La pobreza y la mala salud
son fenómenos interrelacionados. La esperanza de vida al nacer
está cayendo debido a la exposición de su población a agentes
físicos y químicos diversos. Favorecidas por descalabros
ecológicos, emergen nuevas enfermedades transmisibles, el SIDA es
la más conocida y vuelven a aparecer con creciente incidencia la
tuberculosis, el cólera, el paludismo, el dengue, la fiebre
amarilla, entre otras.
La posibilidad de los niños de desarrollarse y convertirse en
adultos productivos el día de mañana está fuertemente determinada
por la calidad de su salud y educación.
Los factores ambientales son importantes ya que pueden causar o
exacerbar enfermedades en los niños.
La salud ambiental es aquella parte de las ciencias ambientales
que se ocupa de los riesgos y efectos que para la salud humana
representan el medio que habita y donde trabaja, los cambios
naturales o artificiales que ese lugar manifiesta y la
contaminación producida por el mismo hombre a ese medio.
La salud y el desarrollo tienen una relación directa. Tanto el
desarrollo insuficiente que conduce a la pobreza como el
desarrollo inadecuado que redunda en el consumo excesivo,
combinados con el crecimiento de la población mundial, pueden
motivar graves problemas de salud relacionados con el ambiente en
los países desarrollados y en los países en desarrollo. La salud
de una comunidad esta directamente relacionada con factores que
condicionan la relación entre salud y enfermedad, y la necesidad
básica humana de un ambiente seguro, y uno que provea
condicionantes idóneos de salud, y que se expresen en agua pura,
alimento y techos adecuados.
La creación de un ambiente para la salud depende de la
participación de todos; no solamente en términos de acciones
contributivas de todos los miembros, sino de acciones cooperativas
entre los sectores. El problema ambiental esta profundamente
relacionado con el vínculo que tienen los hombres con su entorno y
depende también de la relación de los hombres entre sí.
¿Por qué hablar de Educación Ambiental?
Porque Argentina necesita poner en ejecución unas políticas en
educación ambiental que orienten los esfuerzos de numerosos grupos
que, de manera organizada o no, realizan acciones tendientes a
racionalizar las relaciones del ser humano con el medio natural o
transformado. Necesariamente, esta política debe tener como
referentes, las estrategias que en este sentido se han formulado
tanto a nivel internacional como nacional, dado que la
problemática que pretende soluciones y las potencialidades que
apuntan a reforzar atraviesan las fronteras locales e
internacionales.
Atendiendo al carácter sistémico del ambiente, la educación
ambiental debe ser considerada como el proceso que le permite al
individuo comprender las relaciones de interdependencia con el
entorno, a partir de conocimiento reflexivo y crítico de su
realidad biofísica, social, política, económica y cultural, para
que, a partir de la apropiación de la realidad concreta, se puedan
generar en él y su comunidad actitudes de valoración y respeto por
el ambiente. Estas actitudes, por supuesto, deben estar enmarcadas
en criterios para el mejoramiento de la vida y en una concepción
del desarrollo sostenible.
El cómo se aborda el estudio de la problemática ambiental y el
para qué se hace educación ambiental, depende tanto de cómo se
concibe la realidad o relación entre el individuo, la sociedad y
la naturaleza como de qué tipo de sociedad se quiere. No se trata
simplemente de conservar y proteger la naturaleza para el
desarrollo sino de construir nuevas realidades, nuevos estilos de
desarrollo que permitan manifestar lo que es diferente, en lo
cultural y en lo natural. La Política Ambiental Regional es parte
fundamental del proyecto político del desarrollo de cada una de
las regiones. Más que un simple documento ella expresa el
compromiso ambiental de los servicios públicos nacionales que
operan en cada territorio, de los gobiernos regionales y
municipios, del sector privado, de las universidades y medios de
comunicación, de las ONG's, gremios diversos, organizaciones
sociales y otras formas de expresión de la comunidad.
El buen término de una política ambiental requiere de excelencia
en la planificación, eficiencia en la gestión y de firmeza y de
probada fiscalización. Sin fiscalización o sin el fortalecimiento
adecuado de su eficiencia, el diseño institucional, los nuevos
cuerpos legales, reglamentarios y otros instrumentos a
desarrollar, tendrán pocos o nulos efectos.
Cristian Frers - Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico
Superior en Comunicación Social-
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