FOTO: J. E. GÓMEZ
La
guerra del agua
El agua como un bien necesario
Cristian Frers./ WASTE MAGAZINE
El agua brota como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI ya
que se espera que en el año 2025, la demanda de este elemento tan
necesario para la vida humana será un 56% superior que el
suministro... y quienes posean agua podrían ser blanco de un
saqueo forzado. Se calcula que para los 6.250 millones de
habitantes ha los que hemos llegado se necesitaría ya un 20% más
de agua. La pugna es entre quienes creen que el agua debe ser
considerado un commodity o bien comerciable (como el trigo y el
café) y quienes expresan que es un bien social relacionado con el
derecho a la vida. Los alcances de la soberanía nacional y las
herramientas legales son también parte de este combate.
Para comprender el problema,
hay que considerar un rosario de datos basados en la extracción,
distribución y consumo del agua - lo muestran la Biblia o el
Corán- que poseen la edad del mundo; que han dado lugar a
conflictos de gran magnitud. Lo nuevo del caso es que, desde hace
una década, se acumulan las cifras que presagian que el planeta se
encamina a una escacez cada vez más marcada.
El problema es que el agua es un recurso que se da sentado en
muchos lugares, es muy escaso para los 1.100 millones de personas
que carecen de acceso al agua potable, a las que habría que sumar
otros 2.400 millones de personas que no tienen acceso a un
saneamiento adecuado.
Más de 2.200 millones de
habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños,
mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de
agua potable, saneamiento adecuado e higiene. Además, casi la
mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufren
enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo
de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes
de enfermedades que se desarrollan en el agua. Con suministros
suficientes de agua potable y saneamiento adecuado, la incidencia
de algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta un 75
por ciento.
La mayoría de las regiones, el problema no es la falta de agua
dulce potable sino, más bien, la mala gestión y distribución de
los recursos hídricos y sus métodos. La mayor parte del agua dulce
se utiliza para la agricultura, mientras que una cantidad
sustancial se pierde en el proceso de riego. La mayoría de los
sistemas de riego funcionan de manera ineficiente, por lo que se
pierde aproximadamente el 60 por ciento del agua que se extrae,
que se evapora o vuelve al cauce de los ríos o a los acuíferos
subterráneos. Los métodos de riego ineficiente entraña sus propios
riesgos para la salud: el anegamiento de algunas zonas de Asia
Meriodinal es el determinante fundamental de la transmisión de la
malaria, situación que se reitera en muchas otras partes del
mundo.
Casi la mitad del agua de
los sistemas de suministro de agua potable de los países en
desarrollo se pierden por filtraciones, conexiones ilícitas y
vandalismo. A medida que la población crece y aumentan los
ingresos se necesita más agua, que se transforma en un elemento
esencial para el desarrollo.
En algunas zonas, la
extracción del agua ha tenido consecuencias devastadoras en el
ambiente. La capa freática de muchas regiones del mundo se reducen
constantemente y algunos ríos, como el Colorado en los Estados
Unidos y el Amarillo en China, se secan con frecuencia antes de
llegar al mar. En China, las capas freáticas acuíferas del norte
han descendido treinta y siete metros en treinta años y, desde
1990 desciende un metro y medio cada año. El mar interior de Aral,
en Asia Central, ya ha perdido la mitad de su extensión. El lago
Chad era hace tiempo el sexto lago más grande del mundo, en la
actualidad ha perdido casi el 90% de su superficie y esta
agonizando.
Este recurso es un bien tan
necesario que podría pasar a ser objeto de peleas políticas, si se
lo observa sólo como un negocio: represas, canales de irrigación,
tecnologías de purificación y de desalinización, sistemas de
alcantarillado y tratamientos de aguas residuales. No debe
olvidarse el embolletamiento del agua, puesto que es un negocio
que supera en ganancias a la industria farmacéutica.
El origen de esta comercialización del agua habría que buscarla en
noviembre de 2001, cuando los recursos naturales al igual que la
salud y la educación, empezaron a ser objeto de negociaciones en
la OMC (Organización Mundial de Comercio). La meta final es la
liberalización de los servicios públicos para el 2005. Esto que
suena árido y aburrido, puede simplificarse: lo que hasta ahora
era regulado por los estados, pasará a ser mercado de libre
comercio.
Dentro de este
contexto, existen dos escenarios probables:
-La apropiación territorial:
Esto podría realizarse mediante la compra de tierras con
recursos naturales (agua, biodiversidad), tampoco se descarta un
conflicto militar. Esta última hipótesis, nos transporta a la
última guerra en Irak (Marzo 2003) y la apropiación de las grandes
petroleras estadounidenses de los recursos iraquíes. No se
descarta que con esa guerra hayan querido controlar los recursos
hídricos de los ríos Eufrates y Tigris... ríos caudalosos en una
de las zonas más áridas del planeta.
-La privatización del agua:
En los últimos tiempos, las grandes corporaciones han pasado
a controlar el agua en gran parte del planeta y se especula que en
los próximos años, unas pocas empresas privadas poseerán el
control monopólico de casi el 75% de este recurso vital para la
vida en el planeta.
