EVOLUCIÓN
* PALEOANTROPOLOGÍA * Antepasados perdidos
El Camino del hombre
El Homo erectus, los peligros que le acechaban, por
Alan Walker, paleontólogo, descubridor del niño de Turkana

"Hola, soy Alan Walker. Esta parte se centra en los ejemplares más
primitivos de la especie
Horno erectus que vivieron en
Africa hace más de un millón y medio de años. Yo dirigí a un
equipo internacional que descubrió y analizó uno de los mejores
ejemplares de erectus primitivo jamás encontrados. Conocido como
el niño de Turkana. La única dolencia física que mostraba era un
pequeño abceso en la boca, donde se le cayó uno de sus dientes de
leche, así que, posiblemente, murió de septicemia. Otro peligro
para el
Horno erectus serían los accidentes de caza, como
el que sufrió el individuo que vemos sentado al fondo a la
derecha. Encontramos los huesos fosilizados de¡ chico en una zona
del emplazamiento de Nariokotome, al norte de Kenia.
Mi amigo, Karrioya Kemei halló el primer trozo del esqueleto del
chico en agosto de 1984. Aunque se supone que era nuestro día de
descanso, Kamoya estaba nervioso y decidió dar un paseo desde el
campamento hasta el río. Divisó el pequeño fragmento de un cráneo,
del tamaño de una caja de cerillas. Se trataba de parte de la
corona de un cráneo grande, como el de un homínido y, además, el
hueso era grueso, así que pensó que pertenecería a
Horno
erectus. Al encontrar más fragmentos de cráneo en la misma
zona, decidimos excavar el yacimiento. Buscamos durante cuatro
campañas de campo, hasta 1988, y movimos 1.500 toneladas de
tierra, a mano, tamizando cada palada. Encontramos el 40 por
ciento del esqueleto, incluida la mayoría de los huesos del
tronco, los brazos y las piernas.
El cráneo está casi completo y no le falta ningún diente. El chico
tenía unos 11 años, cuando murió, por lo que algunos de los
dientes de leche están un poco sueltos y se mueven; se pueden ver
los dientes de adulto justo al lado. En el diorama, el muchacho
muerto puede darnos bastante información y, debido a que
encontramos la mayor parte de sus huesos, nos puede decir mucho
acerca de
Horno erectus. La pelvis nos dice que era macho
y del estado de erupción de los dientes y la inmadurez de los
huesos, podemos deducir que tenía unos 11 años cuando murió. Pero
también era muy alto ~ unos 160 cm - y pesaba unos 48 Kg. Era
mucho más grande que el homínido anterior y su estatura
corresponde a la de un adolescente de 15 años de hoy en día.
Otros ejemplares de
Horno erectus encontrados en el
emplazamiento eran también muy altos. Si el chico hubiera llegado
a adulto, habría medido unos 180 cm, con un peso de unos 68 Kg. Al
igual que los personajes del diorama, tanto el torso como los
brazos y las piernas eran largos. Esta complexión corresponde a la
de los humanos que actualmente viven en los climas más cálidos del
mundo. Un cuerpo esbelto ayuda a eliminar el calor corporal. El
muchacho tenía también, con toda probabilidad, muchas glándulas
sudoríparas y una piel oscura con poco vello.
Son adaptaciones totalmente modernas a la vida activa en los
trópicos. A pesar de su tamaño corporal, el volumen del cerebro
era igual que el del más primitivo
Homo habilis, que, de
todas formas, es mucho mayor que el de cualquier australopiteco o
cualquier simio. ¿Para qué creéis que usaba su cerebro? Todos los
Horno erectus fabricaban herramientas y, casi con toda
seguridad, eran cazadores consumados, a diferencia de los
homínidos más primitivos. También existen pruebas que sugieren la
existencia de fuertes lazos sociales entre los erectus.
Se han encontrado ejemplares de
Horno erectus con heridas
que habían sido curadas y con enfermedades óseas progresivas, lo
que indica que los demás miembros del grupo cuidaban de los
enfermos, como podéis ver en la pareja de homínidos al fondo del
diorama, a la derecha. Aunque seguramente era inteligente si lo
comparamos con los simios, el niño de Turkana era alto y fuerte,
pero poco despierto. Un chico de 11 años, con el cuerpo de uno de
15 y el cerebro de un bebé de un año. A pesar de tener un cuerpo
alto y musculoso, de mostrar adaptaciones modernas al medio
ambiente y de tener, por razones de la evolución, un cerebro
grande, esta especie no se puede considerar humana. La capacidad
cerebral era muy limitada comparada con la nuestra.
Lo más seguro es que a
Horno erectus le faltara tanto la
inteligencia como la dominación de la respiración necesarias para
poder desarrollar completamente el habla. Por supuesto, muchos
animales se comunican entre sí mediante posturas corporales,
sonidos, etc., y
Horno erectus hacía lo mismo, pero todavía
no había desarrollado el lenguaje ni el sistema integrado de
información necesario para ello.
Homo erectus no era
humano. Pero, aún así, era un animal maravilloso."
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