PAISAJES, RUTAS Y PARAJES * ALHAMBRA
* ACEQUIA REAL
DONDE 'NACE' LA ALHAMBRA
Una ancestral presa recoge el agua que desde el río Darro
sustenta la Sabika
Desde el siglo XIII recorre las laderas del cerro del Sol
para dar vida a la fortaleza y sus palacios
TEXTO Y FOTOS: JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE / WASTE
Magazine
Un sonido de cascos de mulos y asnos se expande entre los
sauces, llega a través de las zarzamoras, y logra superar el
murmullo del agua que baja hacia el valle donde la ciudad de
Ilberis ha dejado paso a Garnata, la nueva Medina Elvira. Es una
recua de arrieros que trasladan piedras, maderas y argamasas
desde las canterías de la ciudad hasta un lugar situado a siete
kilómetros aguas arriba del Dauro, el río que marca la divisoria
entre el monte de los halconeros y la Sabika, que en aquel
momento, inicios del siglo XIII, no eran más que la avanzadilla
del Albaicín, en la ribera derecha, y en la izquierda, una
colina donde un pequeño fortín prometía convertirse en la
Alhambra, la fortaleza palatina soñada por el emir Muhammad I.
La recua de animales, canteros y acequieros llegaban al punto
donde las aguas del Darro abandonaban momentáneamente los
barrancos para volver a ellos en su camino hacia el valle, el
lugar donde por orden del sultán debían construir una presa en
la que captar el agua para conducirla hacia los altos de la
Sabika. Muhammad I sabía que su gran deseo no podría
hacerse realidad sin contar con el agua, con el caudal de la
vida para la montaña y sus pobladores. El emir sabía que su
sueño, la Alhambra, nacería en la presa del Darro, a la que
permanecería unida durante el paso de los siglos a través del
cordón umbilical de la Acequia Real, un complejo sistema de
conducciones que utilizaba, hace casi un milenio, la fuerza de
la gravedad, el efecto de los vasos comunicantes, para conducir
el agua hasta los altos del Generalife, situados a una cota
altitudinal solo 50 metros por debajo de la presa origen. (...)
El agua del río Darro es
conducida hacia una infraestructura de canales que la llevan
hasta el complejo de la Alhambra y el Generalife. FOTOGALERIA
(...) Construyeron un pequeño azud, que llamaron la Presa del
Rey, un entramado de canales que recogían el agua a través de
piedras talladas que la llevaban a los primeros canales de la
acequia que recorre las laderas hacia la ciudad. Un obra de
ingeniería hidráulica semidestruida en mil y una ocasiones por
las fuertes avenidas del río de oro, y reconstruida otras tantas
a través de los tiempos, hasta que ahora, en los albores del
segundo milenio, 800 años después, aún cumple con su misión y
alimenta los caminos de agua de la Alhambra.
La captación de la Acequia Real crea un singular paraje en un
espacio dominado por la semiaridez de los conglomerados
arcillosos al este de la ciudad, bajo los taludes del cerro del
Sol y la conexión con las sierras de Huétor y la Peza. El río se
remansa en este punto gracias a la explanación artificial de la
presa original que, con el paso de los siglos, ha sido rodeada
por la vegetación ribereña y terrazas con plantaciones
realizadas en las últimas décadas, lo que ha logrado naturalizar
un entorno hasta convertirlo en un atractivo lugar donde conocer
una parte fundamental en la historia de Granada.
Es un paraje oculto. No es fácil encontrarlo por causalidad a lo
largo de un paseo. Está más allá de los caminos habituales de
los senderistas que recorren las veredas del cerro del Sol y el
entorno alhambreño, que parecen tener en la ancestral hacienda y
los molinos de Jesús del Valle su punto final y de vuelta a la
ciudad, cuando unos cientos de metros más al noreste, a lo largo
de un carril agrícola y de servicio hidráulico, se encuentra la
Presa del Rey, escondida tras los fresnos, junto a los olivos
que jalonan el camino. Hasta Jesús del Valle es posible acceder
desde la ciudad, por el Sacromonte y el Camino de Beas, tras
cruzar el Darro por improvisados pasos, y llegar hasta el
antiguo cortijo hoy abandonado y en un lamentable estado
ruinoso. Otra forma es a través de las veredas que desde el
Llano de la Perdiz bajan hacia el río y ascienden aguas arriba,
y mediante las sendas que desde la Silla del Moro y el Avellano,
discurren junto al cauce de la Acequia Real. Pero el acceso más
rápido y sencillo es por los carriles que desde Cenes suben
hacia el cerro del oro y que conectan con el camino agrícola que
desciende hacia Jesús del Valle. Desde esta vieja hacienda del
siglo XVI, tras pasar un pequeño puente y acueducto por el que
transita el Darro, el camino asciende y gira hacia el este para
llegar a la presa. Sube durante algo menos de un kilómetro,
paralelo al recorrido del río, desde donde es posible observar
la línea del bosque de galería trazada por el Darro, y los
viejos molinos abandonados hace más de un siglo, hasta llegar al
punto donde durante años acudieron las recuas de caballerías,
canteros y acequieros para construir la presa de Muhammad I.
