Puede considerarse la acequia del Milenio del Reino de Granada, ya
que es parte fundamental de una de las rutas turísticas,
culturales y etnográficas creadas en relación con la efemérides,
pero también se ha convertido en un interesante recorrido para
conocer el medio natural que rodea a una de las infraestructuras
del agua que, con el paso de los siglos, se ha naturalizado de tal
forma que es parte inherente al paisaje y a las esencias del
Parque Natural de la Sierra de Huétor y a la sierra de Alfacar.
Una ruta que se inicia en el paraje conocido como Fuente Grande y
que debería terminar en los aljibes del Albaicìn, pero que es
mejor realizarla solo hasta la localidad de Víznar porque más
allá, aunque el cauce continúa, lo hace de forma subterránea hasta
algunos puntos de El Fargue, donde se pierde de vista en
subterráneos que llegan a la ciudad, y demás, el sendero se da de
bruces con la gran barrera de la Autovía A-92.
En Fuente Grande, en la parte alta de Alfacar, siempre hay agua.
No llega de ningún arroyo. Aflora de la tierra, es una surgencia
de aguas subterráneas procedentes de los acuíferos de la sierra.
Si se observa la lámina de agua, de una transparencia muy poco
habitual, se ven unas pequeñas burbujas que cada pocos segundos,
en diferentes puntos de la gran alberca que forma la fuente, suben
desde el fondo a la superficie. Es la entrada de agua del
subsuelo. Son las lágrimas a las que hace referencia el nombre de
esta obra hidráulica que se inicia aquí y da paso a la acequia de
Aynadamar. Estas aguas proceden del llamado Acuífero de las
sierras de Padul y la Peza, que abarca una enorme extensión, desde
el Parque de Huétor y Alfacar hacia Cogollos Vega, Güejar Sierra,
río Bermejo y el valle de Lecrín. (...)
Aljibe del Rey. Foto: J. E. Gómez
SENDEROS GUIADOS: AYNADAMAR -
ALJIBE DEL REY
La Fundación AguaGranada
realiza cada año diversos recorridos guiados para conocer la
acequia Aynadamar, tanto en sus tramos iniciales en Alfacar y
Víznar, como en su entrada en la ciudad y la búsqueda de sus
vestigios históricos, que culminan en el gran aljibe llamado
Alcadim, o aljibe del Rey, situado en el palacete del mismo
nombre, sede de la Fundación. Un aljibe que data del siglo XI y
que se encuentra completamente restaurado. Tanto el palacete
como el aljibe del Rey pueden visitarse con cita previa.
(...)
Desde Fuente Grande, el recorrido para conocer la acequia y su
entorno natural puede hacerse por la carretera que comunica
Alfacar con Víznar, pero también por los senderos que discurren
paralelos al cauce y por el pretil del cauce (reconstruido y
restaurado hace unos años) que permite andar sobre él y ofrece
unas impresionantes vistas de todo el valle donde se asienta la
capital granadina, con el barranco de Víznar como elemento más
cercano. El recorrido más coherente es, después de visitar la
fuente, volver a la carretera y caminar hacia el Parque García
Lorca, el lugar donde se suponía que estaban los restos de Lorca,
y seguir un centenar de metros más hasta que, a la derecha, se ve
el cauce de la acequia y el primer punto de acceso al pretil que
se convertirá en sendero.
La vegetación ha crecido en la ribera de ‘las ‘Lagrimas’. Junto a
los habituales juncales, arbustos de madreselvas, zarzamoras y
mentas, que generan un hábitat de cierto frescor en un entorno que
en pleno verano se puede convertir en tórrido, crecen algunas
especies vegetales que requieren condiciones de humedad muy alta y
de calidad ambiental, tanto en el sustrato como en cuanto a
contaminación del aire.
