ALREDEDOR DE LA ALHAMBRA
PALACIO DE LOS ALIXARES
El palacio del Sol y el agua
La alberca de Alixares rememora tiempos de meditación, placer y
batallas, al borde del camposanto
Árboles traídos de Oriente, arrayanes y frutales rodeaban la
almunia real, de Mohamed V, que aún muestra las marcas de su
grandeza, destruida por la fuerza de la naturaleza y el olvido de
los gobernantes
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
La tierra se movió, las finas columnas enlazadas por azulejos de
cristal cedieron hasta caer sobre las piedras del patio del
estanque. El palacio de Alixares, creado para el retiro del
sultán, no aguantó el empuje de las placas geológicas que en las
profundidades del subsuelo chocaron entre sí y provocaron el gran
terremoto del uno de julio de 1431, el mismo día en el que las
huestes de Juan II de Castilla y el rey nazarí Mohamed IX
protagonizaban la más cruenta batalla de la guerra de Granada, la
de la Higueruela, que dejó decenas de miles de cadáveres en los
campos entre el valle de Elvira y las murallas de la ciudad. El
movimiento sísmico creó tal temor en uno y otro bando que puso fin
a la contienda. La vega era un mar de sangre sobre el que
sobresalían los muros derruidos de lo que habían sido casas y
huertas, y en la colina del sol, más allá de las murallas, las
cuatro ‘qubbas’ de cúpulas azules de lapizlázuli de Alixares
habían desaparecido... (...)
(...) Cinco siglos después, los restos de la almunia, que se puede
denominar como el palacio del sol y el agua, perviven en el
extremo sureste de la colina donde se asienta el cementerio de San
José, dentro del camposanto que, desde 1891, rodeó las tierras,
terrazas y parterres de la derruida y olvidada almunia real. Solo
quedó una gran alberca de 17 metros de longitud y seis de ancho
con sus pretiles de piedra, que cuentan la historia a quien abra
su mente y quiera oírla. Narran la evolución de una dinastía
castigada por intrigas y traiciones, desde que fue construida en
el siglo XIV por Mohamed V, como espacio para el retiro, e incluso
el olvido.
Llegó a ser un lugar para el paseo y la contemplación de Sulayr,
de la impresionante imagen de Sierra Nevada, la pasión de Muley
Hasen, que supo que había sido derrocado por su hijo Boabdil
cuando paseaba junto a Zoraya entre las huertas, jardines, y los
ya derruidos muros del palacio. La almunia de Alixares estaba
rodeada de un enorme jardín en el que crecían especies llegadas
desde Oriente y árboles que aunque de procedencia exótica aún
forman parte del paisaje de la colina roja: granados, higueras y
almendros, que alternaban con típicos cultivos de huerta y grandes
cipreses para los que la alberca, conservada y puesta en valor por
los responsables del cementerio granadino, muestra la importancia
del agua como elemento vital para la biodiversidad y el
paisaje.
Ruta del agua
En Alixares no hay manantiales. Rememorar el camino que hacía el
agua para llegar desde las acequias y aljibes que surtían a la
Alhambra y palacetes del cerro del Sol es la mejor forma de
entender la esencia del paisaje y el espacio natural en el que se
encuadra la almunia real. Por el camino del Llano de la Perdiz, se
encuentra el Aljibe de la Lluvia. Es el punto de partida de un
sendero que camina hacia el oeste, al borde de un pinar que
termina en un campo de olivos, y llega hasta los restos de la
Alberca Rota, el lugar donde llegaba el agua que se recogía en el
aljibe y el punto hasta donde subía desde la Acequia de los
Arquillos, paralela a la Real y construída para dotar de agua a
las almunias del Cerro del Sol, a través de una compleja noria que
tenía que salvar una altura de casi 60 metros. Desde ese lugar
(vallado para proteger los restos arqueológicos), el sendero baja
hacia un gran mirador sobre el Sacromonte y continua su descenso
hasta comunicar con el camino que, por la parte de atrás de la
Silla del Moro vuelve hacia la carretera del llano de la Perdíz.