El sendero que desde Cenes llega hasta Jesús del Valle discurre
por un territorio semiárido, erosionado por el tiempo y el
efecto del hombre, por múltiples desforestaciones, incendios y
cambios estructurales motivados, entre otros usos, por las
extracciones de oro que se realizaron desde épocas del Imperio
Romano, la presencia árabe y hasta entrado el siglo XIX. En la
confluencia de los caminos que ascienden desde Cenes aún se
encuentran los cauces embovedados del Canal de los Franceses,
donde confluyen senderos que bajan desde el cerro del Sol. Un
pórtico abandonado da paso al carril de bajada hacia el viejo
cortijo que quiso, sin suerte, convertirse en un gran hotel.
Discurre en zigzag entre un territorio de vegetación autóctona,
con madreselvas, cantuesos, bolinas, lentiscos, linos y
candileras, entre encinas y retamas, que resisten los envites
del paso de numerosos ciclistas y motoristas que prefieren
acortar las curvas campo a través, y que han convertido
las sendas en profundos surcos marcados en el paisaje. Un camino
que ofrece el descanso bajo las alamedas del cortijo.
La Alhambra es agua. No se puede concebir sin su efecto,
presencia y sonido. Los palacios nazaríes, sus habitantes,
huertas, jardines y bosques, se alimentan del agua que las
acequias Real y del Tercio conducen hacia el interior de la
Sabika y corre por sus arterias. Es el agua que mana del
subsuelo en la Fuente de la Teja, allá en la sierra de Huétor, y
que se remansa en la Presa del Rey para dar a luz a la Alhambra.
MAPA DE RUTA
Cómo llegar a la presa de
la Acequia Real a través del sendero entre Cenes de la Vega
y Jesús del Valle
BIODIVERSIDAD
Especies que pueden encontrarse en
este enclave (pincha los enlaces para ir a fichas de las
especies):
Aegilops
geniculata (Rompesacos, trigo bastardo)
Ailanthus altissima
(Ailanto)
Allium roseum
Andryala integrifolia
Antirrhinum
hispanicum (Rompepiedras)
Antirrhinum
orontium
Anthyllis cytisoides (Albaida)
Artemisia barrelieri
Artemisia campestris L.
subsp. glutinosa
Asparagus acutifolius
Asparagus
aphyllus
Ballota hirsuta
Bartsia trixago
Bituminaria bituminosa
Bombycilaena
discolor
Bombycilaena erecta (Lino
de pastor)
Borago
officinalis (Borraja)
Briza maxima
Calendula
arvensis (Caléndula, maravilla silvestre)
Capparis spinosa (Alcaparra)
Carduus pycnocephalus (Cardo
de calvero)
Carex pendula
Celtis australis (Almez)
Centaurea pullata
Cistus albidus (Jara blanca)
Cistus clusii (Romero
macho)
Cistus
monspeliensis (Jaguarzo negro)
Cistus salvifolius (
Jara negra)
Convolvulus althaeoides
(Correhuela rosa)
Convolvulus arvensis
Crataegus monogyna (Majuelo)
Crupina crupinastrum
Crupina
vulgaris
Cupressus sempervirens
Cymbalaria
muralis (Hierba de campanario)
Cytisus fontanesii
Chaenorrhinum villosum
subsp granatense (Espuelilla pelosa)
Daphne gnidium (Torvizco)
Dittrichia viscosa
Eruca vesicaria
Eryngium campestre
Euphorbia characias
Euphorbia helioscopia
Fraxinus angustifolius
Galium
verrucosum
Genista umbellata
Geranium robertianum
Hedera helix (Hiedra)
Lavandula stoechas (Cantueso)
Lonicera
implexa (Liana trepadora)
Lonicera
periclymenum subsp hispanica
Lonicera
splendida (Madreselva)
Linum suffruticosum (Lino
blanco)
Macrochloa
tenacissima (Esparto)
Marrubium
vulgare
Nerium oleander (Adelfa)
Olea
europaea (Olivo)
Opuntia- ficus-indica
(Chumbera)
Pallenis spinosa
Paronychia
argentea (Sanguinaria)
Phagnalon
saxatile (Manzanilla yesquera)
Phlomis lychnitis
(Candilera)
Pinus halepensis
Pinus pinaster
Pistacia lentiscus (Lentisco)
Plantago
lagopus
Platanus
hispanica
Quercus coccifera (Coscoja)
Quercus faginea (Quejigo)
Quercus rotundifolia (Encina)
Reseda luteola
Reseda phyteuma
(Farolilla)
Retama sphaerocarpa
Rhamnus alaternus (Aladierno)
Rorippa
nasturtium–aquaticum
Rosa canina
Rosa pouzinii
Rosmarinus officinalis (Romero)
Rubia peregrina
Rubus ulmifolius
(Zarzamora)
Salix fragilis
Salvia
verbenaca (Crestagallo)
Santolina
rosmarinifolia subsp canescens
Sedum sediforme
Scandix
australis
Silybum marianum
Sinapis alba (Mostaza
blanca)
Spartium junceum (Retama de
olor)
Thymus mastichina
(Mejorana)
Thymus zygis (Tomillo
aceitunero)
Tragopogon
porrifolius (Barba de cabra)
Ulex parviflorus (Aulaga)
Umbilicus rupestris
(Ombligo de venus)