Son plantas más exquisitas, como el Torvisco, que en su nombre
científico, Daphne oleoides, llevó durante los últimos años la
coletilla de: variedad granatensis y se encuentra catalogada como
en peligro en el Libro Rojo de la Flora Vascular de Andalucía; y
el Ruibarbo de los pobres, Thalictrum, una planta de gran
altura y flores amarillas. En algunos puntos del recorrido,
la sorpresa vegetal viene dada por la presencia de una planta muy
difícil de ver, la llamada Emborrachacabras, Coriaria myrtifolia,
con pequeños frutos, tóxicos para el ganado y para el hombre, de
color rojo surcados por una cruceta más obscura y que llega a
ponerse de color negro. La vegetación típica de ribera, con
sauces y otras especies se mezcla con plantas habituales de los
bordes de cultivos, y algunas de ellas especialmente utilizadas
por los árabes, como higueras y almendros, y un pequeño helecho
habitual de los cursos de aguas no contaminadas, que se encuentra
también en puntos de la Acequia Real de la Alhambfa, el
Culandrillo de pozo.
El recorrido por el pretil está constituido por tramos que tienen
su origen y fin en pequeños puentes que aún se conservan como
fueron construidos en el siglo XI. Son estructuras de piedra que
forman un arco bajo el que discurre el agua y que pueden servir de
puente de conexión entre la carretera y los caminos que discurren
junto a la acequia y el otro lado de la ribera, pero que no fueron
construidos como pasos, sino como estructuras que protegían el
curso de agua de la caída de tierras, piedras y arrastres de
lluvias, ya que se encuentran en puntos de aluvión. En realidad
son los principales vestigios de la época nazarí en la que se
construyó la acequia.
Ecosistema húmedo
Como ocurre con cualquier espacio por el discurre un curso de
agua, la acequia de Aynadmar ha creado, con los siglos, todo un
ecosistema que permanece a pesar de la enorme presión que siempre
ha ejercido el hombre en todo su trazado. Mamíferos, aves,
reptiles, y todo tipo de invertebrados, incluidos los moluscos de
agua dulce, están presentes a lo largo de todo el recorrido de la
Acequia de las Lágrimas. El curso de agua ha generado el
crecimiento de vegetación acuática de la que se alimentan insectos
y diferentes especies de moluscos de agua dulce, caracolillos que
se cuenta por centenares y que viven entre las algas, como los
Galba
truncatula (con forma de caracola marina pero de menos de
un centímetro de longitud) y los de la especie,
Melanopsis.
Estos molusquitos son parte de la alimentación de otras especies
que se acercan a las aguas de la acequia, reptiles y aves, tanto
las culebras de agua (Natrix maura) como algún que otro lagarto
ocelado.
Como es lógico en un hábitat con el agua como base, la
proliferación de ranas (
Rana perezi) es una realidad
creciente, lo que se constata al llegar la primavera y el verano
por el croar continuo e insistente en las primeras y últimas horas
del día. Las ranas, que se comen los insectos que encuentran, son
el alimento de otras especies más grandes, sobre todo las
culebras.
Aynadamar es también el reino de las libélulas y los caballitos
del diablo entre el final de la primavera y el inicio del otoño.
Durante todo el recorrido es insistente la presencia de dos
especies, una de color azul y el cuerpo muy aplanado en los machos
y amarillo en las hembras, la
Libellula depressa (Libélula
achatada), y otra de pequeño tamaño muy estilizada y con el cuerpo
y las alas de color negro con irradiaciones de un color dorado
obscuro, la
Calopteryx haemorrhoidalis, que utilizan los
juncos y ramitas que caen sobre el agua como atalayas para cargar
sus alas de radiación solar y poder continuar con sus vuelos.
El barranco de Lorca
El recorrido por la acequia, aguas abajo, se interrumpe junto al
barranco de Víznar. Unos metros más arriba del cauce, junto a la
carretera, se encuentra el pinar donde fusilaron al poeta Federico
García Lorca y otras personas durante la Guerra Civil. Este
enclave se ha convertido en un lugar de visita obligada para
quienes hacen las rutas lorquianas y es donde, aún se realiza un
homenaje al poeta. En el curso de la acequia, en este punto, el
cauce llega a un acueducto histórico, completamente rodeado de
vegetación. El agua pasa entre una gran masa de zarzales para
alcanzar el otro lado del barranco y seguír su camino hacia
Víznar. Cruzar el barranco sobre el acueducto es realmente
peligroso y no debe hacerse. Hay que salir hacia la carretera y
seguir por ella hasta volver a encontrarse con la acequia.