Tapiz Batalla de la Higueruela
Un poco antes, a la derecha, un carril sube hacia la colina donde
se encuentra el palacio de Dar al Arusa, el destino del agua que
había subido la noria hasta la vieja alberca y que desde allí
circulaba entre canalizaciones de piedra. En Dar al Arusa llenaba
el destrozado Baño de las Damas. El recorrido continúa al este de
la colina, de nuevo hacia la carretera del llano en dirección
Granada, para llegar hasta la entrada del cementerio musulmán.
Enfrente, a la derecha de la calzada, sobre la ladera, entre
olivos, el Albercón del Negro era el verdadero depósito de
aguas de Alixares. Ya no hay agua, pero aún se ven las
conducciones por las que la recibía desde Dar Al Arusa y las que
la llevaban hasta la almunia real, con sus túneles de piedra y
ladrillo sobre los que aún crecen olivos centenarios. Es el
penúltimo punto de un recorrido que termina tras cruzar el
cementerio histórico que alberga los restos del palacio que
Mohamed V construyó en el extremo más alejado de la ciudad y el
más cercano al valle del Genil y la imagen de Sulayr. El
camposanto ocupa el lugar que recorría un camino empedrado que
partía de la Alhambra y llegaba a los huertos y muros del palacio
de Alixares, la almunia construida para la meditación y el reposo,
que no fue destruida por el ejército comandado por Álvaro de Luna,
sino por la ira de la tierra, que cansada de recibir ríos de
sangre mostró su poder destructor de hombres y haciendas.
Albercón del negro
Zafariche. La recuperación y puesta en valor de los restos
del palacio de Alixares, en el interior del cementerio granadino,
ha servido para disfrutar de lo que fue l a almunia real de los
monarcas nazaríes, y conocer la cultura del agua y la
contemplación de la naturaleza. El agua ha vuelto a la alberca,
que llamaban zafariche, rodeada de almendros, cipreses, granados,
olivos y parra virgen, que rememoran el pasado del ‘palacio del
olvido’.
Aljibe de la Lluvia: Por la carretera-carril de
acceso al Llano de la Perdíz, a 2,3 km. está el aljibe que llevaba
el agua hasta la Alberca Rota. Noria: Solo existen
vestigios de la noria de Alberca Rota, de la que quedan los muros.
Se llega por un sendero que parte al oeste del Aljibe de la
Lluvia, son 400 metros. El camino baja, hacia un mirador y conecta
(200 metros después) con el carril trasero de la Silla del Moro,
que en dirección este encuentra un carril a la derecha para
visitar Dar al Arusa, que está tras los pinares, a 230 m.
El olvidado, Albercón del Negro: Hay que volver al carril
anterior para conectar con la carretera de la Silla del Moro y
caminar en dirección Granada. Al llegar al cementerio musulmán
(1,6 km) sobre el olivar está la gran alberca que abastecía a
Alixares. Palacio: Hay que entrar en el cementerio de
San José y acudir a su extremo más alejado, hacia el sureste. Allí
está la alberca y los restos del palacio. Tiene el horario del
cementerio, en verano de 8 a 20,00.
Está completamente abandonado. Es la alberca que recogía el agua
procedente del Aljibe de la Lluvia y la acequia de los Arquillos,
que después de pasar por Dar al Arusa, llegaba hasta el Palacio de
Alixares. Un gran depósito de 40 metros de largo que data del
siglo XIV y que debería ser protegido.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Flor de Granado
Flora / vegetación
Cupressus sempervirens (Ciprés)
Euonymus japonicus
Olea europaea (Olivo)
Parthenocissus tricuspidata (Viña
virgen)
Prunus dulcis (Almendro)
Punica granatum (Granado)
Trifolium repens
Desde el Palacio se puede divisar Sierra Nevada
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La fortaleza roja, sus palacios,
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