PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
ACANTILADOS DE INVIERNO
Caminar entre los roquedos del litoral en épocas de frío es descubrir ecosistemas únicos a un paso de las playas más concurridas
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Un crepitar de piedras y guijarros inunda los cortados que desde los cerros de la Contraviesa caen a sumergirse en el mar de Alborán. Sobre una de las estrechas repisas aparece un macho montés de grandes cuernas que mira a su alrededor y parece indicar que el lugar es seguro para que un pequeño grupo de cabras hembra, adultas y juveniles, le sigan a través de la pared rocosa casi vertical, en un recorrido que desafía el peligro del abismo que se abre bajo sus pezuñas, a más de treinta metros de altura sobre las rocas batidas por el mar. Es una imagen cada vez más frecuente en los acantilados que desde la costa oriental de Málaga se extienden por el litoral granadino hasta el límite con la provincia de Almería. Una red de acantilados, de sierras como la Almijara, Lújar y la Contraviesa, que se precipitan al mar con algunas pequeñas calas arenosas protegidas de los vientos y las tormentas.
En épocas invernales, cuando los temporales azotan la costa de Alborán y las playas recuperan parte de su valor ecosistémico original, desaparecido en los meses de bonanza climática, es el momento para descubrir las singularidades de ecosistemas rupícolas que aún se mantienen casi inalterados gracias a la enorme dificultad que conlleva construir sobre ellos a medidas de protección que se han impuesto desde las administraciones. Las estribaciones montañosas que forman la costa granadina son los principales ecosistemas de acantilados del sur de la península Ibérica, donde se encuentran verdaderas joyas geológicas como los acantilados de Maro-La Herradura; los de la Punta de la Mona, los situados entre el Tesorillo y Salobreña, y los más orientales, situados entre Calahonda y Castell de Ferro y los roquedos marinos entre La Mamola y la Rábita. Los cuatro primeros son Zonas de Especial Conservación (ZEC) y de Especial Protección para las Aves (ZEPA) protegidas por los convenidos de la Red Natura 2000, espacios marítimo-terrestres que merecen ser conocidos para entender la necesidad de su conservación.
De oeste a este, la ruta completa de los acantilados de la costa granadina comienza en el Paraje Natural de Cerro Gordo Maro, en la playa de Cantarriján, en la antigua N-340, una cala protegida por acantilados a poniente y levante, desde donde es posible contemplar la inmensa mole de Cerro Gordo, con su gran torre vigía a la que se puede acceder para recorrer un impresionante sendero que lleva hasta la torre.
Aunque los acantilados situados entre la Punta de la Mona y el levante de Almuñécar se encuentran muy alterados, aún conservan parte de sus singularidades. Es posible caminar desde Cotobro y el Muerto hacia las zonas altas del poniente de Alumuñécar, y hacia el oriente, ascender a los cerros de la playa de Cabría. La Caleta de Salobreña, junto a la plaza que se adentra en el mar, es el punto de partida del sendero rocoso para contemplar la inmensidad de acantilados protegidos por su gran biodiversidad marina, al igual que los que enmarcan la playa de la Joya en Torrenueva, el cabo de Sacratif, un santuario de aves acuáticas y los que desde Calahonda llegan hasta Castell de Ferro, con la belleza de la cala de la Rijana y la torre de la Condenada.
Entre La Mamola y la Rábita se suceden territorios rocosos casi vírgenes, alterados por algunos invernaderos construidos en las laderas mas suaves, zonas donde aún es posible ver el vuelo de alcatraces que pasan aquí el invierno procedentes de Islandia.
La ruta termina en el acantilado del Muerto, también llamado del Espejo porque pueden verse las rocas del fondo del mar que parecen reflejar la pared del acantilado. Ecosistemas cargados de biodiversidad, sobre y bajo el mar.
PARAJES
Torre de Cerro Gordo Se accede desde la N-340, en un sendero que parte del antiguo chiringuito, de Cerro Gordo.
La Caleta: Hay un paseo habilitado entre las rocas que parte desde la plaza de La Caleta de Salobreña.
La Joya: En la N-340, al pasar Torrenueva y antes del desvío al faro de Sacratif, un camino lleva a la bajada de la playa de la Joya, entre el Peñón de Jolúcar y Sacratif.
La Rijana Bajar a la Rijana por el acantilado de la vigía de la Condenada.
El Ruso y el Muerto: Entre la cala del Ruso y la localidad de La Rábita, el último acantilado de la costa de Granada.
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