(...) El agua vuelve a circular por un cauce que ha sido devuelto a la superficie tras un
exhaustivo trabajo de un equipo de arqueólogos dirigidos por el profesor José María Martín
Civantos, que junto a Elena Correa y María Teresa Bonet han puesto en marcha el proyecto del
Laboratorio de Arqueología Biocultural (MEMOLab) de la Universidad de Granada, que tenía como
objeto recuperar un trazado que se encontraba completamente desaparecido desde mediados del
siglo XX y que, en algunos puntos, no era más que una señal en un mapa. Un proyecto que ha sido
posible gracias a la colaboración de entidades como Emasagra, la Cátedra Hidralia y la
Fundación AguaGranada, que ha colaborado económicamente en un proyecto catalogado
como de recuperación ambiental y estructural.
Caminar junto a la acequia de Aynadamar (lágrimas en árabe) es hacer el recorrido que realizaron
los ingenieros del siglo XI,
contemplar el valle del Beiro y entender como el
agua de la fuente de las Lágrimas (Fuente Grande) se convirtió, durante siglos, en el principal
abastecimiento del Albaicin y parte de la ciudad.
Aguas arriba, en dirección a El Fargue, hay momentos en los que el cauce se oculta bajo
bosquetes de encinas centenarias, chopos y sauces, entre zarzales y matorral
autóctono, donde la vegetación de ribera volverá a crecer con el paso del agua, que hasta el
momento, solo llega hasta algo menos de un kilómetro desd El Fargue, debido a la escasez que
padecemos a causa de la pertinaz sequía. “La realidad es que ahora puede discurrir hasta los
albercones de Cartuja”, afirma el arqueólogo Martín Civantos, que reconoce que cuando realizó la
búsqueda del cauce original casi no se podía delimitar por dónde discurría. El arqueólogo afirma
que se ha podido materializar gracias al trabajo de una gran cantidad de voluntarios que han
ayudado a desbrozar y a retirar tierra hasta limpiar el cauce.
Los voluntarios, recorrían el sábado la acequia ya , tras la inauguración realizada con la
presencia de la rectora de la UGR, Pilar Aranda, representantes de la Fundación AguaGranada, los
responsables de Memolab y los ayuntamientos de Granada y Alfacar, que recorrieron el nuevo
sendero desde las inmediaciones del antiguo Hotel San Gabriel, en la carretera de Murcia hacia
El Fargue. “Es un honor poder poner un granito de arena en la recuperación del
patrimonio
histórico, y si está relacionado con el agua y el medio ambiente, la satisfacción aún
es mayor”, afirmaba Pilar Aranda mientras recorría el sendero que puede convertirse en un
magnífico atractivo para los amantes del senderismo.
Un paseo entre la ciudad y la barriada de El Fargue, con
poco más de tres kilómetros,
por un espacio casi desconocido para los granadinos y que nos adentra en la historia de la
ciudad.
Ahora, la acequia de Aynadamar, que estaba recuperada desde Alfacar hasta Víznar y continuaba,
entubada en gran parte de su recorrido, hasta El Fargue, vuelve a abrirse a la luz a partir de
ese punto. Es el momento en el que comienza una nueva vida para la acequia más antigua de la
ciudad.
Es el inicio de un nuevo milenio.
LA ACEQUIA QUE ABASTECIÓ GRANADA
Desde el siglo XI
el agua de al sierra de Alfacar es conducida a la ciudad para llenar los aljibes del
Albaicín.
Fotogalerías, vídeo, biodiversidad
Un recorrido por el origen del agua que abasteció a Granada en el siglo XI