El recorrido puede terminar en el barranco. A partir de ahí, el
agua discurre hacia zonas de antiguos molinos en el interior de la
localidad de Víznar, donde el agua se convierte en protagonista de
toda su vertiente noroeste. La acequia de las Lágrimas deja
de ser un ecosistema natural y arqueológico para convertirse en
una infraestructura hidráulica más, aunque con un millar de años
de historia.
El último rey zirí
La acequia de Aynadamar fue construida por el último rey de la
dinastía Zirí, Abd-Allah, que necesitaba un sistema de conducción
de aguas para abastecer a la población de Alfacar y a la ciudad de
Granada, concretamente al Albaicín. La obra la encargó al visir,
Abu Mu Amal, que fue quien protagonizó una infraestructura
hidráulica que tenía como misión bastecer parte de una ciudad que,
en aquel momento, tenía ya 38.000 habitantes.
De Alfacar a Granada
El recorrido original de la acequia era desde Fuente Grande a
Víznar, donde pasa por los molinos de las Pasaderas. Desde
Víznar seguía hacia el Fargue y las albercas situadas en el campus
universitario de Cartuja, para bajar hacia Almanjáyar y entrar en
la ciudad por unos cármenes situados sobre el Arco de Elvira. En
la actualidad, el recorrido es el mismo hasta el Fargue, donde se
entuba y sigue hacia la ciudad. Al ser utilizada para riego, el
agua que llega al Albaicín es cada vez menor, y en ocasiones,
inexistente.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural

Insectos
Aricia cramera
Calopteryx
haemorrhoidalis
Coenonympha dorus
Cordulegaster boltonii
(Libélula tigre)
Hipparchia alcyone
Leptotes pirithous
Libellula depressa (Libélula
achatada)
Melanargia lachesis *
Medioluto ibérica
Mylabris quadripunctata
Pyronia cecilia
Sayrium esculi *
Querquera
Fauna
Oxyloma elegans
Psammodromus algirus
Rana perezi
Flora
Adiantum
capillus-veneris (Culandrillo de pozo)
Ailanthus altissima
(Ailanto)
Andryala integrifolia
Asparagus acutifolius
Apium nodiflorum
Atractylis cancellata
Ballota hirsuta
Bituminaria bituminosa
Calystegia sepium
(correhuela mayor, soga de agua)
Centaurea
calcitrapa
Centaurea pullata
Chara vulgaris
Cirsium vulgare
Coriaria myrtifolia (Emborrachacabras)
Crataegus monogyna (Majuelo,
espino albar)
Daphne gnidium
(Torvisco)
Dorycnium rectum
(Unciana)
Eryngium
campestre (cardo corredor)
Foeniculum vulgare
(Hinojo)
Hypericum perforatum
(Corazoncillo)
Juglans regia
(Nogal)
Lactuca
tenerrima
Lagurus ovatus
Lonicera
splendida (Madreselva)
Lythrum salicaria (Salicaria)
Mantisalca salmantica
Mentha suaveolens
Mercurialis
tomentosa (Marrubiejo)
Osyris alba
Plantago major
(Llantén mayor)
Polygonum lapathifolium
(pata de perdiz)
Putoria
calabrica (Hedionda)
Quercus rotundifolia
Retama sphaerocarpa
(Retama)
Rorippa
nasturtium-aquaticum (Berro)
Rubia peregrina
(Rubia silvestre)
Rubus ulmifolius (Zarzamora)
Solanum
dulcamara (Dulcamara, uvas del diablo)
Samolus valerandi (Pamplina
de agua)
Scirpoides holoschoenus (Junco
churrero)
Sonchus aquatilis
Spartium junceum
(Retama de olor)
Thalictrum
speciosissimum (Ruibarbo de los pobres)
Trachelium
caeruleum (Flor de la viuda)
Torilis arvensis
Verbena officinalis
Verbascum pulverulentum
Oxyloma elegans
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