FOTO:
J. E. GÓMEZ. FOTOGALERÍA `BAJO LA NIEVE'
VIVIR
BAJO LA NIEVE
Sorprendidos por las nevadas, animales y plantas aprovechan el
manto blanco
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / WASTE MAGAZINE
Tras las nevadas, sobre todo al final del invierno, la nieve
permanece en la sierras, bosques y umbrías, y se ponen en marcha
sistemas para aprovechar y sobrevivir a las bajas temperaturas
La imagen blanca ha desaparecido en las calles de la ciudad, pero
en las sierras de altura media, en barrancos, vaguadas y umbrías,
la nieve persiste y se mantendrá durante semanas. Las últimas
nevadas han creado un nuevo esquema en el ecosistema del final del
invierno, la vida animal y vegetal tiene que buscar formas para
adaptarse y aprovechar la situación porque para ellos, la nieve y
el frío puede significar la vida o la muerte. A principios de
marzo, muchas especies han empezado ya a producir sus primeros
brotes, y algunas de ellas están en plena floración. Para unas
supone la pérdida de gran parte de sus posibilidades de
reproducción; para otras, una ayuda para crecer con mayor fuerza.
En el reino animal significa que hay que mantener los periodos de
hibernación durante más tiempo, e incrementar el consumo de
energías (ralentizadas durante el invierno) para conseguir más
comida con la que pasar un mayor tiempo a la espera de condiciones
más cálidas. (...)
https://wastemagazine.es/galerias/bajolanieve/1024x650/bajolanieve-galeria.htm
Croccus nevadensis
Algunas florecillas que hasta hace unas semanas poblaban los
prados en sierras del entorno de la ciudad han desaparecido, han
quedado sepultadas bajo la nieve. En lugares donde el manto es más
superficial, logran perforar la capa blanca y salir al exterior;
en otros, simplemente mueren o esperan.
Cubiertas de nieve podría pensarse que tienen cubiertos sus
requerimientos hídricos, pero la realidad es que la nieve no será
agua hasta que se derrita y el suelo no esté helado. Mientras eso
ocurre, algunas plantas acabarán deshidratadas, una paradoja que
está sustentada en que por debajo de cero grados el plasma de los
vegetales se hiela y forma pequeños cristales que con el deshielo
y la llegada del líquido elemento, no llegan a ser reabsorbidos y
la deshidratación es irreversible. Se quedan como una maceta que
no se riega.
En otros casos, si la nevada les ha sorprendido en el momento en
que las semillas empiezan a desarrollarse, como ocurre en esta
época, incrementarán sus periodos de espera y aprovecharán una
curiosa situación térmica: bajo la nieve hace menos frío que en el
exterior. La energía que desarrollan las plantas y que emana del
propio suelo, genera una capa con ambientes más cálidos que
permiten el desarrollo de gran parte de la vida que se ve obligada
a permanecer bajo la nieve. Las temperaturas que se registran,
suelen estar por encima de cero grados.
En las cumbres
La adaptación de las plantas y otros organismos a la nieve tiene
un especial significado en las altas cumbres de Sierra Nevada,
donde tienen que convivir con un manto helado durante la mayor
parte del año. Viven bajo la nieve sin problemas. Reducen su
actividad hasta hacerla casi nula, y esperan la llegada del
verano. Las semillas aguantan temperaturas impensables, algunas de
ellas no se congelan ni siquiera con 200 grados negativos. Las que
tienen porte superficial, como gramíneas y especies arbustivas,
como las sabinas, adquieren formas almohadilladas para soportar la
nieve y el efecto del viento. Y entre los cascajales vive el
topillo nival, que se mantiene todo el año, incluso bajo cinco
metros de nieve, al igual que algunos invertebrados, como las
mariposas. sus huevos se mantienen a pesar de las temperaturas, a
la espera de mejores tiempos.
En los jarines y parques, las plantas de flor, como los
pensamientos (propios de esta época) no podrán resistir la
presencia de la nieve durante varios días, pero las necadas en la
ciudad, no duran tanto. Pierden sus flores, pero, pronto, vuelven
a florecer.
Sangre
Los animales de sangre fría, como tortugas, ranas y serpientes, es
decir, anfibios y reptiles, se enfrentan a la bajada de
temperaturas y a la presencia de la nieve con inactividad. Si ya
estaban en sus primeros días de actividad al final del invierno,
vuelven a buscar un lugar donde refugiarse, posiblemente el mismo
en el que estaban y volverán a ‘dormir’. Solo despertarán cuando
la temperatura vuelva a subir o, en este caso, cuando la nieve se
retire de la superficie.
Los animales de sangre
caliente, mamíferos y aves, poseen un sistema regulador de la
temperatura interna que les ayuda a mantenerla constante y que el
frío, si no es muy extremo, no les afecte demasiado, pero para que
el sistema funcione tienen que disponer de comida, de energías
para regular su propia temperatura. Eso significa incrementar
considerablemente el esfuerzo en la búsqueda de alimento, que con
un manto de nieve en el exterior de sus nidos y madrigueras, no es
tan fácil de conseguir. Aquellos que ya estaban a punto de iniciar
su primavera adelantada, con sus despensas semivacías, han tenido
que volver a llenarlas, como las ardillas y ratones de campo, que
tienen que corretear sobre la nieve, lo que aprovechan
depredadores como zorros y gatos monteses para incrementar sus
salidas de caza.
Tras la retirada de la nieve, poco a poco, la vida vuelve a
resurgir en su plenitud. De hecho algunas plantas, como el azafrán
de Sierra Nevada (Crocus nevadensis), perfora la capa de
hielo para salir a la luz. Ha aprovechado la nieve para acelerar
su crecimiento.
Los árboles no soportan
las nevadas
¿Por qué no hay árboles en la alta montaña? La razón no está solo
en las bajas temperaturas, en la fuerza de los vientos y en el
sustrato geológico. Una de las razones es que el peso de la nieve
los destroza, rompe sus ramas y les impide crecer. Durante la
nevada del 28 de febrero centenares de árboles, en la ciudad y en
las sierras limítrofes, resultaron destrozados, muchos de ellos
sin posibilidad de recuperación.
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