Los gobiernos de todo el
mundo -incluido de países desarrollados- están abdicando de su
responsabilidad de tutela de los recursos naturales a favor de las
empresas, según ellos, para mejorar la provisión del servicio. Las
grandes corporaciones no son muchas. Las francesas Vivendi y Suez
(clasificadas en los puestos 51 y 99 respectivamente en el Global
Fortune 500 de 2001). La alemana RWE (en el puesto53), que
adquirió dos importantes empresas de agua, Thames Water en el
Reino Unido y American Water Works, en Estados Unidos de
Norteamérica. La intervención privada dio pie, en algunos lugares
a un aumento exagerado del costo del agua. En la Provincia de
Tucumán - Argentina-, la empresa Vivendi enfrentó la furia popular
y en Sudáfrica la empresa concesionada con el suministro no tuvo
problemas en cerrar la canilla de un 80% de los pobladores de
Alexandra Township por falta de pago.
El Banco Mundial juega un
papel clave, fomentando las privatizaciones -prestando dinero para
las reformas en el sistema de agua-, invirtiendo y finalmente como
juez en caso de conflicto entre los inversionistas y los Estados.
Mientras poblaciones no
tienen acceso a la salubridad, grandes corporaciones venden agua
pura embotellada para subsanar el mal. Entre 1970 y 2000, la venta
del agua creció más de 80 veces. En 1970 se vendieron en el mundo
mil millones de litros. En 2000, 84 mil millones. Las ganancias
fueron de 2.2 mil millones de dólares. Los acuíferos más grandes
que se conocen son:
1) Acuífero de Areniscas de
Nubia con un volumen de 75 mil millones de metros cúbicos.
2) Acuífero del Norte del Sahara con un volumen de 60 mil millones
de metros cúbicos.
3) Sistema acuífero Guaraní con un volumen de 37 mil millones de
metros cúbicos.
4) Gran Cuenta Artesiana con un volumen de 20 mil millones de
metros cúbicos.
5) Acuífero Altas Planicies con un volumen de 15 mil millones de
metros cúbicos.
6) Acuífero del Norte de China con un volumen de 5 mil millones de
metros cúbicos.
El Acuífero Guaraní:
El acuífero posee 132 millones de años. Sus orígenes se
remontan a cuando Africa y América aún se encontraban unidas. Su
extensión tiene las conocidas dimensiones del continente
americano: 1.190.000 kilómetros cuadrados, una superficie más
grande que la de España, Francia y Portugal juntas. Es conocido
como el Gigante del MERCOSUR porque este inmenso reservorio de
agua pura se extiende desde el pantanal en el norte de Brasil,
ocupa parte de Paraguay y Uruguay y finaliza en la pampa
Argentina. Incluso se sospecha que, a enormes profundidades, el
acuífero se encuentra conectado con los lagos de la patagonia. El
volumen total del agua almacenada es inmenso. El volumen
explotable en la actualidad es de 40 a 80 kilómetros cúbicos, una
cifra equivalente a cuatro veces la demanda total anual de la
Argentina.
La investigación sobre el Sistema Acuífero Guaraní (SAG)
estuvo, hasta 1997, a cargo de la Universidad de Santa Fe y Buenos
Aires, de la Universidad de Uruguay y de varias Universidades
Públicas Brasileras. Pero a partir de esa fecha paso a ser parte
de un proyecto financiado por el Banco Mundial y todo se tiño de
sospechas.
En la Argentina, a
través de un estudio realizado por Elsa Bruzzone se llegó a una
preocupante conclusión: La cíclica presencia del Comandante del
Ejército Sur de EEUU, en la Triple Frontera -Brasil, Paraguay,
Argentina-, la declaración del Departamento de Estado y los
rumores de que allí habría terroristas tiene un objetivo el
control del Sistema Acuífero Guaraní (SAG), un verdadero océano de
agua potable subterráneo que tiene allí su principal punto de
recarga.
Brasil, también puso
el grito en el cielo, al declarar a través de Aurelio Garcia que:
EEUU puso al Banco Mundial y a la Organización de Estados
Americanos al frente de un proyecto que busca detectar la magnitud
del recurso, asegurarse su uso de manera sustentable, evitar la
contaminación y mantener un control permanente hasta cuando lo
considere conveniente.
Quienes defienden la
iniciativa de la Organización de Estados Americanos aseguran que
por falta de dinero en las Universidades, se busco el apoyo de
aportes provenientes del GEF, un fondo donde todos los países del
mundo ponen dinero para desarrollar estudios y proyectos
ambientales. Se presentó un buen proyecto y este fue aprobado, lo
que significa que de alguna manera se están recuperando el dinero
invertido en aquel fondo. El Banco Mundial maneja el aporte. Es
como el operador de cuenta de un banco. El alcance del problema
del agua no sólo apunta al bolsillo de cualquier consumidor, sino
que es una estocada al estómago del fundamentalismo de mercado
imperante en la aldea global, por lo cual todo tiene precio y con
mayor razón lo que es escaso. La revista Fortune expresó: El agua
promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo
XX, el bien precioso que determina la riqueza de las naciones. Sin
embargo, 160 gobiernos reunidos en la Haya -Holanda- en el 2000
acordaron definir el agua como una necesidad humana y no como un
derecho del hombre. No es pura semántica... Un derecho no se
compra.
Cristian Frers.
Tte. Gral. Juan D. Perón 2049 7mo. "55"
(1040) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
República Argentina.
E-mail: cristianfrers@hotmail.com
TEMAS RELACIONADOS
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío