de cuerpo ovalado, que se diferencian en que el primero
es liso con pequeñas líneas marrones, mientras que las mojarras
presentan una banda negra y ancha entre la cabeza y el
cuerpo, y un anillo en el inicio de la cola. Casi igual, pero sin
la mancha tras la cabeza, nadan los raspallones (
Diplodus
anularis). Un anillo similar, rodeado de una banda blanca,
tienen las obladas, también plateadas, pero mucho más pequeñas y
que nadan siempre en grupos numerosos sobre las rocas sumergidas.
Junto a ellos, los grandes sargos, el sargo imperial (
Diplodus
cervinus), con el cuerpo cruzado verticalmente por grandes
líneas marrones o negras, y grupos de salpas, similares a los
besugos y percas, pero con el cuerpo rayado con líneas amarillas
transversales. Hay bancos de castañuelas,
Chormis chromis,
que son de color pardo, pero que suelen acompañar a alevines de un
vistoso e intenso color azul-añil.
Todos ellos son solo una pequeña muestra de un universo que está
ahí, al alcance de todos y que puede ser observado con facilidad,
pero que también debe ser respetado porque de él depende la
estabilidad ecológica del mar y la tierra.
Chormis chromis
Los mejores lugares de la costa de Granada y sus coordenadas
La Herradura: En la zona de Cerro Gordo, piedras y rocas de la
playa. 36°44’19.04’’N- 3°45’14.59’’O
Marina del Este: En la escollera situada entre la playa y el
puerto. 36°43’23.82’’N-3°43’37.60’’O
Almuñécar: Playas de Cotobro. 36°43’57.71’’N-3°42’47.88’’O
La Caleta: En las rocas del paseo sobre el acantilado.
36°44’39.98’’N- 3°36’9.23’’O
Peñón de Salobreña: Junto a las rocas del peñón y en la playa
próxima. 36°44’12.06’’N- 3°35’33.87’’O
La Rijana: En las piedras y junto a las paredes de acantilados.
36°42’33.61’’N-3°23’31.32’’O
La Mamola: Las piedras de las escolleras. 36°44’54.77’’N-
3°16’21.73’’O
Peñón de San Patricio: En la playa de Melicena.
36°44’59.54’’N-3°14’1.46’’O
La Rábita: En las rocas del acantilado y en las zonas próximas.
36°44’56.83’’N- 3°10’31.09’’O
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Thalasoma pavo
Coris julis
Diplodus sargus
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habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío